lunes, 9 de diciembre de 2013

10 de diciembre: Día Internacional de los Derechos Humanos





 
La celebración del 10 de diciembre del día de los Derechos Humanos tiene su origen en el año 1950. En este año la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a todos los Estados y organizaciones interesadas a que el 10 de diciembre observaran el Día de los Derechos Humanos (resolución 423 (V)).
En ese Día se conmemora la aprobación por la Asamblea General de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948.
La ONU pretendía con esta Declaración Universal sentar las bases de un compromiso ético para obligar a todos los Estados a cumplir y hacer cumplir una serie de normas.
Recordemos que después de la Segunda Guerra Mundial, en los inicios de la Guerra Fría, cuando todavía dolían las heridas del nazismo y ante las situaciones de injusticia que se vivían en los cinco continentes, varios países sintieron la necesidad de unirse en una organización supraestatal que garantizara el respeto y la dignidad de las personas, y que evitara la repetición de hechos tan lamentables como la vulneración de la dignidad de la persona y el respeto a sus peculiaridades étnicas, religiosas o sexuales.
Los Derechos Humanos se sostienen sobre dos pilares esenciales de la humanidad: la libertad y la plena igualdad entre todos los seres humanos. Condiciones inherentes a todo ser humano sin ningún tipo de limitaciones, sean éstas: culturales, económicas, étnicas, sexuales, etc. El concepto de Derechos Humanos hace referencia al sentido de la dignidad humana antes que a cualquier formulación jurídica o política.
En un principio, la declaración iba a ser titulada "los derechos del hombre" pero gracias Eleanor Roosevelt, Presidenta de la Comisión y feminista, se planteó que el término excluía a las mujeres y consiguió que en su lugar figurara "Derechos Humanos".

Los centros de enseñanza son un espacio privilegiado para el trabajo de educación en Derechos Humanos, mediante la realización de diferentes actividades.
Como objetivo, que el alumnado, junto con el profesorado y las madres y padres, adquieran el conocimiento de los principios contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
- UTILIZA LAS HERRAMIENTAS DIDÁCTICAS PARA EL TRABAJO EN EL AULA SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS
- Declaración Universal de Derechos Humanos
- Los Derechos Humanos y la ONU
- Derechos Humanos. Web de Naciones Unidas
- Guía "on line" Derechos Humanos, Mujer e Inmigración. Hacia una educación intercultural en el aula
- UGT-Migraciones

Breve Historia en el día internacional de los Derechos Humanos: 10 de diciembre

El programa de derechos humanos de las Naciones Unidas ha crecido considerablemente desde su modesto comienzo hace unos sesenta años. La organización comenzó como una pequeña división ubicada en la sede principal de las Naciones Unidas en el decenio de 1940. Más tarde, la división se trasladó a Ginebra y pasó a ser el Centro de Derechos Humanos en el decenio de 1980. En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en 1993, la comunidad internacional decidió establecer un mandato de derechos humanos más sólido y con mayor apoyo institucional. En consecuencia, los Estados miembros de las Naciones Unidas, mediante una resolución de la Asamblea General, crearon en 1993 la OACDH.
UN PhotoEl crecimiento de las actividades de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos ha sido paralelo a la fuerza que ha ido adquiriendo el movimiento internacional de derechos humanos desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la Declaración Universal de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948. Redactada como “ un ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse”, la Declaración establece, por primera vez en la historia de la humanidad, los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales básicos de los que todos los seres humanos deben gozar. Ha sido, con el tiempo, ampliamente aceptada como las normas fundamentales de derechos humanos que todos los gobiernos deben respetar. El 10 de diciembre, para conmemorar la fecha en que se aprobó, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos. La Declaración Universal, junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos protocolos facultativos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, forman la “Carta Internacional de Derechos Humanos”.
Paralelamente al desarrollo del derecho internacional de derechos humanos, se ha ido estableciendo una serie de órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas para responder a la evolución de los desafíos en la materia. En el desempeño de sus funciones, dependen del apoyo técnico y de secretaría que les presta la OACDH. Puede tratarse de órganos basados en la Carta de la ONU, y políticos, compuestos por representantes de los Estados con mandatos establecidos por la Carta de las Naciones Unidas, o de comités creados en virtud de tratados, compuestos por expertos independientes, y establecidos, a excepción de uno, por tratados internacionales de derechos humanos y con el mandato de velar por que los Estados Partes cumplan las obligaciones dimanantes de esos tratados. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, establecida en 1946 y dependiente del Consejo Económico y Social, fue el principal órgano intergubernamental de derechos humanos de la ONU hasta su reemplazo por el Consejo de Derechos Humanos en 2006. Además de asumir los mandatos y responsabilidades anteriormente encomendados a la Comisión, el recién creado Consejo, que depende directamente de la Asamblea General, ha ampliado los mandatos. Éstos incluyen la formulación de recomendaciones a la Asamblea General para seguir desarrollando el derecho internacional en la esfera de los derechos humanos, y la realización de un examen periódico universal acerca del cumplimiento de las obligaciones y compromisos de cada Estado en materia de derechos humanos.  
fuente: Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ONU)
http://www.ohchr.org/SP/ABOUTUS/Pages/BriefHistory.aspx

Ejemplo de Mandela impulsó la lucha por la igualdad en EEUU


Pese a haber estado recluido en prisión entre 1964 y 1990, el ejemplo y el incansable espíritu de Nelson Mandela fue inspiración para la lucha por la igualdad en EEUU por varias generaciones.
El activismo estadounidense no puede ser entendido sin la influencia de la figura de Mandela: su ejemplo definió la lucha por los derechos civiles de los años sesenta, la de la población inmigrante desde César Chávez hasta hoy, e hizo creer en la posibilidad real de un presidente afroamericano en la Blanca.
"La lucha por los derechos civiles y la lucha del pueblo sudafricano van de la mano. Ambos, Martin Luther King y Nelson Mandela, estuvieron en la cárcel en 1963, ambos fueron perseguidos... ambos eligieron reconciliación sobre venganza", indicó el reverendo Jesse Jackson en una entrevista televisiva.
En julio de 1964, un mes después de que Mandela fuera condenado a cadena perpetua en Sudáfrica, Estados Unidos vivió un momento histórico con la promulgación de la Ley de Derechos Civiles, que puso fin a la segregación racial, que como el apartheid relegaba a los negros a ciudadanos de segunda clase.
El congresista demócrata negro Charles Rangel, que conoció personalmente a Mandela, aseguró que la influencia del premio Nobel de la Paz fue vital para acelerar la igualdad racial en EEUU y "acabar con el (muy presente en los sesenta) de que los africanos son inferiores".
El carácter excepcional de Mandela no inspiró a la reprimida comunidad negra en la convulsa década de los sesenta, sino que su influencia se extiende a los movimientos de protesta no violenta de cualquier índole y sirvió de inspiración al primer presidente afroamericano del país, Barack Obama.
En 1981, Obama, un desconocido estudiante de colegio universitario en California, pronunció su primer discurso de activismo político contra el apartheid, en una época en la que a las demandas por la igualdad de derechos en Sudáfrica se sumaban en aquel estado la desobediencia civil de los hispanos o los homosexuales.
"Al igual que muchos en todo el mundo, no puedo imaginar mi propia vida sin el ejemplo que fue para mí Nelson Mandela", dijo Obama ayer en la Casa Blanca en un mensaje de condolencias por la muerte de Madiba en el que recordó ese episodio de su vida.
Aquella protesta antiapartheid fue una de las muchas que se sucedieron en los campus de todo Estados Unidos desde finales de los setenta para pedir a las empresas norteamericanas no invertir ni mantener relaciones comerciales con el opresivo sistema de los "afrikáner" en Sudáfrica.
Esas protestas motivaron marchas en Washington DC de miles de personas, negras, blancas, hombres, mujeres, progresistas y conservadores, para defender dentro y fuera de Estados Unidos la causa de la igualdad como parte indispensable de una democracia.
En 1986, frente a la embajada de Sudáfrica en Washington, donde hoy se depositan ofrendas ante una recién inaugurada estatua de Mandela, cientos de estadounidense se manifestaron pacíficamente contra la Sudáfrica del apartheid y para pedir al presidente republicano, Ronald Reagan, que no vetará sanciones económicas contra ese país, que finalmente fueron aprobadas por el Congreso en octubre.
En 1990, políticos, activistas y un gran número de estadounidenses de todas las razas celebraron como suya la liberación de Mandela de su reclusión de 27 años para iniciar una carrera política hacia la reconciliación del país, que no estuvo ausente de problemas y conflictos.
El fin oficial del apartheid demostró a los movimientos de minorías y por los derechos humanos que la perseverancia y la lucha por una causa justa puede dar frutos a pesar de los obstáculos.
"Un gigante político y moral como Nelson Mandela raramente aparece más de una o dos veces en cien años", indicaba hoy el columnista de "The New Yorker" Hendrik Hertzberg, que comparaba al sudafricano con figuras como Mahatma Ghandi o Abraham Lincoln.
Jairo Mejía
Fuente: EFE

Las horas finales de Mandela


Nelson Mandela presente en la clausura del Mundial




Por John Carlin
Fue 48 horas antes de que Nelson Mandela muriera, cuando el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, recibió una llamada. Era el doctor de Mandela. Le informó de que la situación médica de Mandela se había deteriorado gravemente.
Zuma había recibido varios informes médicos desde que Mandela fue ingresado en un hospital de la capital sudafricana, Pretoria, en junio y devuelto casi tres meses después a su casa en Johanesburgo, donde había indicado que prefería pasar los últimos días de su vida. Pero este informe fue más alarmante que cualquiera de los anteriores. Zuma entendió que Mandela había entrado en la fase final de su larga agonía.
Mandela tenía un exceso de líquido en los pulmones, su punto débil desde los años en la cárcel, y había sucumbido a una infección: la circunstancia que los médicos más habían temido.
La mañana siguiente, el miércoles de esta semana, la esposa de Mandela, Graça Machel, empezó a llamar a miembros de la familia Mandela, distribuidos por toda Sudáfrica y en el exterior, para avisarles de que la hora había llegado y debían venir rápidamente a visitarle.
Machel, su tercera esposa y con la que fue más feliz, estuvo a su lado durante los 181 días que Mandela permaneció en la cama entre su ingreso en el hospital y su muerte. Le leía libros, sin tener muy claro si Mandela seguía lo que le estaba contando, y le cogía de la mano. Machel, una exministra de Educación de Mozambique, donde nació, y una mujer habitualmente muy participativa en foros internacionales relacionados con la salud pública en África, suspendió todas sus actividades oficiales durante el periodo de la enfermedad de su marido.
Ese mismo día, Maki Mandela, la hija mayor del expresidente, anunció que su padre estaba “en el lecho de la muerte”. Ya se sabía, pero el hecho de que pronunciara las palabras hizo saltar las alarmas entre la población sudafricana.
El jueves por la mañana empezaron a desfilar miembros de la familia de Mandela —hijas, nietos, bisnietos— por la casa del primer presidente negro de la historia sudafricana. Entraban en su habitación de dos en dos y en casi todos los casos salían llorando.
Mandela había estado conectado a aparatos que le ayudaban a respirar durante la mayor parte de su enfermedad. Pero ya ni la ciencia podía ayudarle. Los médicos explicaron a los familiares que ya no había nada más que hacer. Mandela se iba. Este era su último adiós.
Ministros del Gobierno llegaron al atardecer y también miembros de la tribu ancestral de Mandela, los Thembu, para llevar a cabo una antigua ceremonia que concluye cerrando los ojos de la persona cuya alma se va. A las 20.50 del jueves, Mandela, que había cumplido 95 años en junio, murió.
La sorpresa fue que hubiese aguantado tanto. Durante su último viaje al extranjero en 2008, para asistir a unos festejos en Londres para celebrar su 90 cumpleaños, ya se veía que le costaba andar y que no estaba en plena posesión de sus facultades mentales. La memoria ya le había empezado a fallar. La última vez que se le vio en público fue antes de la final de la Copa del Mundo de Fútbol en julio de 2010 en Johanesburgo, cuando apareció en el estadio en una silla de ruedas. De ahí en adelante pasó la mayor parte de sus días sin levantarse de la cama.
Durante los últimos meses apenas había podido decir una palabra. Personas cercanas a él cuentan que respondía a presión con presión, por ejemplo cuando se le tocaba la mano, y a veces seguía los movimientos de la gente que le rodeaba con los ojos. Pero poco más.
Murió en su cama, rodeado de su familia. Poca gente, sin excluirle a él, se lo hubiera imaginado en 1961 cuando fundó el movimiento armado del Congreso Nacional Africano, cuyo primer líder fue él mismo. En el juicio que le hicieron en 1964, el fiscal del Estado pidió la pena de muerte. Sospechando que este sería el veredicto final del juez, Mandela dio su famoso discurso ante el tribunal en el que declaró que “si fuera necesario” estaba dispuesto a morir por la causa a la que había dedicado su vida, la democracia y la libertad para su pueblo.
Al final fue condenado a cadena perpetua, pero durante los 27 años que estuvo en la cárcel, otros importantes dirigentes políticos negros fueron asesinados por el aparato de seguridad del apartheid, y cuando Mandela emergió de prisión en 1990 la pesadilla siempre fue que algún fanático de la extrema derecha lo asesinara, lo cual hubiera acabado con el sueño de remplazar el apartheid con una democracia estable y condenado al país al caos perpetuo.
Hoy Sudáfrica está lejos de la utopía, pero se evitó la guerra racial que muchos —con mucha razón— temían, y ahora, por más carencias que exhiba el Gobierno del presidente Zuma, el pueblo vive en democracia y en paz. Este domingo, en todo el país, creyentes y no creyentes participarán en servicios religiosos para conmemorar la figura de Mandela y para dar las gracias por la existencia en la tierra de un hombre sin el cual la democracia y la paz en Sudáfrica —en su día el país más dividido del planeta— sencillamente no hubieran sido posibles.
(Tomado de El País)

Recordaremos a Mandela, Madiba


 

Recordaremos a Mandela, Madiba

Recordaremos desde el elogio del recuerdo y honraremos su voluntad de acero,
Recordaremos al hombre que en cárcel forjó, el acero de la libertad,
Recordaremos al hombre, que con solemnidad martiana, consagró toda una vida a la libertad,
Recordaremos como Madiba, a Tata, Mandela, como hidalgo de las causas justas.
Recordaremos al presidente del honor,
Recordaremos al prisionero del orgullo, número 466
Recordaremos el año 1964 y los 27 restantes,
Recordaremos la cárcel de Robben Island de aquellos 18 largos años,
Recordaremos su valentía en las canteras de cal,
Recordaremos su intransigencia, al no aceptar la libertad personal por mantener la lucha de un pueblo unido,
Recordaremos su libertad y sus posteriores entregas,
Recordaremos sin duda, al luchador contra el apartheid,
Recordaremos por tanto, al libertador del África insensata del apartheid,
Recordaremos con veneración su indignación por la discriminación,
Recordaremos sus desvelos por la lucha contra la segregación,
Recordaremos su sonrisa eterna, su puño galante y su mirada profunda,
Recordaremos su simbolismo identitario,
Recordaremos desde sus señas, a las raíces que identifican la libertad,
Recordaremos al abogado de las causas nobles,
Recordaremos al político universal,
Recordaremos al líder legítimo, a Mandela Presidente, en Madiba y en Tata,
Recordaremos sus veintisiete años de encierro,
Recordaremos su vida y su obra,
Recordaremos sus baches y sus logros, y aprenderemos de todo,
Recordaremos para su inmortalidad, su canto eterno y clásico por la libertad.
Por Alejandro L. Perdomo Aguilera
alejandro.perdomo91@gmail.com
https://twitter.com/@AlejandroLPerdo

Entrevista a Junior Garcia Aguilera