miércoles, 2 de julio de 2014

Los Clinton han recaudado más de 1.000 millones de dólares en dos décadas


El expresidente de EEUU Bill Clinton visita una plantación de cacahuetes en Tierra Muscady, Haití, el 29 de junio de 2014
Bill y Hillary Clinton recaudaron más de 1.000 millones de dólares durante su vida política en las pasadas dos décadas, una gran ventaja para la exsecretaria de Estado si quiere apostar por la Casa Blanca en 2016, publicó The Wall Street Journal el martes.
La pareja política logró amasar el dinero gracias a "campañas, discursos pagados y una red de organizaciones que promocionan sus metas políticas", señala el diario.
Y "esos profundos lazos brindan potencialmente a la Sra. Clinton una ventaja financiera para las elecciones presidenciales de 2016, si se presenta, y puede llevar a donantes de la industria hacia el Partido Demócrata por primera vez desde que el Sr. Clinton abandonó la Casa Blanca".
Mientras los republicanos pueden alcanzar cifras similares, temen que Clinton y su probable nominación como candidata demócrata la lleven a liderar la recaudación "en la próxima carrera presidencial, que se espera supere el total de los 2.000 millones de dólares gastados en 2012", agregó el periódico.
"Clinton Inc. será la operación recaudadora más formidable que los demócratas hayan tenido en la historia del país", afirmó Rick Hohlt, lobista y recaudador para los candidatos republicanos, al diario. "Claro que preocupa".
En total, los Clinton han recaudado más de 2.000 millones de dólares, incluyendo donantes privados, contribuyentes corporativos y gobiernos extranjeros, destacó el diario. Entre 1.300 y 2.000 millones provienen exclusivamente del sector industrial, detalló.
Sobre su fortuna personal, Hillary afirmó al canal ABC durante una gira para promocionar su libro 'Hard choices' que la familia dejó la Casa Blanca "no sólo en bancarrota, pero con deudas". "No teníamos dinero cuando llegamos allí y luchamos para juntar dinero para las hipotecas, las casas, para la educación de Chelsea (su hija). Sabes, no fue fácil", sostuvo. Más tarde, afirmó que la elección de esas palabras no fue inteligente e insistió en que sus registros hablan por sí solos.
Según The Wall Street Journal, la riqueza de los Clinton ha crecido. "Al final de 2012, los Clinton poseían entre 5 millones y 25,5 millones de dólares, según los registros financieros oficiales más recientes divulgados cuando Clinton era secretaria de Estado. Datos precisos no son requeridos por el gobierno", agregó el informe.
Fuente: AFP

EEUU debería superar su historia y eliminar el bloqueo contra Cuba, afirma Presidente de Google


Eric Schmidt junto a Barack Obama. Foto: Progreso Semanal
Eric Schmidt junto a Barack Obama. Foto: Progreso Semanal
“Estas políticas no parecen razonables: hay decenas de países a los que consideramos aliados y a donde se nos permite viajar y que significan una amenaza mucho mayor que Cuba para EE.UU. en esta década”, afirma el Presidente de Google, Eric Schmidt, quien publicó anoche un post en su página en Google+ donde reseña su reciente viaje a la Isla. Lo acompañaron los directivos de su empresa Jared Cohen, Brett Perlmutter y Dan Keyserling.
También incluyó en su nota varias fotos tomadas por él en La Habana.
Schmidt aseguró que “el pueblo cubano, moderno y muy bien educado, define la experiencia con la calidez que solo expresa la cultura latina: una música tremenda, comida y entretenimiento (la mayor parte de los cuales no pudimos disfrutar; más acerca de esa visa en un minuto)”, añade.
“Los dos mayores logros de la Revolución, como ellos lo llaman, es el sistema universal de salud gratuito para todos los ciudadanos, con médicos muy buenos, y la clara mayoría de mujeres en niveles ejecutivos y de gerencia en el país. Casi todos los líderes que conocimos eran mujeres, y una bromeó con nosotros con una amplia sonrisa que la revolución prometió la igualdad, a los hombres machistas no les gustó, pero ‘se han acostumbrado”, asegura.
Sobre el bloqueo añade:
“El embargo ahora codificado en la Ley Helms-Burton de 1996, define todo para EE.UU. y Cuba. (Los cubanos lo llaman un “bloqueo” y una valla lo describe como genocidio.). El gobierno de EE.UU. califica a Cuba de “estado patrocinador del terrorismo”, en el mismo plano que Corea del Norte, Siria, Irán y Sudán del Norte. Los viajes al país están controlados por una oficina norteamericana llamada OFAC y bajo nuestra licencia no se nos permitía hacer nada, a no ser tener reuniones de negocios, y nuestro hotel debía costar menos de $100 dólares por día y los gastos totales diarios $188. No es sorprendente que en La Habana haya muchas habitaciones de hotel que cuestan $99.
Afirma que “estas políticas no parecen razonables: hay decenas de países a los que consideramos aliados y a donde se nos permite viajar y que significan una amenaza mucho mayor que Cuba para EE.UU. en esta década. Los cubanos creen que esto es en gran medida un asunto de política local de la Florida y que la juventud cubanoamericana toda apoya la normalización junto con el resto de la comunidad de negocios de EE.UU.”
Schmidt concluye:
“Cuba tendrá que abrir su economía política y comercial, y EE.UU. tendrá que superar su historia y eliminar el embargo. Ambos países tienen que hacer algo que es difícil de hacer desde el punto de vista político, pero valdrá la pena.”
Fuente: Cubadebate
Eric Schmidt foto de la habana 1
En La Habana. Foto: Eric Schmidt.
Eric Schmidt foto de la habana 2
En La Habana. Foto: Eric Schmidt.
(Tomado del perfil de Eric Schmidt en Google+. Traducido por Progreso Semanal)

Diplomático cubano promueve oportunidades de comercio con la Isla en Pittsburgh


Cabañas durante su visita a la Gazeta de Pittsburg. Foto:
Cabañas durante su visita al diario. Foto: Michael
Por Michael Henninger / Post-Gazette
El jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington estuvo en Pittsburgh los últimos dos días, donde asistió a reuniones con grupos empresariales y académicos. También, vio un poco de béisbol, y manifestó la esperanza de promover un deshielo en una relación todavía sumamente congelada  una generación después del final de la Guerra Fría.
El congresista Mike Doyle (Demócrata de Forest Hills), invitó al Embajador José R. Cabañas a que visitara la ciudad.
En una reunión con editores del Post-Gazette este martes, el Sr. Cabanas promovió el potencial para el intercambio comercial entre ambos países, que podría seguir si hubiera algún cambio futuro en las relaciones entre los dos desconfiados vecinos. Él tiene el rango diplomático de embajador, pero los EE.UU. y Cuba no intercambian oficialmente embajadores. En lugar de ello, los diplomáticos como el Sr. Cabañas operan bajo el paraguas de las embajadas suizas en las dos capitales.
Mencionó la perforación petrolera costa afuera como una enorme  oportunidad en el futuro cercano. Aludiendo a la renovada oleada de jóvenes inmigrantes indocumentados en la frontera sur, dijo que sólo medidas para promover más ampliamente la prosperidad económica en América Central y en las islas más pequeñas del Caribe podría contener esa inmigración irregular.
“Existe el peligro de la pérdida de oportunidades”, dijo.
Existía un comercio entre los dos países, pero durante la administración Kennedy, y en particular tras la Ley Helms-Burton de 1996, este se restringió drásticamente.
El Sr. Cabañas reconoció que las circunstancias políticas, incluyendo la influencia de una comunidad de la Florida cubana fuertemente crítica de los derechos humanos en La Habana, no sugieren la probabilidad de un cambio inminente en las realidades geopolíticas. Él dijo que se siente optimista de que las actitudes de los ciudadanos más jóvenes de ambos países favorecerán el escenario para lazos más estrechos en el futuro.
“Lo que he encontrado ahora es completamente diferente a lo que he visto antes”, dijo, subrayando que él no estaba comparando las actitudes de las administraciones de Washington, sino la actitud de los estadounidenses comunes y corrientes con los que se encuentra en variados contextos no oficiales.
El Sr. Cabanas cenó en la noche del lunes en Pittsburgh con el Sr. Doyle y se reunió con funcionarios públicos, incluyendo el Ejecutivo del Condado, Rich Fitzgerald y el alcalde Bill Peduto. El resto de su agenda en Pittsburgh incluía una parada en la Universidad Carnegie Mellon -una de las mejores universidades del país- y una reunión con un grupo de empresarios.
El ex congresista de EE.UU. Ron Klink, quien acompañó al grupo, dijo que esperaba que el viaje allanara el camino para futuros contactos, incluyendo una misión comercial a Cuba de funcionarios locales y líderes de negocios, en octubre.
Cuando le preguntaron si estaban considerando la posibilidad misión comercial, dijo el Sr. Fitzgerald: “Estamos estudiando si hay oportunidades económicas para nuestras empresas.”
James P. O’Toole: jotoole@post-gazette.com o 412-263-1562.
Making Ambassador Cabanas of Cuba & First Secretary Yanet Stable Cardenas @Pirates fans with @USRepMikeDoyle. http://t.co/3iHrYREbyA
Making Ambassador Cabanas of Cuba & First Secretary Yanet Stable Cardenas @Pirates fans with @USRepMikeDoyle.
El Ejecutivo del Condado Allegheny, Rich Fitzgerald divulgó en su cuenta en Twitter, @ACE_Fitzgerald, esta foto con el mensaje: “Convirtiendo al Embajador Cabañas de Cuba y a la Primera Secretaria Yanet Stable Cárdenas, en fanáticos de los @Pirates, con (el Congresista) @USRepMikDoyle. “
También el alcalde envió el siguiente mensaje desde su cuenta en Twitter @billpeduto:
Meeting w/ Cuban Ambassador Dr Jose Cabanas w/ @ACE_Fitzgerald Cong Doyle & region business leaders -on future of Pittsburgh-Cuba relations
Fuente y traducción: Cubadebate

Cuba-UE: resortes y alcances de un diálogo complejo

Por Jorge Luis Rodríguez González
Cuba podría dejar de ser una excepción en la política exterior europea. Así sucederá si el grupo de los 28 y la nación caribeña logran alcanzar un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación. Los primeros impulsos en ese sentido tuvieron lugar los días 29 y 30 de abril en La Habana, cuando representantes del gobierno cubano y de Bruselas acordaron una hoja de ruta, así como las bases y procedimientos que definirán una negociación que promete ser larga y difícil teniendo en cuenta los desencuentros y tensiones que han caracterizado los vínculos entre ambos actores.
Este encuentro tuvo lugar casi dos meses después de que Cuba aceptó la propuesta de la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton —hecha el 10 de febrero—, con el objetivo de relanzar las negociaciones sobre la normalización de las relaciones.
El Dr. Eduardo Perera, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de La Habana, comparte con OnCuba sus valoraciones sobre el contexto en el que se producen estas negociaciones, la posición de las contrapartes, la significación política del instrumento al que se pretende llegar, así como sus alcances.
¿Por qué la Unión Europea decide dar impulso a un diálogo con Cuba, sobre la normalización de las relaciones, después de más de 25 años de distanciamiento?
Para responder esta pregunta, es necesario hacer alusión a la Posición Común, adoptada unilateralmente por el Consejo de Ministros de la UE en diciembre de 1996. Es el documento que desde la UE rige las relaciones de ese organismo con Cuba, y que no tuvo en cuenta las posiciones ni las sensibilidades de Cuba en torno a lo que plantea.
Este instrumento se ha mantenido vigente, con oscilaciones; ha tenido épocas en las que se revisado cada seis meses para ratificar su validez, otras una vez al año, también para ratificar su validez, y en los últimos tiempos ha dejado de ser revisado, incluso ni se ha invocado públicamente.
Hago esta referencia porque la causa fundamental de la decisión de la UE de entablar diálogo con Cuba tiene que ver con que sus países miembros se han percatado de la ineficacia de este instrumento para lograr los objetivos de política exterior que la UE se propone con Cuba.
La influencia que toda política exterior de un actor internacional puede ejercer lícitamente sobre otros actores internacionales, en el caso de la Posición Común, se ha vuelto totalmente inoperante. Los propios Estados miembros no la respetan. En estos momentos existe cooperación con Cuba, algo que de acuerdo con la letra de la Posición Común no debería existir.
En esencia, la Posición Común establece que hasta que en Cuba no haya avances en toda una serie de terrenos que tienen que ver con la percepción de la UE sobre la democracia, los derechos humanos, el estado del derecho, no habrá avances en la cooperación bilateral.
Sin embargo, desde 2008 ha habido avances en esa cooperación bilateral y hoy Cuba tiene esas relaciones, normales con la mitad de los miembros de la UE. Por lo tanto, algo ha cambiado.
Podríamos decir que hay un contrasentido. La Posición Común se mantiene y hay cooperación. Si hay cooperación es porque han cambiado las circunstancias. Entonces, ¿por qué se mantiene este instrumento? Es como una paradoja.
Pienso que los Estados miembros de la UE, impulsados por aquellos que tienen al respecto una poción más clara y que quizás tienen más intereses con Cuba, se han dado cuenta de la inoperancia de la Posición Común.
Lógicamente, influye el contexto internacional que también ha cambiado. En primer lugar, en 2008, se eliminaron las sanciones contra Cuba, adoptadas en 2003, cuando durante lo que se llamó primavera negra, se detuvieron y condenaron a prisión por distintas razones a 75 de los denominados disidentes. En 2005, fueron suspendidas en cuanto a su aplicación, pero se mantenían en vigor. Su aplicación quedó un poco a cuenta de la discrecionalidad de los Estados miembros de la UE, pero en 2008, después de varias negociaciones diplomáticas, fueron levantadas definitivamente. Este fue un primer paso que abrió la perspectiva para una cooperación con la Comisión Europea y un dialogo político con la UE.
El otro factor importante es el cambio de gobierno en Estados Unidos. Es cierto que la administración de Barack Obama no ha satisfecho las expectativas que creó con respecto a un cambio de política y de relación con Cuba, pero indiscutiblemente, el ambiente con Obama ha sido mucho menos enrarecido que el que predominó con el gobierno de George W. Bush. Incluso, la administración Obama, con respecto a la política de la UE con Cuba, ha mantenido una actitud menos invasiva, menos entrometida…Por ejemplo, en este mismo proceso de la UE de abrir negociaciones con Cuba, no conozco que haya habido alguna declaración oficial del gobierno de Estados Unidos pronunciándose en torno al asunto. En la época de George Bush, hijo, me parece que hubiera sido imposible.
Hay otro elemento que tiene que ver con la misión de Cuba en el Grupo de Río, la posterior constitución de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y el protagonismo de la Isla en este espacio de concertación política.
Han influido también otras incidencias regionales como la adopción del acuerdo por parte de la OEA (Organización de Estados Americanos) de levantar la resolución que suspendía a Cuba de ese organismo, independientemente de que Cuba no quiera ingresar a él.
Estos son cambios regionales importantes. El cambio de percepción de la región con respecto a Cuba no puede ser soslayado por la UE. La UE tiene una relación con América Latina y el Caribe, muy defectuosa, y con muchos problemas, pero en la que Cuba debe estar vinculada porque forma parte de ese contexto regional.
¿En qué medida este impulso de establecer un diálogo con Cuba obedece también a los cambios experimentados en la Isla?
Lo que en Cuba se llama la actualización del modelo económico, los elementos recogidos en los Lineamientos de la Política Económica y Social, los cambios que se están produciendo en materia económica e incluso de organización institucional, también constituyen un factor fundamental que no pasa inadvertido para la UE, ni para el resto de los actores internacionales.
Este contexto interno en Cuba forma parte del mismo paquete. La UE valora todos estos elementos en el marco de lo que constituye su plataforma de intereses con Cuba y su concepción en el sentido de que hay una liberalización interna en Cuba, incluso con respecto al exterior. Hay un cambio en la concepción de la forma en que funcionan las cosas en Cuba. Creo que es lo que como balance saca la UE, lo que a ella realmente le interesa.
A su juicio, ¿cuáles serían los alcances del acuerdo a negociar en La Habana?
Creo que sería un acuerdo modesto comparado con otros que la UE tiene firmado con contrapartes internacionales. Pero eso puede ser a la vez una de sus garantías de éxito
Cuba y la UE llevan 26 años de relaciones, pero hasta hoy no se ha concretado un instrumento jurídico que le dé soporte a esas relaciones. Pretender que la primera vez que van a haber negociaciones se intente llegar un acuerdo del mayor calado posible, sería un error de cálculo de ambos actores.
Por eso, estimo que lo que se negocie va a ser, en primer lugar, un acuerdo modesto que en esencia institucionalice las relaciones entre Cuba y la UE, sobre todo las que se han construido paulatina pero solidamente desde 2008, cuando fueron levantas las sanciones. Por ese camino viene.
Y en caso de que se logre el acuerdo, este podría dejar la puerta abierta para la profundización ulterior de los términos que se negociaron antes. Es lo que en otros instrumentos de la UE existe bajo la formula de lo que los europeos llaman cláusula evolutiva, que reconoce que los acuerdos pueden evolucionar hacia un instrumento de mayor calado. No dudaría que se deje abierta esa puerta.
Pero para empezar, es una opción muy inteligente institucionalizar lo que ya está y no pretender que el primer paso supere la escalera completa. Se trata de ir escalón por escalón.
¿Cuáles cree son las prioridades de la UE y cuáles las de Cuba, en la reanudación del diálogo bilateral?
La primera prioridad es normalizar la relación, la que en estos 26 años no ha sido normal debido a muchos factores. En primer lugar, porque ninguno de los dos actores es normal. La UE es una organización internacional, no un actor estatal —por más que algunos traten de presentarla casi como tal— que intenta mantener una proyección internacional común con muchas fallas y limitaciones, sobre todo ahora que enfrenta una crisis. Como es lógico, cuesta mucho trabajo concretar posiciones que representen el consenso de los 28 Estados miembros.
Cuba, por su parte, aunque suene un poco raro, tampoco es un actor normal. Te explico con dos elementos. Primero, Cuba es un país subdesarrollado, del tercer mundo. Sin embargo, tiene índices económicos y sociales de país del primer mundo en áreas como salud, educación, envejecimiento poblacional. Si revisas el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, verás que Cuba está muy bien posicionada en esas estadísticas.
Otra razón por la que considero la cualidad especial de Cuba es que este país ha significado a los largo de su historia post revolucionaria, un desafío geopolítico para la hegemonía regional de Estados Unidos. ¿Qué actor con las condiciones económicas y sociales de Cuba se opondría a EE.UU. de la manera que lo ha hecho en estos 55 años? Desde este punto de vista tampoco es un actor normal. Por tanto, no se puede pretender que su relación con un actor del primer mundo como la UE sea normal teniendo en cuenta estas características y las propias de la UE.
Explico todo esto para que se entienda por qué me refiero a normalizar la relación. Y normalizarla es establecer entre ambas partes una relación que para ninguno de ellos sea discriminatoria comparada con la que cada uno de ellos mantiene con otros actores internacionales. Esto no quiere decir que no vaya a existir conflictos en el futuro. Por el contrario, las relaciones más normales que pueda haber en el mundo tienen conflictos internos, pero lo que no puede suceder es que exista una relación regulada solo por un instrumento unilateral.
Una vez que se llegue a un acuerdo, este puede facilitar mucho la vida de los dos actores en su vínculo diario.
Para ambos, quizás más para Cuba, es prioritario desde el punto de vista político. Cuba es el único país de América Latina que no está vinculada a la UE por un instrumento jurídico, y además uno de los escasos países que se encuentra en la misma situación a nivel mundial.
Esto es un problema, porque la ausencia de un acuerdo se evalúa a partir de la imagen que eso crea. Muchos se preguntan ¿por qué no hay acuerdo con Cuba? ¿La situación de Cuba es tan excepcional a nivel mundial como para que no amerite tener un acuerdo con la UE? Sobretodo sabiendo cuáles son los motivos que la UE esgrime, y cuando la UE tiene acuerdos con países en el mundo que tienen situaciones de democracia y derechos humanos bastante deplorables.
Entonces, es una situación de discriminación. Eso le da relevancia al valor político que pueda tener la firma de este acuerdo para Cuba.
Para la UE también tiene este mismo valor porque ellos le dan mucha relevancia al dialogo político con sus contrapartes, independientemente de cuáles sean los resultados de ese diálogo. Y la UE quiere mantener un dialogo político con Cuba como vía de influencia sobre la situación interna, sobre la forma en que funcionan la economía, la política y las instituciones en la Isla.
Por otra parte, la UE hace un uso político de la cooperación al desarrollo que ofrece a los países del tercer mundo, la condiciona políticamente, y Cuba no puede distraerse de ese matiz.
Entonces, ¿el acuerdo no tiene un valor económico?
Eso no quiere decir que el acuerdo al que se llegue carezca de un valor económico. En el fondo lo tiene, porque al institucionalizar las relaciones, va a reconocer la cooperación existente, y probablemente, abra vías para nuevos proyectos y financiamientos de cooperación. No obstante, este tipo de acuerdo carece de un protocolo financiero, no hay una planificación de recursos en la que se consigne que a Cuba se le van a otorgar una cantidad determinada de millones de euros durante un período de tiempo.
Pero, al institucionalizar la relación, puede tener un valor en este sentido, porque Cuba podría tener acceso al Banco Europeo de Inversiones. Para ello es indispensable un requisito previo: ser signatario de un acuerdo bilateral con la UE.
Tampoco hay que esperar que sean fondos multimillonarios, pero son importantes para determinados tipos de proyectos, fundamentalmente de infraestructura, muy privilegiados por el Banco Europeo de Inversiones. En el contexto actual, en el que Cuba ha expresado públicamente que la inversión extranjera es un factor de desarrollo, esto puede ser un elemento adicional para ganar en lo económico.
Existe otro elemento económico y a la vez institucional. El hecho de tener un acuerdo con la UE posibilita que cualquier trámite que se vaya a realizar como parte de ese acuerdo fluya más rápido en las instituciones de la UE.
Si no existe el acuerdo, cualquier proyecto tiene que pasar por una cantidad increíble de escalones para ser aprobado. Cuando existe el acuerdo, todas las aprobaciones se remiten a ese acuerdo, y el proceso fluye más rápido.
Aunque tampoco se puede esperar que un aumento de los fondos de cooperación pueda resolver la situación económica de Cuba.
Supuestamente la UE llegará a estas negociaciones con una postura unitaria de sus 28 miembros. Sin embargo, países como Alemania, Polonia, la República Checa y Suecia, están reacias a dejar atrás la Posición Común. ¿Podría esto significar algún añadido a lo que de antemano ambas partes pretenden negociar ahora?
Una particularidad de esta negociación es que se hará manteniendo vigente la Posición Común. Es muy particular, porque incluso en los pasillos de las instituciones de la UE la Posición Común está erosionada. Prácticamente los Estados miembros no la cumplen. No ha funcionado, ni tenido efectividad, pero es un instrumento que la UE tiene en su poder.
Por la forma en que la UE opera, sus miembros tendrían que votar por unanimidad para eliminar la Posición Común, y ello implicaría reconocer que han cometido un error o que la época ha cambiado de manera radical. Pero no lo pueden hacer porque no hay unanimidad para cambiar esa política, aunque tampoco para mantenerla. Es decir, los europeos están encerrados en un callejón sin salida.
Llama la atención la apertura de esta negociación cuando está vigente la Posición Común. Indica probablemente una posición más pragmática de Cuba. Con esto no quiero decir que Cuba acepta la Posición Común. Estoy seguro que la Isla no la acepta ni la aceptará jamás. Lo que pasa es que se entiende que si el acuerdo llega a concretarse, sería el golpe de gracia de la Posición Común.
Creo que eso está en el cálculo de la postura cubana que la hace, no solo más pragmática, sino más flexible que la postura de la UE, que a tenor de este proceso ha hecho declaraciones de que nada va a cambiar su posición. Habrá que ver. Porque en caso de que se logre el acuerdo sería un contrasentido jurídico para la UE mantener ambos instrumentos.
La Posición Común establece que mientras no haya avances en Cuba en temas como democracia y derechos humanos, por ejemplo, no habrá avances en la cooperación bilateral, pero si se negocia un acuerdo y todas las instituciones de la UE lo aprueban, ¿cómo podrán mantener la Posición Común si el propio acuerdo ya es un avance de la cooperación? Sería una aberración jurídica, eso no podría sustentarse.
Por otra parte, con la UE siempre hay que estar claro. A pesar de que se presente englobando a todos los actores y dando una imagen común, en procesos como estos hay que tener en cuenta las posiciones de sus miembros y el balance de poder entre ellos.
El pasado 10 de febrero, todos los países europeos votaron a favor de iniciar el diálogo con La Habana, pero se sabe que algunos van a tratar en la negociación de introducir ruido. ¿Cómo lo van a  hacer? Cuba no negocia con todos los países a la vez. Cuba va a dialogar con el equipo negociador del Servicio Europeo de Acción Exterior, pero el texto de acuerdo tiene que ir a los Estados miembros y después en un futuro al Parlamento Europeo, y ahí es donde se puede complicar.
En algún momento usted afirma que la Posición Común no es invocada por los países miembros de la UE, y en otro dice que si resultara un acuerdo bilateral con Cuba, sería el golpe mortal de ese instrumento. ¿Cuál es la utilidad o la vigencia que tiene exactamente en estos momentos?
Es un instrumento de presión. Ellos saben que disgusta y genera a Cuba una sensibilidad muy particular. Además, está en vigor, no ha sido derogado, y en cualquier momento los Estados europeos podrían empezar a invocarla y considerarla su documento rector para el caso de Cuba.
Recientemente, trascendió que la UE y Estados Unidos negocian un Acuerdo de Libre Comercio. ¿Podría este hecho y la negociación de un acuerdo de Diálogo político y de cooperación de Bruselas con La Habana influir en un cambio de política de Washington hacia la Isla, aunque sea leve?
Veo a la UE en una posición muy endeble para influir sobre Estados Unidos, mucho menos en la política hacia Cuba. En Estados Unidos Cuba es un tema de política interna más que de política externa. En más de 50 años de bloqueo contra Cuba, todas las evidencias de que esa es una política errada, contraproducente y que además afecta al empresariado estadounidense, no han bastado para que Estados Unidos cambie esa política. Por tanto, un acuerdo modesto entre Cuba y la UE no puede llevar a un cambio de esa naturaleza. Yo no lo veo.
Otro ejemplo: Estados Unidos tiene a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo; la UE, no. Y eso no ha tenido ninguna influencia.
La UE tiene un déficit de influencia internacional por más importante que parezca. Tiene una talla muy grande desde el punto de vista económico y comercial, con cabezas muy visibles y pesos pesados en el comercio internacional, como Alemania, y en ese sentido hay que contar con ese organismo. Pero no sucede lo mismo en materia de política.
Desde el punto de vista político y moral, el acuerdo con la UE más bien puede sumarse a la lista de acciones a nivel internacional que dan un golpe adicional al bloqueo.
Por otra parte, Cuba negociará con las instituciones europeas, no con las empresas que van a comerciar con ella. Cuando mañana una compañía europea que haga un proyecto con Cuba como parte de ese acuerdo, viole las disposiciones del bloqueo, el gobierno norteamericano la va a sancionar. No creo que el acuerdo a alcanzar con la UE, sea capaz de resolver esa contradicción.
Además, a pesar de que la política de la administración de Obama puede ir de lo no intromisivo a lo permisivo en el caso de las negociaciones de Cuba con la UE, todavía esta por ver si Washington va a hacer algo desde ahora hasta que el acuerdo se concluya. Puede promover acciones que no involucren directamente al gobierno norteamericano, pero sí sean estimuladas por él.
Uno de los riesgos que tiene la negociación del acuerdo es que será prolongada. Si es a favor de lograr un acuerdo mesurado, exitoso, bien pensado, que satisfaga a las partes, no hay problema. Pero teniendo en cuenta la vulnerabilidad que ha caracterizado los vínculos de la UE y Cuba, y su relación con determinadas coyunturas, mientras más larga sea la negociación, mas vulnerabilidad hay a esas coyunturas.
No se puede desconocer tampoco que estas negociaciones tienen enemigos tanto en Europa como fuera de ella.
Fuente: On Cuba

Entrevista a Junior Garcia Aguilera