viernes, 26 de abril de 2013

GEOPOLÍTICA Y DROGAS EN EL HEMISFERIO OCCIDENTAL: IMPLICACIONES PARA EL “NUEVO ORDEN MUNDIAL Y PANAMERICANO”

GEOPOLÍTICA Y DROGAS EN EL HEMISFERIO OCCIDENTAL: IMPLICACIONES PARA EL “NUEVO ORDEN MUNDIAL Y PANAMERICANO”

por Luis Suárez Salazar[1]

Resumen:

Mi exposición va dirigida a realizar un actualizado enfoque critico acerca de la innegable relación que existe entre los enfoques geopolíticos y geoeconómicos que han caracterizado las grandes estrategias de seguridad imperial elaborada por los círculos dominantes en los Estados Unidos y la llamada “guerra contra las drogas”, contra la “narcoguerrilla”, contra “el terrorismo” o contra el “narcoterrorismo” que en la actualidad se desarrolla en algunos naciones del mundo subdesarrollado y, en particular, en algunos estados del denominado Hemisferio Occidental.

En ese contexto, resaltaré el creciente significado que han adquirido todos los asuntos vinculados con el combate contra el mal llamado “narcotráfico internacional”[2] en los sistemáticos esfuerzos que, desde la última década del siglo XX hasta la actualidad, han venido desarrollando los círculos de poder estadounidenses para construir, bajo su dominación, lo que desde hace varios años, he venido denominando como “un nuevo orden panamericano” funcional a sus aspiraciones hegemónicas y de dominación sobre el sistema mundial de la denominada “posguerra fría”.[3] Es decir, sobre el ilegal “nuevo orden mundial” anunciado por el entonces presidente estadounidense, George H. Bush (padre), a comienzos del decenio de 1990.

Para cumplir mis objetivos dividiré mi exposición en tres partes articuladas entre sí. En la primera, presentaré una rápida actualización de las principales tendencias que caracterizan el consumo, el tráfico y la producción de drogas ilegales (ya sean de origen vegetal, sintéticas o semisintéticas) en todo el planeta.[4] Asimismo, trataré de demostrar el lugar relativamente secundario que ocupan las 33 naciones independientes o formalmente independientes de América Latina y el Caribe (al igual que los territorios coloniales que subsisten en esa región) en la producción y el tráfico de las principales drogas ilegales que se consumen en la actualidad: marihuana, cocaína, morfina, heroína, así como una multiplicidad de drogas sintéticas derivadas de las anfetaminas (EA) y del “éxtasis” (MDMA o “droga del amor”) inventada en los laboratorios de algunos países de Europa Occidental en la década de 1980. Igualmente, en los delitos transnacionales conexos (como el lavado de dinero, el tráfico de precursores y de armas...) que se han desarrollado e ineludiblemente se desarrollarán al calor de la denominada “globalización neoliberal”. 

En contraste con ese hallazgo, en la segunda parte, mostraré cómo –sobre la base de su redefinición de los “nuevos enemigos de la seguridad interamericana” (entiéndase de la seguridad imperial estadounidense) que se produjo en la “posguerra fría”— las tres últimas administraciones de los Estados Unidos (sucesivamente encabezadas por George H. Bush, William Clinton y por George W. Bush) han convertido a algunas de las naciones del Hemisferio Occidental (México, Colombia y otras naciones andino-amazónicas, así como de la llamada Cuenca del Caribe) en el principal escenario de “la guerra contra las drogas y otros delitos conexos” que, desde la segunda mitad de la década de 1980, proclamó de manera unilateral la reaccionaria administración del republicano Ronald Reagan (1981-1989).  Asimismo, referiré como esa “guerra contra las drogas” ha sido la fachada para impulsar otros objetivos de la política exterior y de seguridad de los Estados Unidos.

A partir de esas constataciones y de algunas referencias al entramado de acuerdos y pactos de diferentes tipo que, desde la primera Cumbre de las Américas (diciembre de 1994) hasta nuestros días, han venido firmando los 34 gobiernos del hemisferio que (con excepción del Cuba) integran el Sistema Interamericano, así como del análisis crítico de ciertos casos regionales y nacionales (la Cuenca del Caribe, México, Colombia y otros países andino-amazónicos), también abordaré la estrecha vinculación que existe entre la lucha contra el “narcotráfico” y los objetivos más generales de la gran estrategia estadounidense contra las naciones situadas al Sur de Río Bravo y de la península de la Florida. En particular, con aquellas acciones dirigidas a garantizar su dominación sobre las naciones y territorios bañados por las aguas del Golfo de México y del Mar Caribe: zona del mundo que, desde hace casi dos siglos, ha sido considerada por las clases dominantes en los Estados Unidos como “la frontera sur” de su mal llamada “seguridad nacional”.[5]

Todos esos enfoques se actualizarán en la tercera y última parte de mi exposición. A partir de las reflexiones que he venido realizando acerca de las implicaciones mundiales y hemisféricas de la llamada “guerra contra el terrorismo global” emprendida por la Casa Blanca inmediatamente después del 11 de septiembre del 2001,[6] en esa parte presentaré algunas consideraciones acerca de la relación perversa que ha establecido los sectores más reaccionarios del establishment de la política exterior y de seguridad de los Estados Unidos entre los problemas vinculados con el consumo, la producción y la comercialización de drogas ilegales, el “lavado de dinero”, las luchas político-militares de contenido nacional-popular, los gobiernos propulsares de acciones alternativas a la “globalización neoliberal” y las llamadas “intervenciones militares preventivas” contra las “redes terroristas de alcance global”, así como contra los denominados “estados fracasados” o “estados fuera de la ley” definidos como los principales enemigos de la seguridad nacional de los Estados Unidos en lo que se alcanza a ver del siglo XXI.[7]        

En consecuencia, mi exposición culminará con algunas recomendaciones respecto a los conceptos teórico-prácticos alternativos que, con relación al consumo, la producción y la comercialización de drogas, así como respecto a las políticas antidrogas y al mal llamado “narcotráfico”, deberán impulsar todas aquellas fuerzas sociales y políticas interesadas en construcción un mundo y un continente más justo y mejor que el que están edificando las clases dominantes en la mayor parte de las naciones del planeta y, en particular, aquellos sectores “neo-fascistas”, neoconservadores y neoderechistas de la oligarquía financiera y tecnotrónica triádica que hoy controlan la elaboración de la política interna y externa de los Estados Unidos y de otras “potencias” occidentales, cuales son los casos del Reino Unido, España e Italia.



[1] Escritor, investigador y sociólogo cubano, Profesor Adjunto (Asociado) de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana y del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.
[2] Cual he indicado en todos mis trabajos sobre el tema, el término “narcotráfico” o más recientemente “narcoterrorismo” (de factura estadounidense) conduce a importantes errores en el análisis, la comprensión y la solución del problema del consumo, la comercialización y la producción de drogas, tanto en el plano nacional e internacional como hemisférico; ya que sólo induce a pensar en la comercialización y transporte (tráfico) de algunas drogas ilegales (marihuana, morfina, cocaína) y en los llamados “delitos conexos” real o presuntamente vinculados a esas actividades. Se excluyen así del campo del análisis otras drogas legales (barbitúricos, anfetaminas, analgésicos), ilegales (cual es el caso de las drogas sintéticas) o socialmente aceptadas, cual es el caso del alcohol. También se excluyen los más importantes eslabones del problema de las drogas en general y en particular de las drogas ilegales: consumo/demanda; producción, procesamiento y comercialización de insumos industriales legalmente producidos que sirven como precursores para la producción tanto de drogas extraídas de las plantas, como de drogas sintéticas o semisintéticas. Asimismo, se excluyen el financiamiento, almacenamiento, transporte de esas drogas y el peliagudo tema del “lavado de dinero”. Como se ha insistido, la mayor parte de esas actividades están estrechamente asociadas con empresas legales sin cuyo concurso (consciente o inconsciente) sería muy difícil producir esas mercancías y, mucho menos, realizar todos los movimientos de capitales y ganancias que produce esa negocio en todo el mundo. Por lo antes dicho, para referir el objeto de mi análisis, utilizaré el lenguaje empleado por la ONU. Es decir “el problema de las drogas ilegales y otros delitos conexos”.  
[3] Entre otros de mis textos sobre esos temas puede consultarse: "El `narcotráfico' en las relaciones interamericanas: un enfoque estructural", en Cuadernos de Nuestra América, La Habana, julio-diciembre de 1987; "`Narcotráfico' y conflictos sociales y políticos en América Latina: algunas hipótesis", en Cuadernos de Nuestra América, La Habana, enero-junio de 1990;“’Narcotráfico’ y subdesarrollo en América Latina y el Caribe: algunas reflexiones”, en Drogas, sociedades adictas y economía subterránea, Cochabamba, Bolivia, 1992. También puede consultarse: “Nuevo ‘orden’ mundial, integración y derechos humanos en el Caribe: Apuntes para una reconceptualización”, en Globalización, Integración y Derechos Humanos en el Caribe, ILSA, Bogotá, 1995; El siglo XXI: Posibilidades y desafíos para la Revolución cubana; Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2000; y América Latina y el Caribe: Medio siglo de crimen e impunidad (1948-1998), Editorial ZAMBON - Editorial José Martí, Frankfurt y La Habana, 2001.
[4] Según la OFDPD de la ONU, puede afirmarse que hay dos clases importantes de drogas: las “sintéticas” y las “extraídas de las plantas”. El rasgo diferencial de las drogas sintéticas (anfetaminas, metanfetaminas, barbitúricos, alucinógenos, “éxtasis”, ciertos analgésicos, LSD, metacuolona) con relación a las extraídas de las plantas, es que las primeras se sintetizan en laboratorios, normalmente a partir de productos químicos “de las estanterías” (denominados precursores o sustancias iniciales). Por el contrario, las drogas extraídas de las plantas –aunque requieren algunos precursores de fácil obtención en el mercado mundial (por ejemplo, queroseno, ácido clorhídrico y sulfúrico)— sólo pueden obtenerse procesando un producto vegetal. Este es el caso del opio y la morfina, de la cocaína y de algunos derivados de la planta cannabis (popularmente conocida como mariguana). Cuando en el proceso de fabricación de una droga en laboratorio se utilizan productos químicos de “las estanterías” y plantas naturales, se utiliza el término “droga semisintética”. Este es el caso de la heroína. 
[5] Las primeras referencias a esos conceptos pueden encontrarse en el pensamiento geopolítico de uno de los Padres Fundadores, secretario de Estado (1789-1794) y posterior presidente de los Estados Unidos (1801-1809), Thomas Jefferson; quien sin ambages proclamó que el control de las naciones colocadas en el Golfo de México, en el Caribe y en el istmo centroamericano formaban parte de la “seguridad continental” de su país.    
[6] Los interesados pueden consultar: “El ‘Nuevo Orden Panamericano’ y la ‘Guerra contra el terrorismo’: algunas tesis e hipótesis”, ponencia presentada a Primera Conferencia de Estudios Americanos, efectuada en La Habana, Cuba, en junio del 2002; “La ‘Nueva’ Estrategia de ‘seguridad imperial’ de los Estados Unidos: Implicaciones para la paz, para el Derecho Internacional Público Contemporáneo y para el ‘Nuevo Orden Panamericano”, ponencia presentada al evento internacional Por el Equilibrio del Mundo, efectuado en la Ciudad de La Habana, en ocasión del 150 Aniversario del Natalicio de José Martí (28 de enero del 2003); y “La estrategia de seguridad imperial de los Estados Unidos: Implicaciones para el Gran Caribe”, ponencia presentada a  la XXVIII Conferencia Anual de la Asociación de Estudios del Caribe, efectuada en Belice, entre el 26 y el 30 de mayo del 2003.
[7] George W. Bush: La Estrategia de Seguridad Nacional, en http://usembassy.State.gov/colombia/wwwses01.shtml, 8 de octubre del 2002. 

By ControlCapital.Net
Última actualización 10/03/2013@13:19:44 GMT+1
  Bolivia , Burma y Venezuela señalados como no cumplidores
  Reconoce progresos de Colombia, Ecuador y México 
11.03.2013
Como cada año, en un extenso informe publicado el 5 de marzo, el Departamento de Estado examina los esfuerzos de control de drogas en países de todo el mundo, de conformidad con un mandato del Congreso de que esta información se compile como un resumen general de la adhesión mundial a las convenciones de la ONU sobre el control del tráfico ilícito de drogas ilegales.
El informe detalla la ayuda de Estados Unidos a países individuales y grupos regionales para control de narcóticos. Los totales en el último año fiscal alcanzaron casi 1.600 millones de dólares, se calcula que en 2012 serán de más de 2.000 millones, y se prevé que ascenderán a 2.500 millones en 2013. Una cantidad significativa de esos recursos se destina a la capacitación internacional contra el narcotráfico, dedicada a “un mayor profesionalismo de la infraestructura del estado de derecho... la mejora de las habilidades técnicas del personal de aplicación de la ley contra las drogas en estos países” y al aumento de cooperación y vínculos entre los funcionarios de aplicación de la ley de Estados Unidos y extranjeros, de acuerdo con un resumen del INCSR.
El informe ofrece también un amplio resumen de las operaciones de aplicación de la ley realizadas por la Agencia de Estados Unidos para el Control de Drogas (DEA) y los socios internacionales durante el año 2011, identificadas como “estrategia de ataque a la circulación de drogas”, que tiene por objetivo “causar graves alteraciones a la circulación de drogas, dinero y productos químicos”, en las rutas de tráfico internacional.
Bolivia, Birmania, y Venezuela no pudieron cumplir con las normas internacionales en la lucha contra el narcotráfico en 2012, según el Departamento de Estado de EE.UU. International Narcotics Control Strategy Report (INCSR), publicado la semana pasada. El informe determinó que esos tres países han "fracasado " para mejorar sus esfuerzos en la lucha contra la producción y transporte de estupefacientes.
El INCSR señaló para Bolivia la falta de adopción de una serie de controles de NACIONES UNIDAS sobre el cultivo de la coca, el transporte y la venta, y criticó además una reducción en la capacidad de Bolivia tras la expulsión en 2009 de personal de la DEA. Una combinación de errores bolivianos y éxitos colombiano significa que, por primera vez desde 1995, Bolivia está produciendo más cocaína que su compañero continental. El INCSR admitió que Bolivia había dado algunos pasos hacia control de estupefacientes, y expresó el deseo de continuar y desarrollar la cooperación en curso.
Estados Unidos reconoció que Bolivia reportó la erradicación de al menos 10 mil hectáreas de cultivo de coca por segundo año consecutivo pero advirtió que "sin embargo, el cultivo ilegal de droga permanece alto, y el gobierno boliviano tiene controles inadecuados para prevenir el desvío de la producción 'legal' de coca a la producción ilícita de cocaína".
El documento identificó como uno de los factores en contra de Bolivia su política a considerar como lícito el cultivo de hasta 20 mil hectáreas de hoja de coca y su retiro de la Convención de Narcóticos de la ONU de 1961.
Venezuela se enfrenta a otra serie de dificultades. A diferencia de países como Bolivia, un centro clave de producción de narcóticos, el mayor papel de Venezuela es como ruta de tránsito fuera del continente. La débil seguridad en la frontera, especialmente a lo largo de la frontera colombiana, agrava el problema. A pesar de las prometedoras medidas, entre ellas una mayor cooperación venezolano-colombiana en materia de lucha contra el tráfico y extradiciones de delincuentes buscados para ser sometidos a juicios, se mantiene un alto nivel de corrupción y la participación en el tráfico de drogas lo que impide la capacidad de Venezuela la capacidad de abordar el problema de las drogas, añade el informe.
Estados Unidos describió a Venezuela como un país clave de tránsito aéreo, terrestre y marítimo de cocaína y lo señaló de mantener una cooperación antinarcóticos "mínima" con Colombia, pese a haber deportado algunos fugitivos a Colombia, Estados Unidos y otros países.
El informe señaló la importancia de que Venezuela aumente su cooperación antinarcóticos con Washington, lo cual requeriría "un cambio en la política del gobierno venezolano y podría mejorarse a través de un relanzamiento formal de la comunicación" entre las autoridades de ambas naciones.
Birmania sigue siendo la segunda mayor fuente de la adormidera ilegal en el mundo, según el INCSR. Además de la producción de opio, Birmania está en el papel de producción y el tráfico de drogas sintéticas, en particular de metanfetamina y otros estimulantes  aumentó considerablemente. Birmania mantiene su posición como un actor importante en el suministro de drogas sintéticas en el sur de Asia a pesar del aumento de los esfuerzos del gobierno para reducir la producción de sustancias ilícitas. El informe acusa de inadecuada la política de Birmania.
Bajo la ley de EEUU, los países evaluados como habiendo fallado de forma demostrable en cumplir sus responsabilidades anti narcóticos se enfrentan a la cogenlación de la ayuda de EEUU. Sin embargo, Bolivia, Burma, y Venezuela evitarán esta consecuencia a causa de la importancia para los interesas nacionales de EEUU. Una excepción presdiencial para estos casos singulares les permitirá continuar recibiendo ayuda.
Argentina. El Departamento de Estado afirmó que la producción y el consumo de cocaína en la Argentina aumentó, mientras que las toneladas decomisadas de este tipo de drogas fueron muchas menos en 2012 que en otros años. De acuerdo a la estadística, la Argentina tiene actualmente el consumo más alto de cocaína de toda América del Sur y América Central.
Entre los factores que pueden haber contribuido a este deterioro, la diplomacia estadounidense menciona el hecho de que después de la detención del avión militar estadounidense en Ezeiza en febrero de 2011, el gobierno de Cristina Kirchner prohibió el trabajo de la DEA en la Argentina durante un año, y cuando le volvió a abrir la puerta en junio del año pasado, lo hizo de forma limitada. Según el Departamento de Estado, entonces, la cooperación actual es muchísimo menor a la que había antes. “Estados Unidos volvió a compartir información y ofrece un número limitado de entrenamientos anti drogas”, dice el informe, en donde la administración de Barack Obama se queja sin embargo porque el “Ministerio de Seguridad sigue desalentando la cooperación con las fuerzas de seguridad provinciales, lo que limitó los esfuerzos para mejorar la capacidad anti drogas de las provincias”.
“Las limitaciones que el gobierno impuso a las operaciones de la DEA en la Argentina pueden haber contribuido a la disminución de las incautaciones desde el 2010 al 2012” dice el informe del organismo que conduce el secretario de Estado John Kerry, y agrega que de enero a junio de 2012 fueron incautados 3,4 toneladas métricas de cocaína, mientras que en 2010 se incautaron 12 toneladas y en 2009, 12.8.
El texto del Departamento de Estado es congruente con otro informe difundido por la JIFE en el que la ONU alertó sobre el consumo de anfetaminas y drogas sintéticas en el país.
El reporte elogió los avances logrados por Colombia en el combate a los narcotraficantes, pero advirtió que "el progreso no es irreversible" y exhortó a Bogotá a destinar recursos adicionales para mejorar la seguridad, construir infraestructura y generar oportunidades económicas en "regiones que históricamente han estado muy influenciadas por elementos criminales y terroristas".
Ecuador :  La embajada de EEUU en Ecuador publicó que "Estamos contentos de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos haya reconocido los éxitos y logros del Gobierno del Ecuador en su continua lucha contra las drogas. Como en tiempos anteriores, el informe afirma que el Ecuador no es un país productor de drogas importante y ha tomado medidas ‘inmediatas’ para ‘erradicar’ cualquier cultivo de drogas a pequeña escala una vez que éstas sean identificadas.”
“El informe también reconoce legítimamente los retos asociados con el hecho de estar ’situado entre dos de los países de mayor producción de drogas ilícitas en el mundo’, y que el “Gobierno del Presidente Rafael Correa, reconoció la necesidad de aumentar los esfuerzos de prohibición’ y en consecuencia ha tomado medidas proactivas. Medidas adicionales están en la agenda del Presidente para su nuevo mandato, incluso impulsar legislación exhaustiva contra el lavado de dinero, la cual se encuentra pendiente en la Asamblea Nacional del Ecuador.”
 En cuanto a México, el documento le atribuyó progreso a la reducción de homicidios relacionados al crimen organizado respecto al año anterior. Pero subrayó un aumento en la producción ilegal y el consumo de narcóticos, y calificó como "relativamente limitada" la interdicción de cocaína cuyo destino final es Estados Unidos.
Otros países LATAM
Bahamas, Belice, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Haití, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela fueron mencionados entre los principales productores de droga y donde se lava la mayor cantidad de dinero procedente de la droga.
El Salvador, Honduras, Jamaica y Nicaragua solamente aparecieron en la sección de los países con mayor producción y tráfico de estupefacientes, que en total incluyó a 22 naciones.
Argentina, Brasil, Canadá fueron incluidos entre los principales productores de precursores químicos y entre los países con mayor lavado de dinero, mientras que Chile aparece solamente entre los 25 principales emisores de precursores químico

Las tendencias del narcotráfico en América Latina


26 Abril 2011

Los países de América Latina deben revisar el modelo de "guerra contra las drogas" impuesto desde el exterior y adoptar un enfoque propio.
Los países de América Latina se encuentran cada vez más comprometidos en la geopolítica del narcotráfico, sea por la violencia descontrolada, la corrupción institucional o la simple ineficiencia de las agencias encargadas de reprimirlo.
Cada vez más, el delito asociado a actividades comerciales ilícitas crece en cantidad y calidad, precisamente cuando se cumple el 50 aniversario de la Convención Única de Estupefacientes de 1961, y el próximo año se cumplen los 100 años de la Convención del Opio de 1912. Aparentemente, ha mutado de forma de poder evadir los controles diseñados en esa oportunidad histórica. Es por ello muy importante volver a dibujar los marcos teóricos y fácticos que determinan la actual composición del fenómeno, de manera que puedan alimentar adecuadamente las políticas públicas del futuro.
Para efectos de este artículo, incluiremos bajo este concepto, todos los componentes que comprenden este circuito económico ilegal, así como la comunidad de actores que participan en él, o en su represión. Los cultivos, rutas, escenarios de tráfico y acopio, entre los más importantes. La segunda década del siglo XXI, tiene algunos patrones que van delineando los nuevos elementos que configuran este fenómeno global, en el contexto de México, América Central y el Caribe, la región andina y el Cono Sur. Ellos son:
1) Las sociedades rurales del Tercer Mundo han encontrado la manera de adecuarse a los nuevos tiempos de la globalización en el siglo XXI, integrándose al circuito del libre mercado participando a través de su incorporación a economías agrarias ilegales: tal es el caso de no menos de 300,000 campesinos en los Andes sudamericanos que participan como proveedores de materia prima: coca (200,000 has), amapola (1,500 has) y marihuana (no menos de 1,000 has), que proveen para los mercados regionales internacionales. Cada vez más, la hoya amazónica se verá confrontada con una progresiva y desordenada colonización incentivada por las economías ilícitas lo que va a ocasionar no solamente su rápida destrucción sino el involucramiento progresivo de sus sociedades rurales ancestrales en esta vorágine asociada a la criminalidad.
Las relaciones entre pobreza, marginación, conflicto y narcotráfico, después de 25 años de discusión y debate son más que evidentes (1). A guisa de ejemplo, a pesar del “Plan Colombia” (2000-2005) y los severos golpes propinados a las FARC por sucesivos gobiernos colombianos, al no haber abordado los problemas de concentración de la tierra y la existencia de mafias locales, ha impedido resolver los problemas estructurales que permiten y facilitan la existencia de las FARC como una alternativa distinta, entre el campesinado.
Algo similar, podemos decir, ocurre en el Perú. En 1980, surgió el grupo terrorista Sendero Luminoso y tras 20 años de una cruenta guerra interna, su líder, Abimael Guzmán cayó prisionero. 18 años más tarde, el Perú pasa por un período de crecimiento económico sostenido, de estabilidad financiera que se deja sentir particularmente en la angosta franja de la costa peruana (Lima, Trujillo, Arequipa y Piura), mientras que las comunidades indígenas y nativas de Sierra andina y la Selva Alta, respectivamente, conservan niveles muy inferiores en términos de desarrollo humano.
Curiosamente, en los dos principales valles de producción de coca asociada al narcotráfico, sobreviven las dos vertientes de Sendero Luminoso que mantienen su enfrentamiento con el Estado neoliberal representados por las administraciones de Alejandro Toledo (2001/2006) y Alan García (2006/2011). Esta guerra persiste encapsulada, mientras que las condiciones sociales y económicas que la originaron se mantienen intactas. Asimismo, las políticas basadas en la erradicación compulsiva de los cultivos ilícitos, mientras no aborden los problemas estructurales de pobreza rural, son inútiles y nefastas. He allí un enorme reto para el próximo gobierno.
2) La permanente fragmentación/segmentación de cada uno de sus fases, es una variable que caracterizará al narcotráfico de los próximos años. Desde el cultivo de plantas prohibidas hasta la exportación de sus productos finales, no solo distrae los esfuerzos estatales de interdicción, sino que permite una creciente participación en el circuito ilícito, de grupos socialmente vulnerables o que resultan excluidos del modelo económico global (jóvenes, migrantes, mujeres, provincianos).
Es el caso de los miles de migrantes sudamericanos que en su periplo hacia el norte desarrollado son objeto de chantaje o amenaza, por parte de grupos de traficantes, para exigirles el trasiego de pequeñas cantidades de drogas en sus cuerpos. Para los próximos años, el tránsito pequeño de drogas resultará siendo el mecanismo más eficiente y menos costoso para el crimen organizado, empleando ingentes cantidades de mano de obra y distrayendo los escasos recursos de control estatal.
La incapacidad penal de los Estados en focalizar su atención en el crimen complejo organizado, hace que se incremente el hacinamiento carcelario con los actores más vulnerables, como lo demuestra el crecimiento de la población carcelaria por delitos de drogas (especialmente mujeres) (2). Así, mediante el funcionamiento de la represión indiscriminada de las policías, la industria de las cárceles se va a ver beneficiada del mayor gasto en la construcción de infraestructura penitenciaria.
Este nuevo escenario sociológico de la economía de las drogas, incluye mayores áreas geográficas que se excluyen de la presencia de los Estados y la modernidad, tanto a nivel urbano (barrios marginales en todas las capitales y ciudades principales), como en espacios rurales distantes (especialmente en las áreas de frontera como es el Trapecio Amazónico). Así, los grandes centros de desarrollo y modernidad urbanos del continente, estarán rodeados de grandes llanuras de pobreza, ilegalidad y violencia.
Es el caso de las comunas en Medellín, la “favela” de Rocinha en Río de Janeiro, las villas de Buenos Aires, la ciudad satélite de El Alto en Bolivia, o los barrios jóvenes del puerto del Callao en el Perú, donde se enfrentan intereses delincuenciales concretos, ante la escasa capacidad de policías y fuerzas armadas. No tan lejos como para llegar a la idea de los Estados fallidos, los “espacios liberados” de la autoridad estatal crecerán en América Latina con la presencia de cientos de firmas, pequeños carteles, pandillas y otro tipo de organizaciones criminales de tamaño reducido, asociadas al tráfico de drogas ilícitas.
3) La disminución de la cooperación económica internacional de Europa, Estados Unidos y los organismos internacionales, es cada vez más notoria –salvo iniciativas puntuales como la de Mérida o Colombia-, originando la muerte por inanición de organizaciones formales como la CICAD (3) o la UNODC (4). Esto deja sin posibilidades reales a los esfuerzos del desarrollo alternativo en el piedemonte amazónico.
En definitiva, esta situación representa la fractura definitiva del denominado Consenso de Viena que funcionó en el marco de los tratados internacionales anti narcóticos desde 1912, 1961, 1971 y 1988. Ello obliga a los Estados nacionales a comprometer recursos financieros más escasos o, dejando las estrategias locales supeditadas a acciones más simbólicas y menos eficientes.
Bajo este contexto, es claro que los países de América Latina debemos revisar nuestro modelo, paradigmas estrategias, políticas y leyes sobre drogas, sobre la base de lo que es posible, verificable y medible. Debemos poner fin a una “guerra sin sentido” propagada desde el Norte, para volver a nuestras raíces, a nuestros problemas de pobreza y exclusión asociados al uso y producción de sustancias ilícitas. Esto pasa también para redefinir los términos de intercambio y de negociación internacional con Europa, Asia y Estados Unidos.
4) Los patrones de consumo de drogas son imprevisibles ante las nuevas generaciones de jóvenes, mientras que las políticas oficiales son inocuas en su capacidad preventiva y/o disuasiva. Por otro lado, las nuevas generaciones de latinoamericanos están en medio de un modelo que alienta el consumo exacerbado a la luz del amplio abanico de sustancias con capacidades psicoactivas disponibles en los mercados: el precio seguirá bajando y la calidad seguirá subiendo, parece ser una tendencia indiscutible.
La incoherencia institucional de los Estados, frente al uso descontrolado del alcohol y el tabaco, surte efectos en el nicho de las sustancias ilícitas, tanto de origen natural como las de procedencia sintética. Crecientemente, el abuso de drogas ilícitas muestra cifras alarmantes en el Cono Sur y en determinadas mega ciudades de América del Sur.
5) Con respecto al lavado de dinero, estamos en una situación en la que la expansión económica de algunas economías en desarrollo, como los propios períodos de crisis, hacen posible y menos identificable la existencia de múltiples mecanismos que permiten el flujo de capitales sucios o sospechosos. Las modalidades de lavado han crecido de cuando se preveía en el GAFI. Así, tenemos la presencia de compañías de paraísos fiscales secretas, no registradas, que proveen servicios considerados secretos, en denominados espacios de secretismo en los paraísos fiscales (5). Hoy, actividades lícitas como construcción, turismo, sector exportador, son penetrados por el narcotráfico.
Así pues, estas cinco principales características son las que perfilan las nuevas formas que adquiere el narcotráfico en los territorios de América Latina. Ello obliga a que las nuevas instancias, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), las tomen en cuenta al momento de discutir las nuevas estrategias y políticas para abordar estos complejos problemas.
Notas:
1) Ver los estudios de Paul Collier para Banco Mundial, recientemente el texto de Nick Crofts publicado en The Guardian, “Drugs and Development –caught in a vicious cycle” (7 abril 2011).
2) “Sistemas Sobrecargados – Leyes de Drogas y Cárceles en América Latina”, TNI y WOLA, diciembre 2010
3) Comisión Interamericana de Control de Drogas de la OEA.
4) United Nations Office on Drugs and Crime
5) MURPHY Richard, “Out of Sight: What is a Tax Haven” April 4th 2011 http://www.lrb.co.uk/v33/n08/richard-murphy-ii/out-of-sight
El presente texto es parte de la revista "América Latina en Movimiento", edición 464 de abril de 2011. http://alainet.org/publica/464.phtml
Tomado de: Drogas y Democracia. En: http://www.tni.org/es/article/las-tendencias-del-narcotr%C3%A1fico-en-am%C3%A9rica-latina 

Perú: hacia una política eficaz y coherente en materia de drogas

8 Agosto 2011
Ricardo Soberón asume la presidencia ejecutiva de DEVIDA, ente rector de políticas sobre drogas de Perú, con el fin de impulsar una acción sensata, proporcionada y respetuosa de los derechos humanos.
El día de hoy debo estar asumiendo la Presidencia Ejecutiva de DEVIDA*, el ente rector de la política sobre drogas del Estado peruano. Hace 21 años, empecé a trabajar en estos temas, cuando formaba parte de la Comisión Andina de Juristas, en los previos a la Cumbre de Cartagena de 1989. Desde entonces, nunca me separé del análisis, lectura, participación e incidencia en políticas sobre drogas: AADA, CONTRADROGAS, CAN, ONU, OEA, DEA, UNASUR, CORAH, OFECOD, DEVIDA….todas distintas siglas con similar significado: se piensa que es posible regular desde el Estado, mediante la prohibición extrema y simbólica de la oferta y demanda mundiales de sustancias capaces de alterar la conciencia: 220,000 hectáreas de coca en los Andes, 900 toneladas de cocaína producidas y US$ 450,000 millones anuales monetizados por este negocio demuestran que no ha sido posible.
Siempre pensé que la “Guerra contra las Drogas” iniciada en 1908, 1961, 1971 o 1989 -según las preferencias-, ha sido un fracaso a nivel global, hemisférico, regional y local. Miles de muertos, de presos, de abusos cometidos en nombre del pedido por una sociedad más reprimida y prejuiciada. Invitaría a todos los que se rasgan las vestiduras llamando a una mayor represión, a que visiten nuestras comisarías, nuestros tribunales, pero sobre todo nuestras cárceles.
Hoy han surgido un cúmulo de “analistas”, formadores de opinión que dibujan la “cancha” de las políticas públicas entre dos extremos, la prohibición y la (mal) denominada legalización. Señalan en los medios que les son adeptos, que la posición de este servidor es a favor de una alianza con “narco campesinos”, “poceros”, “cargachos”. Nada más equivocado ni maliciosamente escrito por los amigos “Wikileaks” (ellos saben a quienes me refiero). Ellos son, mas bien, los que distraen la atención pública permitiendo que los escasos recursos y policías que tiene el Perú, se dediquen a perseguir a estos actores del circuito ilícito, mientras que las grandes empresas y capitales trafican con precursores, armas, drogas y combustible, lavando su dinero sucio en sus narices.
La responsabilidad es enorme y mi deseo es convertir a DEVIDA en un verdadero “director de orquesta” del Estado peruano. Como ente rector, debe ser la llamada a impulsar una acción sensata, realista, proporcionada, respetuosa de los derechos humanos, bajo el enfoque de la Reducción de Daños, en todos los ámbitos: Justicia, Agricultura, Seguridad y Orden Público. No creo en la denominada erradicación de cultivos, porque no reduce la droga producida, y mas bien produce una serie de males que afectan a la población y siguen empujando las áreas sometidas a la coca para el narcotráfico (Putumayo, Palcazo).
Conozco y respeto al arbusto de la Hoja de Coca, como alguna vez lo planteó el padre de la Medicina Peruana, Hipólito Unanue. Deseo que en algún momento, Perú y Bolivia puedan emprender acciones conjuntas para que el mundo entienda las posibilidades que se ciernen sobre esta planta, si no estuviera maliciosamente en la Lista Uno de Estupefacientes, de la Convención Unica de 1961.
Siguiendo las líneas maestras del discurso presidencial, en el campo internacional notamos con preocupación la retracción de la cooperación económica en todos los niveles y eso no solamente es grave, sino representa un claro debilitamiento a la forma como entienden y cumplen el principio de la responsabilidad compartida, en Estados Unidos, en Europa, en el G-8 y los organismos financieros internacionales. Es nuestro deseo llevar relaciones respetuosas, cooperativas y soberanas en la materia. La comunidad internacional debe entender de una vez por todas, que es la demanda internacional de 19 millones de usuarios de cocaína los que incentivan este negocio . El llamado a una Cumbre de carácter regional o hemisférico planteado por el presidente Humala es una excelente oportunidad, para que el Perú, los países andinos y el MERCOSUR levanten su voz en la revisión del cumplimiento de la corresponsabilidad, el equilibrio entre enfoque de Reducción de Oferta y Demanda y la necesidad de una interdicción selectiva y más eficaz.
Ojalá que Dios, mi familia, pero por sobre todo, el estar seguro de la verdad de mis apreciaciones, me lleven a buen término. Solamente deseo que la gran transformación ofrecida al electorado peruano por nuestro presidente Ollanta Humala, también pueda ser posible en este terreno de la prevención eficaz y no discursiva, de la interdicción simbólica que esconde fuertes dosis de corrupción institucional.
* Nuestro columnista Ricardo Soberón ha sido convocado por el Presidente Ollanta Humala para asumir la Presidencia Ejecutiva de DEVIDA. Por dicha razón está columna será la última que escriba en Noticias SER
Tomado de  Drogas y Democracia. En:
http://www.tni.org/es/opinion/peru-hacia-una-politica-eficaz-y-coherente-en-materia-de-drogas

Entrevista a Junior Garcia Aguilera