viernes, 28 de marzo de 2014

Algunas reflexiones sobre la política extranjera y de seguridad entre Washington y Centroamérica






MSc. Alejandro L. Perdomo Aguilera[*]
 alejandro.perdomo91@gmail.com
 
En un periodo donde la política extranjera y de seguridad de Washington hacia Latinoamérica y el Caribe se ve fuertemente incidida por la guerra contra las drogas, vale la pena reflexionar acerca de las circunstancias actuales en que se desarrolla la política exterior de Centroamérica.
La política exterior de Centroamérica está íntimamente relacionada con su diversidad cultural, su historia y sus carencias, que han estado marcadas por una dependencia estructural a economías más poderosas, donde la influencia Estados Unidos ha delineado una parte importante de las limitantes, los retos y, también, de las oportunidades de la subregión.
La heterogeneidad de los Estados nacionales que componen a Centroamérica impide una mirada unilineal a la historia y la proyección exterior de esta subregión, de manera que una precisión obligada de estas letras radica en precisar  las amenazas y ventajas que se aprecian en el horizonte, sin desconocer que en la práctica pueden existir variaciones ajustadas a las peculiaridades de cada país. 
Han sido precisamente la heterogeneidad y las precariedades económicas las que obligan a realizar esfuerzos conjuntos para buscar estrategias de desarrollo que provean a la subregión de una mejor situación económica, comercial, financiera y de seguridad social. Para ello, debe buscarse la concertación de una serie de acuerdos en materia económica, político-diplomática y de seguridad, que propicien un futuro más sustentable a esos pueblos.
Considerando esas condicionantes, la política exterior y de seguridad de Centroamérica ha tenido como ejes centrales, las relaciones con EE.UU., la Unión Europea (UE), China-Taiwán y con el resto de Latinoamérica y el Caribe. Todo ello ha debido configurarse de manera conjunta, en aras de lograr mayor coherencia y peso económico para incentivar el comercio y las inversiones de actores internacionales de importancia. En ese interés han resultado fundamentales los esfuerzos encausados desde el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA)[†].
El SICA tiene como objetivos fundamentales lograr la unión económica, fortalecer el sistema financiero centroamericano y consolidar la autodeterminación en sus relaciones exteriores. Pero estos retos se han visto perjudicados por los efectos de la crisis económica y los grandes problemas de violencia e inseguridad en los que tiene una enorme responsabilidad EE.UU., debido a las consecuencias de los flujos ilícitos de drogas e inmigrantes que  acogen a la subregión como ruta para llegar a ese país.
Con el fin de la guerra fría, Washington reconfiguró los instrumentos del poderío nacional[‡] hacia Nuestra América, con una serie de recetas económicas que fueron esbozadas mediante el Consenso de Washington. Este “proponía” políticas económicas que perpetuaban la dependencia estructural a la economía estadounidense e incrementaban la explotación hacia la región. En ese sentido, fueron promovidos acuerdos económicos-comerciales como el fracasado Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y otros más efectivos como el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y EE.UU. (CAFTA-DR).
El CAFTA-DR creó una zona de libre y desproporcionado comercio entre los países firmantes; acentuando las asimetrías existentes, que deformaron más la estructura económica-comercial de los miembros más débiles; lo que dejó en una posición desventajosa a Centroamérica. El atractivo mercado estadounidense, dificultó la búsqueda de alternativas que diversificaran el comercio y fortalecieran la economía de la subregión, de manera que le permitiera encaminarse hacia estrategias de desarrollo verdaderamente sustentables.
Con ello se perjudicaba también los esfuerzos que pudieran realizarse desde el Mercado Común Centroamericano (MCCA), los cuales se veían soslayados por los montos comerciales provenientes del primer mercado mundial, a lo que se suman las lógicas asimétricas del comercio con la Unión Europea (UE).
Entre las perspectivas económico-comerciales a futuro se destaca la posibilidad de construir un canal interoceánico por Nicaragua, lo cual fue aprobado en 2012, por una ley que admite su construcción, con un valor estimado entre los 35.000 y los 40.000 millones de dólares. El proyecto incluye también la construcción de pistas aéreas, un oleoducto y puertos. Un canal alternativo al de Panamá, dinamizaría el comercio en la subregión, que de concertarse correctamente los acuerdos de comercio e inversión, pudieran resultar favorables para el crecimiento económico-comercial de Centroamérica.
Tomando en consideración que el 90 por ciento del comercio mundial se realiza mediante el transporte marítimo y que la región de Asia Pacífico cobra mayor importancia económica-comercial, las expectativas resultan alentadoras. No obstante, deben considerarse los recientes peligros de consolidación de acuerdos de libre comercio que pudieran acentuar las asimetrías que hoy padece la subregión.
Al CAFTA-DR se le suma ahora la amenaza de la Alianza del Pacífico (AP), la cual fue anunciada en Lima, el 28 de abril del 2011, por el expresidente peruano Alán García. Ello refuerza los TLC, extendiéndolos sobre todo el continente con Costas al Pacífico y un creciente número de gobiernos regionales y extraregionales que se irán incorporando a la Alianza, por las perspectivas que ofrece el comercio por este océano. A ello se suma el fortalecimiento del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP).
Todo ello genera un clima de inseguridad para los proyectos integracionistas regionales de mayores perspectivas geopolíticas, ante el atractivo de la Alianza del Pacífico (AP), la cual pudiera lograr -con métodos más mesurados- la resurrección del ALCA. La adhesión de los gobiernos de México, Colombia, Perú, Chile, y la posible incorporación de Panamá y Costa Rica, con la presencia de los presidentes de estos países, en calidad de Observadores Candidatos para ingresar al bloque ya formalmente solicitada.
En el caso de Panamá, el gobierno de Ricardo Martinelli ya ha iniciado negociaciones con México para firmar un Tratado de Libre Comercio y con ello cumplir con los requisitos para incorporarse a la Alianza. Costa Rica, por su parte, suscribió el protocolo marco que establece la hoja de ruta para ingresar a la Alianza del Pacífico. El documento por Laura Chinchilla y Juan Manuel Santos, este último, en calidad de presidente Pro-tempore de la Alianza del Pacífico, en el marco de la VIII Cumbre.
 Según el Acuerdo suscrito en la VIII Cumbre de la Alianza del Pacífico relazada en el mes de febrero de 2014, se permitirá una vez que entre en vigor, “(…) que el 92% de los productos que se comercian entre los cuatro países queden libres de aranceles. El 8% restante se desgravará progresivamente.” ( “En la VIII Cumbre de la Alianza del Pacífico: Presidentes de Chile, Colombia, México y Perú, firman el Protocolo Adicional al Acuerdo Marco.” , 2014). En esta Cumbre, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, a Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, firmó la declaración que oficializa el interés de ese país por formar parte de ese proceso.
Estas incorporaciones pudieran conllevar a la recaída en un TLC ampliado a ritmos acelerados, el cual arrojaría efectos perjudiciales para la configuración geopolítica de Nuestra América. Las implicaciones a futuro de esta alianza irán definiendo competencias contra el MECOSUR y la UNASUR, de importantes implicaciones geoestratégicas, que van mucho más allá del plano económico-comercial y financiero.
Independientemente de las teorizaciones, lo cierto es que la Alianza del Pacífico ya engloba la Alianza del Pacífico una población de 212 millones de personas, lo que representa un tercio de los habitantes de Latinoamérica y el Caribe (LAC); siendo la sexta economía del mundo (concentrando un 3,5% del PIB mundial); la segunda economía del Latinoamérica y el Caribe con el 36% del PIB, y representa el 52% del comercio de América Latina. ( “En la VIII Cumbre de la Alianza del Pacífico: Presidentes de Chile, Colombia, México y Perú, firman el Protocolo Adicional al Acuerdo Marco.” , 2014)
Entretanto, la permanencia de la crisis del sistema-mundo, según la teorización Immanuel Wallerstein, y la necesidad de lazos comerciales que den mayor capacidad de inversión, redistribución social y mejoramiento de las políticas públicas de la subregión, pudiera llevar a medidas apresuradas que acentuarían, de una forma sin precedentes, la dependencia estructural de las economías centroamericanas a EE.UU. y otras potencias centrales.
Ante esta situación, crecen los intereses de EE.UU. y sus aliados estratégicos por consolidar sus TLC en la zona del Pacífico, intentando cortar Latinoamérica entre el eje Atlántico y el Pacífico. El desarrollo que va tomando la Alianza del Pacífico (AP) y su normativa interna, diseña un escenario de contrapunteos donde el SICA puede verse atraído por una Alianza que parece revitalizar los intereses del fenecido ALCA, mediante fórmulas más sutiles.
Respecto al comercio de Centroamérica con la Unión Europea (UE), en 2010 concluyeron las negociaciones para un Acuerdo de Asociación, entrando en vigor al año siguiente el Acuerdo de Asociación Unión Europea-América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá). Ello ha diversificado el comercio de la subregión, que tradicionalmente se había concentrado con Estados Unidos. No obstante, la crisis económica en varios países de la UE no posibilita grandes beneficios.
El impacto que pueden tener la Alianza del Pacífico y la proyección de seguridad de Washington a la usanza de la Huella Ligera[§] en la política exterior y de seguridad hacia Latinoamérica y el Caribe, pudieran perjudicar los esfuerzos por la seguridad y la soberanía que hacen los países desde la UNASUR, el ALBA y la CELAC . Con esta proyección, la subregión más afectada es la centroamericana por la difícil situación que presenta hoy su seguridad.
Los proyectos militaristas de EE.UU. han resultado un fracaso para la subregión. En los últimos años, la Conferencia de Caminos de la Prosperidad ha sido un foro relevante para la actualización de las relaciones, con una creciente importancia en cuanto a los aspectos de seguridad, por la crítica situación de violencia, criminalidad e inseguridad ciudadana que vive la subregión, como resultado del tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos.
En el plano de la seguridad, existen antecedentes en la integración de Centroamérica, que si bien han tenido aspiraciones loables, sus resultados no han sido los esperados. En diciembre de 1995 se suscribió el Tratado Marco de Seguridad Democrática en San Pedro Sula, Honduras, el cual instituyó el Modelo Centroamericano de Seguridad Democrática, para el fortalecimiento democrático e institucional, que debe velar por el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho en estos países.
Sin embargo, esta aspiración ha enfrentado grandes limitantes con el auge del tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos (tráfico de personas y armas de fuego). En el año 2008 fue aprobada la Iniciativa Mérida por el Congreso estadounidense, para la seguridad de México y Centroamérica, con lo cual se ha acentuado la militarización de la guerra antidroga. Al año siguiente (2009) fue creada la Unidad de Seguridad Democrática, con el fin de apoyar a la Comisión de Seguridad del SICA en la ejecución de los proyectos de seguridad regionales y en junio de 2010, se aprobaba la Iniciativa se Seguridad para la Cuenca del Caribe, que consolidaba la estrategia de seguridad de Washington hacia el Gran Caribe.
La proyección estadounidense hacia Centroamérica se consolida  con la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI) que coordina países con instituciones financieras internacionales, el sector privado, la sociedad civil y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA). La misma cobra gran importancia, al punto que en un momento de reducción del presupuesto de seguridad de EE.UU. para la región, crecen los fondos canalizados para la CARSI.
Los objetivos declarado de la CARSI, según la hoja informativa del Departamento de Estado, centra en: “Los cinco objetivos de CARSI en América Central son: Crear calles seguras para los ciudadanos de la región. Desbaratar el movimiento de los criminales y el contrabando en y entre los países centroamericanos. Apoyar el desarrollo de gobiernos fuertes, capaces y responsables en América Central. Restablecer la presencia efectiva del Estado, los servicios y la seguridad en las comunidades en peligro; y Fomentar mayores niveles de coordinación y cooperación entre los países de la región, otros asociados internacionales y donantes para combatir las amenazas a la seguridad regional.” (Iniciativa Regional de Seguridad para América Central:Gobiernos capaces, 2012)

  En las partidas de estos fondos se registra un incremento de la canalización aprobada por el Departamento de Estado para el año 2015, así como en las Audiencias sobre el presupuesto de Defensa de 2015 realizadas en el Senado. Llama la atención que en medio de una coyuntura de recorte presupuesto de defensa. En estas partidas puede apreciarse así la importancia concedida al uso de las Fuerzas de Operaciones Especiales y el uso de las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TICs) en función de los objetivos geoestratégicos.
La tendencia a fortalecer en el plano de seguridad la subregión de Centroamérica y el Caribe como zona de mayor inseguridad, se expresa en los diferentes documentos emitidos por el gobierno de EE.UU. en el año 2014. Tanto el Reporte Cuadrienal de Defensa, como el Informe del Comando Sur (Southern Command, 26 february, 2014), así como el Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos (INCSR) de la Oficina de Narcóticos y Aplicación de la ley Asuntos Internacionales de este año, evidencian la prioridad que se establece en la lucha antidroga y la apuesta por el uso de la Huella Ligera a partir de la mayor coordinación entre las diferentes Agencias del gobierno para las operaciones en estos territorios.
Para ello se reforzarán las acciones político, diplomáticas y de seguridad, en lo cual tendrá un papel primordial, la CARSI, apreciándose también la reactivación de la ruta del Caribe entre los principales corredores de la droga hacia Estados Unidos y de flujos ilícitos de armas hacia las Américas.
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En el caso del informe del Comando Sur se definen por el jefe de este Comando Sur como cuatro prioridades para las operaciones del comando: la detención “humana y digna” estadounidenses en: Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo; Lucha contra la Delincuencia Organizada Transnacional (CTOC); la creación de capacidad de los asociados, inter-operatividad, alianzas inter-institucionales, socios inter-agenciales y la planificación de contingencias.
Conforme a las prioridades se proyecta el trabajo de este Comando hacia el incremento de la seguridad pública, la estabilidad política, el estado de derecho, el fortalecimiento institucional, la eficiencia de los programas antidrogas y contra el trasiego ilegal de armas de fuego. Asimismo se enfatiza en el trabajo en la seguridad fronteriza, clave para la subregión centroamericana. Además se aprecia la corrupción en la región como amenaza a los intereses de seguridad nacional de EE.UU.
El Departamento de Estado, por su parte, según declaraciones del subsecretario de Estado para temas de narcotráfico internacional, William Brownfield, dijo que Centroamérica se convirtió en la "mayor amenaza" de seguridad en el Hemisferio Occidental por cuenta del narcotráfico.
El enfrentamiento al flagelo de las drogas liderado por Washington, mediante la militarización de la guerra antidroga, ha conllevado a que Centroamérica sea la subregión más afectada. Ante tales circunstancias, la política exterior centroamericana debe pugnar por una cooperación internacional que supere los renglones militaristas y atienda las limitantes del desarrollo; promoviendo la esfera de la prevención y atención a adictos.
La carencia de una voluntad política por parte de EE.UU. para reconocer la responsabilidad compartida y diferenciada en los problemas de seguridad que afectan a la subregión, ha limitado las opciones. Las mismas han estado guiadas por la visión unidireccional de Washington, que concentra los recursos en la militarización de la guerra contra los cárteles y las operaciones de interdicción de estupefacientes; obviando los problemas estructurales de las sociedades centroamericanas.
Las políticas excluyentes y la criminalización de las protestas sociales han acentuado las vulnerabilidades ya existentes en la subregión. La Conferencia internacional de apoyo a la estrategia de seguridad de Centroamérica de junio de 2011 dio paso a un ámbito regional de lucha contra el crimen organizado al que se sumaron actores regionales y extra-regionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Alemania y España. En todo momento, EE.UU. ha intentado potenciar el liderazgo mexicano, para la cooperación regional con Centroamérica, en aras mitigar la pujanza de Brasil.
Esta situación ha alentado por parte de gobiernos y movimientos sociales centroamericanos, el reclamo de nuevas políticas, proclives a la inclusión social; otorgándole protagonismo a la sociedad civil de los pueblos de Centroamérica. Las posibilidades de avizorar soluciones estructurales y cortoplacistas a los problemas vigentes, están un tanto alejadas de la objetividad. La falta de voluntad política del gobierno estadounidense, la corrupción, inestabilidad política y debilidad institucional centroamericana, necesita cambios profundos que deben partir de políticas más autónomas; pero las fuerzas que apoyarían tal tendencia carecen de los recursos para llevarla a cabo.
La violencia y criminalidad que padece el triángulo norte de América Central (Guatemala, Honduras y el Salvador) se ha arreciado; extendiéndose también al triángulo sur (Nicaragua, Costa Rica y Panamá) con efectos perjudiciales para los derechos humanos, el Estado de derecho y la convivencia democrática de estos países. Su cercanía a la frontera mexicana incrementa las vulnerabilidades para la seguridad, siendo las principales rutas del trasiego ilegal de drogas y otros delitos conexos (tráfico y trata de personas, trasiego ilegal de armas de fuego, precursores químicos y lavado de activos).
“El triángulo norte de América Central (El Salvador, Guatemala y Honduras) probablemente es la región más afectada en términos de violencia, debilitamiento de las instituciones públicas e infiltración del crimen organizado en la economía, la sociedad y el sistema político”. (Kruijt, 2011)
Ante esta situación, varios gobiernos y movimientos sociales de la región han promovido un cambio de política, con tendencia a la paulatina despenalización y legalización de algunas drogas, fundamentalmente el cannabis (marihuana). Los debates han ganado fuerza en los foros regionales; destacándose la posición del presidente Uruguay, José Mujica y la del mandatario de Guatemala, Otto Pérez Molina, junto a los gobiernos de México, Colombia; lo cual pudo apreciarse en la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, 2012. Además se solicitó al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon una Conferencia Internacional Antidroga.
 Estas posiciones han contado con la férrea oposición de Washington, que ve en estas tendencias un freno a las políticas militaristas que impulsa en su cruzada contra las drogas. Paradójicamente, al interior de Estados Unidos, también se está avivando el tema, liderado por los Estados de Colorado, California y Washington.[**]
Varios gobiernos centroamericanos tienen una visión distinta sobre la lucha contra el tráfico ilegal de drogas y otros delitos conexos donde resaltan, el tráfico de personas y el de armas de fuego desde Estados Unidos. La seguridad de Centroamérica amerita un cambio de política ante el manifiesto fracaso de la guerra antidroga. Las experiencias de Países Bajos y Portugal en la despenalización y legalización, arrojan resultados positivos en cuanto a la disminución de la violencia e inseguridad.
Para afianzar la disminución de los flujos de ilícitos y sus lamentables consecuencias para la seguridad y la convivencia democrática, se reclama que la Reforma Migratoria estadounidense tome en cuenta la situación actual que viven los países de Centroamérica y sus inmigrantes en EE.UU. El incentivo de medidas que puedan alentar la legalización de los flujos migratorios, regularizar la situación de los inmigrantes y utilizar las remesas en los sectores productivos de estos países, pudiera corregir de forma paulatina, la crítica situación que viven los pueblos de Centroamérica en la actualidad.
La Operación Rápido y Furioso y las acciones del Pentágono, con el creciente uso de aviones no tripulados (drones) y de Fuerzas de Operaciones Especiales para el control de este delito, son algunas de las tendencias más negativas que se aprecian para la paz y la seguridad de Centroamérica.
Por otra parte, la corrupción y la debilidad institucional gana espacio con la militarización del enfrentamiento antidroga. En Centroamérica, “(…) los políticos de mano dura dan prioridad en cuanto a seguridad a la persecución de criminales de poca monta. Esto también distrae la atención de fiscales, jueces y magistrados. Además, crea silencio y espacio libre para los miembros del mucho más despiadado crimen organizado.” (Kruijt, 2011)
Los vínculos del negocio ilegal de drogas, con el tráfico de precursores químicos, el trasiego ilegal de personas y el lavado de dinero; constituyen aspectos básicos para conocer las dimensiones político-diplomáticas, socioeconómicas y de seguridad del flagelo de las drogas.
Habida cuenta de que Estados Unidos es el principal mercado de estupefacientes a nivel mundial y tomando en consideración la ampliación de las rutas de tráfico de Centroamérica, México y el Caribe hacia ese país, se valora este problema como un tema fundamental en la agenda de seguridad estadounidense hacia la subregión, por las peculiaridades que ha adquirido durante la Administración de Barack Hussein Obama.
En la actualidad EE.UU. es el líder indiscutible de los fallidos programas que delinean y definen las acciones antidrogas en Centroamérica y el Caribe. La Iniciativa Mérida y la CARSI han denotado la incapacidad de ese gobierno para impedir las consecuencias del tráfico ilícito de drogas en la subregión. Tal ineficacia, refleja la carencia de una estrategia que enfrente ese flagelo, con una visión integral sobre las esencias que lo promueven.
El incremento del poderío militar de EE.UU. en Centroamérica, bajo el pretexto de lucha contra el tráfico ilícito de drogas, le confiere una mayor relevancia al tema, no sólo por las consecuencias directas que acarrean, sino también por los intereses y amenazas que implican en las políticas impulsadas por ese gobierno.
El enorme impacto económico-social y de seguridad que causa este flagelo, afecta en la actualidad a toda la subregión. Por tal motivo deben considerarse, además de los daños a las inversiones extranjeras y el turismo, los efectos negativos sobre la violencia, la seguridad ciudadana, la pobreza, la marginalidad y la exclusión social. Estas consecuencias suelen propiciar una mayor cobertura, para que EE.UU. y sus aliados en Centroamérica, puedan demonizar y criminalizar las protestas sociales que ocurren en su contra.
Ante este panorama, se incrementa el uso de servicios privados de seguridad y protección por los sectores de poblacionales económicamente fuertes. Este fenómeno, unido al creciente empleo de contratistas y subcontratistas por el gobierno estadounidense para la lucha antidroga, aumenta la privatización de la seguridad en América Central. La crítica situación que vive la subregión, se ve acentuada por la corrupción, estimulada por las cuantiosas sumas de capitales de los carteles de la droga, que lesionan la eficiencia y credibilidad de instituciones cívico-militares.
CONCLUSIONES
En el actual escenario internacional se aprecia una recomposición del sistema de dominación de EE.UU. con la expansión del espíritu del Plan Colombia hacia México y Centroamérica; consolidando su control sobre el área del Gran Caribe en el plano de seguridad y complementando los acuerdos de dominación económica-comercial y financiera con el CAFTA-DR y la Alianza del Pacífico (AP).
El panorama de la integración regional, presenta enormes retos para Centroamérica y, a la vez, grandes potencialidades por su posición geoestratégica. De cualquier manera, los proyectos a los cuales deba adecuarse, tienen que priorizar su consolidación como bloque subregional; analizando las amenazas y posibles oportunidades de un nuevo canal interoceánico por Nicaragua, y el incremento de la colaboración en materia de seguridad, donde se exija la responsabilidad compartida y diferenciada de EE.UU. y la UE; pero que deje márgenes claros para el respeto de la autodeterminación y la integridad territorial de los pueblos de América Central.
En este sentido, resulta un pilar básico el rechazo de los proyectos de integración con el influjo del neoliberalismo de nuevo título -La Alianza del Pacífico- que intenta rediseñar el ALCA, proyecto que recibió su estocada final en noviembre de 2005, en Mar del Plata, por el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y Venezuela.
Pareciera que el futuro más favorable para los países centroamericanos pudiera estar marcado por el desarrollo de los vínculos económico-comerciales y financieros con el MERCOSUR, del que ya forma parte Venezuela. La ampliación de este esquema de integración resultaría más favorable y seguro a mediano y largo plazo
En el plano político-diplomático pudieran acentuarse las posiciones centroamericanas desde la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La aceptación de la Alianza del Pacífico (AP) se traduciría en la profundización de las asimetrías existentes, donde las economías más débiles sufrirían la re-deformación de sus mercados; acentuando la dependencia estructural a las potencias económicas centrales, donde EE.UU. mantiene su liderazgo.
Por otra parte, para pensar la integración de Centroamérica en términos de prosperidad debe analizarse, en todo caso, cuáles son los proyectos y alianzas que otorgan fortaleza a las Instituciones; dan oportunidades para el mejoramiento de las políticas públicas; reducen las brechas entre ricos y pobres; mejoren los índices de seguridad ciudadana, y mitiguen los niveles de corrupción político-administrativa, todo lo cual propicie la convivencia democrática de los pueblos centroamericanos.
La desregulación estatal y el afianzamiento de tratados de libre comercio, no ofreceuna alternativa viable para el futuro centroamericano. Los procesos de emancipación, las grandes luchas realizadas por estos pueblos contra el ALCA, pudieran verse frustradas por los alientos comerciales de la Alianza del Pacífico (AP). La gobernabilidad, la promoción de la seguridad ciudadana y un comercio sustentable, desde acuerdos que reconozcan las asimetrías existentes, resultan premisas básicas para el fortalecimiento de la integración centroamericana.
Como limitantes fundamentales para estos objetivos se destacan: la ausencia de voluntad política por parte de los Estados centroamericanos para fortalecer el SICA como entidad supranacional; la carencia de recursos financieros y humanos para el funcionamiento adecuado de la institucionalidad y el respeto de los acuerdos establecidos; la pérdida de los intereses nacionales con la transnacionalización de las inversiones de sectores importantes de las élites del poder en Centroamérica, que se oponen a un mayor desarrollo de la integración; la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones; la trasparencia en las gestiones gubernamentales y la eficiencia de las políticas públicas y de los programas de inclusión social.
Así las cosas, en el panorama de la política exterior y de seguridad de Centroamérica, que sin menos retos y amenazas presenta también nuevas oportunidades que esperemos lleven a un camino de respeto a la diversidad, y capacidad de concertación político-diplomática de estos Estados-nacionales, en favor del desarrollo sustentable para el mejor porvenir de la Madre América.

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Valenzuela, A. (6 de enero de 2011). Obtenido de En: http://spanish.panama.usembassy.gov/sp010611.html
Wallerstein, I. (28 de 10 de 2012). La política exterior de Estados Unidos y su opinión pública interna. Obtenido de www.rebelion.org/noticia.php?id=158332 publicado 28-10-2012
Wright Mills, C. (1957). La Élite del Poder. México DF: Fondo de Cultura Económica.
Youngers, C., & Rosin, E. (2005). Drogas y democracia en América Latina. El impacto de la política de Estados Unidos. Buenos Aire: Editorial Biblos.


[*] Alejandro L. Perdomo Aguilera, investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) adscrito al Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) de Cuba <alejandro.perdomo91@gmail.com
[†] El SICA se constituyó el 13 de diciembre de 1991 con la firma del Protocolo de Tegucigalpa, que reformó la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), de 1962. El bloque de integración está conformado por los estados de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. También se adhirió la República Dominicana como país asociado y México, Chile y Brasil, en calidad de Observadores Regionales; mientras que España, Alemania, la República de China (Taiwán) y Japón, lo hacen como observadores extra-regionales, a lo cual se ha sumado, producto de la crítica situación de inseguridad, la solicitud de EE.UU. como observador.
[‡]Véase al sobre este término el trabajo:Perdomo, A. (18 de octubre de 2012). El poderío nacional de los EE.UU y la diplomacia contra las drogas en Latinoamérica, en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=157811  
[§]Utilización de Fuerzas de Operaciones Especiales y medios no tripulados (drones) y contratistas en el despliegue militar hacia Nuestra América.
[**] En noviembre de 2012, fue aprobada a través del voto general, la iniciativa 502 (I-502) la cual fue elaborada por la Legislatura del Estado de Washington, por medio de la cual por primera vez se eliminan las sanciones criminales para cualquier mayor de 21 años que porte 28.5 gramos o menos de la droga para uso recreativo personal, dicha norma también legaliza la posesión de hasta 0.45 kilogramos de cannabis sólido para consumo y hasta 2.4 kilogramos en forma líquida, aunque siguen existiendo restricciones a conducir bajo la influencia de cannabis, el consumo en lugares públicos y el consumo de esta droga en lugares donde la ingesta de alcohol también está prohibida.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostuvo por primera vez una audiencia sobre las políticas de drogas


Comunicado de prensa
Para uso inmediato
Washington, D.C.—La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sostendrá hoy por primera vez una audiencia para analizar el grave impacto de las políticas de drogas en los derechos humanos. La audiencia se enfoca en la necesidad de revisar el enfoque de las políticas de drogas vigentes, haciendo hincapié en que éstas deben tener a los derechos humanos y la reducción de la violencia como objetivos centrales. La audiencia será llevada a cabo hoy 25 de marzo a las 2:00 p.m. hora de Washington D.C. y podrá ser vista por internet en al página de la CIDH aquí.
Los presentadores son:
  • Argentina: Gastón Chillier y Luciana Pol del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
  • Colombia: Rodrigo Uprimny, director de DeJusticia
  • Estados Unidos: Coletta Youngers, asesora principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA)
  • México: José Guevara, director ejecutivo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de México (CMDPDH)
  • Perú: Juan Manuel Torres, investigador del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos (CIDDH)
“La ‘guerra contra las drogas’ ha tenido un costo social enorme, resultando en el aumento de las tasas de encarcelamiento y sentencias desproporcionadas, en la criminalización de cultivadores y consumidores, y en la falta de políticas de salud en respuesta al uso problemático de drogas”, dijo Coletta Youngers de WOLA.
Por su parte Rodrigo Uprimny de DeJusticia dijo: “Es necesario que las políticas de drogas incorporen efectivamente un enfoque de salud pública y derechos humanos para superar los dramas vividos en muchos de nuestros países. En particular en Colombia la fumigación aérea a los plantíos de coca debería de ser suspendida, pues ésta no es efectiva y afecta a los derechos de las comunidades”.
José Guevara de la CMDPDHdijo: “En fechas recientes, México ha sido uno de los países que más ha sufrido el impacto de la Guerra contra las Drogas, visto en el incremento de la violencia, de las ejecuciones extrajudiciales, de las desapariciones forzadas, de la tortura, del desplazamiento forzado y en la erosión de las instituciones de impartición de justicia”.
Del CELS, Gastón Chillier dijo:“En Argentina, la lucha contra el tráfico de drogas es utilizada para justificar el endurecimiento de políticas de seguridad inefectivas. Por el contrario, estas políticas distorsionan el sistema de justicia penal impactando desproporcionado a las mujeres, quienes en su mayoría son encarceladas por micro-tráfico”.
“La mayoría de los detenidos por delitos de drogas en Brasil son gente pobre, no violenta, y que fue detenida con mínimas cantidades, en vez de los grandes traficantes o gente que está detrás del verdadero negocio de las drogas. La 'guerra contra las drogas' es un círculo vicioso que promueve la violencia y el narcotráfico”, dijo Rafael Custódio de Conectas Direitos Humanos, una de las organizaciones petitorias.
Por su parte, Juan Manuel Torres de Perú dijo: “La erradicación forzosa en el VRAEM presenta altos riesgos para los derechos humanos de los campesinos productores cocaleros. Por otra parte, los usuarios sufren continuos abusos y hostigamientos por parte de un sistema represivo obstinado en no cambiar de dirección”.
Las 17 organizaciones solicitantes de la audiencia son:
American Civil Liberties Union, Estados Unidos (ACLU)
Asociación Pro derechos Humanos, Perú (APRODEH)
Canadian Civil Liberties Association (CCLA)
Centro de Estudios Legales y Sociales, Argentina (CELS)
Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos, Perú (CIDDH)
Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Honduras (COFADEH)
Colegio Médico de Chile
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos (CMDPDH)
Conectas Direitos Humanos, Brasil
Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas, México (CUPIHD)
Corporación Humanas, Chile
El Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (DeJusticia), Colombia
Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay (IELSUR)
Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED)
Intercambios, Argentina
Fundación Myrna Mack, Guatemala
Washington Office on Latin America (WOLA)
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Fuente: WOLA

jueves, 27 de marzo de 2014

U.S. Southern Command: Diminished Resources Affect Mission

By CLALS Staff 
General John F. Kelly Photo credit: Secretary of Defense / Foter / CC BY
General John F. Kelly
Photo credit: Secretary of Defense / Foter / CC BY
In an annual posture statement to Congress and a press conference, SouthCom Commander John Kelly played up the successes of his command’s counternarcotics mission – particularly its “engagements” throughout Latin America – but emphasized that his effectiveness is threatened by budget cuts.  The General said that cooperation with Honduras, El Salvador, Guatemala, and others was “very, very valuable,” and he boasted that the United States has trained over 5,000 Mexican soldiers over the past year.  But he warned that “severe budget constraints” are limiting the Command’s ability to build on the progress.  On Capitol Hill, he said, “Let me be frank: reduced engagement risks the deterioration of U.S. leadership and influence in Central America, South America, and the Caribbean.”
Kelly had lots of praise for individual counternarcotics operations – specifically Colombia’s “unbelievable heroic efforts” with crop eradication and attacks on processing labs – and cited the effectiveness of his Command’s drug interdiction programs (capturing about 132 tons of cocaine in 2013) despite funding cutbacks.  But the General reported that his Command failed to intercept 80 percent of the drugs flowing out of Colombia and about 74 percent of all maritime flows.  Despite his praise for Colombia, his statements confirmed that it is still a major producer (reportedly third, after Peru and Bolivia) and the major exporter of cocaine to the United States.  SouthCom estimates that the cocaine industry is still worth $85 billion a year and has “franchises” in 1,200 U.S. cities.  Kelly also reported that heroin consumption in the United States is up 65 to 80 percent in the last several years – “and it all comes up through Latin America.”  He said that SouthCom has been directed to reduce the amount of drugs reaching the United States from Latin America by at least 40 percent – a goal he said he cannot achieve because of cutbacks.
Policymakers and program-managers always face a balancing act when speaking in Washington.  They understandably tout their successes; cite resource constraints as the reason for failure to attain mission objectives; and make a pitch for resources.  SouthCom, having a budget that dwarfs that of any other agency, traditionally has been primus inter pares in Latin America, but Kelly portrayed his Command as merely one of many in the U.S. interagency.  His praise of Colombia as a “regional security exporter” also hints at the unwillingness or inability of the Command to continue its investment in such operations.  When the best-funded U.S. agency operating in Latin America projects itself in this fashion, admitting that the vast majority of illegal narcotics still reach U.S. territory, it’s natural for U.S. taxpayers to wonder what they are getting for their many millions of dollars.  If the Obama administration cannot make a better case, U.S. counternarcotics policy would appear to lack direction and, absent a systematic review, will continue essentially on autopilot.
Fuente: Aulablog

Estados Unidos castiga a empresa de México por comerciar con Cuba

Mensaje del bancoPor Rafael Cabrera
La empresa mexicana Micra, dedicada a la venta y distribución de microscopios, en agosto de 2011 cerró la venta de un microscopio valuado en 100 mil dólares al Centro de Estudios Avanzados de Cuba.
Era simple la operación: la institución cubana dio un anticipo de 100 mil dólares a la productora del aparato, que se encuentra en República Checa, pero el Departamento del Tesoro de Estados Unidos congeló el dinero y no lo han podido recuperar.
La razón fue que la transferencia llevaba por nombre “Cuba” y, desde entonces, está bajo una investigación en la que no les han solicitado ningún tipo de prueba.
Carlos Segovia y Roberto Villaseñor, representantes de la compañía mexicana, narran que desde entonces han iniciado una lucha legal para que el Gobierno estadounidense y Banamex Citibank les devuelvan los cien mil dólares que mantienen bajo investigación.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) no les apoyó, tampoco la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Nos han dicho que el Departamento del Tesoro, a través de Office of Foreign Assets Control (OFAC), mantiene el dinero bajo una investigación porque el dinero es originario de Cuba. Pero, hasta ahora, ni siquiera nos han solicitado una explicación, nunca nos han llamado para presentar pruebas”, señala Villaseñor.
No era la primera operación de este tipo que hacía la empresa mexicana, aunque sí la única con Cuba. Segovia cuenta: “Habíamos hecho muchas otras operaciones de ese estilo con diversos países de Sudamérica sin ningún problema. En esta ocasión enviamos el dinero a través de Banamex, cuya filial en Estados Unidos es Citibank, y en la ficha de depósito para la transferencia se identificó como “Anticipo de Cuba”. Y por esa razón nuestro dinero quedó congelado”.
Los empresarios han reclamado a los bancos que, como clientes mexicanos, no están sujetos a las leyes y políticas estadounidenses referentes al embargo (bloqueo) económico que pesa sobre la isla, sin embargo la respuesta ha sido nula.
“A nosotros nos informaron hasta mediados de agosto del 2011 cuando ya habíamos buscado nuestra operación por todos lados, porque simplemente el dinero no llegaba a República Checa”, dice Villaseñor.
“Pedimos a Banamex que, si ellos no podían hacer esa operación, que nos regresaran nuestro dinero y ellos decían que no lo podían regresar por que estaba detenido por la OFAC, y desde entonces así ha estado. Al final nosotros tuvimos que cubrir esa pérdida, pero nos parece injusto que casi 3 años después su investigación no concluya”.
Su principal reclamo, insisten, es que con base a las Leyes mexicanas se les devuelva su dinero, pues como clientes no están sujetos a la legislación de Estados Unidos.
Las reglas y leyes que nos rigen a nosotros son las reglas mexicanas no las que rigen en Estados Unidos, inclusive con las reglas del comercio internacional no se está haciendo nada fuera de la ley”, dice Segovia.
Por el momento, los empresarios han iniciado un juicio mercantil ante el Juez Quinto de Distrito en Materia Civil en el DF, a fin de que se les reintegre su dinero.
Sin embargo, objetan algo: el juez ha dado cabida durante el juicio a recursos y argumentos provenientes de Estados Unidos.
Durante todo el proceso, la única prueba de que su dinero es investigado es un mail enviado por Citibank a Banamex explicando que la OFAC tiene retenido el dinero. “Como clientes estamos totalmente desprotegidos, ¿por qué creen que el embargo (bloqueo) hacia Cuba nos debe aplicar como empresa mexicana?”, cuestiona Villaseñor.
Fuente: Cubadebate

lunes, 24 de marzo de 2014

Comando Sur de EEUU instala un nuevo centro de operaciones en Paraguay

En Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro, el Comando Sur ha inaugurado, el sábado 22 de febrero de 2014, un Centro de Operaciones para Emergencias.

El anuncio fue realizado dos días antes por el director de planificación del Comando Sur, George Ballance, después de una reunión mantenida con el ministro de Defensa Nacional de Paraguay, Bernardino Soto Estigarribia. Al acto de inauguración asistieron el embajador estadounidense James Thessin, dos diputados del Partido Colorado y autoridades locales de los departamentos de San Pedro y Concepción.
El departamento de San Pedro es una zona en la que desde hace décadas se lleva una importante disputa por el territorio. Por un lado, organizaciones campesinas, pequeños productores y sintierras que han alcanzado un importante grado de desarrollo en la lucha social y política.
A esto se contrapone el modelo de agricultura mecanizada, que intenta seguir desplazando a los/as campesinos/as de sus tierras, y que ha ubicado a Paraguay como cuarto exportador mundial de soja.
Esta expansión apresurada de las empresas trasnacionales, que están dedicadas a la explotación de la tierra y biodiversidad, intenta manejar el rico territorio de los departamentos de la zona norte del Paraguay, aumentar hectáreas de plantación de soja y mayor control sobre la riquísima variedad natural que aún posee San Pedro y otros departamentos limítrofes.
Para el periodista Julio Benegas, el Centro de Respuesta a Situaciones de Emergencias representa un “envoltorio” más que legitima una decisión antigua del Estado paraguayo de ser aliado de los Estados Unidos para los planes de cooperación que los mismos impulsen.
Le resulta preocupante que esto se haya mantenido por décadas sin posibilidad alguna de abrir una discusión sobre el tema con la ciudadanía o con los mismos sectores políticos.
“Esta es una decisión no consultada, no puesta en discusión ni en el Parlamento, ni en la sociedad, ni en los grandes medios. Nos plantean como una naturalidad el hecho de la presencia de los norteamericanos, y esto es absolutamente abrumador, controlan todo, a nuestros oficiales, a los grupos operativos, en las capacitaciones sobre las nuevas amenazas, y en esa caracterización de las amenazas están ‘los otros’, los que ponen en peligro el orden, la paz y la estabilidad, desde el punto de vistas de ellos. Y esos ‘otros’ pueden ser los que ocupan plazas, territorios, los indígenas que resisten, una cantidad de actores que aparecen y que son los pobres. Ese es el marco ideológico bajo el cual se implementa eso y lamentablemente no lo tenemos discutido”, expresó.
Prácticamente desde la asunción de Horacio Cartes al poder, el departamento se encuentra militarizado, se han registrado varias situaciones irregulares por parte de los militares contra la población civil, sin mayor explicación por parte de las autoridades nacionales, ni muestras de interés por aclarar las diversas denuncias que se publicaron en contra del uso de la fuerza de los efectivos militares.
Santa Rosa del Aguaray es una de las ciudades más importantes de San Pedro. En todo este tiempo de transición democrática ha sido escenario de importantes movilizaciones campesinas, de luchas históricas para el movimiento popular, se han concentrado varias medidas de fuerza, se han resistido a represiones y persecuciones contra el campesinado, se han dado fuertes fricciones e importantes victorias de los asentamientos campesinos que rodean la ciudad, asentamientos que se constituyeron a pura lucha y movilización por medio de las ocupaciones de tierras improductivas hasta la llegada de los campesinos y campesinas.
Pero ¿cuál sería el objetivo político de Estados Unidos en edificar y equipar un Centro de Respuesta a Emergencias en el departamento de San Pedro y por qué justamente ahí? Según Benegas, “el norte es un centro de disputa territorial. Por un lado, una resistencia de las familias campesinas que se dan sobre todo en los asentamientos conquistados después del 89 y esos territorios están en litigio por las corporaciones multinacionales […] en un modelo donde están involucradas un montón de empresas norteamericanas y obviamente que las familias campesinas que se basan en el modelo de agricultura familiar son sus enemigos, porque cuestionan el latifundio, resisten, protestan. Desde esa perspectiva es claro el objetivo de la cooperación de Estados Unidos. Lo que hay aquí no es una cooperación, sino una intervención política directa para mantener un modelo de acumulación que otorga migajas a la oligarquía nacional”.
Fuente: LibeRed

miércoles, 19 de marzo de 2014

Cuando las personas están más seguras, hay más oportunidades para el comercio

por Gabriela Lehnhoff

Alan Bersin, Secretario Adjunto para Asuntos Internacionales y Oficial Diplomático en Jefe del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos visitó Guatemala y habló con ContraPoder acerca de la seguridad en la región.
por 
1) En 2012, usted dijo que la frontera guatemalteca con Chiapas es ahora la frontera sur de Estados Unidos. ¿Qué quiso decir con esto?
Durante los últimos 20 años, Estados Unidos y México han implementado las políticas y los programas que crean una ruta de progreso para facilitar cada vez más el comercio y los viajes, y para asegurar la frontera que los dos países comparten. Mientras esta colaboración aumenta y somos testigos de la creciente madurez del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, firmado hace 20 años), empezamos a ver una mayor y más segura circulación de personas y productos entre los Estados Unidos, México y Canadá —una verdadera economía y definición limítrofe de América del Norte. El próximo paso es que tanto los Estados Unidos como México trabajen con Guatemala para coordinar políticas que aborden la situación singular de seguridad y de economía a lo largo de la frontera Guatemala-México.
2) El gobierno de Estados Unidos trabaja en fortalecer su relación bilateral con México. ¿Cómo trabajará para fortalecer también su coordinación con autoridades guatemaltecas?
Estados Unidos ha buscado fortalecer la relación con el Gobierno de Guatemala por medio de una mejor coordinación con los funcionarios guatemaltecos sobre intereses comunes, que van desde la seguridad alimentaria hasta la lucha contra el crimen internacional. Más específicamente, promovemos el desarrollo humano por medio de entidades como el Servicio Exterior de Agricultura, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el Cuerpo de Paz y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Guatemala es la beneficiaria de seis iniciativas prioritarias presidenciales de los Estados Unidos, enfocadas en la seguridad alimentaria, la prevención del VIH/SIDA, la mitigación del impacto del cambio climático y la promoción de la salud, la seguridad ciudadana y los intercambios educativos. Todos estos programas requieren una cuidadosa coordinación con el gobierno guatemalteco. Por ejemplo, el Gobierno de los Estados Unidos ha comprometido US$200 millones para apoyar el Pacto Hambre Cero del Presidente Pérez Molina, que tiene como objetivo reducir la desnutrición crónica en un 10 por ciento para finales de 2015. El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) coordina con el Gobierno de Guatemala la investigación y la desarticulación de redes de crimen organizado transnacional, el desarrollo de la capacidad para asegurar adecuadamente las fronteras terrestres, los puertos aéreos y marítimos, así como la administración del flujo migratorio en la región. El Departamento de Seguridad Nacional de mi gobierno está comprometido a trabajar con contrapartes en Guatemala para facilitar el comercio legítimo y los viajes a través de la región por medio de la capacitación y la asistencia técnica, así como diálogos sobre políticas, mientras se mantienen los más altos estándares de seguridad.
3) Cómo responde el gobierno estadounidense a las amenazas de seguridad en la región?
La Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI, por sus siglas en inglés), es el pilar principal de nuestros esfuerzos regionales para aumentar la cooperación, tanto a nivel bilateral con países individuales, como a nivel regional para mejorar la seguridad ciudadana. El programa ha proporcionado cientos de millones de dólares estadounidenses para abordar específicamente las amenazas en la región.
4) Cómo hacen las iniciativas de seguridad para disminuir las amenazas a la seguridad regional y la seguridad pública en Guatemala?
Las iniciativas de seguridad fronteriza construyen la capacidad de compartir información entre todos los socios que velan por el cumplimiento de la ley, mejoran la tecnología para atacar el contrabando y el crimen fronterizo, dan prioridad al arresto de criminales peligrosos y amplían la colaboración para el cumplimiento de la ley. Estos esfuerzos contribuyen a la seguridad regional y a la seguridad pública en los Estados Unidos y en Guatemala. Mejorar la coordinación y el intercambio de información entre las agencias fronterizas, tales como las de aduanas, migración y las fuerzas de seguridad incrementa la seguridad de las comunidades a lo largo de la frontera y en el interior. Cuando las personas están más seguras, hay más oportunidades para el comercio.
5) Cómo se distribuye la asistencia de Estados Unidos hacia los cuerpos policiales y de seguridad en Guatemala para enfrentar el tráfico de drogas y el crimen organizado?
La misión en Guatemala se relaciona con las entidades guatemaltecas encargadas del cumplimiento de la ley y del sector justicia por medio de una variedad de programas. Por ejemplo, la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley en nuestra embajada proporciona capacitación y equipo para apoyar a la Policía Antinarcóticos de Guatemala. Por medio del Programa de Apoyo a la Aviación, el Gobierno de los Estados Unidos proporciona capacitación, equipo e infraestructura de apoyo para los helicópteros estadounidenses que fueron donados recientemente, los que brindan a las entidades guatemaltecas encargadas del cumplimiento de la ley la movilidad para trasladarse por todo el país para llevar a cabo las operaciones terrestres y aéreas de interdicción. Esto es importante porque en Guatemala la tercera parte de los habitantes del norte se encuentra muy lejana y los pocos caminos disponibles hacia esas áreas son a menudo intransitables. El Departamento de Defensa, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos trabajan con sus contrapartes guatemaltecas en interdicciones marítimas y terrestres. Estos son sólo algunos ejemplos de toda nuestra ayuda para el las fuerzas de seguridad pública.
6) Ve usted avances en la seguridad pública, cuerpos policiales y el sector justicia en Guatemala?
Han aumentado su capacidad para lidiar con la infraestructura criminal? Guatemala ha tenido muchos avances en materia de justicia y estado de derecho en los últimos años. Reconocemos los avances logrados en la investigación y el procesamiento de aquellos involucrados en actividades criminales. Aunque queda mucho trabajo por hacer, observamos éxito particularmente en el Programa de las Comisarías Modelo. El programa aumenta la capacidad de la Policía Nacional Civil para proporcionar seguridad ciudadana en las comunidades con la mayor incidencia de criminalidad.
7) Cuáles considera que son los mayores retos en materia de seguridad ciudadana en Guatemala?
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos desea continuar trabajando con el Gobierno de Guatemala para abordar los desafíos que enfrenta el país, mientras se mejora el estado de derecho y la seguridad ciudadana para todos los guatemaltecos.
Fuente: Contrapoder

Comunicado de Prensa: Declaración de la ONU sobre drogas no aborda las llamadas sin precedentes para la reforma

 
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Declaración de la ONU sobre drogas no aborda las llamadas sin precedentes para la reforma

( VIENA - 14-03-2014 ) Después de más de seis meses de negociaciones , los estados miembros de la ONU reunidos hoy en Viena, en la Comisión de Estupefacientes (CND ), el principal órgano de políticas de drogas de las Naciones Unidas , presentará en breve un declaración internacional sobre la política de drogas a nivel mundial. La declaración no reconoce las graves deficiencias del enfoque dominante en la lucha contra las drogas, a pesar de las numerosas, y sin precedentes, peticiones de reforma realizadas por los países europeos y latinoamericanos.

"No debemos dejarnos llevar por las ideologías y las ilusiones. Hoy sabemos que la idea de un mundo libre de drogas basado en la creencia de reducir la oferta para reducir la demanda es ilusa. Debemos mirar hacia las estrategias alternativas que aparecen en América del Norte y del Sur, así como en Europa, en lugar callar al respecto", dijo el delegado de la República Checa, haciéndose eco de las demandas de reforma política de drogas que hizo ayer por Colombia, Guatemala, Ecuador , México y Uruguay .

Las discusiones "reflejan un clima polarizado con posiciones inflexibles. Con respecto a los costos de [la guerra a las drogas]  todos los que actualmente estamos sufriendo sus impactos tenemos que mejorar nuestras políticas de ahora en adelante" , dijo la delegación noruega . "Hay una necesidad de un cambio radical y revolucionario," añadió el representante de Ucrania.

"Hacemos un llamado a las formas más eficaces para alcanzar los objetivos establecidos en los acuerdos internacionales. Se necesitan alternativas . Las políticas de drogas no pueden viajar a la velocidad de un telégrafo , mientras que los problemas de drogas se desarrollan a la velocidad de Internet de banda ancha" , dijo el jueves la delegación de Colombia .

Además, muchos otros países expresaron una serie de preocupaciones por el estado actual de la política global de drogas.

Ann Fordham , Directora Ejecutiva del Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas, dijo: "Este es un punto crítico en la historia y muchos gobiernos están listos para el cambio, pero lamentablemente la declaración de la ONU que va a ser aprobada es débil y no refleja esta realidad. Es una oportunidad perdida. Muchos gobiernos frustrados han hecho declaraciones contundentes en estos días que dejan claro que ya no tienen estómago para continuar con la farsa de un consenso mundial sobre las drogas."

"Si la Comisión de Estupefacientes falla a comprometerse seriamente o hace caso omiso a la agenda de reformas, será progresivamente marginada e ignorada.  Los jefes de estado priorizan la salud de sus ciudadanos sobre la retórica de drogas dura y los enfoques policiales contraproducentes", añadió Danny Kushlick , de la Fundación Transform.
Fuente: Espolea

Entrevista a Junior Garcia Aguilera