por Ángel Guerra Cabrera
Estaba cantado desde que Obama habló de su famosa
línea roja. Había que ser muy ingenuo para no darse cuenta entonces que el
supuesto uso de armas químicas “por el régimen de Assad” sería el pretexto para
atacar a Siria, equivalente a las inexistentes armas de destrucción masiva de
Irak. ¡Qué falta de imaginación! Siempre las mismas burdas mentiras. Recuerden
el ya lejano incidente del golfo de Tonkin, patraña utilizada por Washington
para iniciar la guerra contra el Vietnam heroico.
Obama y sus compinches toparon en más de una
ocasión con el veto ruso y chino en el Consejo de Seguridad(CS) de la ONU pues
ambas potencias quedaron escarmentadas después de la utilización de su voto
para triturar a Libia. Ello y que Siria es un hueso muy duro de roer es lo que
ha retardado la intervención directa yanqui. Pero la presión de Israel y de los
halcones le ha doblado, otra vez, el brazo al predicador de la Casa Blanca,
arrastrándolo a otra agresión de corte nazi, al margen del CS y, por consiguiente,
del derecho internacional como ya hizo contra Trípoli e hicieron sus
antecesores contra Serbia e Irak.
No hay una sola prueba de que Damasco haya usado
armas químicas en el barrio capitalino de Al Ghuta. La “noticia” vino de los
escuadrones yanquis de la muerte en Siria, financiados por las democráticas
Arabia Saudita, Quatar y demás petromonarquías del Golfo Pérsico. Operan bajo
el nombre de Ejército Sirio Libre y están formados por franquicias de Al
Quaeda, como los asesinos de Al Nusra y mercenarios jordanos, iraquíes, libios
y chechenos, entre otros. Es más, la urgencia del ataque parece responder al
temor de que los recién llegados inspectores de la ONU emitan un dictamen
contrario al discurso machacado sin parar por la jauría mediática.
¿Quién que no esté en el limbo puede creer que el
presidente Bashar al Assad, un político sagaz y curtido cometa la estupidez de
usar armas químicas a solo unos kilómetros del hotel donde se alojan los
inspectores de la ONU precisamente cuando ha logrado voltear el curso de la
guerra civil a su favor?
El servilismo ante Estados Unidos del
multimillonario Cameron y el incoloro Hollande contrasta con la independencia
de varios líderes de Nuestra América, donde los tenemos de la talla de Evo
Morales. Cuando pretendieron doblegarlo en su vuelo de regreso a Bolivia se
pudo apreciar cristalinamente su altura de estadista y confirmar la
insignificante estofa moral e intelectual de casi todos los gobernantes
europeos.
El secretario John Kerry sermonea sobre la
“obscenidad moral” de Assad al usar armas químicas “contra su propio pueblo”.
¿Habrá olvidado Kerry que fue su gobierno el que facilitó la inteligencia y las
fotos de satélites a Saddam Hussein para guiar sus proyectiles con armas
químicas contra las tropas iraníes? ¿Habrá olvidado el uso masivo de uranio
empobrecido en Faluya(2004) por su ejército y en Basora por sus cómplices
británicos? En Faluya hoy nacen niños sin cabeza, con un solo ojo, sin brazos,
con las vísceras fuera del vientre, con leucemia. Los niños de Faluya sufren
más deformaciones al nacer que sus iguales de Hiroshima y Nagasaky, donde, por
cierto, Estados Unidos achicharró en segundos a cientos de miles de civiles
japoneses sin ninguna justificación militar. ¿Se inmutó siquiera Obama
ante el uso de fósforo blanco por Israel contra los densamente poblados barrios
palestinos de Gaza durante la Operación Plomo Fundido?
El señor que ordena personalmente cada objetivo de
los drones que casi siempre matan inocentes no puede venirnos
con historias de moral y tampoco de democracia cuando el propio ex presidente
Carter ha dicho que “Estados Unidos no tiene una democracia funcional”.
Lo que persigue el imperialismo es balcanizar al
mundo árabe para evitar movimientos democráticos, proteger a Israel y
quedarse con los hidrocarburos y el agua de la región. Como en Irak
exacerbar el baño de sangre confesional o como en Libia entregarlo a los
asesinos de las milicias fundamentalistas. El pecado de Siria es no someterse a
Washington, apoyar a la heroica resistencia de Hezbolá y junto a esta e Irán
oponerse a los planes de dominación imperialista en la región. También,
sembrar el veneno terrorista en el mundo islámico para desbordarlo a las zonas
musulmanas de Rusia y China, sostenes del mundo multipolar detestado por los
neoconservadores.
Obama inicia una irresponsable e innecesaria
provocación contra Moscú, Teherán y Pekín de consecuencias inimaginables.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/08/29/opinion/028a1mun