lunes, 6 de enero de 2014

Nueva York, demócrata


Revista Debate

Luego de dos décadas de gobiernos conservadores, la ciudad eligió a un demócrata que habla de las desigualdades sociales. Cinco áreas clave.

La feliz y aplastante victoria de Bill de Blasio sobre Joe Lhota en las elecciones para alcalde de Nueva York brinda una oportunidad única por generación para que los progresistas tomen las riendas del poder en la mayor y más simbólica ciudad de Estados Unidos. El resto del país estará observando cómo este liberal se maneja para cumplir con su promesa de “no dejar relegado a ningún neoyorquino”. La lista de tareas del nuevo alcalde será extensa, y lo que sigue no tiene como objetivo abarcarlo todo; pero presentamos cinco áreas donde vemos posibilidades inmediatas para un cambio significativo en la ciudad con De Blasio al frente.

La economía y la inequidad
“La historia de dos ciudades” de la campaña de De Blasio se centró en el problema fundamental de la ciudad de Nueva York: el drástico aumento de la brecha en los ingresos, tendencia que se aceleró fuertemente bajo el mandato del alcalde saliente Michael Bloomberg. Como hemos resaltado en el artículo “La Ciudad Dorada”, el 1 por ciento más rico de los neoyorquinos contó con el 39 por ciento de la participación de ingresos de la ciudad en 2012, en comparación con el 12 por ciento en 1980. Llevar a cabo la propuesta de campaña de De Blasio de que aquellos con ingresos de 500 mil dólares sean los que más tributen para un servicio médico universal sería un buen modo de revertir la tendencia, aunque tiene que persuadir a la Legislatura del Estado a que lo respalde, y puede llevar algún tiempo implementar el plan.
Mientras tanto, hay otros pasos que el alcalde electo puede dar para manejar la inequidad que él denominó, en su discurso luego de la victoria, “el desafío definitorio de nuestro tiempo”. Deberá tapar los vacíos en el sistema tributario y persuadir al Estado a finalizar las bandas tributarias para las propiedades de lujo, terminar con la elusión impositiva en las empresas y recortar los subsidios para los desarrolladores (los que se incrementaron casi diez veces bajo el mandato de Bloomberg). ¿Y por qué implementar nuevamente el impuesto a los viajes? Hay muchos cambios en la estructura impositiva de la ciudad que suenan improbables -y la combinación del impuesto a las ganancias personales y a los ingresos de las empresas ya es relativamente progresista- pero detener las ofrendas a los ricos es esencial si la ciudad desea ocuparse de las apremiantes necesidades sociales.
La herramienta más poderosa con la que cuenta el alcalde es el presupuesto de 72 mil millones de dólares de la ciudad, el cual puede utilizar para promover un desarrollo económico equitativo y servicios bien financiados para todos. Puede realizar inversiones en infraestructura que ahorren dinero y energía en el largo plazo para lograr que la ciudad pos huracán Sandy se fortalezca frente al cambio climático, mientras que incrementa los tipos de trabajos e industrias que ofrecen seguridad económica y movilidad social para el neoyorquino común.
Incluso pequeños cambios podrían significar una gran diferencia para mucha gente. Por ejemplo, la ciudad otorga miles de millones de dólares en contratos a organismos sin fines de lucro para servicios sociales, como el cuidado de los niños, salud pública y programas para ancianos, jóvenes e indigentes. Pero hasta 50 mil trabajadores de estas agencias son pobres o casi pobres, según James Parrott del Instituto de Política Fiscal. El intendente podría otorgarles un salario digno como parte del presupuesto ejecutivo preliminar para 2015, con vencimiento el 16 de enero.
Trabajo La mejora de la clase trabajadora de Nueva York exigirá el regreso de los sindicatos. Este intendente proclive al incremento de puestos de trabajo probablemente cumpla su promesa de recobrar la seguridad del trabajo de los conductores de transporte escolar de la ciudad, quienes hicieron una huelga poco exitosa este año. La ciudad también debe aumentos a maestros, enfermeros y otros trabajadores municipales, quienes contribuyeron enormemente a la ciudad y sólo vieron disminuir sus ingresos. Pero así como lo admiten en privado muchos sindicatos del sector público, deberá haber negociaciones ya que 150 gremios que trabajaron bajo el mandato de Bloomberg sin contrato buscan acuerdos con el nuevo intendente.
El tema más crítico para el trabajador es sin duda otro: la organización del sector privado. De Blasio ha prometido respaldar la formación de sindicatos de los trabajadores del sector privado, y asistió a manifestaciones realizadas por empleados de empresas de comida rápida y lavaderos de autos durante su campaña. Ahora puede utilizar la autoridad moral de su cargo y la capacidad de la ciudad para potenciar los sindicatos. A este respecto, puede emular el modelo del antiguo alcalde de Nueva York Fiorello La Guardia, que usó sus poderes para ayudar activamente los derechos de los trabajadores en disputas industriales.
Para ayudar a los trabajadores de bajos recursos de maneras diferentes, De Blasio puede expandir la ley de los días por enfermedad pagos para cubrir a 300 mil trabajadores que quedaron fuera de la medida sancionada por el Consejo de la Ciudad este año. Y con aliados progresistas en el Consejo, puede profundizar la limitada ley de salario mínimo, sancionada el año pasado con el veto de Bloomberg.
Viviendas e indigentes La respuesta usual del intendente Bloomberg cuando se le recordaban los 50 mil indigentes viviendo en refugios cada noche era criticar sus elecciones personales o sugerir que los refugios se habían tornado demasiado atractivos. De Blasio tiene una actitud diferente, gracias a su comprensión de la indigencia como un problema económico. Ha expresado su apoyo a reformas clave planteadas por defensores de indigentes, por ejemplo, direccionar asistencia accesible para viviendas (incluyendo los vouchers de la Sección 8 y parcelas destinadas a la vivienda pública) a las familias indigentes.
En términos de viviendas accesibles en general, el alcalde electo prometió construir 200 mil unidades en diez años. Es una meta elogiable, pero es crucial que las nuevas unidades sean realmente accesibles. El plan de Bloomberg destinó sólo un tercio de las unidades a inquilinos de muy bajos ingresos, y sólo el 4 por ciento para los indigentes. En un momento en que el gobierno federal hace poco por la vivienda, eso no es suficiente. El nuevo alcalde puede también usar su poder para nombrar miembros del Directorio de Pautas de Alquiler con el fin de asegurar que la ciudad continúe habitable para aquellos que no pueden pagar alquileres de mercado estratosféricos; y puede fortalecer las zonas de inclusión para asegurar que los desarrolladores construyan unidades accesibles o establecer un fondo para dicho propósito.
Educación Al asumir De Blasio el liderazgo de las escuelas públicas de Nueva York, deberá decidir cómo construir sobre los logros de Bloomberg mientras se ocupa de los problemas aún existentes. Hay discusiones acerca del número, pero es claro que con Bloomberg las tasas de graduación se elevaron sustancialmente, y se crearon muchas escuelas, mejores que los enormes y viejos colegios que reemplazaron. Aun así, hay áreas de fuerte debilidad que exigen un nuevo enfoque:
1. La formación de estudiantes anglohablantes. Bajo Bloomberg, las necesidades de esta creciente población fueron ampliamente ignoradas, a pesar de las elevadas tasas de deserción y el bajo desempeño académico.
2. Respaldo a las escuelas más débiles. El enfoque de Bloomberg fue cerrarlas en vez de brindar redes de soporte, especialmente a aquellas de estudiantes en situación precaria.
3. Alianzas estratégicas en barrios de alta pobreza. Las escuelas en estas áreas necesitan trabajadores sociales, psicólogos y clínicas de salud para solucionar la vasta diversidad de problemas que conlleva la pobreza. Aproximadamente el 70 por ciento de los niños de escuelas públicas de Nueva York proviene de familias cerca o por debajo de la línea de pobreza.
4. Una evaluación justa del sistema y un paquete de compensación ecuánime para los maestros. Si el intendente desea expandir programas para niños muy pequeños y fuera del horario escolar, deberá lograr que la Federación de Maestros respalde un nuevo contrato que brinde los recursos para estas iniciativas.
Policía y Justicia Penal Ante todo, el intendente debe abolir los denominados “objetivos de productividad” de la Policía de Nueva York, un eufemismo para un sistema de cupos que con Bloomberg y el jefe de policía Ray Kelly ha conducido a arrestos indiscriminados o falsos arrestos, controles ilegales y otras técnicas de acoso que socavan la relación de la policía con las comunidades y derivan en políticas de control injustas y contraproducentes.
Suceda lo que suceda con los controles ilegales en los tribunales, el alcalde deberá dar pasos no sólo para limitar, sino para terminar con esta práctica indeseable, que tiene como objetivo a los negros y latinos. Es también crucial terminar inmediatamente con el control ilegal de las comunidades musulmanas. Como lo resalta el Proyecto de Reforma Policial, se necesita también una revisión general sobre las prácticas policiales que elimine el enfoque agresivo y punitivo -a veces denominado “control policial proactivo”- y orientarlo a la comunidad, con medidas tendientes a solucionar problemas que se centren en involucrar a los líderes y residentes barriales, programas de servicios locales, centros comunitarios e iglesias.
Algunos pueden decir que De Blasio tiene una gran tarea por delante. Pero también tendrá una gran cantidad de gente que lo respalde, lo que parece ser un número récord de aliados en la bancada progresista del Consejo de la Ciudad que lo apoyarán, pero que también lo responsabilizarán. Luego de doce años de Bloomberg, es extraordinario que la liberal Nueva York haya obtenido un socio acorde.
Traducción: Jorge Reparaz
 Copyright: The Nation
Fuente: Rebelion

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