miércoles, 22 de enero de 2014

Scorsese: Wall Street es el equivalente moderno de la mafia

por François Forestier

Entrevista con Martin Scorsese, director de “El lobo de Wall Street” :: Para Scorsese, más pesimista que nunca, esos son los verdaderos delincuentes
Está dispuesto a devorar el mundo entero, incluyendo acciones, obligaciones, fondos alternativos y productos derivados. Como un carnívoro suelto por la Bolsa, el héroe de la última película de Martin Scorsese, ‘El lobo de Wall Street’ [The Wolf of Wall Street], es un adicto al éxito: lo tendrá todo, yate, criaturas de ensueño, helicóptero a domicilio y montañas de cocaína sobre la mesa, antes de terminar en la cárcel como “Bernie” Madoff o Walter Forbes. [1] Grandeza, podredumbre y decadencia: Scorsese filma esta enloquecida saga de los 80 (una historia auténtica) con la energía de la desesperación. ¿Se ha erradicado a la mafia para dejar paso a esta raza de buitres? Ayer, los truhanes robaban y mataban; hoy en día, los agentes de cambio despluman a todo el mundo y, como dice uno de ellos en la película, se masturban dos veces al día de pura satisfacción.
Scorsese describe una sociedad sin valores espirituales y, desde ahora, sin redención posible. Todo se vende: la felicidad tiene su tarifa, las almas pagan IVA, el paraíso es forzosamente fiscal. Hace cuarenta años, Scorsese estrenaba Mean Streets, en la que declaraba que “pagas por tus pecados en la calle, no en la iglesia”. Hoy en día, cualquiera que sea el lugar, se paga, eso es todo. Dios cuenta sus dólares y el infierno, sin duda, son los otros (los que no tienen ni cinco).
Le Nouvel Observateur – Así pues, Wall Street ¿es el equivalente moderno de la mafia?
Martin Scorsese – Exactamente. El héroe de ‘El lobo de Wall Street’, Jordan Belfort, es hermano de Henry Hill, el personaje de ‘Uno de los nuestros’ [Goodfellas] Este último llegaba a tenerlo todo, dinero, mujeres, cocaína, mientras iba ascendiendo en la jerarquía de la mafia. En Wall Street cambia el decorado y, en apariencia, la moralidad es más refinada, pero es la misma cosa. Socialmente no es aceptable ser un gángster. Por el contrario, está bien hacer dinero gracias al sistema, sean cuales sean los medios.
¿Dónde está la línea divisoria?
Me lo pregunto. Cuando era pequeño, observaba a la gente en mi barrio italiano: era algo muy contrastado. Estaban quienes tenían un aura de responsabilidad y estaban quienes no lo tenían. Yo sabía que entre los excluidos había gente correcta, pero a la que trataban como a rufianes. Era todo una cuestión de imagen.
¿Qué es lo que ha hecho cristalizar, en su opinión, esta visión de la sociedad?
Es que vi ‘La ópera de cuatro cuartos’ ['La ópera de los tres centavos', titulo original alemán de Bertolt Brecht] en mi adolescencia y me estremeció. La obra la ponían en el Greenwich Village y nunca se me ha olvidado el final. Cuando van a colgar a Mackie el Navaja, pide la palabra. Cuenta lo que ha hecho y es exactamente lo mismo que Chaplin en ‘Monsieur Verdoux’: vuelve sus propias infamias contra sus acusadores: “¿Qué es robar un banco? Fundar un banco, ¿no es lo mismo?”, pregunta. Para él es igual la moral de los dos.
Su héroe se comporta como un lobo, como indica el título de la película…
Sí, el mundo de las finanzas se ha vuelto más brutal y reina la violencia. Entre ‘La ópera de cuatro cuartos’ y ‘El lobo de Wall Street’, hay una distancia galáctica, pero a peor. He intentado dar cuenta de este extraordinario desbocamiento. Cuanto más nos hundimos en este sistema, más aumenta el peligro en torno a nosotros.
Por lo general, sus personajes experimentan un ascenso, un paraíso momentáneo, una caída y luego una redención. Pero aquí no hay redención. ¿Ya no cree en ella?
Mucho me temo que no haya redención posible para los lobos. Llevar a cabo ventas, cerrar compras, ganar, ¡qué gozada! Eso no se puede olvidar ni borrar. Por tanto, no hay redención posible.
¿Le falta entonces su fe católica?
Me desespera lo que veo a mi alrededor.
¿Dónde está el Scorsese de ‘Toro salvaje’ [Raging Bull]?
Desapareció con los valores de la época, que han cambiado. Hoy en día, todo lo que se enseña a los jóvenes es la idea de que hay que hacerse rico.
¿Es usted pesimista?
Soy un pesimista… que tiene esperanza.
¿Se ha convertido usted entonces en Woody Allen?
¡Ja, ja, ja¡ (ríe a carcajadas)… No es cosa de rendirse, hay que seguir luchando. Siempre me siento decepcionado, pero vuelvo a empezar de cero. Vuelvo a leer a menudo a un hombre que considero un viejo amigo, Albert Camus. Acabo de releer ‘La peste’, y es una filosofía que me gusta: estamos en el absurdo, pero seguimos creyendo en el hombre.
Tendrían que excomulgarle.
Es lo que me dice a veces mi mentor, el padre Francis Principe. Tiene 86 años y me llevaba de la mano cuando yo tenía 11. Celebramos hace unas semanas los 60 años de su ordenación. ¡Me hizo leer a Graham Greene y a Camus! Él es quien me hizo pensar que tal vez no existiera el pecado original…
¡Herejía! ¡A la hoguera!
(Ríe a carcajadas)… Soy un católico fallido, eso seguro, lo cual me permite hacer películas, trabajar en la industria del espectáculo. Si no, no haría ninguna concesión. Rezaría constantemente. Hacer películas significa tener una agarrada con el mundo exterior, enfrentarse a él.
Hace usted una película cada dos años. ¿Por qué ese ritmo?
Soy consciente de que pasa el tiempo. No me queda mucho por delante. ¡Y hay todavía tantas películas que hacer! Tengo pánico. He malgastado un periodo de mi vida.
¿En los años 70, cuando estaba usted enganchado a la cocaína?
Sí. Yo era como Leonardo DiCaprio en ‘El lobo de Wall Street’: quería ir hasta el límite. Estuve a punto de morir. El día en que pude mirarme a mí mismo, vi a un hombre que era un fraude. Confieso que hay ciertos elementos en el personaje de Leonardo DiCaprio que son autobiográficos. Viví una temporada chalado. Acababa de rodar ‘El último vals’ [The Last Waltz], que había sido el tope de la locura, y había empezado a trabajar en ‘Toro salvaje’. Todo cambió. Yo no soy como Mackie el Navaja, que no fabrica nada, no produce nada. Yo creo. ¡Y eso supone toda una puñetera diferencia!
¿El cine le salvó?
Justamente. Yo quería hacer cosas, contar historias, dirigir películas. Estaba rabioso. Con la coca era imposible. Era un callejón sin salida.
¿Qué es lo que le guía en su amor por el cine?
El corazón. Cuando hago una película, quiero encontrar el corazón que late en la historia que cuento. Es una cosa que tuve que perder en ‘El color del dinero’ [The Color of Money]: no lamento haber hecho esta película, pero la realicé como una forma de terapia. Me hacía falta volver a levantarme. Paul Newman me ofreció esta oportunidad como un verdadero caballero. Pero mi objetivo último era en el fondo ‘La última tentación de Cristo’ [The Last Temptation of Christ]: cuando rodé esta película, supe que había sobrevivido. Tomé ejemplo de John Cassavetes, de quien admiro su entusiasmo. Adoro ‘Faces’…
Ha filmado usted en digital una buena parte de ‘El lobo de Wall Street’…
Sí… Ya había hecho intentos con ‘Hugo’ [La invención de Hugo], pero ya no hay manera de hacerlo de otro modo. Prefiero la película química, pero es algo acabado, es una batalla perdida. Lo que echo de menos es el negativo. Hay algo en la calidad de un rostro en el celuloide que no se encuentra en digital. El grano, la respiración, no sé… Lo digital cambia totalmente nuestra forma de ver.
¿De qué manera?
Cuando veo una película antigua, ‘Casablanca’, por ejemplo, en restauración digital, percibo cosas que antes no veía. Afecta a toda la película. Hay obras que no puedo volver a ver en celuloide, son demasiado imperfectas. El digital nos da una precisión quirúrgica. No queda sitio para la imprecisión, la duda. Ya no se soporta. De golpe, puede que cambie toda la historia del cine. Por lo menos, nuestra visión de ella. Tal vez nos acercamos a la calidad de la película de nitrato de la época del cine mudo.
También se redescubren de golpe ciertas películas.
Sí. En mi adolescencia vi por primera vez ‘Ciudadano Kane’ [Citizen Kane] y ‘El tercer hombre’ [The Third Man] en la pantalla televisiva. Cuando volví a verlas en la gran pantalla, me quedé sin aliento. Vuelvo a verlas en digital y me quedo sin aliento. ¡Hasta en una tableta resultan geniales! El alma de estas películas ha sobrevivido, no importa el soporte que sea.
¿Qué es lo que orienta sus elecciones a la hora de rodar?
Los personajes. No la historia. Me fascina el comportamiento de los personajes. Hoy día vivimos en la dictadura del ‘storytelling’: hace falta que haya peripecias, aventuras, sucesos. Cuando Fellini hacía ‘La dolce vita’, no contaba una historia de la A a la Z: dejaba avanzar a los personajes en situaciones que no eran necesarias, los seguía, los observaba y la película se construía sobre esto. Los actos de los personajes les daban una profundidad, una existencia, una verdad. Con Leonardo DiCaprio, estamos completamente de acuerdo en esto. A menudo me preguntan por qué trabajo con él: ya son cinco las veces que hemos colaborado. Y yo respondo: ¿por qué no? Compartimos la misma ambición. Revelar algo…
¿Y es, entonces?
…Algo de la naturaleza humana. No hay otra cosa que interese. El arte es eso, ¡nada más que eso!

Nota del t.: [1] Walter Forbes, ejecutivo jefe de CUC International y Cendant Corporation fue condenado en 2007 a 12 años de cárcel por fraude y condenado a pagar indemnizaciones por valor de 3.280 millones de dólares.
Martin Scorsese (1942) debutó en 1969 con “Who’s that Knocking at my Door?” Y ha dirigido 33 largometrajes y documentales. Palma de Oro en Cannes por “Taxi Driver”, recibió el Oscar a la mejor película y director en 2007 por “Infiltrados” [The Departed]
Le Nouvel Observateur. Traducción para sinpermiso.info: Lucas Antón
Fuente: Forum Mundial de Alternativas

Washington reconoce haber asesinado a Lumumba.


martes, 21 de enero de 2014

Noam Chomsky: “El pacto Transpacífico de Obama es un asalto neoliberal de dominio corporativo”

por RT / http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179700

El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) que la Administración de Obama busca firmar es un asalto a los trabajadores, ya que está destinado a una mayor dominación corporativa, dice el activista Noam Chomsky.
Aunque el Gobierno de Barack Obama —que ha estado negociando desde hace años para ser miembro del TPP, así como otras 11 naciones del Pacífico— todavía no ha firmado el acuerdo, grupos de intereses corporativos estadounidenses ya han manifestado su fuerte apoyo al TPP, que describen como un acuerdo de libre comercio que fomenta el crecimiento económico.
Sin embargo, varios expertos aseguran que ese tratado tendrá efectos negativos sobre todo en el acceso a medicinas, cultura, libertad en internet y en las regulaciones medioambientales. No en vano, los sindicatos de trabajadores y una serie de grupos tradicionalmente liberales, así como ecologistas y defensores de la salud pública, han criticado duramente las negociaciones.
El lingüista, activista y analista político estadounidense Noam Chomsky considera que ese acuerdo busca poner “en competencia entre sí a los trabajadores de todo el mundo para bajar los salarios y aumentar la inseguridad”. El experto argumentó en declaraciones al diario ‘The Huffington Post’ que gran parte de las conversaciones abordan cuestiones fuera del comercio ya que, según él, se centran más en imponer nuevas normas de propiedad intelectual en el extranjero y aumentar el poder político de las empresas.
Por otro lado, Chomsky lamentó que el acuerdo —al que tachó de ser en concreto “una escalada de metas políticas neoliberales”— sea un “secreto para la población, pero no para los negociadores de las corporaciones”.
La población total de los países miembros de la unión sería de unos 800 millones de personas, y su PIB alcanzaría un 40% del índice mundial. Lori Wallach, una de los líderes del grupo estadounidense Public Citizen de defensa del derecho del consumidor, contó a RT que el acuerdo representa una gran amenaza para los países miembros de la asociación y sus habitantes, y que además existe un cierto peligro para algunos países de la zona.
Fuente: Forum Mundial de Alternativas

Kissinger dio luz verde al asesinato masivo en Argentina

                               por David Corn
Hace sólo unos meses, Henry Kissinger estaba bailando un poco raro con Stephen Colbert en el programa Comedy Central de este último. Pero durante años, el ex Secretario de Estado ha eludido el juicio por su complicidad en las horribles violaciones de los derechos humanos en el extranjero, y un nuevo documento proporciona una clara evidencia de que en 1976 Kissinger dio “luz verde” a la junta militar neo-fascista de Argentina para la guerra sucia que estaba llevando a cabo contra civiles y militantes de izquierda, hecho que dio lugar a la desaparición -es decir, la muerte- de unas 30.000 personas.
En abril de 1977, Patricia (Patt) Derian, una activista de los derechos civiles, a quien el presidente Jimmy Carter había nombrado secretaria de Estado adjunto para los derechos humanos, se reunió con el embajador de EE.UU en Buenos Aires, Robert Hill. Un memo con la grabación de esa conversación aparece ahora, desenterrado por el investigador Martin Edwin Andersen, quien en 1987 fue el primero en revelar que Kissinger había apoyado a los generales argentinos para que continuaran con su campaña de terror contra los izquierdistas (a quienes la Junta hace referencia habitualmente como “terroristas”).
El documento revela una reunión que Kissinger sostuvo con el ministro de Relaciones Exteriores argentino César Augusto Guzzetti, en junio del año anterior, y encuentro que fue ratificado por el Embajador Hill a Patt Derian. Lo que Kissinger y Guzzetti discutieron ya había sido revelado en 2004, cuando el Archivo de Seguridad Nacional obtuvo y publicó el memorando secreto de la conversación durante esa tertulia. Guzzetti, según ese documento, dijo a Kissinger: “nuestro principal problema en Argentina es el terrorismo”. Kissinger respondió: “Si hay cosas que tienen que hacer, deben hacerlo rápidamente. Pero usted debe volver rápidamente a los procedimientos normales.” En otras palabras, sega adelante con su cruzada de muerte contra de los izquierdistas .
El nuevo documento muestra que Kissinger fue aún más explícito en el apoyo a la junta militar argentina. La nota que acaba de aparecer describe la conversación Kissinger-Guzzetti de esta manera:
“Los argentinos estaban muy preocupados de que Kissinger diera una conferencia criticándolos en materia de derechos humanos. Guzzetti y Kissinger mantenían un muy largo desayuno, pero al secretario no le plantearon el tema. Finalmente Guzzetti lo hizo. Kissinger le preguntó cuánto tiempo le tomaría (a los argentinos) limpiar el problema. Guzzetti le respondió que se haría a finales de año. Kissinger aprobó”.
En otras palabras, el Embajador Hill dijo que Kissinger dio a los argentinos la luz verde.
Esa es una afirmación irrefutable: Un embajador de EEUU reveló que un secretario de Estado había incitado a un régimen represivo a desatar una matanza.
En agosto de 1976, de acuerdo con la nueva nota, Hill discutió el asunto personalmente con Kissinger, en el camino de regreso a Washington después de una reunión en el Bohemian Grove de San Francisco. “Kissinger, dijo Hill a Derian, confirmó la conversación con Guzzetti e informó a Hill que quería que Argentina “terminara su problema con los terroristas antes de fin de año”. Kissinger estaba preocupado por las nuevas leyes de derechos humanos aprobadas por el Congreso que exigen a la Casa Blanca certificar que un gobierno no estaba violando los derechos humanos antes de proporcionar ayuda de los EE.UU. Tenía la esperanza de que los generales argentinos pudieron concluir su erradicación asesina de la izquierda antes de que la ley entrara en vigor .
Hill indicó a Derian, de acuerdo con la nueva nota, que él creía que el mensaje de Kissinger a Guzzetti había llevado a la junta argentina a intensificar su guerra sucia. Cuando el embajador Hill regresó a Buenos Aires se dio cuenta de que los asesinatos habían ascendido tremendamente y le dijo a Patt Derian que “si lo citaba el Congreso (de EEUU) él iba a contar todo si se le pusiera bajo juramento”. “Yo no voy a mentir”, declaró el embajador.
Hill, quien murió en 1978, nunca pudo testificar que Kissinger había instado a los generales argentinos, y el gobierno de Carter revirtió la política e hizo de los derechos humanos una prioridad en sus relaciones con Argentina y otras naciones. En cuanto a Kissinger, se zafó, y él ha estado zafándose desde entonces, esquivando la responsabilidad por los actos sucios en Chile, Bangladesh, Timor Oriental, Camboya, y en otros lugares. Los expertos en estos temas han sabido por años que Kissinger, al menos implícitamente (aunque en privado) hace suya la guerra sucia argentina, pero esta nueva nota deja claro que él era un facilitador del esfuerzo que supuso la tortura, la desaparición y el asesinato de decenas de miles de personas. La próxima vez que usted lo vea bailando en la televisión, no se ría.
Fuente: / http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179699 


viernes, 17 de enero de 2014

Estados Unidos: Preocupación judía por libro de Hitler



ANSA

La comunidad judía de Estados Unidos se manifestó preocupada ante la popularidad que está teniendo la edición electrónica del libro "Mein Kampf" (Mi Lucha) de Adolf Hitler, y pidieron a los editores que incluyan una nota donde se explique el contexto histórico en el que fue publicado el polémico manifiesto del líder alemán.

Publicado originalmente en 1925, el volumen antisemita de 387 páginas que habla del "peligro judío" y de la ideología Nazi, se convirtió en una sensación en Internet.

Actualmente lidera el ranking en la sección de "Propaganda y Política" de Amazon, donde se consigue por apenas 99 centavos de dólares.

También aparece entre los primeros lugares (12 y 13) en dos secciones de iTunes, "Política" y "Eventos Actuales".

El rabino Abraham Cooper, decano del Centro Simon Wiesenthal en Los Angeles, consideró que los compradores on line deberían solamente vender versiones revisadas y reducidas del libro, "ya que no hay manera para, puramente y simplemente prohibirlo".

"Sabemos que los hechos de la vida es que no se puede censurar cualquier idea en Internet, es simplemente imposible", señalo Cooper. "Pero una versión revisada es importante para alguien que no conoce el contexto de aquel tiempo", añadió.

Para el rabino, de esta forma, "se añade más leña al fuego del odio".

Los editores del libro han reconocido en el pasado las preocupaciones de los grupos judíos por la publicación del mismo.

Random House, que tiene la propiedad intelectual sobre la traducción al inglés de "Mein Kampf" en el Reino Unido, donó un millón de dólares a "Proyecto y Memorias de Sobrevivientes del Holocausto".

El Congreso Judío Mundial solicitó a las cadenas de venta on line, como Amazon, entre otras, la suspensión de la venta de "Mein Kampf " y de otros libros que promueven el odio a los judios.

Si bien Cooper pensaba que una buena medida sería prohibirlo, finalmente pensó que es mejor leerlo y tener un compromiso reflexivo que ayude a las nuevas generaciones, sobre un libro con puntos de vista "muy perturbadores y corrosivos".

El rabino agregó que el libro "es la abreviatura del odio Judio, y eso lo convierte en un vendedor automático".

Cooper destacó que la glorificación de Hitler está siendo vista entre los musulmanes y los árabes en los Países Bajos, Líbano, Turquía, Egipto, Tailandia, Japón, India y Corea del Sur.

"Mi Lucha" fue escrito por Hitler cuando estaba en una prisión de Baviera, antes de su ascenso al poder.

Para Abraham Foxman, sobreviviente del Holocausto, "es importante que el Mein Kampf se siga publicando, ya que tiene valor para los historiadores y estudiosos de la Segunda Guerra Mundial" y la historia del Holocausto.
Fuente: Argenpress Cultural

Perspectivas: La evolución económica internacional y su impacto sobre Cuba (I)


Por José Luis Rodríguez*
La economía cubana continuó siendo afectada en 2013 por el impacto de la crisis cuyas consecuencias se han hecho sentir desde 2008, acentuando nuevamente el ambiente depresivo que se arrastra ya por un lustro. Se estima que el pasado año la economía mundial creció sólo 2,3%, cifra inferior al 3,2% alcanzado en 2012. En el caso de América Latina, a pesar de que ha venido compensando en alguna medida los efectos de la crisis, también disminuyó su ritmo de crecimiento de 3 a 2,7%.
eco-cubana1En Cuba, luego de crecer 3% en 2012, durante 2013 el PIB sólo alcanzó 2,7%, por debajo del 3,6% planificado, resultado en el que incidieron factores de gran peso como los estragos del huracán Sandy a finales del año anterior, con pérdidas por cerca de 7.000 millones de dólares, aunque fue la caída de los ingresos en divisas lo que golpeó con más fuerza a la economía.
En la sesión de la Asamblea Nacional de diciembre se informó que estas afectaciones continuarán durante 2014, cuyo plan sólo prevé un crecimiento de 2,2%, cifra considerada insuficiente y muy por debajo del 3,4% pronosticado originalmente.
Al examinar la evolución del comercio exterior cubano en los últimos doce meses se constata efectivamente que los precios de los principales productos exportables mostraron una sostenida tendencia a la baja.
De tal modo, los del níquel -que a inicios de 2013 se situaban a 17.320 dólares la tonelada- bajaron 17% y en diciembre la cotización cerró a 14.315 dólares. A su caída se suma un descenso en el volumen de producción -de un potencial de 64.000 toneladas debido al cierre de la planta de Nicaro- que según estimados de analistas quedó por debajo de esa cifra.
Para 2014 se mantiene la volatibilidad de los precios y se afirma que el mercado se mantendrá sobreabastecido, aunque diversos especialistas en Londres pronostican una recuperación de los precios de al menos 4%.
El azúcar, por su parte, registró también una caída de los precios de 15,5%, ubicándose a finales del pasado año en 16,43 centavos la libra en el mercado de crudos de Nueva York.
A esta desfavorable tendencia se añadió una zafra de poco más de 1,5 millones de toneladas, 7,1% por encima de la cosecha precedente pero 11,8% por debajo del plan.
Las perspectivas de la campaña 2013-2014 sitúan el precio del mes de julio en 16,64 centavos, que resultaría sólo 1,3% superior al registrado al cierre del año. También se espera que la producción azucarera llegue a 1,8 millones de toneladas, que representaría un incremento de 17,5%, lo cual apuntaría a un resultado más favorable en esta etapa.
Entre los hechos que incidieron positivamente en 2013 se encuentra un crecimiento de 18,2% en las exportaciones de petróleo y sus derivados, con un incremento de 9,1% en los precios de referencia del WTI. (1) Igualmente se informó que estas exportaciones crecerán en 2014 sustentadas por el ahorro y por restricciones en el consumo.
Otras exportaciones como las de la industria biotecnológica no cumplieron las cifras planificadas debido a la cancelación de ventas previstas.
El turismo se vio igualmente afectado por la adversa coyuntura internacional, ya que creció solamente 0,5% para totalizar 2.850 mil visitantes, 9% por debajo del plan, aunque se reportó que el ingreso por turista/día había mejorado en el año.
Las perspectivas para 2014 no suponen un crecimiento elevado, dada la coyuntura previsible en los principales emisores.
En relación con las exportaciones, un análisis reciente elaborado por la CEPAL (2) calculaba que las exportaciones cubanas totales crecieron 35,3% en 2012, pero que decrecerían 37,7% en 2013.
Aunque habrá que esperar a que se publiquen las cifras oficiales, sin dudas este descenso es posible y coincide con la información del Ministro de Economía y Planificación en la Asamblea Nacional cuando explicó el ajuste que hubo que realizar a la altura de octubre, tanto al plan de 2013 como a las perspectivas para 2014, como consecuencia del descenso de los ingresos en moneda convertible. (Continuará)
*El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM).
1 Se trata del precio West Texas Intermediate, que es el que se utiliza como referencia para la región.
2 CEPAL: “Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2013”, en www.cepal.org.
Fuente: Cubadebate

¿Adónde va la cooperación internacional?

por Pedro Ramiro
La situación actual de la cooperación internacional responde a la lógica de reformas económicas, recortes sociales, eliminación de subvenciones públicas y desmantelamiento del Estado del Bienestar que sigue al estallido financiero de 2008. De ahí que estemos asistiendo a una profunda reestructuración de la arquitectura del sistema de ayuda, con el objetivo de reformular el papel que han de jugar, tanto en el Norte como en el Sur global, los que son considerados los principales actores sociales (gobiernos y organismos internacionales, grandes corporaciones y organizaciones de la sociedad civil) en las estrategias de lucha contra la pobreza. En el marco de las contrarreformas estructurales que vivimos en la actualidad, la cooperación no está teniendo un destino diferente al del resto de servicios públicos como la sanidad, el agua o la educación: la privatización y la mercantilización.
Avanza la crisis capitalista que estalló hace cinco años y, con ella, se suceden las contrarreformas neoliberales que van minando los derechos sociales. Nos estamos habituando a ver cómo se están aplicando ahora en la Unión Europea las mismas políticas de ajuste estructural que se llevaron a cabo en los años ochenta y noventa en los países del Sur. Y son estas medidas de austeridad y disciplina fiscal, estos paquetes de reformas y externalizaciones, los que están contribuyendo a la “globalización de la pobreza”, una lógica común que produce y reproduce el empobrecimiento de las personas en todo el mundo[1].
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En este contexto, el papel que puede cumplir la cooperación ya no es el de servir para la legitimación de la política exterior del país donante. Ahora, aunque no puede negarse que vaya a seguir desempeñando un rol secundario en la proyección de la imagen internacional, su función esencial es contribuir a asegurar y ampliar la expansión de los negocios del sector privado por todo el mundo, con el objetivo de apoyar las estrategias de fomento del crecimiento económico capitalista. Para comprobarlo podemos observar, a modo de ejemplo, el presupuesto para 2013 del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación: mientras la partida de cooperación disminuyó el 73 por ciento entre 2012 y 2013, los fondos para la acción del Estado en el exterior, a través de sus embajadas y oficinas comerciales, se incrementaron un 52 por ciento en el mismo periodo[2].
La agenda de cooperación tras la crisis
No puede decirse que con el crash de 2008 se haya provocado un cambio de rumbo en la senda emprendida por los principales organismos y gobiernos que lideran el sistema de cooperación internacional, sino más bien, que las tendencias apuntadas desde los años noventa se están reforzando de manera notable. Dicho de otro modo: la evolución de la agenda oficial de la cooperación internacional (AOCI), que ha venido produciéndose a lo largo de las dos últimas décadas, se ha visto acelerada con el estallido de la crisis financiera global.
Como hemos descrito en otros trabajos, la evolución de la AOCI en las dos últimas décadas nos ha conducido a un modelo de cooperación internacional en el que ésta se entiende como una política pública voluntaria; el ámbito prioritario es la pobreza; la referencia fundamental es el pos-Consenso de Washington; las relaciones entre Estados se basan en las condiciones impuestas por los donantes; la agenda viene marcada por los cinco principios de la Declaración de París (apropiación, alineamiento, armonización, gestión por resultados y mutua responsabilidad); y el sector privado empresarial tiene un papel creciente en el diseño y puesta en práctica de las estrategias de desarrollo[3].
En esta línea, la agenda oficial de cooperación se ha reformulado sobre la base de cuatro ejes centrales: la repriorización del crecimiento económico como estrategia hegemónica de la lucha contra la pobreza; la participación del sector privado como agente de desarrollo en el diseño y ejecución de las políticas y estrategias de cooperación; la reducción de los ámbitos prioritarios de intervención de los Estados a las necesidades sociales básicas y los sectores poco conflictivos; y, el último, la limitada participación y relevancia de las organizaciones de la sociedad civil dentro de las políticas de cooperación internacional.
Con el avance de la segunda década de este siglo, se va consolidando un modelo de cooperación en el que se agudizan ciertas características de la AOCI, especialmente a partir de la articulación de los Objetivos del Milenio, la lógica de la eficacia y el paradigma del capitalismo inclusivo. Va ganando espacios, así, un modelo tripartito de interacción entre empresas, Estados y ONGD que, a partir de las tres referencias mencionadas, se configura como motor de desarrollo y lucha contra la pobreza a nivel global y se va consolidando como el enfoque dominante en la agenda oficial, desplazando definitivamente el desarrollo humano sostenible al ámbito de lo meramente declarativo.
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Fomento del crecimiento económico y capitalismo inclusivo
Mientras que, en los años ochenta y noventa, la cooperación internacional apoyó el Consenso de Washington y las reformas estructurales que posibilitaron la expansión de las grandes corporaciones que tienen su sede en los principales países donantes de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), su función esencial, en la actualidad, está pasando a ser la de asegurar los riesgos, acompañar a estas empresas en su internacionalización y contribuir a la apertura de nuevos negocios y nichos de mercado con las personas pobres que habitan en la base de la pirámide.
Tras la crisis financiera, la idea de que crecimiento económico es equivalente a desarrollo se ha vuelto dominante, relegando al terreno de lo discursivo al resto de enfoques. En esta visión hegemónica, la gran empresa, el crecimiento económico y las fuerzas del mercado se articulan como los pilares básicos sobre los que han de sustentarse las actividades socioeconómicas de cara a combatir la pobreza. Con ello, se está tratando de gestionar y rentabilizar la pobreza de acuerdo a los criterios del mercado: beneficio, rentabilidad, retorno de la inversión. Es la pobreza 2.0[4], uno de los negocios en auge. Por un lado, en los países del Sur global el sector privado busca incorporar a cientos de millones de personas pobres a la sociedad de consumo y convertirlos en clientes de sus bienes y servicios; mientras en el Norte global, por otro, pretende lograr que la mayoría de la población no quede excluida del mercado, una cuestión importante ante el creciente aumento de los niveles de pobreza en las sociedades occidentales.
La secretaria general adjunta de Naciones Unidas y administradora asociada del PNUD, Rebeca Grynspan, sostiene que “el crecimiento económico es fundamental. No se puede hacer chocolate sin cacao, pero necesitamos un crecimiento económico más sostenible e inclusivo para tener un mundo más estable”[5]. En esta renovada formulación de los principios del desarrollo humano sostenible, la sostenibilidad y la inclusión social quedan supeditadas a la doctrina económica dominante, perdiendo así su sentido inicial para transformarse en instrumentos subordinados a la lógica mercantil. Al mismo tiempo, sirve de justificación para ese modelo de relación a tres bandas, el capitalismo inclusivo, con el que se quiere poner enpráctica las técnicas y estrategias para conectar la retórica de la lucha contra la pobreza con las cuentas de resultados de las grandes corporaciones.
Es importante destacar que la aceptación de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) como base de un renovado modelo de relaciones empresa-sociedad resulta funcional, además de por lo ya mencionado, como soporte conceptual para sustentar la mayor participación de las grandes compañías en las directrices y estrategias de la cooperación internacional. La traducción efectiva de esta construcción teórica se hace a través de toda una serie de programas de cooperación empresarial, fomento de los negocios inclusivos en la base de la pirámide, apoyo a las asociaciones empresariales, financiación de infraestructuras, cooperación financiera, fomento de los emprendedores sociales y alianzas público-privadas.
Apoyo al sector privado y a los sectores no conflictivos
Los nuevos modelos de gestión empresarial propuestos por las grandes corporaciones y las tendencias de la agenda oficial de la cooperación internacional han evolucionado en una misma dirección, llegando ambos discursos a converger en la afirmación de que es necesario que el sector privado se involucre con mayor fuerza en las estrategias de lucha contra la pobreza. De este modo, las prioridades estratégicas y los lineamientos fundamentales de la cooperación van progresivamente quedando subordinados a la lógica del mercado, del crecimiento económico y a uno de los agentes de la modernidad capitalista que ha logrado acumular un mayor poder: las transnacionales[6].
El discurso del capitalismo inclusivo ha ido permeando progresivamente los documentos oficiales de organismos internacionales como Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, al igual que ha sido validado por la Unión Europea y las agencias de cooperación de los países del Norte global a través de sus planes directores. Para que haya sido posible llegar hasta este punto, ha resultado fundamental el trabajo realizado desde la academia por diferentes autores[7] y desde distintos lobbies políticos y empresariales en el sentido de impulsar la toma en consideración de las grandes corporaciones como un actor fundamental en la AOCI. El PNUD, por poner un ejemplo, ha pasado de sostener que “el desarrollo humano es el desarrollo del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, a afirmar que “los actores del sector privado impulsados por incentivos del mercado tienen capacidad probada para contribuir a importantes metas del desarrollo”[8].
Con todo ello, el modelo de la empresa responsable es presentado, por la gran mayoría de los actores del mundo de la cooperación, como la única solución posible para hacer compatibles el desarrollo sostenible y la lucha contra la pobreza con el crecimiento económico y las fuerzas del mercado. Así, dentro de las prioridades de atención sectorial de la cooperación española se encuentra, desde hace algo más de dos años, la del “crecimiento económico para la reducción de la pobreza”. El IV Plan Director (2013-2016) explicita claramente cuáles van a ser los principales sectores económicos y los mercados prioritarios para estas alianzas público-privadas, coincidentes con los intereses de las grandes empresas españolas y siempre dentro de los parámetros establecidos en el modelo del capitalismo inclusivo: “Se tratará de lograr el desarrollo y consolidación de mercados financieros inclusivos, ampliando su alcance a un mayor segmento de población a través de la integración en los sistemas financieros, de servicios para los no bancarizados”[9].
Junto al hecho de que los principales Estados y gobiernos han fijado como prioridad otorgar una gran relevancia al sector privado, a través del tejido económico y empresarial como motor del crecimiento económico para la reducción de la pobreza, se encuentra otra cuestión fundamental: en las políticas públicas de cooperación internacional están pasando a convertirse en prioritarios aquellos ámbitos de actuación considerados como no conflictivos y que están, sobre todo, vinculados a las necesidades sociales básicas: educación, salud, vivienda, agua, saneamiento, infraestructuras, etc. De este modo, otros ámbitos de intervención en los que podrían tener cabida los movimientos sociales emancipadores como posibles actores de cooperación van quedando progresivamente excluidos de esta lógica. Así pues, cada vez resulta más difícil incidir en términos de derechos humanos, de empoderamiento de comunidades locales, de formación de líderes sociales o de denuncia, entre otros, ya que estos ámbitos de actuación van quedando más relegados en cualquiera de las tipologías de la cooperación internacional.
Mínima participación de las organizaciones de la sociedad civil
as organizaciones de la sociedad civil han ido perdiendo peso, en la última década, en lo que se refiere a su participación en las dinámicas de la cooperación internacional. Y es que a partir de la aplicación de los programas de eficacia de la ayuda, recogidos en las diferentes cumbres que han tenido lugar desde París (2005) a Busán (2011), se ha venido otorgando un papel residual a la ciudadanía organizada a través de las ONGD y los movimientos sociales. La participación de ésta se ha visto progresivamente reducida y limitada, teniendo que circunscribirse al estrecho margen establecido por las nuevas tendencias que parecen imponerse. Las alianzas público-privadas, los negocios inclusivos y los proyectos para el fomento del tejido económico y empresarial aparecen, dentro de los lineamientos fundamentales de la AOCI, como las vías principales para el establecimiento de relaciones entre el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil.
Con este modelo lo que se está proponiendo es una actuación conjunta entre instituciones gubernamentales y empresas, en la que se pide a las organizaciones sociales que cumplan un rol subalterno. Lejos quedan aquellas referencias del PNUD en 1993 acerca de las “organizaciones populares y no gubernamentales como instrumentos de participación popular”; en estos momentos, las instituciones encargadas de dirigir la agenda oficial de la cooperación consideran que el rol de las ONGD ha de limitarse a contribuir al crecimiento económico, fomentar el tejido empresarial, promover la inclusión en el mercado e intervenir en aquellos ámbitos que no resulten conflictivos con el modelo dominante.
En este contexto, las ONGD ven cómo su participación va quedando reducida a la mínima expresión mientras, a la vez, los movimientos sociales emancipadores difícilmente encuentran su lugar: “No sólo se trata de que los movimientos sociales no tengan cabida en estas dinámicas regresivas, alejadas de su identidad y prácticas, sino que también las ONGD pierden relevancia, no tanto como ejecutoras de iniciativas, pero sí como entidades que inciden en las decisiones, frente a los Estados y las empresas”[10].
Tras el estallido del crash global, con las justificaciones de la eficacia, la concentración geográfica y sectorial, las reducciones presupuestarias y la modernización de la cooperación, esto no ha hecho sino acentuarse, quedando las ONGD (y no digamos los movimientos sociales emancipadores, ajenos en buena medida a la lógica de la cooperación) excluidas, en la práctica, de cualquier posibilidad de incidencia en la redefinición de las políticas y estrategias de la cooperación internacional.
Perspectivas de futuro
Dicen los autores de Qué hacemos con la literatura[11] que “la llamada ‘novela de la crisis’ es un cántico nostálgico a la vida anterior a la caída de Lehman Brothers”. Parece que en la novela de la cooperación se está tratando de construir un relato similar: “A medida que la economía española está volviendo a crecer, volveremos a apoyar estos esfuerzos con una inversión en cooperación al desarrollo generosa, inteligente y eficaz”, aseguraba hace unos meses ante la Asamblea General de la ONU el presidente Rajoy. Pero la cooperación internacional ya no va a volver, ni en términos cualitativos ni cuantitativos, a la situación anterior al crash de 2008: además de que el regreso a la “bonanza” de la era de la expansión del crédito y la especulación urbanística no debería ser lo deseable, las dimensiones de la crisis sistémica que estamos viviendo lo hacen imposible.
Los cambios que se están produciendo en el sistema de cooperación internacional harán que este sector ya nunca vuelva a ser como ha sido hasta ahora. Ante este panorama, las perspectivas para los movimientos sociales emancipadores no resultan favorables, pero, a pesar de todo, aún existe un cierto margen de incidencia para las organizaciones que apuestan por la transformación social; y no podemos hacer otra cosa que aprovecharlo para darle la vuelta y construir agendas de cooperación alternativas que sirvan para avanzar hacia otros horizontes emancipatorios.

Pedro Ramiro es coordinador del Observatorio de multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.
Artículo publicado en el número 59 de Pueblos – Revista de Información y Debate,especial cooperación, noviembre de 2013.

NOTAS:
  1. Romero, M. y Ramiro, P. (2013): “La globalización de la pobreza”, Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº 121, pp. 143-156.
  2. CONGDE (2012): “Análisis y valoración de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013”, 8 de octubre.
  3. Fernández, G.; Piris, S. y Ramiro, P. (2013): Cooperación internacional y movimientos sociales emancipatorios. Bases para un encuentro necesario, Hegoa, Universidad del País Vasco, BIlbao.
  4. Romero, M. y Ramiro, P. (2012): Pobreza 2.0. Empresas, estados y ONGD ante la privatización de la cooperación al desarrollo, Icaria, Barcelona.
  5. “España es un ejemplo de solidaridad”, dijo también Grynspan ante el Foro Nueva Economía, en Madrid, el 9 de octubre de 2012.
  6. Hernández Zubizarreta, J.; González, E. y Ramiro, P. (eds.) (2012): Diccionario crítico de empresas transnacionales. Claves para enfrentar el poder de las grandes corporaciones, Icaria, Barcelona.
  7. Prahalad, C.K. (2005): La fortuna en la base de la pirámide: Cómo crear una vida digna y aumentar las opciones mediante el mercado, Granica, Barcelona; Prahalad, C.K. y Hart, S.L. (2002): “The fortune at the bottom of the pyramid”, Strategy and Business, nº 26; HAMMOND, A.L. et al. (2007): Los siguientes 4 mil millones. Tamaño del mercado y estrategia de negocios en la base de la pirámide, World Resources Institute y Corporación Financiera Internacional, Washington.
  8. PNUD (2004): El impulso del empresariado. El potencial de las empresas al servicio de los pobres, Comisión sobre Sector Privado y Desarrollo, Naciones Unidas, Nueva York.
  9. MAEC (2013): Plan Director de la Cooperación Española, 2013-2016, Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, p. 23.11 Editorial, El País, 30-1-2007.
  10. Fernández Ortiz De Zárate, G. (2011): “Cooperación y movimientos sociales: perspectivas poco favorables”, Pueblos, nº 49.
  11. Rodríguez, J.; Arias, R.; Becerra, D.; Sanz, M. (2013): Qué hacemos con la literatura, Akal.
Fuente: Revista Pueblos No.59

Entrevista a Junior Garcia Aguilera