Un exparamilitar conocido como "Pijarbey" está reconstruyendo el
imperio de la droga del fragmentado grupo de tráfico ERPAC en los Llanos
Orientales de Colombia, y ahora está posicionándose para convertirse en
un actor importante del hampa de Colombia -si logra evadir la captura.
Martín Farfán Díaz González, alias "Pijarbey", es el líder de los
Libertadores del Vichada, un grupo escindido del Ejército Revolucionario
Popular Antiterrorista Colombiano (ERPAC), que alguna vez dominó el
territorio clave para el narcotráfico de los Llanos Orientales.
Durante los últimos tres años, Pijarbey y su organización han estado
luchando contra la otra red narcoparamilitar que surgió de la
disolución del ERPAC,
conocida como el Bloque Meta. Esa batalla está prácticamente ganada ya
que el Bloque Meta se ha debilitado a raíz de la captura del líder del
grupo Rubber Antonio Navarro Caicedo, alias "Flaco Fredy", y el
principal padrino, Daniel "El Loco" Barrera.
Pijarbey ahora supervisa una
fuerte organización de 250 personas
y un vasto imperio del narcotráfico que incluye cultivos de coca,
laboratorios de procesamiento de cocaína, y rutas de tráfico de drogas
hacia Venezuela, en los
departamentos del Meta, Vichada y Guaviare, en los Llanos Orientales.
Sin embargo, Pijarbey no parece contentarse con afirmar el dominio
sobre los Llanos Orientales y con la reconstrucción del imperio de la
droga del ERPAC, y ahora está buscando expandir sus operaciones hacia
nuevas regiones y actividades criminales. En marzo,
las fuerzas de seguridad desmantelaron un gran centro de almacenamiento de cocaína de los Libertadores del Vichada,
en el departamento de Casanare, al norte del tradicional bastión de
Pijarbey, e incautaron grandes cantidades de precursores químicos y
otros insumos para el procesamiento de la droga.
Dos meses después, la
policía colombiana detuvo a nueve hombres
que Pijarbey presuntamente había enviado al departamento de Amazonas
-cerca de la frontera sur del país con Brasil y Perú- para establecer
una ruta de tráfico de drogas y reclutar nuevos miembros. Aunque el
grupo había estado operando en la región desde hacía menos de un año, al
parecer tenía la capacidad de producir 1,5 toneladas de cocaína al mes.
Según la policía, Pijarbey también había forjado lazos con
narcotraficantes brasileños en la zona fronteriza, quienes ayudaron al
grupo a transportar la cocaína desde Perú hasta la capital de Amazonas,
Leticia, y luego hacia Brasil.
Otros arrestos recientes han indicado que Pijarbey también tiene vínculos con un grupo narcotráficante que
operaba fuera del aeropuerto El Dorado en
la capital del país, Bogotá. El 19 de julio, las autoridades arrestaron
a tres empleados de una aerolínea y a otras 21 personas que
presuntamente compraron cocaína de Pijarbey y transportaron las drogas a
Estados Unidos, México, Bolivia y España.
Además, Pijarbey ha sido
vinculado con una red de robo de combustible, en
el departamento del Meta, que presuntamente robaba gasolina para usarla
en sus laboratorios de cocaína. Las investigaciones policiales
revelaron que algunos miembros del grupo se habían infiltrado en la
empresa petrolera Pacific Rubiales, haciéndose pasar por conductores de
los camiones, obteniendo información que permitió a la red sacar hasta
200 galones de gasolina al día de los tanques de almacenamiento.
Sin embargo, aunque Pijarbey ha estado expandiendo sus operaciones,
las autoridades parecen estar acercándose a él y a su organización. En
abril de 2013,
la policía arrestó al segundo al mando de la red urbana de sicarios del grupo, alias "Risas", cuya captura fue seguida por la del
asesor más cercano de Pijarbey, Edison Guillermo Velázquez Álvarez, alias "Farid". En enero de 2014, el
jefe financiero del grupo y el hombre que era la
mano derecha de Pijarbey
fueron capturados en el lapso de una semana. Entonces -durante una
operación que se llevó a cabo en junio para determinar el paradero de
Pijarbey- la
policía arrestó a su hermano Raúl Díaz González, alias "Raulito", quien según un investigador manejó las finanzas de Pijarbey y
dirigió una red de asesinos en Villavicencio.
Análisis de InSight Crime
La Libertadores del Vichada están preparados para llenar el vacío
dejado por el ERPAC, mientras que Pijarvey pronto podría convertirse en
un narcotraficante capaz de competir con sus predecesores en los Llanos
Orientales, el fundador del ERPAC Pedro Oliveiro Guerrero, alias
"Cuchillo", y su aliado narcotraficante, el infame capo Daniel "El Loco"
Barrera.
La región de los Llanos Orientales es una
zona estratégicamente importante para el tráfico de drogas y para el cultivo,
en parte debido a su proximidad con Venezuela, que ha actuado como una
nación de tránsito para la cocaína que tiene como destino Estados Unidos
y Europa. Se cree que la región produce
unas 100 toneladas de cocaína y genera hasta US$300 millones en ventas de cocaína al año. Según un informe (
pdf) de 2013 de la Comunidad de Policías de América (AMERIPOL), sólo el grupo de Pijarbey produce 80 toneladas de cocaína al año.
Una de las razones que explican la rápida expansión y ventaja de los
Libertadores del Vichada sobre sus rivales en el Bloque Meta
probablemente sean los lazos del grupo con los Urabeños, el grupo
criminal dominante de Colombia. Pijarbey forjó una alianza con la
organización cuando los Libertadores del Vichada
comenzaron a luchar contra el Bloque Meta,
poco después de la liberación de Pijarbey de la cárcel en 2012.
Probablemente los Urabeños le proporcionaron a Pijarbey dinero en
efectivo, armas, y posiblemente tropas.
Según El Tiempo,
las investigaciones de la policía y de la DEA han confirmado que
Pijarbey ha mantenido sus vínculos con los Urabeños, pero no queda claro
cuánto poder e independencia él ha cedido en el proceso.
Las recientes capturas e investigaciones policiales sugieren que las
ambiciones de Pijarbey se extienden más allá de su bastión en los
departamentos del Vichada y el Meta, y que está buscando expandirse
hacia algunos de los pocos rincones de Colombia a los que los Urabeños
aún no han llegado, tales como la región de la triple frontera
amazónica. Aunque aún no está claro si su incursión en la región
amazónica ha continuado tras la detención de sus emisarios, el hecho de
que el grupo fuera capaz de establecer una operación de tal envergadura
en menos de un año sugiere que Pijarbey tiene la capacidad logística y
el personal para reactivar su red en el Amazonas.
También es probable que el ascenso de Pijarbey sea atribuible a su
capacidad para cultivar lazos oficiales. Como un operario de alto nivel
del ERPAC, Pijarbey actuó como el
principal contacto del grupo con funcionarios de seguridad corruptos
–quienes le proporcionaron información acerca de las operaciones
policiales que iban a tener lugar- y varios incidentes recientes
sugieren que ha mantenido algunas de estas relaciones.
En marzo de 2013, Pijarbey logró escapar
minutos antes de una redada de la policía, llevada a cabo antes del amanecer, en
una finca donde él se estaba escondiendo en el Vichada, lo que sugiere
que había sido avisado. Cinco meses después, la policía
incautó armas del gobierno
de algunos de los sicarios de Pijarbey, que llevó a las autoridades a
creer que alguien con acceso a las armas militares estaba suministrando
armas al grupo.
En otro incidente sospechoso, el hermano de Pijarbey, Raúl, sólo fue
sentenciado a arresto domiciliario luego de su captura -a pesar del
hecho de que la policía había informado inicialmente que él estaba
involucrado en el tráfico de drogas, extorsión, asesinatos y
desplazamiento forzado en el Meta. Aunque el juez que dictó la sentencia
afirmó que los
fiscales no habían logrado presentar pruebas sobre
la participación directa de Raúl en actividades criminales, también
pudo haber otros factores que influyeron en la decisión.
Según las autoridades colombianas,
los Libertadores del Vichada son ahora uno de los cuatro grupos
sucesores de los paramilitares restantes, y el talento de Pijarbey para
corromper a los funcionarios locales, así como sus habilidades
estratégicas y logísticas, podrían convertirlo en una fuerza importante
en el hampa de Colombia. Sin embargo, para lograrlo, él no sólo tendrá
que evadir su captura, sino también alejar el desafío que representan
los remanentes del Bloque Meta y asegurarse de mantenerse al lado del
grupo criminal colombiano más poderoso hoy en día, sus actuales aliados,
los Urabeños.