sábado, 23 de agosto de 2014

POLÍTICA ANTIDROGA Y PLAN COLOMBIA. RESUMEN DE PROPUESTAS

por Camilo González Posso 
Presidente, INDEPAZ¨

La elección y posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos y la Cumbre en Viena de la Comisión sobre Drogas de Naciones Unidas ofrecen nuevos escenarios a la evaluación de la política mundial antidrogas y a la discusión sobre posibles rectificaciones en las estrategias que han dominado este tema desde los años ochenta. En Colombia ha sido mucha la expectativa sobre las definiciones de la administración Obama y se han multiplicado las propuestas encaminadas a incidir en el Congreso y en el equipo de la nueva administración de Estados Unidos.

Son muchos los interrogantes y las dimensiones de la política antidrogas en Colombia y sus relaciones con el conflicto armado y las posibilidades para la paz. Para este ejercicio nos concentramos en tres cuestiones: ¿Existen posibilidades de cambios significativos en la política de guerra antidrogas? ¿Cuáles son las rectificaciones necesarias? ¿Cuál es el curso probable del Plan Colombia y como influir en él?

1.      En la próxima década serán cada vez mayores las presiones contra el prohibicionismo y el enfoque de la guerra antidrogas, pero a mediano plazo seguirán predominando las estrategias militares y de represión a la oferta.

Colombia se ha alineado con las posturas más conservadoras que llevaron en Viena a ratificar las políticas adelantadas desde 1998. La Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, con presencia de delegados de 100 países, aprobó las directrices que amplían los plazos de reducción de la producción y el consumo de estupefacientes hasta el 2019. Las metas previstas hace 10 años no se cumplieron, avanzó el consumo y se amplió y diversificó la oferta de psicotrópicos ilegales y legales, al tiempo con el crecimiento del negocio del narcotráfico y lavado de activos en todos los circuitos legales. Pero, no obstante el fracaso de esta orientación, las estrategias son las mismas que le dan peso a la guerra, es decir al enfoque militar y la criminalización en toda la cadena, aunque no faltan consideraciones secundarias sobre la necesidad de respuestas a los problemas de drogadicción, riesgos de transmisión de VIH o alternativas de desarrollo para los productores en países en desarrollo.

Los Estados Unidos, no obstante la opinión de cerca de 80 países, se opusieron en Viena (2009) a incorporar en las políticas de  Naciones Unidas medidas de reducción del daño y otras de descriminalización selectiva del consumo. Colombia con otros pocos países ayudó a impedir el consenso en esas materias y la apertura de un camino de rectificaciones a políticas fracasadas durante dos décadas.

  1. En Colombia y América Latina se amplía el consenso sobre la necesidad de un nuevo paradigma que aborde el problema de las drogas desde la corresponsabilidad y prioritariamente desde la salud y el desarrollo.

La Comisión Latinoamericana sobre drogas y democracia entregó en marzo de 2009 su informe con apreciaciones que sintetizan las propuestas de mayor consenso para rectificar el actual paradigma centrado en el prohibicionismo y la guerra. El nuevo paradigma reclama un enfoque de derechos humanos en las políticas antidrogas que parte de “tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública, reducir el consumo mediante acciones de información y prevención y focalizar la represión sobre el crimen organizado”. En consecuencia, desde esta Comisión se recomiendan las siguientes medidas para una ruta más eficiente, lo que es un buen punto de partida en la redefinición de las políticas:

a. Transformar los adictos de compradores de drogas en el mercado ilegal en pacientes del sistema de salud.
b. Evaluar con un enfoque de salud pública y haciendo uso de la más avanzada ciencia médica la conveniencia de descriminalizar la tenencia de marihuana para consumo personal. 
c. Reducir el consumo a través de campañas innovadoras de información y prevención que puedan ser comprendidas y aceptadas, en particular por la juventud, que es el mayor contingente de usuarios.
d. Focalizar las estrategias represivas hacia la lucha implacable contra el crimen organizado.
e. Reorientar las estrategias de represión al cultivo de drogas ilícitas.

Estas recomendaciones se inscriben en la necesidad de un nuevo diálogo con Estados Unidos y Europa para que se haga efectiva la corresponsabilidad y se abandonen las estrategias militaristas. Es decir, volver los ojos a la reducción del consumo y a la promoción del desarrollo con un enfoque distinto al desarrollo alternativo: “hablar  no sólo de cultivos alternativos sino de desarrollo social de fuentes de trabajo alternativo, de educación democrática y de búsqueda de soluciones en un contexto participativo”. Además, se recomienda que “Los esfuerzos de erradicación deben ser combinados con la adopción de programas de desarrollo alternativo, seriamente financiados y que contemplen las realidades locales en términos de productos viables y con acceso a los mercados en condiciones competitivas”. La vía del nuevo paradigma reclama entonces descriminalizar la hoja de coca y des-ideologizar los escenarios de construcción de las políticas públicas.

La solución a largo plazo requiere ir más allá de este consenso mínimo latinoamericano e incluir un replanteamiento de fondo sobre los modelos de desarrollo y pasar del prohibicionismo a una descriminalización a los campesinos productores y a los consumidores,  con estricta regulación de producción y consumo definida  con propósitos de salud. La represión al crimen organizado que trasgreda la regulación deberá abordarse como asunto policial y no con estrategias militares o de guerra.

El Director de la Comisión sobre Drogas de Naciones Unidas ha pretendido responder a las críticas al prohibicionismo alegando que es necesario un cambio en las políticas contra la delincuencia, pero no a favor de las drogas”. Esta posición plantea un divorcio entre los efectos perversos del prohibicionismo en tanto es la matriz de las mafias narcotraficantes y sus circuitos legales de negocios y entre los problemas de drogadicción y salud. Asimismo, desconoce que el prohibicionismo es el mejor escenario para la violencia, el fomento de producción y consumo, y el incremento de riesgos de daño a drogodependientes y comunidades.

  1. El Plan Colombia de Estados Unidos ha sido un fracaso con respecto a sus objetivos iniciales y debe darse por terminado para permitir otra política de cooperación dirigida a la paz. Ese Plan que evolucionó de la guerra antidroga a la guerra antiterrorista centrada en la seguridad de los Estados Unidos, se ha mostrado ineficaz para reducir el negocio de narcotraficantes, la exportación de cocaína desde la región andina y México y ha convivido con la institucionalidad mafiosa que permea el Estado colombiano.

Las evaluaciones realizadas por centros de pensamiento en Estados Unidos, Europa y Colombia coinciden en señalar el fracaso del Plan Colombia I en el cumplimiento de sus metas iniciales de reducción del consumo, la oferta y la criminalidad. El volumen global del negocio y la rentabilidad para sus principales beneficiarios se mantienen e incluso muestran mecanismos anti-cíclicos que se reflejan en precios y diversificación de productos y mercados. El efecto globo no solo ha marcado la dinámica de los cultivos de coca en Colombia y en el área, sino que se ha propagado a todas las cadenas del negocio ilegal, fortaleciendo rutas y bases alternativas por México, África o Suramérica. La cadena de lavado de activos sigue intacta en Estados Unidos y Europa y lo mismo ocurre con el negocio de precursores y de agentes financieros.

El Plan Colombia II en la alianza Bush – Uribe se transformó en una pieza de la política de seguridad de los Estados Unidos en la región que cooptó la dinámica de guerra interna en Colombia y la estrategia de “seguridad democrática”.  Las fumigaciones con químicos defoliantes (una modalidad de guerra química) se integraron a la guerra antisubversiva para buscar el control de territorios aún a costa de la despoblación forzada. La erradicación manual o mecánica forzada se volvió un complemento de la ocupación militar de territorios y el llamado desarrollo alternativo devino en acciones complementarias de la estrategia militar útil para la propaganda pero ineficaz para ofrecer alternativas a la economía campesina o al desempleo que alimenta los negocios ilícitos y el reclutamiento para la guerra o para las mafias.

Al iniciar la administración Obama en Estados Unidos y en Colombia se confrontan dos líneas frente al futuro del Plan Colombia:

- La continuista que mantiene el enfoque de guerra y de articulación a los planes de seguridad coordinados por el Comando Sur. Sin alterar este objetivo propone ajustes, variación en las proporciones de las partidas e incluso retoques a los condicionamientos en derechos humanos. Parte de esta línea de lo que sería el Plan Colombia III son los acuerdos para el uso de bases militares en Colombia por parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en la alianza antiterrorista y antidroga.

- En el otro extremo se ubica la línea pacifista que propone un diálogo con la administración Obama y el Congreso de los Estados Unidos para replantear la cooperación y pasar de los objetivos de guerra a objetivos que comprometan a la nueva administración en el apoyo a políticas de desarrollo y paz con estrategias no militares, de reconocimiento y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las víctimas, fortalecimiento de la sociedad civil, la democracia, el desarrollo desde la equidad y las soluciones políticas desde el dialogo y la negociación en la sociedad y con los grupos armados irregulares.

Entre esas dos líneas se mueven matices que se acercan a uno u otro extremo pero que coinciden en propuestas mínimas como las siguientes:

-          La administración Obama y el Congreso de los Estados Unidos deben encaminarse al cierre del Plan Colombia y a la reorientación de la cooperación y del presupuesto en un plan que se ubique en las líneas de un nuevo trato y no de apoyo a guerra alguna dentro de Colombia o en la región. Este nuevo plan debe alejarse de las estrategias de seguridad regional heredadas de la administración Bush. La cooperación asistencia económica? de Estados Unidos hacia Colombia debe redefinirse sobre el eje de construcción de paz y promoción del respeto y garantía de todos los derechos humanos.
-          El cierre del Plan Colombia implica en lo inmediato la suspensión del programa actual de fumigaciones con la mezcla basada en glifosato – POEA – Cosmoplux y de los programas de erradicación forzada y represión de la población civil en zonas de producción campesina o indígena de hoja de coca. En este terreno debe acogerse la erradicación concertada.
-          El replanteamiento de la estrategia de seguridad heredada de la administración Bush basada en concepción de guerra antiterrorista e injerencia asimétrica para darle paso a una concepción democrática de seguridad integral, humana y ciudadana, que sea respetuosa de los tratados y normas internacionales de soberanía, justicia y cooperación policial frente al crimen organizado trasnacional.
-          La no injerencia de Estados Unidos en estrategias de guerra interna ni en planes como los que actualmente orienta el Comando Sur y su Doctrina de Acción Integral que incluye la militarización de los planes de desarrollo regional y la intervención militar en los Centros de Coordinación Interagencial y en los Centros de Fusión Integral. Asi como no utilizar los acuerdos militares bilaterales para implementar estrategias de inteligencia, control o movilidad de efectivos con impacto en el subcontinente.
-          El fortalecimiento de mecanismos de cooperación en derechos humanos y el apoyo a políticas de verdad, justicia, reparación y no repetición que incluyan la revisión de la actuación de las agencias y misiones militares de Estados Unidos en Colombia, especialmente las relacionadas con unidades militares y agentes estatales comprometidos con la parapolítica, el paramilitarismo y la comisión de crímenes de  lesa humanidad.
-          La articulación de la cooperación bilateral para la paz con políticas de reforma agraria y desarrollo rural, y de destinación de bienes de los narcotraficantes, parapolíticos, paramilitares y sus aliados a fondos de reforma rural y agraria y ejecución de políticas de desarrollo regional de economía campesina y MIPYMES.  
-          La revisión del llamado desarrollo alternativo de modo que se desmilitarice y se enfoque en objetivos de equidad y garantía de derechos económicos, sociales, culturales, colectivos y ambientales con prioridad en las poblaciones más pobres y victimizadas y en las comunidades étnicas.
-          La rectificación de la política de extradición por narcotráfico para darle prioridad a la aplicación de la justicia colombiana en la investigación, juzgamiento y sanción a los responsables de delitos atroces o crímenes de lesa humanidad. Esto implica la repatriación de los excomandantes de los bloques paramilitares para que respondan en los procesos de justicia y paz y reparen a sus víctimas y la sociedad.
-          El apoyo de Estados Unidos a iniciativas de mediación, dialogo o negociación de acuerdos humanitarios y de paz.
-          El fortalecimiento de la cooperación en la garantía y protección de los defensores de derechos humanos, sindicalistas, periodistas, y demás colectivos derivados de iniciativas ciudadanas por la paz.
-          La aplicación de mecanismos de control, regulación y auto-regulación en la operación de multinacionales en Colombia, en especial las que actúan en ámbitos impactados directamente por confrontaciones militares del conflicto armado interno, de manera que  cumplan con las normas y principios que rigen las obligaciones de las empresas en materia de derechos humanos. Y, el fortalecimiento de los instrumentos de responsabilidad y de judicialización por actuación o complicidad con abusos a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.

Cada uno de los anteriores enunciados ha sido objeto de análisis y sustentación en investigaciones y documentos elaborados durante los últimos dos años y contribuyen a las reflexiones hacia la definición de agendas y políticas para la próxima década. En este resumen se hace una apretada reseña con la intención de invitar a un debate constructivo.







¨ Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ. Bogotá, D.C.  Septiembre de 2009. camilogonzalez@colombia.com, www.indepaz.org.co

viernes, 22 de agosto de 2014

Latin America Stumbles On Road To Health-Based Drug Policies

by
Drug use is increasing in much of Latin America Drug use is increasing in much of Latin America
A consensus has been building in Latin America that drug use should be treated as a health and not a criminal issue. But has this rhetoric become an on-the-ground reality?
A report by the Research Consortium on Drugs and the Law (CEDD) (pdf) analyzes state approaches to drug consumption in Latin America, finding that despite recent shifts in government attitudes, punitive measures enacted through the criminal justice system remain the norm -- even in countries where drug use is not illegal.
According to the CEDD, criminalization stigmatizes drug users and violates their fundamental rights, such as the right to health, information, personal autonomy and self-determination. It has little impact on consumption levels, while swallowing precious state resources.
Nevertheless, criminalization remains the dominant paradigm in the countries the report examines, where legal reforms and calls for a new approach have struggled to make an impact on the streets, as well as in the court rooms and prisons.
The report argues that regional governments have not only failed to implement reforms but have abdicated their responsibility to drug users by leaving much of the drug treatment sector in private hands. It finds that both public and private initiatives focus too much on promoting abstinence rather than reducing harm, which, it says, has proven more effective in mitigating the damage caused by drug use.
The report also singles out several approaches that are gaining popularity in certain countries, but which researchers believe are unproductive. This includes forced treatment and drug courts, where subjects are offered a choice between treatment and criminal prosecution.
The CEDD calls for an end to punitive policies, saying that drug use should never be treated as a criminal matter and that possession and cultivation for personal use should be effectively decriminalized, by changing not only legal frameworks but also the practices and attitudes of law enforcement and judicial bodies.
Researchers also recommend a new focus on education and provision of information for prevention and harm reduction, and for serious investment in evidence-based treatments. Such treatments, it argues, should not clump all drug use together, instead differentiating between problematic and non-problematic, and frequent and infrequent use.
In all, the report looks at eight countries; Argentina, Bolivia, Brazil, Colombia, Ecuador, Mexico, Peru, and Uruguay.
Argentina
According to the CEDD, Argentina has adopted a "prohibitionist-abstentionist" legal framework backed by a stigmatizing discourse on drug users, which has "put users of those substances in the paradoxical position of being 'criminals' and 'sick.'" The punitive approach still dominates responses to drug use, and treatment and health programs are closely linked to security measures.
Bolivia
Although drug use and possession for personal use are not illegal in Bolivia, the CEDD argues that provisions for compulsory treatment for both addicts and casual users amounts to de facto criminalization. In addition, with quantities for personal use defined on a case-by-case basis, people caught with as little as a gram of cocaine can be charged with drug trafficking -- a charge also brought against those selling small quantities.
Brazil
Brazil's current legal framework for drug use is based on the "depenalization" of use -- meaning that users are not incarcerated but face alternative sanctions. However, the law does not lay down criteria for distinguishing between users and traffickers, leaving it to the police and the judiciary to decide, which means that many users are prosecuted as traffickers. Such contradictions are rife in Brazil's approach, the CEDD says. The country has developed strategies prioritizing prevention and harm reduction, recognizing the rights of drug users and distinguishing between problem and non-problem users, while also expanding compulsory treatment and introducing increasingly punitive criminal justice measures.
Colombia
Drug use and possession for personal use is decriminalized under the terms of Colombia's constitution, although this has been challenged legally at various times. Recent legislation establishes the rights of users, and emphasizes a health-based approach and harm reduction over punitive measures. However, according to the CEDD, there are legal ambiguities that allow for confusion and selective interpretation over what is deemed possession for use and what is for supply. In addition, the legal commitment to providing treatment services is patchily implemented and quality can vary wildly.
Ecuador
Ecuador has a contradictory legal framework on drug use -- use is not a crime under the constitution, but possession is a crime under the law. The government has tried to reconcile this with criteria for distinguishing between quantities for personal use and supply but, the CEDD says, judges frequently choose to penalize possession, despite evidence that the quantities involved are for personal use. Treatment is predominantly in private hands and has a strong religious aspect, and clandestine treatment centers have been exposed for cruelty towards users. Since the publication of the CEDD's report, Ecuador has enacted a new law designed to ensure that users and low-level offenders are not classified as traffickers.
Mexico
Since 2009, Mexico's legal framework has clearly defined the drug quantities classified as personal use, which is not punishable by incarceration. Up to 1,000 times over those quantities classifies as small-scale trafficking (micro-trafficking) -- a crime that falls under the jurisdiction of each individual state, while over 1,000 times the amount classifies as drug trafficking and is a federal crime. According to the CEDD, users continue to face criminalization, if not incarceration, as even those caught with personal use quantities are arrested and an investigation opened, while the thresholds are set so low that many users fall into the category of suppliers. In cases of arrested drug users, the Public Ministry is supposed to inform healthcare service providers, which should encourage users to seek treatment. However, the CEDD says, there is little clarity over how this should work in practice.
Peru
Both the state and civil society are extremely conservative and restrictive on drug policy, while police and the judiciary habitually take a hard line towards drug use, according to the CEDD. Personal use is not punishable under the criminal code, and legal guidelines distinguishing between use and supply have been introduced. However, the thresholds are low and anyone exceeding them is treated as a dealer or trafficker. The report notes that Peruvian police often plant drugs on users to push them over the threshold, or demand bribes not to do so. According to the CEDD, the government avoids responsibility for prevention and treatment, which is left almost entirely in barely-regulated private hands.
Uruguay
The CEDD accuses Uruguay of double standards on drug policy, fully legalizing production, sale and use of marijuana on one hand, while taking a harder line on other substances through restrictive personal use thresholds and compulsory treatment programs. Possession for personal use of any drug is decriminalized, but what constitutes personal use is left to the "free moral conviction" of the judge, leaving it open to selective interpretation, which is often based on whether the judge decides that the quantity found on a user could be harmful to their health. Current legislation allows for arrested users to be medically examined and, if determined to be addicts, face compulsory treatment.

InSight Crime Analysis

The CEDD report adds to a wealth of existing research pointing to the failures of policies criminalizing drug use. Over the last half century, such policies have achieved little except to fill already overcrowded prisons, make otherwise law-abiding citizens into criminals and turn addicts away from the help they need for fear of punishment and stigmatization.
In much of Latin America, drug use is growing rapidly, fuelled by factors such as a growing middle class with disposable income, a liberalization of social attitudes, and lower prices and higher availability as criminal groups turn to the small profits but low risks and high quantities offered by domestic drug markets. Under these conditions, it is more urgent than ever for Latin American countries to seek evidence-based strategies to deal with drug use, and the move from a criminal to a health-based approach is a positive trend.
As highlighted by the CEDD report, this transition is often rocky, and can be riddled with contradictions and ambiguities. While drug policy is an area that demands serious attention, these contradictions are perhaps an inevitable consequence of attempts to change the paradigm that has dominated for the best part of a century. Overcoming decades of hardline policies and social stigmatization of drug use, which have created deeply ingrained attitudes in both state institutions and the general population, will not be easy.
Nevertheless, this approach only addresses half of the problem. The negative impact of drug use is not limited to users, but includes the devastating violence and corruption caused by criminal groups that control the trade. Latin America is one of the world's worst-affected regions, with whole countries driven to the brink of becoming failed states under the influence of drug trafficking.
The approach of decriminalizing and removing social stigma from drug use is often accompanied by continued hardline policies tackling production and distribution, or sometimes even a toughening up of such stances to avoid criticism of going "soft on drugs." This creates its own dangers, and may even strengthen the hand of organized crime. The consumer market for drugs will likely continue to expand, meaning growing profits to fight over -- and to use to corrupt state institutions.
Rethinking the existing paradigm on drug use is a matter of urgency, but unless it is part of an integrated approach that examines a change in paradigm not only for consumption but also for production and distribution, it may well exacerbate some problems while solving others.
Taken from Insight Crime

Rise in Tamaulipas Kidnappings Points to Lack of Mexico Govt Control

by Camilo Mejia 
 
Migrants protest kidnappings in Tamaulipas Migrants protest kidnappings in Tamaulipas
Mexico's Tamaulipas state was the site of nearly 60 percent of the country's kidnappings in July and saw a drastic spike in the crime compared to previous months, highlighting the government's inability to secure the embattled state.
According to a report published by Mexico's Interior Ministry (SEGOB) (pdf), the country registered a total of 204 kidnappings in July, of which 121 occurred in the northeastern border state of Tamaulipas -- more than twice the number that occurred in the state in any other month this year. In comparison, the highest number registered in any other state during the same month was 14.
Between January and July 2014, a total of 340 kidnappings were reported in Tamaulipas, representing 29 percent of the national total.

Insight Crime Analysis

The deteriorating security situation in oil-rich Tamaulipas, fueled both by fighting between the Gulf Cartel and the Zetas and internal power struggles, prompted Mexico's government to deploy federal troops to the state earlier this year. However, the recent SEGOB figures are one indication that this move has not helped the government gain control over the situation. The central government's challenges in the region have also been highlighted by reports of ongoing cartel control over major highways in Tamaulipas, as well as other violence-plagued parts of Mexico.
Part of the reason for the rise in kidnappings may be the fracturing of the Zetas and the Gulf Cartel, both of which have suffered a loss of leadership in recent years. As criminal groups fracture, they tend to seek alternative sources of revenue -- like kidnapping and extortion -- which require less logistical organization than international drug trafficking.
North-bound migrants are also often targeted for kidnapping by criminal groups, making it plausible the large exodus from Central America this year could have had an impact on Tamaulipas kidnapping numbers.
Widespread corruption among the state's security forces has likely exacerbated the government's inability to secure Tamaulipas. In May, local authorities announced that around 50 percent of the state's police had failed confidence tests, with a large portion of these cases reportedly due to organized crime ties.
Tamaulipas' security problems are a major thorn in the government's side. The state is home to extensive oil and gas reserves, which have made the oil industry a lucrative target for drug cartels. Criminal groups reportedly control up to 15 percent of the gasoline business in Tamaulipas and have developed a sophisticated illegal gasoline distribution system. With Mexico in the process of opening the country's oil industry to the private sector, Tamaulipas' deteriorating security situation could make companies wary of investing in the state.
Taken from Insight Crime

jueves, 21 de agosto de 2014

El jefe narcoparamilitar Pijarbey podría convertirse en el principal capo colombiano


por Kyra Gurney
La imagen más reciente de Pijarbey
La imagen más reciente de Pijarbey
Un exparamilitar conocido como "Pijarbey" está reconstruyendo el imperio de la droga del fragmentado grupo de tráfico ERPAC en los Llanos Orientales de Colombia, y ahora está posicionándose para convertirse en un actor importante del hampa de Colombia -si logra evadir la captura.
Martín Farfán Díaz González, alias "Pijarbey", es el líder de los Libertadores del Vichada, un grupo escindido del Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista Colombiano (ERPAC), que alguna vez dominó el territorio clave para el narcotráfico de los Llanos Orientales.
Durante los últimos tres años, Pijarbey y su organización han estado luchando contra la otra red narcoparamilitar que surgió de la disolución del ERPAC, conocida como el Bloque Meta. Esa batalla está prácticamente ganada ya que el Bloque Meta se ha debilitado a raíz de la captura del líder del grupo Rubber Antonio Navarro Caicedo, alias "Flaco Fredy", y el principal padrino, Daniel "El Loco" Barrera.
Pijarbey ahora supervisa una fuerte organización de 250 personas y un vasto imperio del narcotráfico que incluye cultivos de coca, laboratorios de procesamiento de cocaína, y rutas de tráfico de drogas hacia Venezuela, en los departamentos del Meta, Vichada y Guaviare, en los Llanos Orientales.
Sin embargo, Pijarbey no parece contentarse con afirmar el dominio sobre los Llanos Orientales y con la reconstrucción del imperio de la droga del ERPAC, y ahora está buscando expandir sus operaciones hacia nuevas regiones y actividades criminales. En marzo, las fuerzas de seguridad desmantelaron un gran centro de almacenamiento de cocaína de los Libertadores del Vichada, en el departamento de Casanare, al norte del tradicional bastión de Pijarbey, e incautaron grandes cantidades de precursores químicos y otros insumos para el procesamiento de la droga.
Dos meses después, la policía colombiana detuvo a nueve hombres que Pijarbey presuntamente había enviado al departamento de Amazonas -cerca de la frontera sur del país con Brasil y Perú- para establecer una ruta de tráfico de drogas y reclutar nuevos miembros. Aunque el grupo había estado operando en la región desde hacía menos de un año, al parecer tenía la capacidad de producir 1,5 toneladas de cocaína al mes. Según la policía, Pijarbey también había forjado lazos con narcotraficantes brasileños en la zona fronteriza, quienes ayudaron al grupo a transportar la cocaína desde Perú hasta la capital de Amazonas, Leticia, y luego hacia Brasil.
VEA TAMBIÉN: Perfil de Pijarbey
Otros arrestos recientes han indicado que Pijarbey también tiene vínculos con un grupo narcotráficante que operaba fuera del aeropuerto El Dorado en la capital del país, Bogotá. El 19 de julio, las autoridades arrestaron a tres empleados de una aerolínea y a otras 21 personas que presuntamente compraron cocaína de Pijarbey y transportaron las drogas a Estados Unidos, México, Bolivia y España.
Además, Pijarbey ha sido vinculado con una red de robo de combustible, en el departamento del Meta, que presuntamente robaba gasolina para usarla en sus laboratorios de cocaína. Las investigaciones policiales revelaron que algunos miembros del grupo se habían infiltrado en la empresa petrolera Pacific Rubiales, haciéndose pasar por conductores de los camiones, obteniendo información que permitió a la red sacar hasta 200 galones de gasolina al día de los tanques de almacenamiento.
Sin embargo, aunque Pijarbey ha estado expandiendo sus operaciones, las autoridades parecen estar acercándose a él y a su organización. En abril de 2013, la policía arrestó al segundo al mando de la red urbana de sicarios del grupo, alias "Risas", cuya captura fue seguida por la del asesor más cercano de Pijarbey, Edison Guillermo Velázquez Álvarez, alias "Farid". En enero de 2014, el jefe financiero del grupo y el hombre que era la mano derecha de Pijarbey fueron capturados en el lapso de una semana. Entonces -durante una operación que se llevó a cabo en junio para determinar el paradero de Pijarbey- la policía arrestó a su hermano Raúl Díaz González, alias "Raulito", quien según un investigador manejó las finanzas de Pijarbey y dirigió una red de asesinos en Villavicencio.

Análisis de InSight Crime

La Libertadores del Vichada están preparados para llenar el vacío dejado por el ERPAC, mientras que Pijarvey pronto podría convertirse en un narcotraficante capaz de competir con sus predecesores en los Llanos Orientales, el fundador del ERPAC Pedro Oliveiro Guerrero, alias "Cuchillo", y su aliado narcotraficante, el infame capo Daniel "El Loco" Barrera.
La región de los Llanos Orientales es una zona estratégicamente importante para el tráfico de drogas y para el cultivo, en parte debido a su proximidad con Venezuela, que ha actuado como una nación de tránsito para la cocaína que tiene como destino Estados Unidos y Europa. Se cree que la región produce unas 100 toneladas de cocaína y genera hasta US$300 millones en ventas de cocaína al año. Según un informe (pdf) de 2013 de la Comunidad de Policías de América (AMERIPOL), sólo el grupo de Pijarbey produce 80 toneladas de cocaína al año.
Una de las razones que explican la rápida expansión y ventaja de los Libertadores del Vichada sobre sus rivales en el Bloque Meta probablemente sean los lazos del grupo con los Urabeños, el grupo criminal dominante de Colombia. Pijarbey forjó una alianza con la organización cuando los Libertadores del Vichada comenzaron a luchar contra el Bloque Meta, poco después de la liberación de Pijarbey de la cárcel en 2012. Probablemente los Urabeños le proporcionaron a Pijarbey dinero en efectivo, armas, y posiblemente tropas. Según El Tiempo, las investigaciones de la policía y de la DEA han confirmado que Pijarbey ha mantenido sus vínculos con los Urabeños, pero no queda claro cuánto poder e independencia él ha cedido en el proceso.
Las recientes capturas e investigaciones policiales sugieren que las ambiciones de Pijarbey se extienden más allá de su bastión en los departamentos del Vichada y el Meta, y que está buscando expandirse hacia algunos de los pocos rincones de Colombia a los que los Urabeños aún no han llegado, tales como la región de la triple frontera amazónica. Aunque aún no está claro si su incursión en la región amazónica ha continuado tras la detención de sus emisarios, el hecho de que el grupo fuera capaz de establecer una operación de tal envergadura en menos de un año sugiere que Pijarbey tiene la capacidad logística y el personal para reactivar su red en el Amazonas.
También es probable que el ascenso de Pijarbey sea atribuible a su capacidad para cultivar lazos oficiales. Como un operario de alto nivel del ERPAC, Pijarbey actuó como el principal contacto del grupo con funcionarios de seguridad corruptos –quienes le proporcionaron información acerca de las operaciones policiales que iban a tener lugar- y varios incidentes recientes sugieren que ha mantenido algunas de estas relaciones.
En marzo de 2013, Pijarbey logró escapar minutos antes de una redada de la policía, llevada a cabo antes del amanecer, en una finca donde él se estaba escondiendo en el Vichada, lo que sugiere que había sido avisado. Cinco meses después, la policía incautó armas del gobierno de algunos de los sicarios de Pijarbey, que llevó a las autoridades a creer que alguien con acceso a las armas militares estaba suministrando armas al grupo.
En otro incidente sospechoso, el hermano de Pijarbey, Raúl, sólo fue sentenciado a arresto domiciliario luego de su captura -a pesar del hecho de que la policía había informado inicialmente que él estaba involucrado en el tráfico de drogas, extorsión, asesinatos y desplazamiento forzado en el Meta. Aunque el juez que dictó la sentencia afirmó que los fiscales no habían logrado presentar pruebas sobre la participación directa de Raúl en actividades criminales, también pudo haber otros factores que influyeron en la decisión.
Según las autoridades colombianas, los Libertadores del Vichada son ahora uno de los cuatro grupos sucesores de los paramilitares restantes, y el talento de Pijarbey para corromper a los funcionarios locales, así como sus habilidades estratégicas y logísticas, podrían convertirlo en una fuerza importante en el hampa de Colombia. Sin embargo, para lograrlo, él no sólo tendrá que evadir su captura, sino también alejar el desafío que representan los remanentes del Bloque Meta y asegurarse de mantenerse al lado del grupo criminal colombiano más poderoso hoy en día, sus actuales aliados, los Urabeños.

martes, 19 de agosto de 2014

Adinerados traficantes infiltran el mercado de drogas de la clase media de Brasil



Los traficantes de São Paulo están vendiendo drogas en lujosas áreas
Los traficantes de São Paulo están vendiendo drogas en lujosas áreas
Los jóvenes adinerados y educados de Brasil han incrementado su participación en el tráfico de drogas, un fenómeno que probablemente está ligado al creciente mercado doméstico de la clase media.
Según Infosur Hoy, alrededor del 10 por ciento de los aproximadamente 1.500 nuevos casos que investiga el Ministerio Público de São Paulo cada mes ahora involucran a sospechosos provenientes de familias adineradas.
Este es un fenómeno relativamente nuevo, según Alfonso Presti, coordinador de la Central de Investigaciones Policiales y Procesos del Ministerio Público de São Paulo. Presti señaló a Infosur que hace una década “se contaban con los dedos de una mano los casos de traficantes ricos que llegaban” al ministerio.
Según los informes, muchos de estos narcotraficantes de la élite iniciaron consumiendo drogas y vendiéndolas a sus compañeros, y más tarde fueron reclutados por grupos criminales.
Ellos ofrecen servicio a domicilio para productos como cocaína de alta calidad y potentes tipos de marihuana, así como también para éxtasis, LSD y heroína, que sus clientes de clase media-alta encargan por teléfono o Internet. Para hacer las entregas estos traficantes tienen a su disposición una red de taxistas, motociclistas y ciclistas; aunque también venden las drogas en lujosas fiestas y clubes.
Ahora este modus operandi también ha sido identificado como común en Río de Janeiro, y en los estados de Paraíba y Pernambuco.
El antropólogo brasileño Paulo Malvasi señaló a Infosur que para esta clase de traficantes, el estatus y las conexiones que ofrece el negocio representan ganancias tan atractivas como el dinero que está en juego.

Análisis de InSight Crime

La aparición de este nuevo sistema local de venta de drogas liderado por una nueva clase de traficantes es indicativo de la creciente demanda de drogas de alta calidad impulsada ​​por la creciente clase media brasileña. El servicio de entrega a domicilio y el uso de Internet ofrecen una mecanismo limpio y ordenado, tanto para los traficantes de drogas como para sus acaudalados clientes, a diferencia de las violentas operaciones relacionadas con la venta de los baratos productos secundarios de la cocaína en las llamadas "bocas de fumo" de las favelas.
Estos jóvenes también representan una atractiva fuente de ganancias para los grupos de Brasil. En un caso, las autoridades de São Paulo capturaron a dos narcotraficantes que vendían cocaína por US$22 cada gramo -cinco veces el precio medio de venta. Los investigadores también agregaron que el mercado de la clase media proporciona más oportunidades para el lavado de dinero.
Algunos expertos han señalado al aumento de la presión policial en los puntos de venta de las favelas -particularmente en Río- como otra de las razones que explican este cambio.
En países como Colombia y Argentina, las operaciones criminales también se han beneficiado del creciente mercado de la clase media, con la venta de drogas de fiesta como el 2CB y el éxtasis.

A boost for Piramideo

Carlos García Pérez
The U.S. government in June awarded an additional $400,000 to the Maryland company that designed and operates Piramideo, a social network aimed at sending millions of text messages to Cuba.
The Office of Cuba Broadcasting signed the one-year contract with Washington Software Inc. on June 20. Records show the $400,000 will go toward "other computer services." No other details are given except a government code: IGF::CL::IGF.
IGF stands for "Inherently Governmental Functions." CL indicates "Closely Associated Functions."
My guess is that the $400,000 will go toward Piramideo, although the contract doesn't specify.
The contract brings to $4,321,173 the total amount paid to Washington Software since June 2011.
Most of the money has gone toward developing and running the short message system. Costs include $451,796 aimed at preventing the Cuban government from jamming the electronic messages.
The Office of Cuba Broadcasting runs Radio and TV Martí. Agency director Carlos García Pérez said in a statement earlier this year:
Piramideo is one more communication tool, like radio, television, DVDs, flash drives, e-mail and text messages, which Martí media offers its audience.
Fuente Along the Malecon

lunes, 18 de agosto de 2014

Zetas alimentan la crisis de seguridad de Veracruz, al sureste de México


Cuerpo de presunto líder de los Zetas asesinado el 4 de julio
Cuerpo de presunto líder de los Zetas asesinado el 4 de julio
El aumento en los secuestros, el descubrimiento de fosas comunes y los tiroteos de las fuerzas de seguridad con presuntos miembros de los Zetas, han creado una tormenta de seguridad en el Estado de Veracruz, al sureste de México, pero ¿qué hay detrás de esta racha de violencia?
El 2 de julio, las autoridades descubrieron una fosa clandestina que contenía por lo menos ocho cuerpos, en un municipio de Veracruz al sur del país, informó Animal Político. Esto se dio después del descubrimiento en junio de 12 fosas comunes en las que se desenterraron al menos 31 cuerpos.
Junto con estos hallazgos escalofriantes ha habido una serie de tiroteos en las zonas urbanas del Estado, informó Proceso. El 5 de julio, las fuerzas de seguridad dieron de baja a seis presuntos criminales en la ciudad de Veracruz, mientras que tres presuntos miembros de la organización criminal de los Zetas fueron dados de baja en las inmediaciones de Orizaba. Un día antes, la policía dio de baja a cuatro presuntos Zetas cerca de la costa, incluyendo al presunto líder de plaza de Veracruz del grupo -el líder local a cargo de ese territorio.
Mientras tanto, el estado ha experimentado una tendencia al alza en la extorsión y el secuestro en 2014, informó SDP Noticias.
La ola de criminalidad y violencia ha llevado a que el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa admita que el estado enfrenta una crisis de seguridad. Además, recientemente el gobierno reforzó la seguridad en el norte del Estado.

Análisis de InSight Crime

Tradicionalmente, Veracruz ha sido un Estado mexicano relativamente tranquilo, con una tasa de homicidios por debajo del promedio nacional. Sin embargo, en 2011 el Estado registró un fuerte repunte en la violencia cuando los Zetas -que habían establecido una fuerte presencia en el Estado del golfo- fueron desafiados por los "Zetas Killers", un grupo escindido del Cartel de Jalisco - Nueva Generación (CJNG). Durante septiembre y octubre de ese año, las autoridades descubrieron más de 60 cuerpos, que al parecer eran víctimas de los Zetas Killers en la ciudad de Veracruz.
La inseguridad resultante llevó al gobierno a recurrir a lo que se ha convertido en una táctica de seguridad común: enviar tropas militares para restaurar el orden. Los funcionarios atribuyeron este aumento de seguridad de 2011 a una caída en los homicidios, en los meses siguientes.
Sin embargo, estas medidas generalmente no logran abordar las causas fundamentales de la violencia y la inseguridad, permitiendo un resurgimiento de la violencia en el futuro. En el caso de Veracruz, uno de estos problemas de fondo ha sido la corrupción policial generalizada y sus vínculos con los Zetas, con miles de policías retirados desde 2011, en un intento por depurar la fuerza.
Mientras tanto, el ministro de Seguridad de Veracruz, Arturo Bermúdez, ha declarado que el reciente aumento de la violencia en el Estado vecino, Tamaulipas, al norte del país -como resultado de los enfrentamientos entre elementos de los Zetas y del Cartel del Golfo- ha contribuido a la inseguridad, al empujar a los criminales a migrar a Veracruz.
Fuente InSight Crime

Entrevista a Junior Garcia Aguilera