ESTEBAN MORALES
El conflicto entre Cuba y Estados Unidos se nos presenta con
diferentes facetas. Sobre todo si tomamos en consideración el interés de
la política norteamericana por subvertir a la sociedad revolucionaria
cubana. Tratándose de un fenómeno que va desde las intenciones de
liderar los procesos sociales en Cuba, pasando por arrebatar de manos
de su dirección política el liderazgo de los cambios internos,
hasta llegar a producir la subversión del régimen socialista. Una
parte importante dentro de este último asunto, la tiene la utilización
del tema racial como cobertura para desestabilizar internamente al país.
Los llamados “documentos de la transición”, del 2004 y el 2006, se
han propuesto una crítica sin límites de todos los procesos que tienen
lugar en la Isla, con el objetivo de ofrecer la peor imagen de Cuba en
todos los aspectos de la vida nacional. Según esos documentos
mencionados, en Cuba nada funciona y todo debe ser cambiado o
subvertido.
No es de extrañar entonces, que en ciertos retos que el país debe
enfrentar, se trate de inducir a formas internas de comportamiento que
perjudiquen la marcha del proceso revolucionario cubano. Uno de esos
temas es la cuestión racial, tratada en los referidos documentos. Para
ello, la política norteamericana, toma como instrumento a ciertos
grupos, supuestamente académicos, pero en realidad, bajo el papel de
subalternos, que siguen a la administración norteamericana en la actual
política contra Cuba.
Una primera variante que nos encontramos es que algunos negros del
otro lado de Estrecho de La Florida, porque no son todos, tratan de
situar a los negros y mestizos de Cuba como víctimas en su propia
tierra. Por supuesto, víctimas de quién, sino del Estado cubano, el
Gobierno y el Partido Comunista de Cuba. Pues existe la marcada
tendencia a considerar a los que permanecen de este lado del espectro
político, poco menos que como ovejas o personas estúpidas, carentes de
todo proyecto propio.
En esta tarea de manipular el tema racial en Cuba como objeto de
subversión política, están vinculados individuos como Enrique
Patterson, quien desde allá, relaciona el tema con los asuntos de la
gobernabilidad o del potencial político contestatario, que según este
individuo está presente en la población no blanca en Cuba. En Cuba,
principalmente, Jorge Madrazo, Lázaro Calvo y Manuel Cuesta Morúa,
despliegan la misma línea de trabajo, con no poco éxito hasta ahora.
Enrique Patterson fue profesor de Filosofía en el Dpto. de Marxismo
Leninismo de la Universidad de La Habana. Abandonó el país en 1990 y
reapareció poco después en el Congreso de LASA en Washington, haciéndose
acompañar de dos funcionarios, del Dpto. de Estado. No resultando
difícil inferir quien pagaba sus gastos y con qué propósitos, lo
habían llevado al Congreso. Ahora vive en Miami y se dedica a escribir
sobre la problemática racial en Cuba, con una línea de pensamiento que
lo vincula directamente a los propósitos del Gobierno Norteamericano.
Lamentablemente para él, las personas, sobre todo académicos que tratan
el tema con seriedad no lo toman nunca como referencia válida, no así
los medios de la derecha que reproducen sus criterios hasta el
cansancio.
En similar tarea manipuladora se halla Ramón Colás, que lidera en
Mississippi un Proyecto de Relaciones Raciales. O la Revista Islas, que
hasta hace poco buscaba conexiones para lograr producciones sobre el
tema racial desde dentro de la Isla. Desconocemos si mantienen su
interés, aunque no sería extraño que en cualquier momento lo retomen.
El Miami Herald, por su parte, aparece continuamente como reservorio
de todos los artículos que sobre el tema racial en Cuba, son publicados
en los Estados Unidos. E incluso, comentando algunos de los que se
publican en Cuba.
Es cierto que en Cuba hay que trabajar mucho aun para que las
diferencias e inequidades sociales terminen por desaparecer. Problema
que afecta tanto a negros como a blancos, aunque dentro de ellos, más a
los negros, quienes aparecen con las mayores desventajas. Resultado
ello, principalmente, de los desiguales puntos de partida históricos,
con que arribaron a 1959, los negros y mestizos que hoy integran la
sociedad cubana.
Sería tonto y poco menos que anticientífico pensar, que 400 años de
colonialismo y casi 60 de explotación neocolonial, puedan ser
borrados en poco más de 50 años de revolución, por muy radical que
ésta haya podido ser.
La política social desplegada por la revolución, reconoció a todos
los derechos a la educación, la salud, la seguridad social y el acceso
al empleo, lo cual benefició por igual a todos los ciudadanos pobres y
a los negros y mestizos como gran mayoría dentro de ellos. Sin embargo,
esa política social sumamente humanitaria, centró su interés en la
pobreza y no consideró la variable del Color de la Piel, la cual lleva
implícito un fuerte componente de diferenciación social.
No se trata de conformidad, porque, al mismo tiempo debemos
reconocer que el tema, después de ser fuertemente abordado por el
máximo líder de la Revolución en marzo de 1959, no fue
consecuentemente seguido después y pernoctó desde entonces en el
silencio, debido a que se creyó que al crear una política social que
igualaba en todos los sentidos a los negros y mestizos con los blancos
desde el punto de vista clasista y una política nacional de principios
que parecía garantizar la plena igualdad en la sociedad cubana, se
solucionarían estos problemas, olvidando las terribles secuelas que se
arrastraban tanto en el orden material como en el subjetivo, desde el
período de la esclavitud. De modo que en 1962, el tema racial se dio
voluntaristamente como resuelto.
Debemos tener en cuenta que a principios de los años sesenta, el
gobierno de los Estados Unidos comenzó una verdadera guerra de agresión
contra la Revolución Cubana y el tema racial pasó entonces a ser
considerado como algo que podía dividir a las fuerzas revolucionarias
ante las difíciles batallas que debían ser enfrentadas.
Sin embargo, sin ser partidario de la llamada “teoría del tuerto”,
quien es rey en el país de los ciegos; no veo ningún país en este
hemisferio, incluido Estados Unidos, donde se haya hecho, tanto como en
Cuba, por la justicia, la igualdad y la equidad racial.
Del mismo modo, no conozco desde antes de 1959, de ningún gobierno
aliado de los negros y mestizos; ni tampoco de un estado o gobierno
del cual estos hayan podido esperar más que demagógicos discursos y
sí casi ninguna acción concreta, para sacarlos de sus barrios
marginales, darles salud y educación gratuita, esperanzas reales de una
vivienda decente, perspectivas de un buen empleo y dignidad personal.
Mucho menos, que cuando enfrentaran a la justicia, fuesen tratados en
igualdad de condiciones. Realidad que aún sufre la inmensa mayoría de
los negros en Estados Unidos.
Los negros de Cuba, luchan todos los días en los espacios abiertos,
que aun son muchos, aunque sin dejarse engañar por aquellos, que lo
primero que tendrían que hacer sería superar la republiqueta racista,
modelada a imagen y semejanza de los años cincuenta en Cuba, que le
han construido a los negros cubanos de Miami, la extrema derecha
cubano-americana. Dejando prácticamente a la inmensa mayoría de los
negros que allá viven, en el mismo lugar que ocuparon en la Cuba neo
republicana, solo que casi 50 años después. Y ni siquiera hablar de que
puedan los negros prosperar en cuanto al acceso al poder. El poder
allá, es sólo para los blancos ricos, como lo fue en Cuba antes del
triunfo de la revolución. Aunque también otras formas de discriminación
penden sobre los blancos cubanos, que aunque fueran ricos, cuando
emigraron a Estados Unidos, dejaron de ser “blancos” para devenir en
“hispanos”.
Por lo cual, como Carlos Moore, no pocos reconocen el racismo y la
discriminación existente dentro de la población cubana que vive en los
Estados Unidos.
Del lado de Cuba, la mayoría de los negros y mestizos trabajan desde
el lado del poder; porque tienen conciencia de ello. Por lo que, con
todo desenfado, se podría decir, que en Cuba van siendo cada día más
los negros en el poder y muchos menos los blancos que no están
dispuestos a compartirlo. Pues para eso también se hizo la Revolución
Cubana. Siendo esa la plataforma verdadera para la igualdad, pues lo
demás se soluciona con el tiempo, la dinámica política existente y la
voluntad de los negros y también de la inmensa mayoría de los blancos
de la Isla, para crear condiciones que propicien la desaparición de la
discriminación racial y el racismo.
Tampoco se hacen ilusiones, los negros en Cuba, ni de que nada les
vaya a caer como regalo del cielo. Pues del cielo, lo único que cae
es agua y nieve, todo lo demás, hay que batallar mucho para
conseguirlo en Cuba hay que luchar mucho aún para que el poder quede
distribuido proporcionalmente entre la población blanca y negra.
Entonces, la principal batalla de los negros y mestizos en Cuba, es
continuar construyendo esa sociedad que les ha dado las oportunidades
ya mencionadas; y por qué no, también la posibilidad de batallar por
compartir el poder con los blancos en igualdad de condiciones, en
medio de realidades y oportunidades tanto únicas como sui generis. Todo
lo cual, es sin dudas, incomparablemente más posible en la Cuba de hoy,
que en ningún otro país al menos de este hemisferio. Repito, incluido
Estados Unidos, donde a pesar de la lucha por los Derechos Civiles y de
tratarse de la nación más rica del planeta, todavía un 90 % de los
afros norteamericanos continúan viviendo bajo la línea de pobreza.
¿Qué tratan de hacer los que desde Estados Unidos y en particular
desde Miami, les ofertan a los cubanos de la Isla el discurso de la
víctima? Simplemente trasladarles formas de lucha que a ellos nunca les
han dado resultado. Crear en Cuba organizaciones, grupúsculos, sectas y
descontentos, tratando a la vez de endulzarlos con el dinero de la
AID, para al final, ponerlos a trabajar en beneficio de los racistas de
Washington y Miami; triste misión que ya algunos negros cubanos, en
los Estados Unidos, están cumpliendo.
No creo que estos negros desconozcan que así traicionan a sus
congéneres. Pero llenar sus bolsillos es más importante. Por lo que
quiéranlo o no, son anexos de una misma subalternidad, aquella que
desde Miami, lo único que le interesa es recuperar sus propiedades y
privilegios en la Isla. Paradójicamente: parte de esos privilegios, era
también discriminar a los negros en Cuba.
Realmente, en el trasfondo de su discurso, el de la “víctima”,
subyace la intención de que los negros y mestizos en Cuba trabajen para
la subversión contrarrevolucionaria, o sea, para desbaratar
precisamente el proceso político, social y económico que en Cuba ha
permitido, aún en medio de las muchas imperfecciones que subsisten, que
el negro y el mestizo hayan llegado en la Isla a un status social al
que muchísimos de ellos no podrían llegar, ni siquiera en sueños.
Entonces, no sirve para nada a los negros y mestizos en Cuba el
“discurso de la víctima”. No lo necesitan. Por lo que sería mejor que
ese tiempo y esfuerzo, los de allá, lo dedicaran a construir un discurso
propio, que les permita a sí mismos sobrevivir en medio del racismo que
caracteriza a la sociedad norteamericana y en particular a la
miamense.
En Cuba hay claridad de quienes son nuestros aliados y quienes nuestro enemigos.
Sin embargo, no podríamos decir que la lucha a librar concluye en
tales términos. Porque de este lado del estrecho de La Florida, ha
tomado cuerpo también, “una derecha racial”, que despliega una
estrategia del tipo siguiente:
1- En medio de la ejecución de la estrategia política subversiva de
Estados Unidos contra Cuba, el tema racial ha devenido internamente en
una plataforma de lucha por parte de cierto grupo, de negros
principalmente, que supuestamente son luchadores contra la
discriminación racial y el racismo en Cuba. Esa cobertura tratan de
preservarla muy bien e incluso tienen gran claridad en que no deben
apartarse del resto de los negros.
Por eso tienen una actitud de contemporizar, fraternizar y cuidar su
lenguaje, para que no se evidencie, que en el fondo, su proyecto es
racista, porque defiende al capitalismo que debiera volver a Cuba.
2- Estos últimos pretenden, basado en que son negros, confraternizar
dentro de todos los negros cubanos, para tratar de hacerlos partícipes
de una estrategia que los negros en Cuba nunca podrían aceptar, pues
esa supuesta lucha contra el racismo y la discriminación que pretenden
esgrimir, no tiene en realidad nada que ver con la verdadera lucha anti
racial en el contexto de la nación cubana actual. Sino con una
subversión del régimen político que más ha hecho avanzar a los negros en
Cuba.
3- Tales negros que he mencionado, constituyen un grupo, apoyado y
financiado con el dinero norteamericano, proveniente de la AID, a través
de la Oficina de Intereses de Washington, tal y como tiene lugar con
los demás grupos disidentes, que bajo la plataforma de la lucha por los
derechos humanos, la democracia y las elecciones libres en Cuba,
también trabajan en Cuba, financiados por Estados Unidos, para subvertir
el régimen político del País. Es decir, trabajan por el “Cambio de
Régimen” político en Cuba, que no es más que la estrategia en que
Estados Unidos, asienta su actual política contra Cuba.
4- Estos negros tienen contacto directo con la Oficina de Intereses de
Estados Unidos en Cuba, reciben dinero de la AID por trasmano de
organizaciones similares en los Estados Unidos, tienen una página WEB
financiada y reciben todas las facilidades materiales y monetarias para
desplegar sus actividades.
5- Recientemente estuvieron en LASA, (Conferencia del Latin American
Studies Asotiation), en Washington, estancia durante la cual visitaron
TV Martí, Radio Martí, la Universidad de Pittsburgh, Howard y se
reunieron con varios representantes de su línea de derecha en los
Estados Unidos. No las reuniones en las universidades que son centros
académicos, pero se observa su interés por tener contacto con esas dos
instituciones de la media norteamericana representantes de la
contrarrevolución hacia Cuba como lo son Radio y TV Martí.
6- Con este grupo personalmente tengo coincidencias en cuanto a las
críticas que hacen sobre el racismo y la discriminación racial existente
en Cuba. Sin embargo, no coincido en lo que estiman ellos es la
solución del problema. Cuando expresan que la solución es un cambio del
régimen político en Cuba.
No obstante, pienso además, que el hecho de que ese grupo con una
posición política contra el racismo y la discriminación, sea francamente
contrarrevolucionario, al coincidir con el “cambio de régimen”
promovido por la política norteamericana y que recientemente hayan
desplegado, desde sus perspectivas, una actividad exitosa en
Washington, es culpa de los que desde la parte cubana, no han prestado
al tema la atención que este merece hace mucho tiempo ya.
Este grupo mencionado, actúa con toda la inteligencia para
aprovechar muy bien las deficiencias, la incapacidad y el atraso que de
nuestra parte ha existido para trabajar y sobre todo liderar el tema. De
modo que sus éxitos, no responden a que posean una plataforma sólida ni
políticamente aceptable, incluso plataforma que tienen que esconder,
pues no goza de popularidad, sino a la incapacidad de parte de la
Dirección Política del País, para trabajar a fondo el tema racial, con
dedicación, políticas definidas y una estrategia coherente.
Sería tonto de parte de estos grupos, que no aprovecharan nuestra
incapacidad manifiesta en el tema, para hacerlo avanzar desde sus
perspectivas. Perspectiva con la cual no podemos estar de acuerdo,
porque, en el fondo, forma parte de la estrategia política
norteamericana. Sin embargo, no se siquiera, si esto último que he
dicho, se comprende por parte de los que desde sus posiciones
políticas debieran dar atención al tema, haciéndolo avanzar, desde una
posición revolucionaria, para que no deviniese, como hasta ahora ha
ocurrido, en un instrumento de la disidencia contrarrevolucionaria. Con
una cobertura, que más confusión no puede introducir, pues se trata de
negros luchando contra la discriminación racial y el racismo. Mientras
que los que reclamamos el tema, por considerarnos realmente
revolucionarios, apenas hemos avanzado, siquiera ni en el camino de
convencer a la Dirección de la Revolución, de que estamos ante un tema,
que o le “entramos con la manga al codo” o vamos a perder la batalla con
el enemigo de la Revolución.
Julio 19 del 2013.