lunes, 3 de febrero de 2014

More Cracks in the EU’s “Common Position” on Cuba

by William M. LeoGrande*
eu cubaThe visit of Dutch Foreign Minister Timmermans to Cuba earlier this month marks yet another crack in the European Union’s 1996 Common Position on Cuba, which conditions normal relations with the island on democratic reforms. Days later, EU Commission President Barroso acknowledged that a number of member states were pressing for a reevaluation of the Common Position, and Spanish Foreign Minister García Margallo announced that the issue would be taken up at the EU foreign ministers meeting on 10 February – adding, however, that any new policy “would have, as a determining factor, respect for human rights.” Amending the Common Position will require unanimity among the EU’s member states, something conservative governments – especially in the former socialist countries – have thus far blocked.
The Common Position has severely constrained the ability of Brussels to respond creatively to rapidly changing conditions in Cuba today, but various European governments have expanded their bilateral economic and political ties with Cuba despite its strictures. Trade between Cuba and Europe, at 2.5 billion euros annually, has roughly tripled since 1996, and official development assistance to Cuba has quadrupled to nearly 60 million euros annually. Policies of engagement have proven more successful than policies of hostility and confrontation.  In 2010, quiet diplomacy by José Luis Rodríguez Zapatero’s government enabled Spain to play a crucial mediating role between the Cuban government and the Catholic Church, leading to the release of more than a hundred political prisoners – the largest such release since the 1970s.
Cuba today is moving in directions that the EU has long favored.  The “updating” of the Cuban economic model, begun in 2011, entails greater economic openness, reduced government regulation of private markets, and a larger role for private sector businesses. At the same time, although challenging Cuba’s one-party system or its socialist society is still out of bounds, there has been a very gradual opening of political space to debate the shape of Cuba’s future.  Replacing the Common Position does not mean that European states, individually or collectively, would abandon their commitment to encouraging greater human rights and democracy in Cuba.  But a warmer political climate would enable them to express their concerns more effectively through quiet diplomacy. What offends Cuba’s leaders is not that other states have different views on these issues; it is that the Common Position makes normal relations contingent on Cuba conforming to European norms, a litmus test that no other Latin American country is required to pass.
*Dr. LeoGrande is Professor of Government in the School of Public Affairs at American University.  This article is excerpted from an essay (click here) he wrote for the London School of Economics and Political Science blog.
Fuente: Aula blog

viernes, 31 de enero de 2014

Ante la ofensiva de los oligopolios, ¡estatizar el comercio exterior!

por Atilio Boron



(Atilio A. Boron) La Argentina enfrenta una grave crisis cuyas dos principales manifestaciones son la trepada del dólar –que refleja una peculiar anomalía argentina, porque esa moneda se está devaluando en todo el mundo, incluyendo por supuesto América Latina y el Caribe- y la resultante escalada inflacionaria que la insólita revaluación de la divisa estadounidense produce en la economía argentina. La devaluación del peso y el impulso inflacionario son, en realidad, dos caras de una misma moneda. Pero la gran paradoja es que desplome sufrido por el peso no guarda correspondencia con la situación imperante en la economía real. Esta no tiene la solidez y el dinamismo del período 2003-2008, pero está lejos de verse reflejada en los desquiciantes movimientos que se registran en el tipo de cambio. Veamos: la producción agropecuaria se mantiene en niveles comparativamente muy elevados, aun cuando la “sojización” de la agricultura plantea numerosos problemas (económicos, sociales y ecológicos) que no podemos examinar aquí;  algunas ramas del sector industrial (automóviles, motocicletas, electrónicos diversos, etcétera) marcan nuevos records a pesar de las restricciones para la importación de algunos insumos cruciales; la gran minería prosigue su marcha, más allá de lo ocurrido con Pascua Lama producto de un fallo de la justicia chilena; la explotación de hidrocarburos, estimulada por las perspectivas de Vaca Muerta retoma un ritmo ascendente;  los bancos y las entidades financieras registran significativas ganancias y según un reciente estudio de la CEPAL las exportaciones argentinas crecen por encima del promedio regional.
Si esto es así, ¿qué es lo que está ocurriendo? Más allá de abrir una discusión seria sobre “el modelo”, misma que no hicieron los economistas de la oposición adscriptos férreamente al neoliberalismo de los años noventa, ni tampoco los del oficialismo, para quienes lo único que había que hacer era “profundizar” un esquema económico cuyos límites, inconsistencias y deformaciones eran evidentes por lo menos desde el 2010 y acerca de los cuáles más de una vez nos referimos en nuestro blog. Pero más allá de esta necesaria discusión, decíamos, se impone actuar con urgencia sobre la coyuntura cortando de un tajo el nudo gordiano que está asfixiando a la economía argentina con la estampida del dólar y la peligrosa escalada inflacionaria. Para ello el estado deberá recuperar, sin más dilaciones, el control del comercio exterior, fuente insustituible de las divisas que necesita el país.
Es absurdo, y a estas alturas demencial, que cinco o seis grandes oligopolios manejen el grueso de la divisas que ingresan por la vía de las exportaciones agropecuarias. En una economía tan dolarizada como la Argentina, en donde los componentes importados afectan a casi todas, por no decir todas, las actividades económicas del país, dejar que la disponibilidad de dólares quede en manos de un puñado de oligopolios es un acto de soberana insensatez. En Chile, sin ir más lejos, los ingresos de su riqueza principal, el cobre, los controla exclusivamente el estado. En nuestro país, en cambio, un 80 por ciento de lo producido por las exportaciones cerealeras lo retienen grandes oligopolios transnacionales, y especialmente Cargill y Bunge, seguidos de cerca por Continental y Dreyfus; a su vez un par de grandes empresas controlan los ingresos que producen las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario, principalmente aceite de soja; en la gran minería quienes lo hacen son las transnacionales del sector; y en el área de hidrocarburos (petróleo y gas) las propias empresas, con el agregado ahora de YPF pero sin perder de vista que ésta es una sociedad anónima y no una empresa del estado. Todas estas corporaciones están fuertemente articuladas con la banca extranjera, predominante en la Argentina, y mantienen fluidos contactos con los paraísos fiscales que proliferan sobre todo en el capitalismo desarrollado.  En suma: un puñado de 100 empresas controlan aproximadamente el 80 por ciento del total de las exportaciones de la Argentina, y son ellas las que retienen los dólares que surgen de este comercio y que son requeridos por distintos sectores de la economía nacional.
De lo anterior se infiere una conclusión tan simple como contundente: quien controla la disponibilidad de dólares termina teniendo la capacidad de fijar su precio en el mercado local, especialmente ante un Banco Central debilitado y cuyas reservas cayeron de 52.190 millones de dólares en el 2010 a 28.700 millones de dólares al finalizar enero del 2014. Esta debilidad del BCRA le impide desbaratar las maniobras de la cúpula empresarial más concentrada, fuertemente orientada hacia los mercados internacionales, y para la cual el dólar “recontra alto” (uno de los pilares del menemismo) significa pingües ganancias porque desvaloriza el salario de los trabajadores y les permite alentar la carrera inflacionaria con la seguridad de que su disponibilidad de dólares la sitúa a refugio de cualquier contingencia. En consecuencia, el control de las divisas por parte de ese puñado de grandes oligopolios le permite ser el verdadero autor de las políticas económicas de un país tan dolarizado como la Argentina y, además, extorsionar a cualquier gobierno que no se someta a sus mandatos. Pueden aterrorizar a la población agitando el fantasma de la hiperinflación, que este país padeció a tan brutal costo en 1989 o el espectro del “corralito” de finales del 2001, y de ese modo desestabilizar a un gobierno que debe jugar partidas simultáneas de ajedrez (en el frente fiscal, tributario, monetario, cambiario, productivo) con enemigos que no sólo procuran derrotarlo en una puja puntual sino sobre todo derrocarlo. Y el gobierno actual comete el error de pensar que con concesiones varias podrá apaciguar el “instinto asesino”, como le llaman admirativamente los ideólogos neoliberales, de esos enormes conglomerados para las cuales la ganancia y el ganar -sobre todo el ganar, como recordaba Marx- es una verdadera religión cuyos preceptos son respetados escrupulosamente. Por ejemplo, el carácter sacrosanto de la propiedad privada y, por extraño que parezca, la convicción de que la lucha de clases es algo tan natural y omnipresente como el aire que respiramos, y libra esa batalla con todas sus fuerzas. Ante cada concesión de un gobierno satanizado como su enemigo la única respuesta que tiene es la de atacarlo con más ferocidad que antes, exigiendo, como Shylock a Antonio, más y más concesiones: ¡pague la deuda, acuda al CIADI, arregle con el Club de París, abra Vaca Muerta para empresas fugitivas de la justicia como Chevron, indemnice a Repsol, deje que la gran minería trabaje sin interferencias!, mientras persiste en su ataque en todos los frentes con el apoyo de la prensa hegemónica que maneja a su antojo. La crisis actual demuestra, de paso, lo ilusoria que fueron aquellas expectativas del kirchnerismo de crear una burguesía nacional, patriótica y solidaria con los intereses de las mayorías. Ya lo había dicho el Che, hace cincuenta años, y la historia le volvió a dar la razón por enésima vez: la burguesía nacional no existe.
Ahora bien: ¿cómo debería producirse la estatización del comercio exterior? Primero, no puede ser una medida aislada porque se necesita un enfoque integral que: (a) abarque a toda la cadena de comercialización del sistema agroalimentario, hoy controlado por las multinacionales,  lo que debería rematar en la creación de una Junta Nacional Agroalimentaria, con las salvedades que plantearemos más abajo; (b) aumente las alícuotas impositivas a la gran propiedad rural e implemente un eficaz sistema de control que evite las sobre y sub facturaciones de las cerealeras, hoy cómplices necesarias de la corrida cambiaria; y, finalmente, (c) que re-estatice los puertos del sistema de la Hidrovía Paraná-Paraguay, privatizados en los años noventa y que son las puertas de salida de gran parte de las exportaciones agropecuarias. Estas medidas deben ser puestas en práctica con la mayor celeridad, porque el ritmo de la crisis no tolera dilaciones. Segundo, se requiere imaginación y experiencia práctica, porque no se trata de resucitar la antigua Junta Nacional de Granos o al Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, el IAPI de la época del primer peronismo, porque el capital ha creado nuevos instrumentos financieros (compraventa a futuro, swaps, derivativos, etcétera) y la tecnología importantes innovaciones, (como el silo bolsa, que independiza al productor del riesgo que se le arruine la cosecha) lo que le permite postergar su venta hasta que el precio sea aproxime a sus expectativas, todo lo cual torna más difícil el control del comercio exterior por parte de los gobiernos. De lo anterior se desprende la necesidad de concebir una agencia estatal que regule a la totalidad del sistema agroalimentario del país, desde su origen hasta su comercialización minorista, algo bien diferente a la JNG o el IAPI. Tercero, y decisivo, esto solo será viable si se constituye un gran movimiento popular capaz de construir un instrumento político que respalde esas iniciativas y otras más encaminadas a redefinir por izquierda el rumbo de la economía argentina: la largamente demorada reforma tributaria y la elaboración de una efectiva política antiinflacionaria que resguarde los ingresos de los asalariados, para comenzar. Una convocatoria popular sin sectarismos ni soberbias burocráticas; sin verticalismos ni verdades establecidas, porque de lo contrario la respuesta de las clases y capas populares será una mezcla de impotencia, miedo paralizante ante la clara percepción del escarmiento que se cierne sobre ellas y, en algunos casos,  indiferencia, mezcla que mucho tuvo que ver con el funesto desenlace sufrido por los gobiernos peronistas en 1955 y en 1976. Una decisión tan crucial e impostergable como la estatización del comercio exterior, cualquiera que sea su forma legal y jurídica, es antes que nada un hecho político que no puede ser producido por un decreto o una resolución firmada por un funcionario instalado en las “alturas” del aparato estatal. Resta ver si el gobierno es consciente de la gravedad de la situación y decide actuar en consecuencia. La experiencia pasada no permite abrigar demasiadas expectativas pero, como tantas veces lo recordaran las Madres de Plaza de Mayo, no hay peor lucha que la que no se libra.
Fuente: Blog de Atilio Boron

miércoles, 29 de enero de 2014

Barack Obama dijo que llegó el año de cerrar Guantánamo

Foto: Reuters.
Foto: Reuters.
Barack Obama, presidente de Estados Unidos, aseguró la noche de este martes que 2014 debe ser el año del cierre del penal en Guantánamo (ilegal base militar ubicada en esa provincia de Cuba) al pronunciar su sexto discurso sobre el Estado de la Unión en el cual anunció hacer uso de su poder ejecutivo, si es necesario, para saltarse los bloqueos sistemáticos del Congreso, en el contexto de medidas económicas con el propósito de “fortalecer a la clase media”.
Obama, además, advirtió al Congreso que vetará nuevas sanciones contra Irán, en su discurso de hora y media desde el Capitolio.
“Estoy ansioso por trabajar con ustedes”, dijo a los representantes políticos. “Pero, agregó, Estados Unidos no para, y yo tampoco lo haré. Cuando pueda dar pasos sin necesidad de legislación para expandir las oportunidades para más familias americanas, eso es lo que haré”.
AYUDA A LA CLASE MEDIA
Entre las medidas ejecutivas que piensa tomar, Obama ha anunciado varias para “acelerar el crecimiento y fortalecer a la clase media”.
En primer lugar, aumentará el salario mínimo hasta los 10,10 dólares de los trabajadores de empresas que contraten con el Gobierno federal. Mientras tanto, la Casa Blanca continúa dialogando con el Congreso para alcanzar un acuerdo con el fin de aumentar el salario mínimo de todos los trabajadores, actualmente en 7,25 dólares la hora.
Obama hizo especial hincapié en señalar que, tras cuatro años de crecimiento económico, los beneficios empresariales y los precios de las acciones casi nunca han sido tan altos al tiempo que los salarios promedio apenas se han movido.
El presidente de Estados Unidos calificó de “vergüenza” que en el año 2014 las mujeres sigan ganando 77 centavos por cada dólar que gana un hombre en su país e insistió en que merecen ganar “lo mismo” por hacer el mismo trabajo.
“En la actualidad, las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de nuestra mano de obra”, recordó.
Sobre educación, Obama anunció una iniciativa para conectar “con la mejor tecnología” a 20 millones de estudiantes de 15 mil escuelas de todo el país y ha reiterado su compromiso con la expansión de la educación preescolar.
Con el apoyo de compañías como Apple, Microsoft, Sprint y Verizon, “tenemos la financiación inicial para comenzar a conectar a más de 15 mil escuelas y 20 millones de estudiantes en los próximos dos años sin añadir un centavo al déficit”, afirmó durante su discurso, en el que también reiteró que su objetivo es conectar “al 99%” de los estudiantes a internet de alta velocidad en los próximos cuatro años.
DIPLOMACIA CON IRÁN Y CIERRE DE GUANTÁNAMO
El presidente de Estados Unidos ha advertido también de que vetará cualquier proyecto de ley que incluya nuevas sanciones a Irán durante el plazo de negociaciones entre el 5+1 y Teherán, y ha instado a la cámara a “darle una oportunidad de éxito a la diplomacia”.
Obama ha destacado que si los líderes iraníes “aprovechan esta coyuntura (…) entonces Irán podría dar un paso importante para volver a formar parte de la comunidad de naciones”, y Estados Unidos habrá “solucionado uno de los desafíos principales en materia de seguridad de nuestra época, evitando los riesgos de una guerra”.
“Déjenme aclarar algo: si este Congreso me envía ahora un nuevo proyecto de ley de sanciones que amenace con descarrilar estas negociaciones, lo vetaré”, ha dicho Obama, que también ha señalado que “si los líderes de Irán no aprovechan esta oportunidad” él será “el primero en requerir la aplicación de más sanciones” y estará “listo para ejercer todas las opciones necesarias para asegurar que Irán no fabrique un arma nuclear”.
Obama dijo que su intención sigue siendo cerrar el penal de la base militar de Guantánamo y ha pedido al Congreso que actúe para facilitar el traslado de los detenidos que aún quedan en la prisión desde que se abriera en 2002.
“Con la guerra de Afganistán tocando a su fin, éste tiene que ser el año en que el Congreso levante las restricciones restantes para los traslados de prisioneros y para que cerremos la prisión de la Bahía de Guantánamo”, ha dicho.
REFORMA MIGRATORIA PENDIENTE
La reforma migratoria, que levantó una fuerte ovación el año pasado, sigue siendo hoy una de las promesas pendientes.
El presidente llamó al Congreso a aprobar la reforma migratoria este año sin referirse a la obtención de la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados en su alocución.
La Casa Blanca hizo un guiño a la comunidad hispana con este discurso. Además de realizar una emisión en directo subtitulada en español a través de Youtube y hacer coincidir esta fecha para lanzar un perfil en Facebook de la Casa Blanca en español, la web ha animado a los usuarios a participar activamente a través de Twitter haciendo uso del hastag #SOTU.
Entre los invitados al discurso se encontraban además el joven Cristian Ávila, famoso por haberse labrado una excelente carrera tras llegar al país como indocumentado cuando solo era un niño, y Carlos Arredondo, el inmigrante considerado un “héroe” por su actuación en los atentados del año pasado en Boston.
APUESTA POR EL GAS
Obama hizo también especial hincapié en la independencia energética y ha apostado por el gas, que según ha dicho produce “mucha menos contaminación de carbono que causa el cambio climático” .
“Estados Unidos está más cerca de la eficiencia energética de lo que lo ha estado en décadas”, aseguró el presidente, que se propone “poner a personal a trabajar en la construcción de estaciones de servicio que transformen más automóviles y camiones de petróleo extranjero a gas natural estadounidense”.
Obama también se felicitó porque en los últimos ocho años Estados Unidos redujo su contaminación de carbono “más que cualquier otra nación en la Tierra”, aunque aseguró que hay que actuar “con más urgencia” contra el cambio climático.
Video:
Al-hablar-sobrinmigración-elvicepresidentenorteamericano-Joe-Biden-aplaudió-de-pie-a-Obama-en-contraste-a-John-Boerhner-presidente-del-Congreso.-Foto-Reuters.jpg
Al hablar sobre inmigración, el vicepresidente norteamericano Joe Biden aplaudió de pie a Obama, en contraste, a John Boerhner, presidente del Congreso. Foto: Reuters.
(Con información de Reuters)
Fuente: Cubadebate

CELAC: Actor progresista en las Relaciones Internacionales


Por Leyde E. Rodríguez Hernández
A pocos días de la celebración en La Habana de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), los días 28 y 29 de enero, mucho se ha debatido sobre el surgimiento de un nuevo actor regional de carácter progresista en las relaciones internacionales.
En ese sentido, la teoría política internacional ha acuñado el concepto de actor para referirse a entidades colectivas, o entes sociales, que actúan e influyen con su accionar en la dinámica del escenario mundial. En suma, los actores internacionales son los elementos que integran el sistema de relaciones internacionales.
Además de los estados, que han sido los principales actores internacionales, y durante siglos los protagonistas casi exclusivos de la dinámica mundial, también son actores internacionales, las grandes organizaciones interestatales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y las organizaciones regionales, pues, aunque sus facultades les han sido atribuidas por los estados, tienen, una vez creadas, personalidad jurídica propia.
En relación con la introducción teórica de los párrafos iníciales, la CELAC es el único mecanismo de diálogo que agrupa a 33 países independientes de América Latina y el Caribe, que han acordado su disposición de avanzar en el proceso de integración política, económica, social y cultural, en los marcos de un equilibrio justo entre la unidad y la diversidad, y sobre la base de un programa común de bienestar y paz regional, seguridad y desarme nuclear internacional, con el objetivo de consolidarse en una verdadera e integrada comunidad regional.
Es el resultado de los acervos heredados por los principios compartidos y consensos adoptados en la Cumbre de Amé-rica Latina y el Caribe sobre la Integración y Desarrollo (CALC) y el Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política del Grupo de Río, que luego de una trayectoria útil cesaron formalmente sus acciones y dieron lugar a la CELAC.
Es un foro de concertación política cuyos procesos de intercambio y negociación tendrían en cuenta los valores y principios reconocidos por todos los estados en la Carta de las Naciones Unidas, a saber: el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de las controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la autodeterminación, la soberanía, la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada país, la protección y promoción de todos los derechos humanos y de la democracia.
La CELAC representa un avance en el fortalecimiento y la consolidación de las complementariedades latinoamericana y caribeña en la senda del desarrollo socio-económico y la cooperación; es un eje integrador del espacio común y servirá de instrumento para la reducción de las asimetrías entre los países miembros de la entidad.
Con la CELAC, se ha sellado un ciclo histórico y nació un actor progresista en las relaciones hemisféricas e internacionales, porque en sus concepciones estratégicas está contenido el ideario bolivariano, martiano, fidelista, chavista, guevariano, el cual irrumpe en la Política Internacional para contribuir a la transformación de las actuales relaciones hegemónicas Norte-Sur, y hacer de los vínculos Sur-Sur un verdadero paradigma de la unidad y la paz, en un sistema-mundo deseado pluripolar y pluricultural en su perspectiva contraria a las injustas relaciones de poder dominantes en las relaciones internacionales.
En resumen, la CELAC es portadora de una nueva ética política, lo que la convierte en un actor con efectivas potencialidades para el despliegue de una amplia agenda continental, en un contexto histórico y político de avances progresistas en las relaciones hemisféricas, aunque no todos los gobiernos de los respectivos países tengan un signo ideológico progresista. 
La CELAC es una importante contribución al equilibrio global. No por casualidad, su existencia y pleno desarrollo gozan del reconocimiento de importantes potencias, como China, Rusia e India, y de otros actores de gran influencia y significación en la Política Internacional.  
 Fuente: Visiones de Política Internacional

Nace el Apóstol





En homenaje al aniversario 161 del natalicio de José Martí, el Apóstol

Nace el Apóstol cada 28 de enero,
Nace el héroe innato, el intelectual orgánico,
Nace el combatiente de ideas,
Nace el hacedor de futuro,
Nace la luz y el orgullo de toda una nación,
Nace el amor a la patria y a la libertad,
Nace la vergüenza y el repudio contra el esclavismo y el racismo,
Nace desde sus raíces, el anti-colonialismo, y el antimperialismo,
Nace un nuevo impulso por Nuestra América,
Nacen los Pinos Nuevos y los nuevos tiempos,
Nace un nuevo milenio y el sol aún radiante, en las canteras de San Lázaro.
Nacen con dignidad, otros hijos de Baraguá,
Nacen con el idilio de morir de cara al sol,
Nacen nuevas protestas y reivindicaciones,
Nacen conspiraciones, del Anahuac rebelde,
Nace la emancipación de nuevos hijos,
Nacen nuevas antorchas para la Fragua,
Nacen nuevas familias, y nuevos retos,
Nacen iluminados por la virtud del Apóstol,
Nacen alentados por su coraje y entrega,
Nacen cantos de libertad en nuevos cubanos,
Nacen gritos de unidad entre Latinoamericanos,
Nacen con el idilio del profeta, nuevos rebeldes martianos,
Nacen generaciones con un mismo sueño,
Nace, el sueño de mármol de Martí.

Por Alejandro L. Perdomo Aguilera
alejandro.perdomo91@gmail.com
 
La Habana, 28 de enero de 2014

lunes, 27 de enero de 2014

DUALIDADES DE AMERICA LATINA I. Economía y Clases


¿En la última década América Latina ganó autonomía o reforzó su condición dependiente? ¿Amplió o redujo su margen de soberanía? ¿Afronta la crisis económica global con más protección o más desamparo?
La evolución de Sudamérica brinda muchos argumentos para las tesis de la autonomía y el curso de Centroamérica para el diagnóstico de la dependencia. La misma contraposición se verifica si se generaliza el sendero que transita Venezuela o México. Los nuevos márgenes de independencia de la región cobran relevancia, cuando se pone el acento en la dimensión geopolítica y la reinserción periférica salta a la vista, cuando se prioriza la evaluación económica.
“Pos-liberalismo” y “Consenso de commodities” son dos conceptos que sintetizan ambas miradas. La primera noción remarca la vigencia de una nueva etapa signada por la política exterior independiente, la multiplicación de gobiernos progresistas y el retroceso de la derecha[1]. El segundo término resalta el reforzamiento uniforme de modelos centrados en la exportación de bienes primarios[2].
¿Cuál es la caracterización acertada? La respuesta exige evaluar las grandes transformaciones económicas, sociales y políticas registradas en la región, durante las últimas dos décadas.

AGRO-EXPORTACION Y MINERIA

La reestructuración neoliberal en América Latina afianzó desde los años 80 un patrón de especialización exportadora que recrea la inserción internacional de la región como proveedora de productos básicos.
Esta renovada gravitación de las commodities ha implicado una profunda transformación en el agro, basada en la promoción de cultivos de exportación en desmedro del abastecimiento local. En todos los países se reforzó un empresariado que maneja los negocios rurales con criterios capitalistas de acumulación intensiva. La vieja oligarquía encabezó esta reconversión, en estrecha asociación con las grandes compañías del “agrobusiness”.
Los pequeños productores soportan encarecimiento de los insumos, mayor presión competitiva y creciente transferencia de riesgos, a través de contratos amoldados a las reglas de la exportación. Deben adaptar su actividad a nuevas exigencias de refrigeración, transporte e insumos agro-químicos, para generar productos amoldados al marketing global. Frecuentemente se endeudan, venden la tierra y terminan engrosando la masa de excluidos que emigra a las ciudades.
Esta presión por elevar los rendimientos socava las reminiscencias de la agricultura no capitalista y diluye las viejas discusiones sobre la articulación de distintos modos de producción en este sector. Bajo la disciplina que impone la demanda externa se reducen las fronteras entre el sector primario y secundario y se amplía la gravitación del trabajo asalariado con modalidades tayloristas.
La soja es un típico ejemplo de este nuevo esquema agrícola. Se ha difundido en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, destruyendo otros cultivos, mediante un modelo transgénico de siembra directa y dependencia de Monsanto como proveedor de semillas. Como requiere poca fuerza laboral para producir aceite o alimentos de animales, genera un sólo empleo cada 100-500 hectáreas[3].
Pero la misma mutación se verifica en otras regiones y productos. Las frutas y vinos de Chile se elaboran con nuevos parámetros de venta externa, que incrementan la concentración rural y multiplican la sub-contratación de trabajadores temporarios. Las flores en Ecuador y Colombia se cultivan con técnicas intensivas de irrigación y elevada explotación de la mano de obra femenina, desplazando la producción alimenticia tradicional. Los nuevos vegetales de invierno en las plantaciones de Centroamérica se exportan a costa de la producción tradicional y ya han generando un dramático incremento de la importación de alimentos básicos[4].
Esta misma especialización en exportaciones primarias se verifica en la minería con la nueva modalidad de explotaciones a cielo abierto. Para extraer mineral se dinamitan montañas y las rocas son disueltas por medio de compuestos químicos (fracking). Como estas técnicas reemplazan al viejo socavón y necesitan mayor inversión se ha potenciado la presencia de compañías extranjeras, que obtienen cuantiosas ganancias tributando bajos gravámenes. Las empresas de Canadá -mixturadas con australianos, belgas, suecos y estadounidenses- controlan la mayor parte de esos emprendimientos.
Chile es un paraíso de esta actividad. El cobre ya no es extraído sólo por la estatal CODELCO. También participan otras compañías que pagan bajos impuestos (7,8%) y obtienen elevadísimas rentabilidades (50%). Lo mismo ocurre en Perú, que desarrolló un proyecto de alcance extractivo gigantesco en la región de Conga[5].
Esta minería utiliza enormes volúmenes de agua que afectan a los emprendimientos agrícolas y amplían la contaminación. Se refuerzan así las calamidades ambientales que soporta la región, ante la desaparición de los glaciares andinos, la sabanización de la cuenca amazónica y las inundaciones costeras. El extractivismo exportador acentúa todos los efectos del cambio climático[6].

RETROCESO INDUSTRIAL

El declive industrial es la otra cara del auge agro-minero. El peso del sector secundario en el PBI latinoamericano descendió del 12,7% (1970-74) al 6,4% (2002-06) y la brecha con la industria asiática se ha ensanchado en producción, productividad, tecnología, registro de patentes y gastos en Inversión y Desarrollo[7].
Este retroceso es frecuentemente identificado con la “reprimarización” de la economía latinoamericana. Pero la industria no desaparece y más acertado es señalar su readaptación a un nuevo ciclo reproductivo dependiente. El repliegue es muy evidente en Brasil y Argentina, las dos economías más representativas de la industrialización de posguerra.
En el primer país la productividad decrece, los costos aumentan y el déficit industrial externo se expande, en un marco de inversiones estancadas e infraestructuras de energía y transporte muy deterioradas. Algunos analistas estiman que el aparato industrial brasileño ha quedado reducido a la mitad de la dimensión que alcanzó en los años 80[8].
La misma regresión se verifica en la industria argentina, a pesar de la recuperación registrada en la última década. Este sector ocupa un lugar menor que en los 80 (del 23% al 17% del PBI) y se encuentra altamente concentrado en cinco sectores, con predominio extranjero, importaciones crecientes y baja integración de componentes nacionales.
En México, la industria tradicional -erigida durante la sustitución de importaciones para abastecer al mercado local- ha sido reemplazada por el auge de las maquilas, en las zonas francas. Este tipo de fábricas jerarquizan la exportación y operan a través de redes adaptadas a las normas de la acumulación flexible. Comenzaron con la indumentaria y la electrónica, se expandieron a la rama automotriz y ya representan el 20% del PBI mexicano. En la frontera de Estados Unidos se ubica la localización emblemática de este modelo. Las 50 plantas iniciales (1965) se multiplicaron a 3000 fábricas mellizas (2004), asentadas a ambos lados de la zona limítrofe.
Al desenvolverse como ensambladoras con reducida calificación laboral, estas fábricas contienen muchos rasgos de la especialización básica que afecta a toda la economía latinoamericana. Su principal insumo es la baratura de la fuerza de trabajo.
Las empresas lucran con el reclutamiento de trabajadores provenientes de las zonas rurales y criminalizan la sindicalización. Mientras que la productividad se asemeja a los niveles vigentes en las casas matrices, los salarios son varias veces inferiores a la media estadounidense y se ubican por debajo del sector agremiado mexicano.
Este cimiento del modelo en la explotación laboral es más visible en la nueva generación de empresas localizadas en República Dominicana, Guatemala u Honduras. Allí contratan jóvenes sometidos a una disciplina agobiante. La presión por aumentar la productividad es permanentemente recreada por la competencia asiática.

REMESAS Y TURISMO

El modelo de especialización en exportaciones básicas crea poco empleo, acentúa la emigración y ha generado en los pequeños países de la región un nuevo tipo de dependencia en torno a las remesas.
América Latina es la mayor receptora de estos fondos, que constituyen el principal ingreso de República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica y Nicaragua. Estas transferencias son la segunda fuente de divisas para Belice, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Surinam. Han sustituido la primacía del café en El Salvador y de las bananas en Honduras[9].
Con las remesas se estabiliza una inédita situación dual de ingresos producidos en un país y consumidos en otro. La fuerza de trabajo remunerada en un punto solventa la reproducción de sus semejantes de otra zona. La comunicación global y el abaratamiento del transporte han creado un espacio multinacional estable de personas que viven al mismo tiempo en dos mundos, puesto que la conexión del inmigrante con su localidad de origen se mantiene, forjando un doble patrón de vida en ciertas comunidades[10].
Este proceso potencia la fractura entre países que exportan población sobrante y economías que absorben selectivamente ese flujo. Los movimientos son multidireccionales, pero las regiones abandonadas y los destinos ambicionados son siempre los mismos, como lo prueban los 30 millones de latinos actualmente afincados en Estados Unidos.
También el turismo se ha tornado esencial para la supervivencia de los pequeños países de la región. Este servicio ya desplazó a las bananas como principal exportación de Costa Rica y es la segunda actividad de Honduras, Guatemala y el Caribe. A partir de la estandarización de las prestaciones, América Latina se ha tornado atractiva por su disponibilidad de fuerza de trabajo barata, sus ambientes naturales propicios y su valorado patrimonio cultural.
El capitalismo neoliberal reemplazó las viejas reglas del turismo social por criterios individualistas, que naturalizan la división entre ricos (con derecho a descansar) y pobres (con obligación de servir). Los medios de comunicación realzan la atracción de lo exótico, homogenizan la cultura y han convertido al Tercer Mundo en una “periferia del placer”.
La clase media accede a estas nuevas experiencias internalizando los mitos del libre-comercio, sin registrar la creciente desigualdad que rodea a este negocio. Al reavivar el racismo y el elitismo, el turismo global tiene un impacto ideológico muy significativo.

PERSISTENCIA DEL MODELO
La mundialización neoliberal ha reconvertido a Latinoamérica en una economía con alta centralidad de la agro-exportación, la minería y los servicios, a costa del desarrollo industrial. Pero lo más llamativo es la continuidad de tendencias en el reciente período de crisis global.
Esta persistencia obedece al efecto intermedio del temblor financiero mundial sobre la región. Tanto en el período previo a la crisis (2003-2008) como en la fase posterior (2008-2013), la tasa de crecimiento latinoamericana se ha ubicado por encima de la media internacional. Ese promedio ha declinado en los últimos años sin tornarse irrisorio. Rondaría el 3,2% en el 2013 frente al 3% del año anterior [11].
En comparación a los devastadores colapsos sufridos entre 1980 y 2003, la crisis tuvo hasta ahora un efecto limitado sobre América Latina. No se produjeron quiebras de bancos, ni explosiones de la deuda externa. Esta neutralización fue más significativa en el sur que en el centro de la región, pero distingue a la región de la fuerte recesión registrada en los países centrales.
El contraste con la depresión del 30 es ilustrativo. Durante ese colapso las exportaciones de América Latina declinaron un 65% y las importaciones un 37%, mientras que el grueso de los países sufrió un desmoronamiento financiero, que los obligó a suspender el pago de la deuda externa. Esa caída se revirtió con el encarecimiento de las exportaciones y la acumulación de reservas que acompañó a la Segunda Guerra Mundial[12].
La continuidad del patrón de especialización exportadora ha sido también facilitada por el alto nivel de precios que mantienen las commodities. Estas cotizaciones cayeron en el 2008, pero se recuperaron rápidamente. La mejora de los términos de intercambio ha subsistido, con la triplicación de los precios de las materias primas registrada en la última década. El petróleo duplicó su cotización, el cobre se quintuplicó y la soja subió dos veces y media. Esta apreciación incentivó a su vez un incremento del 55% del volumen exportado[13].
Existen interpretaciones divergentes sobre las causas de este repunte de las materias primas. Algunas explicaciones remarcan la incidencia de los movimientos especulativo-financieros, otras caracterizaciones destacan la expansión de los agro-combustibles y un tercer enfoque considera que la demanda china ha establecido un nuevo piso de cotizaciones. Pero cualquiera sea la duración de este proceso ha incentivado la profundización de las transformaciones neoliberales precedentes.
Finalmente, la afluencia de inversiones extranjeras ha operado como determinante de la continuidad de tendencias. Esos ingresos totalizaron 173.000 millones de dólares en el 2012, superando en un 6% los porcentuales del año anterior y duplicando los montos de principio de la década. Los capitales ingresados y la valorización de las exportaciones facilitaron el incremento de las reservas y una reducción del ratio del endeudamiento[14].
El retrato de las últimas décadas y de la crisis reciente corrobora el diagnóstico que resalta la centralidad de las commodities en las economías latinoamericanas. Por esta gravitación la región luce menos vulnerable en la coyuntura (balance de pagos, reservas, deuda), pero ha incrementado su fragilidad estructural.

LOS CAMBIOS POR ARRIBA

La consolidación de la región como exportadora de productos básicos ha impactado también sobre el perfil de las clases dominantes, reforzando la conversión de la vieja burguesía nacional en burguesía local. El primer molde correspondía a los industriales que fabricaban para el mercado interno, con protección aduanera y subsidios que privilegiaban la expansión de la demanda. El segundo perfil es propio de un sector que ya no restringe su actividad a la manufactura, ni pregona desarrollos auto-centrados. Promueve más la exportación que el mercado interno y prefiere la reducción de costos a la ampliación del consumo.
Esta transformación acentuó el enriquecimiento de una elite de millonarios. Algunos apellidos emblemáticos de este ascenso son Slim (México), Cisneros (Venezuela), Noboa (Ecuador), Santo Domingo (Colombia), Andrónico Lucski (Chile), Bulgheroni, Rocca, (Argentina), Lemann, Safra, Moraer (Brasil). Sus fortunas se remontan al pasado, pero registraron un gran incremento con los negocios de exportación de las últimas décadas.
En su conjunto los capitalistas latinoamericanos constituyen un sector minoritario de la población. Existe un enorme divorcio entre su poder y el número de sus integrantes. Los propietarios y receptores de utilidades de las empresas no superan el 1-2% de la población económica activa. Este porcentaje se incrementa al 10%, si se incluye a los ejecutivos y profesionales que administran y controlan la fuerza de trabajo o ejercen algún rol estratégico en las compañías. A través de esas funciones participan en la confiscación del trabajo ajeno[15].
La reconversión de las últimas décadas aumentó la concentración e internacionalización de los principales grupos capitalistas, que se afianzaron como conglomerados regionalizados. Surgieron las nuevas empresas Multilatinas, a partir de familias adineradas que expandieron sus compañías, con gerenciamiento global y prioridades regionales. Los conglomerados de Brasil y México encabezan esta tendencia, secundados por Argentina y Chile.
La tradicional diversidad entre fracciones agro-mineras, industriales y bancarias no ha desaparecido, pero el entrelazamiento aumentó como consecuencia de la gran presión competitiva que introdujo la mundialización neoliberal. Esa rivalidad modificó la composición de las principales 500 empresas latinoamericanas. Entre 1991y 2001 decayó la participación de empresas estatales (de 20% al 9%) y se incrementó el peso de las extranjeras (27% a 39%)[16].
Los grupos locales reorganizaron su actividad con mayor financiación externa y capitalización bursátil. Este ingreso a los mercados de valores coincidió con el incremento de acciones circulantes en los denominados “países en desarrollo” (de 80.000 millones de dólares en 1981 a 5 billones en el 2005). Por esa vía aumentó la penetración del capital internacional en la estructura propietaria de las empresas latinoamericanas.
Las compañías actuales son más poderosas, pero la clase capitalista de la región no remontó su papel global secundario y perdió posiciones frente a los nuevos competidores de Oriente. Ese resultado ha sido congruente con su especialización en ramas básicas y su distanciamiento de las actividades más elaboradas. Por esa razón la brecha industrial con el Sudeste Asiático se transformó en una fractura irreductible.
La burguesía local ha estrechado vínculos con el capital extranjero, pero no desaparece  como un segmento diferenciado. Mantiene pretensiones de acumulación propia que desbordan el marco nacional y se proyectan al escenario regional. Se han forjado burguesías más asociadas con empresas foráneas, afianzando un proceso que comenzó en los 60 en Brasil, continuó en los 80 en Argentina y se consolidó en los 90 en México. Este sector dejó atrás su debut industrial y se extendió a la agro-minería y los servicios[17].
La reciente incorporación de México, Brasil y Argentina al G 20 marca otro salto en la relación de las burguesías actuales con el capital extranjero. Pero entre ambos sectores existe una relación de cooperación antagónica, que combina el estrechamiento de las conexiones con el mantenimiento de las diferencias entre el socio mayor del Norte y el empresariado menor del Sur[18].
Aunque los negocios con el capital foráneo se han multiplicado, el país de origen persiste como base de operaciones, fuente privilegiada de las ganancias y centro de las decisiones de las burguesías locales. La internacionalización de los créditos, los mercados, y la propiedad accionaria, no anula el carácter localmente territorializado de los principales grupos capitalistas.

CLASIFICACIONES ERRÓNEAS

Las burguesías locales y asociadas que encabezan la especialización exportadora compartiendo beneficios con las empresas foráneas, no conforman una “nueva oligarquía”. Los rasgos pre-capitalistas que caracterizaban a ese sector se extinguen, junto al avance de los procesos de capitalización.  Las viejas elites latinoamericanas  -que recurrían a modalidades arcaicas de explotación y dominación para usufructuar de sus propiedades agro-mineras- pierden peso.
Algunos enfoques subrayan el carácter transnacionalizado de los grupos dominantes que optaron por globalizar sus negocios[19]. Pero aquí se confunde la asociación con la fusión, olvidando que la internacionalización en curso se desenvuelve a partir de clases y estados existentes. La mundialización neoliberal no anula esas estructuras, ni tampoco elimina el entrelazamiento prioritario entre los capitalistas del mismo origen nacional.
La transnacionalización plena se encuentra por el momento limitada a sectores cosmopolitas gerenciales o fracciones de la alta burocracia de los organismos mundializados. La propiedad de las empresas se mantiene, en cambio, enraizada en zonas geográficas diferenciadas y los estados nacionales persisten como el único instrumento con cierta legitimidad para disciplinar a los trabajadores.
Las burguesías locales latinoamericanas no son satélites manipuladas por las metrópolis. Actúan como clases capitalistas, que combinan el usufructo de la renta agro-minera con la plusvalía extraída a los trabajadores. Se comportan como clases dominantes y no como capas parasitarias, compradoras o tributarias del capital foráneo. Su incapacidad para desarrollar la región no implica desinterés por ese objetivo.
La economía latinoamericana está regida por patrones de competencia, inversión y explotación. Como esas normas difieren significativamente del pillaje es una simplificación utilizar el mote de “lumpen-burguesía” para retratar a la burguesía[20].
Esa denominación sólo corresponde a sectores que acumulan capital en los márgenes del circuito legal. El narcotráfico, por ejemplo, obtiene fortunas en la criminalidad y blanquea parcialmente esos ingresos en actividades financieras o productivas. Pero conforma un segmento marginal y no integrado al club estable de los dominadores.
También es erróneo generalizar situaciones propias de los pequeños enclaves. América Latina constituye una unidad analítica, pero las caracterizaciones referidas a Honduras o Panamá no valen para Brasil. Sólo en los primeros casos prevalecen “burguesías neo-coloniales” teledirigidas por Washington.
El giro hacia las commoditie torna más nítido el perfil de los opresores latinoamericanos. Son capitalistas que explotan económicamente a los asalariados, burgueses que someten políticamente a los trabajadores y dominadores que subordinan ideológicamente a los dominados. Desenvuelven las mismas funciones que sus pares de otros puntos del planeta.
Pero cargan también con la débil autoridad de un sector que no lideró luchas nacionales, no cooptó personal significativo a su dominación y no facilitó la movilidad de las clases medias. También estas flaquezas se han potenciado bajo el nuevo patrón de acumulación de especialización exportadora.

LOS CAMBIOS POR ABAJO

Las transformaciones de la estructura social latinoamericana han alterado también la configuración de las clases dominadas. Como un eje de este cambio se localiza en el agro se verifica una pérdida de cohesión del viejo campesinado, afectado por el creciente éxodo hacia los centros urbanos. Por esta razón las tensiones en el agro presentan otro cariz.
El viejo latifundio que recreaba la miseria campesina obstruyendo la gestación de una burguesía agraria, decae frente a las empresas capitalistas que despojan al agricultor de sus tierras, contratan asalariados precarios y fuerzan el tránsito hacia las ciudades.
Este desplazamiento engrosa la masa de excluidos urbanos con poco trabajo e ínfimos ingresos, en un marco de pocas salidas laborales para la población excedente de América Latina. Por eso la informalidad se afirma como norma, tanto en la recesión como en la prosperidad de las economías extractivistas.
La emigración -que fue la válvula de escape para los desequilibrios de la acumulación europea en varios momentos del siglo XIX y XX- solo aporta pequeños desahogos en la actualidad. Los jóvenes de la región no encuentran empleo en sus países, ni el exterior. Tienen simultáneamente vedado el arraigo y la emigración.
Una consecuencia directa de esta exclusión es el incremento exponencial de la criminalidad. La narco-economía se ha convertido en un refugio de supervivencia para los sectores empujados a la marginalidad. En la región se registra la tasa de homicidios más alta del mundo. La delincuencia crece junto a la fractura social y la obscena promoción de los consumos y placeres que disfrutan los enriquecidos.
Como el modelo extractivo crea empleos de baja calidad, la precarización laboral supera en América Latina los promedios de los países centrales. Esa informalidad ya no se recrea en los circuitos agrarios pre-capitalistas, ni en la reproducción familiar de la fuerza de trabajo. Se extiende junto a la penetración del capitalismo en todas las esferas de la vida social.        Algunas investigaciones estiman que el sector precarizado reúne al 46% de los trabajadores latinoamericanos[21].
Otro dato clave es la extensión de la pobreza, que en América Latina desborda al sector informal. Afecta también a un amplio segmento de los trabajadores estables. A diferencia del grueso de las economías desarrolladas, el universo de los individuos con ingresos inferiores a la satisfacción de las necesidades básicas no se limita aquí a los excluidos. Se extiende a los trabajadores explotados de las empresas modernas. El porcentual de niños pobres (45% del total) es ilustrativo de la magnitud de este flagelo[22].
La extensión de la informalidad es también consecuencia de las maquilas y la regresión industrial. En el escenario manufacturero regional, la aceleración del cambio tecnológico incrementa la segmentación entre trabajadores especializados y descalificados. Los cargos estables con protección social decrecen, en comparación a los puestos de contratados sin ningún resguardo.
La magnitud de esta fractura es el rasgo descollante del mercado laboral. El típico operario masculino y sindicalizado de posguerra tiende a ser sustituido por trabajadoras femeninas más flexibilizadas. Este declive de los sectores formales es mayúsculo en las maquilas. La propia ampliación de la clase obrera industrial ha perdido el ímpetu precedente. El proletariado fabril no se extingue, pero su incidencia ha disminuido.
En el modelo actual de exportaciones primarias persiste la tradicional estrechez de la clase media latinoamericana en comparación a los países avanzados. Este segmento continúa aportando un colchón muy exiguo, al abismo que separa a los acaudalados de los empobrecidos. Además, perdura la vieja clase media frente a los nuevos segmentos de esa categoría. Subsisten muchas franjas de pequeños comerciantes y cuentapropistas y crecen poco los profesionales o técnicos altamente calificados. Este infradesarrollo es acorde a la estrechez de la industria.
Ciertamente los sectores medios amplían su consumo con la ampliación del crédito, la publicidad y el arribo de las grandes cadenas comerciales. Pero en economías tan atadas la exportación de productos básicos, los cimientos productivos del poder adquisitivo son muy frágiles.
Muchos analistas igualmente destacan la reducción de la pobreza, el desempleo y la desigualdad durante la última década, sin registrar el estrecho alcance de una mejoría derivada del repunte cíclico del nivel de actividad.
Lo más novedoso ha sido la generalización de la asistencia social para atemperar la pobreza. Pero los auxilios oficiales sólo han protegido transitoriamente a los desamparados, sin alterar las causas del problema. Estos planes coexisten con la precarización y convalidan la segmentación laboral.
Por otra parte, la leve disminución de la desigualdad no modifica el lugar que ocupa la región al tope de los indicadores globales de inequidad. El coeficiente de Gini que mide esta polarización supera en la zona (51,6) a la media mundial (39,5), duplica los promedios de las economías avanzadas e incluye a los cuatro países que encabezan el barómetro mundial (Colombia, Bolivia, Honduras, Brasil). El ingreso del 20% más rico de la población latinoamericana supera en casi 20 veces al 20% más pobre[23].

EXPLICACIONES CON PROBLEMAS

El diagnóstico pos-liberal no condice con el contexto económico actual de Latinoamérica. En toda la región prevalece un esquema de especialización productiva, basado en la agro-exportación, la minería de cielo abierto, el declive de la industria tradicional, las remesas y el turismo. Este molde implica una generalizada reinserción periférica o semiperiférica en la división internacional del trabajo.
En consonancia con estas tendencias gestadas durante el neoliberalismo se ha reforzado la transformación de las burguesías nacionales en burguesías locales, más internacionalizadas y asociadas con el capital extranjero. El mismo cambio ha potenciado el éxodo campesino, la precarización laboral, la marginalidad urbana y la endeblez de la clase media.
Este escenario es más acorde a la visión contrapuesta de una “economía de commodities” en toda América Latina. Pero esta segunda caracterización no es puramente descriptiva, puesto que postula la existencia de un “consenso” en torno al extractivismo. Desborda, por lo tanto, el retrato de la economía y tiene implicancias políticas, que exigen evaluar que ha ocurrido en esfera geopolítica y gubernamental. Desarrollamos este análisis en la segunda parte del texto.
25-1-2013

RESUMEN:

La validez de los conceptos Pos-liberalismo y Consenso de commodities se dilucida analizando las transformaciones de la región. El capitalismo se ha extendido en el agro y la mega-minería se amplía, acentuando la preeminencia de las exportaciones básicas. La industria abastecedora del mercado interno retrocede frente a las maquilas, las remesas son un recurso de supervivencia y el turismo es un ingreso clave para los pequeños países. Estas tendencias económicas han sido reforzadas por desde el inicio de la crisis global.
La burguesía nacional que privilegia la demanda ha sido reemplazada por la burguesía local, que jerarquiza el abaratamiento de los salarios. Su carácter minoritario se consolida junto a la asociación con empresas extranjeras. Se extinguen sus rasgos pre-capitalistas y no conforman nuevas oligarquías. Mantiene sus bases de acumulación sin convertirse en un grupo transnacionalizado. Sólo fracciones marginales aglutinan una lumpen-burguesía y no se extiende a los países medianos la dependencia neo-colonial.
La expansión de la informalidad, el éxodo campesino y el estancamiento de la nueva clase media reconfiguran a las clases dominadas, en un marco de pobreza, desempleo y desigualdad. El escenario económico no corrobora el diagnóstico pos-liberal, pero la tesis opuesta debe ser evaluada incorporando la dimensión política.

BIBLIOGRAFÍA

-Adamovsky Ezequiel, El mito del aumento de la clase media, www.clarin.com, 26/12/2012
-Boito Jr Armando, “As relacoes de classe na nova fase do neoliberalismo no Brasil”, sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina, CLACSO, Buenos Aires, 2006.
-Boron Atilio, Teorías de la dependencia, Realidad Económica, n 238, agosto-septiembre 2008.
-Carchedi, Guglielmo. Frontiers of political economy, Verso 1991, (cap 2)
-Fazio Hugo, “Las grandes crisis latinoamericanas de los últimos 15 años”,  La explosión de la crisis global, LOM, Santiago, 2009.
-Frank André Gunder, Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, Siglo XXI, Buenos Aires, 1974
-Gandasegui Marco América Latina y las inversiones extranjeras, alainet.org,30/05/2013
-Gudynas Eduardo, “Los gobiernos progresistas justifican”, 23/12/2013, www.mediosdelospueblos.org.
-Jessop Bob, Crisis del estado de bienestar. Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 1999.
-Katz Claudio, Bajo el imperio del capital. Edición argentina, Luxemburg, diciembre de 2011
-Mandel Ernest, “Comentario”, Clases sociales y crisis política en América Latina, Siglo XXI, 1977, México
-Osorio Jaime, “Padrao de reproducao do capital: una proposta teórica”, Padrão de reprodução do capital, Boitempo, Sao Paulo, 2012
-Pasarinho Paulo - El milagro propagandístico de la explosión de la “clase media”, vientosur, 06/08/2012
-Salama Pierre, Europa debe aprender de Argentina, Página 12, 28/10/2012
-Seoane José, Taddei Emilio, Algranati Clara, Extractivismo, despojo y crisis climática, Ediciones Herramienta, 2013
-Serrano Franklin, Brasil debe ser locomotora, www.pagina12.com.ar, 26/04/2013
 Fuente: Forum Mundial de Alternativas



Entrevista a Junior Garcia Aguilera