La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe,
es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces
piensan.
Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos
de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su
honor intacto.
Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía.
Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.
Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad.
El arte de vencer se aprende en las derrotas.
Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y
liberales; y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que
pretenden destruirnos.
Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir; y al fin no existiría.
Es difícil hacer justicia a quien nos ha ofendido.