Comunicado
Por Delegación de Paz de FARC-EP
La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, diciembre 3 de 2013
Política anti-drogas para la soberanía y el buen vivir de los pobres del campo
DIEZ PROPUESTAS MÍNIMAS
1. POLÍTICA ANTI-DROGAS INTEGRAL, SOBERANA, DEMOCRÁTICA Y PARTICIPATIVA, ORIENTADA A LOS POBRES DEL CAMPO Y A LOS CONSUMIDORES.
En atención al
fracaso de la llamada guerra contra las drogas impuesta por el
imperialismo de los Estados Unidos, se diseñará e implementará una
política anti-drogas de carácter integral, que considere todas las fases
del proceso de producción (producción, circulación, distribución y
consumo) de drogas ilícitas. Dicha política deberá atender los
principios de soberanía y autodeterminación y de rechazo a toda forma de
intervención imperialista extranjera; pondrá encima la defensa de los
intereses nacionales; deberá ser construida en forma democrática y
participativa, es decir, se fundamentará en la más amplia participación
del conjunto de fuerzas políticas y sociales de la Nación y se
acompañará de los aportes brindados por la comunidad académica y
científica. De manera especial, se enfocará en la defensa de los
eslabones más débiles de la cadena, los pobres del campo y los
consumidores de drogas ilícitas, hasta ahora perseguidos, estigmatizados
y criminalizados.
2. CONDICIONES ESTRUCTURALES PARA LA SUPERACIÓN DE LOS USOS ILÍCITOS DE LOS CULTIVOS DE COCA, MARIHUANA Y AMAPOLA
En
consideración a que las causas fundamentales de la aparición y la
expansión de los usos ilícitos de los cultivos de coca, amapola y
marihuana son de carácter socioeconómico y se encuentran en la pobreza y
miseria de los desposeídos, expropiados y desplazados del campo, de las
comunidades campesinas, indígenas y afro-descendientes, la condición
estructural necesaria para su superación radica en la realización de una
reforma rural y agraria integral, socio-ambiental, democrática y
participativa, que supere el latifundio improductivo y los usos
extractivos minero-energéticos que favorecen la gran minería
transnacional y la producción de agro-combustibles, y redistribuya y
posibilite el acceso a la propiedad sobre la tierra de los campesinos,
en condiciones de sostenibilidad económica y socio-ambiental para su
buen vivir, y para contribuir a garantizar la soberanía alimentaria. De
manera especial, se requiere el respeto y el reconocimiento de los
territorios de las comunidades campesinas, indígenas y
afro-descendientes y de su derecho al pleno disfrute de éstos. Las Zonas
de Reserva Campesina constituyen un pilar de la sustitución de los usos
ilícitos de los cultivos, razón por la cual deben tener una protección
constitucional y legal. Los derechos humanos prevalecerán sobre la
política anti-drogas. En todo caso, ésta tendrá una perspectiva de
género y enfoques diferenciales.
3.
RECONOCIMIENTO Y ESTÍMULO A LOS USOS NUTRICIONALES, MEDICINALES,
TERAPÉUTICOS, ARTESANALES, INDUSTRIALES Y CULTURALES DE LOS CULTIVOS DE
HOJA DE COCA, MARIHUANA Y AMAPOLA
Teniendo en
cuenta que la hoja de coca posee usos alimenticios, medicinales,
terapéuticos, artesanales industriales y culturales, y que la marihuana y
la amapola poseen algunos de ellos, todos demostrados científicamente,
se adoptará una política de reconocimiento y estímulo a esos cultivos
por parte del Estado cuando sean destinados para dichos fines. Ello
implica estrictas regulaciones y controles estatales sobre la producción
y el mercado, incluida la definición de zonas de producción, la
fijación de precios de sustentación y condiciones socio-ambientales. De
manera especial, se protegerán y aprehenderán las prácticas ancestrales
de las comunidades y pueblos indígenas. Los recursos necesarios serán
dispuestos por el Estado.
4. SUSTITUCIÓN DE LOS USOS ILÍCITOS DE LOS CULTIVOS DE COCA, MARIHUANA Y AMAPOLA Y PROGRAMAS DE DESARROLLO ALTERNATIVO
En casos a
definir y concertar con las respectivas comunidades campesinas,
indígenas y afro-descendientes, se emprenderá la sustitución de los usos
ilícitos de los cultivos de coca, marihuana y amapola a través del
diseño e implementación de programas de desarrollo alternativo. Dichos
programas deberán contar con el apoyo y la financiación estatal, para lo
cual se conformará un fondo especial; atenderán la requerida
sostenibilidad socio-ambiental; y garantizarán la correspondiente
rentabilidad económica y financiera. Asimismo, estarán sometidos a una
permanente revisión y evaluación de los compromisos contraídos por el
Estado a través de una Comisión de seguimiento y monitoreo, que contará
con la participación activa y decisoria de las comunidades involucradas.
Las FARC-EP reafirman el compromiso de apoyo a dichos programas,
expresado en su momento en San Vicente del Caguán, por nuestro
Comandante Manuel Marulanda Vélez.
5. SUSPENSIÓN INMEDIATA DE LAS ASPERSIONES AÉREAS CON GLIFOSATO Y REPARACIÓN INTEGRAL DE SUS VÍCTIMAS
Como un gesto
para la construcción de una paz estable y duradera, y en atención a los
daños que se generan sobre la vida, la salud, el medio ambiente, la
economía, el trabajo y la soberanía alimentaria, incluidos los niños y
las mujeres embarazadas, al desplazamiento forzado y la destrucción de
comunidades que provocan, se procederá a la suspensión inmediata de las
aspersiones aéreas con glifosato. De igual forma se iniciará un programa
de reparación integral (individual y colectiva) de las víctimas de
dichas fumigaciones a lo largo de las últimas décadas, las cuales
deberán ser identificadas mediante censo especial. Para tal efecto, se
tomarán como referente inicial las condiciones de reparación pactadas
por el Estado colombiano con la hermana República de Ecuador por las
aspersiones realizadas que afectaron parte del territorio y de los
habitantes de ese país. La reparación integral compromete a los agentes
causantes de los daños: el Estado colombiano, el Estado de los Estados
Unidos que ha cofinanciado dicha política, y las empresas
transnacionales productoras del agente químico glifosato.
6. DESMILITARIZACIÓN DE LA POLÍTICA ANTI-DROGAS, NO INTERVENCIONISMO IMPERIALISTA Y DESCRIMINALIZACIÓN DE LOS POBRES DEL CAMPO.
Se procederá a
la desmilitarización de la política antidrogas y al rechazo del
intervencionismo imperialista estadounidense en ella, lo cual supone
sustraerla de la política contrainsurgente basada en la doctrina de la
“seguridad nacional”. Ello implica desligarla de los intereses
geopolíticos de Estados Unidos en Nuestra América, así como la
sustitución de los llamados Planes de Consolidación, que someten a la
ocupación militar a los territorios campesinos, indígenas y
afro-descendientes, por Planes Territoriales de construcción de paz. De
igual manera, conlleva la no persecución, la no estigmatización y la
descriminalización de los pobres del campo, de sus organizaciones y de
sus líderes; es decir, una revisión y redefinición a fondo de la actual
política criminal del Estado.
7. TRATAMIENTO DEL CONSUMO DE DROGAS SICOACTIVAS COMO PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA Y DESCRIMINALIZACIÓN DE LOS CONSUMIDORES.
El consumo de
drogas sicoactivas será tratado como un problema de salud pública en
atención a que es un fenómeno de carácter multicausal, generado por las
condiciones económicas, políticas, sociales, culturales propias de la
sociedad capitalista, y relacionado con la pobreza, el desempleo, la
falta de acceso al sistema educativo, la exclusión social, y la carencia
de perspectivas de vida inherentes a dicha sociedad. La responsabilidad
principal para enfrentarlo recae sobre el Estado, que debe
comprometerse con políticas de prevención del consumo, de tratamiento
terapéutico a los consumidores, y de solución de las causas
estructurales que lo originan. Las políticas a diseñar en este campo
deben ser construidas en forma democrática y participativa, involucrando
a instituciones especializadas y a los consumidores directamente
afectados; así mismo requieren el alistamiento del sistema de seguridad
social y la disposición correspondiente de recursos. De manera especial,
es necesaria la superación de las políticas prohibicionistas y la
consideración de la regulación estatal del consumo, incluida la
legalización. Deben proscribirse las prácticas de estigmatización,
persecución y criminalización de los consumidores, para lo cual se hace
indispensable una revisión y redefinición de la política criminal del
Estado.
8. POLÍTICA
ANTI-DROGAS CENTRADA EN EL DESMONTE DE LAS ESTRUCTURAS
NARCO-PARAMILITARES, CRIMINALES Y MAFIOSAS ENTRONIZADAS EN EL ESTADO.
La política
anti-drogas debe centrarse en el desmonte de las estructuras
narco-paramilitares, criminales y mafiosas entronizadas en el Estado.
Ello supone la identificación de sus dispositivos y relaciones de poder
territorial y la depuración de todos los poderes del Estado, incluidas
las fuerzas militares y de policía, considerando los demostrados niveles
de corrupción e infiltración del narcotráfico, muchos de conocimiento
público. Igualmente conlleva el reconocimiento de que los capitales y
los poderes mafiosos del narcotráfico han permeado el sistema político y
de partidos, las campañas presidenciales, las elecciones
parlamentarias, hasta conformar una “narco-democracia”; han servido de
soporte de estrategias contrainsurgentes terroristas de Estado, de
carácter paramilitar; y conformado un gran poder de control territorial,
a través del cual se han alistado territorios para promover nuevos y
lucrativos negocios con la tierra y los recursos naturales, y se ha
accedido a los recursos públicos.
9. POLÍTICA ANTI-DROGAS CENTRADA EN LA PERSECUCIÓN A LOS CAPITALES INVOLUCRADOS EN EL PROCESO ECONÓMICO DEL NARCOTRÁFICO
La política
anti-drogas debe concentrarse en la persecución a los capitales
involucrados en el proceso económico del narcotráfico, así como en el
conjunto de sus principales beneficiarios. Además de los propios
narcotraficantes, se trata de los proveedores transnacionales de los
insumos químicos para la producción de drogas ilícitas, de las empresas
transnacionales productoras de material bélico que han armado los grupos
narco-paramilitares, de empresarios capitalistas legales de la
producción, la construcción y los servicios, que en la afanosa búsqueda
de mayores rentabilidades han establecido “alianzas empresariales”, de
expertos lavadores de dinero en instituciones financieras y en los
mercados de capitales. La misma política económica neoliberal del Estado
se ha beneficiado, pues el blanqueo de dinero contribuye a la
estabilidad macroeconómica. En razón de lo anterior, se hace necesario
la conformación de una Comisión de la verdad que establezca quiénes se
enriquecieron, facilitaron y promovieron el negocio del narcotráfico en
todos los niveles. De igual manera, resulta imprescindible, una revisión
de las políticas neoliberales de desregulación financiera, incluido el
restablecimiento del monopolio estatal sobre la compra y venta de
divisas y de los controles estatales a los flujos de capital.
10.
RESPONSABILIDAD DE LOS ESTADOS DEL CAPITALISMO CENTRAL, COMPROMISOS
REGIONALES Y REQUERIMIENTOS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE UNA POLÍTICA
ANTI-DROGAS DE CARÁCTER GLOBAL.
Considerando el
proceso de globalización capitalista, no hay posibilidad para una
política anti-drogas que se circunscriba al ámbito nacional estatal. La
política anti-drogas debe involucrar a los países del capitalismo
central, en especial a Estados Unidos y Europa. Sin su compromiso y
responsabilidad para contribuir a la reducción de la demanda, enfrentar
los problemas del consumo y combatir el blanqueo de dinero en sus
respectivos países, no hay lugar para una solución real y efectiva al
problema de las drogas ilícitas. Si las políticas aquí propuestas
tuvieran la opción de adelantarse de manera exitosa, el negocio se
trasladaría con fuerza a nuestros países hermanos, como de hecho ya ha
venido ocurriendo. Por ello, la política anti-drogas requiere asumir
compromisos regionales, entre otras cosas para que los argumentos de la
“guerra contra las drogas” no sean esgrimidos contra los procesos de
cambio político que se viven en Nuestra América. En ese sentido, se hace
necesaria la realización de una Conferencia internacional que involucre
a los principales países productores y consumidores, así como a
aquellos que cumplen una función de circulación en esta empresa
capitalista transnacional de carácter criminal, de la cual deben salir
compromisos concretos de los involucrados, con el fin de contribuir a la
solución del problema de las drogas ilícitas en nuestro país.
Fuente: Colombia Soberana La voz de los oprimidos