miércoles, 17 de abril de 2013

La Administración Obama: Narco-diplomacia y dominación en México y Centroamérica, a través de la Iniciativa Mérida

Por  Alejandro L. Perdomo Aguilera
alejandro.perdomo91@gmail.com
twitter: @AlejandroLPerdo

En el contexto de la Administración Obama, el gobierno de los Estados Unidos ha ido perfilando su geo-estrategia de dominación hacia México y la subregión centroamericana, utilizando su cooperación en la lucha contra el narcotráfico como un elemento de justificación político-diplomática con varios objetivos. Entre estos son identificables, la necesidad de lograr una mejor imagen en América Latina,  mejorar su estado de control político y militar sobre la región, evitar el fortalecimiento de procesos políticos antagónicos a su proyecto imperial  y consolidar su concepción geoestratégica y geopolítica en Latinoamérica. Para ello, el traspatio resulta vital, de manera que la estrategia a seguir para México y Centroamérica ha tenido varios pilares, en torno a la polémica Iniciativa Mérida.
La Iniciativa Mérida, surgida en 2007 como producto de un acuerdo bilateral entre el presidente mexicano Felipe Calderón y el -en aquellos momentos- presidente estadounidense George W. Bush, ha constituido el escudo político-diplomático para el incremento de la dominación estadounidense en México y Centroamérica. Sin embargo, el centro de esta breve reflexión abarcará solamente a México, por las características singulares que presenta para los intereses de los Estados Unidos. Indudablemente la “ayuda” financiera y técnico profesional que le pueda facilitar el gobierno estadounidense a ese país resulta bien necesaria, sin embargo, ello no debe prescindir de consideraciones respecto a las importantes cuotas de soberanía que “cede” por ello.
Haciendo un análisis más pormenorizado hacia los derroteros de la Iniciativa Mérida, podemos percatarnos de la inefectividad de sus pilares1, los cuales se orientan únicamente hacia algunas expresiones del problema y no a la esencia del mismo. En ese sentido, se dejan a un lado las dificultades sociales y económicas que existen en México, obviando así, como un fenómeno crucial para el incentivo al narcotráfico, los altos índices de desempleo, las apoteósicas desigualdades sociales y la pobreza perenne en el agro mexicano, que hacen  sumamente tentadora la producción y el tráfico de drogas. Esta área base de los profundos problemas que presenta el estado y la sociedad mexicana en la actualidad, son subvaloradas por las estrategias concebidas por los Estados Unidos en la Iniciativa Mérida. Con estas carencias las limitantes que presenta la Iniciativa, hacen inefectivos los pilares concebidos en la misma.
La funcionalidad de los pilares resulta verdaderamente cuestionable, presentando (en el pilar I) la aspiración de disminuir la capacidad operativa del crimen organizado, mediante la captura y formal prisión sistemática a los cabecillas. La Iniciativa Mérida es una estrategia de seguridad hacia México y Centroamérica, también, un mecanismo para asegurar los intereses de EE.UU. en la subregión. Definitivamente viendo como centro del combate al narco, la captura de los cabecillas y la erradicación de algunos cárteles, solo se atacan las expresiones de los problemas, dejando latente en la sociedad las motivaciones que generan la producción y el tráfico. No obstante, la mayor cantidad de fondos aprobados para el año fiscal 2010, continúa destinándose dicha temática.2
Otro elemento del que se hace poco énfasis es en la responsabilidad de EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico. México sirve tanto de puente como de receptor de las armas y de las drogas que, en su mayoría, no se producen en el país. De hecho, la causa fundamental de que México tenga lo grandes problemas de seguridad pública, violencia y auge del crimen organizado transnacional es por compartir frontera con el mayor consumidor de drogas ilícitas y el mayor productor de armas a nivel global.
En el tercer pilar de la Iniciativa queda expuesta la necesidad  de crear una estructura fronteriza que facilite el comercio y el movimiento de personas legítimos al tiempo que se restringe el flujo ilícito de drogas, personas, armas y dinero. Sin embargo, el tratamiento xenófobo y discriminatorio que se recibe en las fronteras, la aprobación de la Ley  de Arizona y su posible réplica en otros estados de la Unión, denotan la imposibilidad de conciliar un convenio en igualdad de derecho para ambas partes.
En el cuarto pilar de la Iniciativa define la necesidad de fortalecer a las comunidades mediante el fomento de la cultura de la legalidad y la disminución del atractivo y poder de las organizaciones del narcotráfico, sin embargo los fondos destinados a este punto carecen de posibilidades reales para encaminarse hacia una solución, ni siquiera en un mediano plazo.
De manera general los pilares de la Iniciativa quedan frustrados desde la misma metodología en que se aplica el combate al narcotráfico, “recomendando” formas de gobierno, para el fortalecimiento de la institucionalidad y del estado de derecho, que se inmiscuyen en los asuntos internos de México, acorde con los estándares de la democracia neoliberal y consecuentes con los intereses políticos e inversionistas de EE.UU. en ese país. En esa arista se halla el delicado estado de gobernabilidad existente en México, factor que posibilita un mayor grado de imposición por la parte estadounidense, que perjudica la soberanía. Al tema de la gobernabilidad se le da un tratamiento en conveniencia a los intereses del país “cooperante”, infiriendo trasformaciones que, lejos de fortalecer  la institucionalidad y el estado de derecho, denotan la dependencia del Estado mexicano a los designios del gobierno estadounidense.
 En resumen, la Iniciativa es un instrumento político diplomático de perfeccionamiento de la dominación imperial de los Estados Unidos sobre México y que se expande por la subregión centroamericana. Desde esta óptica, la Iniciativa resulta el instrumento llamado a manipular la crítica situación que enfrenta el Estado mexicano, con estrategias que persiguen mejorar la imagen del gobierno de Estados Unidos en la región y el refortalecimiento de su hegemonía.  Indudablemente el dilema de la independencia entra en peligro con la Iniciativa, que desde sus cuatro pilares, presupone la implantación de un estado de derecho a la usanza neoliberal, midiéndose la efectividad institucional mediante los patrones de la democracia neoliberal.
 El compromiso bilateral establecido por EE.UU. de asignar 1400 millones de dólares, prometidos por Bush en 2007, ha posibilitado un plan que posibilita a ese país, la intromisión en los asuntos internos de México. Pero el problema del narcotráfico se ha hecho más álgido en 2010, al confluir los problemas del crimen organizado trasnacional con el contexto de crisis de la economía global, que ha fomentado el impulso de los cárteles del narco en el norte de México, con oleadas de violencia que ponen en duda la gobernabilidad de ese país, y presentan la incógnita, de ver a México como un estado fallido, con una crisis de gobernabilidad arreciada por la debilidad político institucional incapaz de combatir el narcotráfico de una manera coherente.
La co-responsabilidad del gobierno de los EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico y el trasiego de armas en México, merita otras reflexiones en torno a las negativas consecuencias del estado de dependencia histórica establecida entre México y los EE.UU. La distribución de los 1400 millones de dólares para México y Centroamérica en un período de tres años; ha estado centrada en combatir las expresiones del problema del narcotráfico, priorizando los fondos para la preparación de las fuerzas policiales mexicanas así como su equipamiento tecnológico.  Incluso al interior del Congreso estadounidense se han tenido dudas acerca de la efectividad de la Iniciativa Mérida, lo que fue expuesto en un informe del Congreso de EE.UU. por el demócrata Eliot Engel quién señaló: "Casi tres años y  mil 600 millones de dólares después, nuestra asistencia  antidrogas para México y América Central carece de mediciones de los logros  fundamentales".3
Otro aspecto primordial en las potencialidades que le brinda a EE.UU. la lucha contra el narco es la manipulación de la opinión pública con impacto tanto al interior de la sociedad mexicana, como en las campañas mediáticas contra los procesos de cambio en la región.
La Administración Obama ha dado continuidad a las políticas de Bush, pero ha realizado cambios importantes en las formas a emplear en su relación con América Latina. Uno de esos cambios de forma ha sido el tratamiento de los medios de comunicación masiva y en la mesura de su oratoria. Por esa vía, han vendido como única forma válida de lucha contra el narcotráfico la establecida en consenso con los EE.UU. Desde esa perspectiva, se demonizan los esfuerzos que realizan países como Venezuela, Bolivia y Ecuador,  por su decisión  de combatir el narcotráfico de manera soberana.
En varios informes de los tanques pensantes estadounidenses, como el CFR, se aprecia la política del multilateralismo, buscando las vías posibles para la profundización de su dominación, hallando un respaldado, desde la arena político-diplomática en la Iniciativa Mérida. Además, han  intensificado sus relaciones con  las transnacionales  y las ONG establecidas en el continente, para fortalecer su dominación de una manera menos directa, con el objetivo de restarle poder a los estados nacionales y evitarse una implicación más directa.
En los dos primeros años de la Administración Obama, se han hecho frecuentes los viajes de altos funcionarios del Departamento de Estado y el de Defensa a Latinoamérica, destacándose los periplos de Hillary Clinton, Arturo Valenzuela y Robert Gates. Con ello, se ha pretendido influir en el mejoramiento de la imagen estadounidense en la región, y lograr credibilidad, teniendo un papel activo en las Conferencias y Eventos regionales que se han celebrado. De estas, llama la atención para el caso centroamericano, el IV Diálogo SICA-EE.UU. y la Conferencia de Caminos por la Prosperidad donde se ha abogado por un mayor control de la zona a partir de las propuestas comerciales establecidas.
La insistencia en adecuar el estado de derecho de los países y debilitar sus leyes aduanales, para obtener una mayor libertad jurídica en sus incursiones ha sido una de las temáticas abordadas en este intercambio, siempre con la atenuante, potencializar nuevas vías de desarrollo comercial. Sin embargo México no había tenido una visita importante hasta el impacto en la opinión pública, de la oleada violencia en Ciudad Juárez,4 por el asesinato de dos funcionarios diplomáticos de Estados Unidos. Posteriormente, Hillary Clinton viajó a México, acompañada por una numerosa delegación de altos funcionarios políticos y militares. Las propuestas planteadas se resumieron a -en el marco de la Iniciativa Mérida- fortalecer el combate al narcotráfico para lo cual demandaron –muy oportunamente- liberalizar las restricciones legales mexicanas para aumentar las acciones del gobierno estadounidense quedando estipulado una  Conjunta sobre Cooperación Bilateral contra la Delincuencia Organizada Transnacional5nuevo acuerdo, el cual solo planteó algunas reformas a la situación, en el marco de la Iniciativa Mérida.
No obstante a la respuesta diplomática, el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, debió reconocer la ausencia de soluciones inmediatas para la inseguridad ciudadana que vive en la actualidad ese país.
México posee lazos históricos de dependencia y dominación con los Estados Unidos. El hecho de compartir fronteras y ser un aliado estratégico conlleva a un mayor nivel de compromiso con esa sociedad por parte de los EE.UU., sobre todo, porque la crítica situación vivida en el norte de México, se entiende también, como un problema para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Indudablemente la temática de la lucha narcotráfico en México, sin dejar de ser un elemento de desestabilización ciudadana y marginalización, forma parte de los instrumentos en que fundamenta diplomáticamente, la política exterior de los Estados Unidos de Norteamérica, en su concepción geopolítica, para el refortalecimiento de su dominación en México y la subregión centroamericana.
Notas:
1. Ver pilares de la Iniciativa Mérida en Anexo.1.
2. Ver presupuesto aprobado para la Iniciativa Mérida en el año fiscal 2010.
3. Ver página web de la Iniciativa.
4. Ver Anexos, Acuerdo bilateral del 23 de marzo, con la revisión de la Iniciativa Mérida producto del impacto en la opinión polémica del asesinato de tres norteamericanos, funcionarios del servicio diplomático estadounidense en Ciudad Juárez.
5. Ver Anexo No.3. Conjunta sobre Cooperación Bilateral contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Fuentes Consultadas:
1. De la Ossa, Álvaro. La unión centroamericana: condiciones y perspectivas. Managua, Nicaragua, Cries, 1999.
2. Guerra-Borges, Alfredo (Antología). La integración centroamericana ante el reto de la globalización.  Managua, Cries, 1996.
3. Muñoz Varela, Luis (Comp.) Memoria Primer Seminario-Taller La sociedad civil regional y los procesos de integración. Heredia, Costa Rica, 7-8 de agosto de 1997.
4. Sunkel, Osvaldo. Capitalismo transnacional y desintegración nacional en América Latina. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1972.
5. Morales Gamboa, Abelardo y Carlos Castro Valverde. Migración, empleo y pobreza. San José, Costa Rica, FLCASO, 2006.
6. Colectivo de autores. Relaciones Estados Unidos-América Latina: una nueva dirección para una nueva realidad. Informe de un Grupo de Trabajo Independiente. Patrocinado por el Council on Foreign Relations, 2008.
7. Castro Mariño, Soraya. “George W. Bush: Entre su legado y Katrina”. En: Cuadernos de Nuestra América. No. 35-36, Vol. XVIII. Enero-diciembre2005, pp.205-239.
8. Dale, Catherine. CRS Report for Congress. National Security Strategy: Legislative Mandates, Execution to Date, and Considerations for Congress. Updated September 23, 2008. Order Code RL 34505
9. Hernández Martínez, Jorge (Coordinador). Los EE.UU. a la luz del siglo XX. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, pp.530
10. “La cultura política norteamericana de la guerra Fría (Lo que le viento se llevó) “. En: Cuadernos de Nuestra América. No. 35-36, Vol. XVIII. Enero-diciembre2005, pp.177-204.
Obama, Barack. Discurso del presidente Obama sobre el Estado de la Unión al Congreso y la nación el 27 de enero de 2010. Ver en: http// www.american.gov 
11. Jorge Sapoznikow et al., “Convivencia y Seguridad: Un reto a la gobernabilidad,” Banco Interamericano de Desarrollo, 2000.

Tempo exterior: Revista de análise e estudos internacionais

La reelección de Obama: perspectivas de un Imperio polarizado


Por  Alejandro L. Perdomo Aguilera

alejandro.perdomo91@gmail.com
twitter: @AlejandroLPerdo

Finalmente se definieron las elecciones presidenciales de los Estados Unidos con la reelección de Barack Obama, para continuar ocupando la Casa Blanca en los próximos 4 años.
Muchas son las expectativas respecto a qué podrá ejecutar el llamado presidente del cambio sin las presiones de una nueva reelección, con una mayoría en el Senado, una Cámara de Representantes con superioridad republicana y un país polarizado bajo los efectos de la crisis del sistema-mundo.
Definitivamente la estrategia de Obama fue pragmática e inteligente. Sin pretender ganarlo todo, se concentró en los Estados claves para llevarse la victoria. La forma en que ubicó su campaña respecto a Estados pendulares, le permitió abrogarse tempranamente la preponderancia del voto electoral. Por ello, independientemente de los fraudes y de la reñida competencia del voto popular, la reelección estaba asegurada.
No obstante, Obama fue mucho más allá de los requeridos 270 votos. Faltando por conocer el cierre de la Florida (29 votos electorales), los resultados provisionales de las elecciones de Estados Unidos arrojan para Obama 303 votos electorales, mientras que Romney solo alcanzó 206.[1] Ello confirma que no es necesario ganar la Florida para resultar electo presidente y que se pude ganar este Estado sin el voto de los cubano-americanos que se inclinan por el partido republicano.
 La victoria de Obama en los llamados Estados pendulares como Ohio, Virginia y en un segundo plano Wisconsin, Pensilvania, Nueva Hampshire, Iowa y Nuevo México, además de los más definidos, fueron suficientes para que no hubiera lugar a dudas de quien sería nuevamente el presidente del Imperio. La reelección de Obama, compleja pero esperada, cumplió las expectativas de los pronósticos de Nate Silver, el llamado guru electoral del New Yorrk Times[2], y los mitos sobre la victoria en Ohio.
Respecto a las elecciones del Senado, de un total de 100 senadores, los demócratas lograron 55 escaños y los republicanos 45. La Cámara de Representantes quedó organizada con mayoría republicana, con 234 asientos republicanos y 193 demócratas, de un total de 435.
Sin embargo estas elecciones dejan muchas dudas sobre la factibilidad y transparencia del voto electoral respecto al popular. Ciertamente sólo en contadas ocasiones en la historia de ese país han dejado de coincidir ambos votos. Y para no achacar a los demócratas la jugada perfecta del voto electoral, en el año 2000 fue W. Bush quien se hizo de la presidencia, bajo el auspicio de este voto.
La gran problemática de este voto es que parte del censo realizado cada 10 años. Sin embargo, para el caso de estas elecciones, se contó con el censo de 2010, de modo que no existía una gran diferencia de la realidad. El otro dilema es que el ganador en un Estado se apodera de todos los votos, haciendo que en estados claves por su población, el ganador pueda obtener una gran ventaja sin tener una mayoría territorial.
Por otra parte, los demócratas, favorables en estados urbanos más liberales y cosmopolitas, no necesitan ganar tantos estados sino que concentrándose en los claves obligan al contrario, en este caso Romney, a ganar en el resto.
Quizás sean estas algunas de las claves que le dieron a Obama una victoria electoral holgada aunque el voto popular haya mostrado una gran competencia. Por suerte, esta vez pudo coincidir, aunque en estrecho margen, que el resultado del voto electoral y el popular dejaran como vencedor a Barack Obama, quien logró un total 60,367,913 votos para un 50.4%, mientras que Romney alcanzó 57,573,527, para un 48.1%.[3]
El voto popular denotó la alta polarización del país, que ha conllevado a una crisis de paradigmas, donde un presidente puede ser reelecto a pesar de mostrar cifras deficientes en la economía y no lograr las expectativas que le permitieron la victoria en 2008. Con ello se denota la erosión interna del líder del sistema-mundo, con una sociedad altamente polarizada y una perdida de credibilidad del ansiado american dream tanto en el plano internacional como nacional.
Ciertamente, el partido republicano ha girado tanto a la derecha que se ha apartado de las bases históricas que le concedieron el impulso en la época de Theodore Roosevelt y el afamado progresismo. El predominio del conservadurismo, con una Convención que mostró fragmentación, más el debate vicepresidencial y los dos últimos debates presidenciales, le permitieron a Obama sacar ventaja de un electorado atemorizado ante la reacción de un partido conquistado por la extrema derecha multimillonaria de ese país. Evidentemente el voto de los blancos y los conservadores del Tea Party no fue suficiente para lograr la victoria republicana.
Para sorpresa de una administración que tanto descontento provocó en estos sectores, el contexto electoral matizado por la derechización republicana, le posibilitó atraer nuevamente el voto de los latinos. Mediante una campaña inteligente, apoyada en la economía del conocimiento y un discurso basado en expectativas sobre el seguro social, las reformas en la educación y en la salud, logró conformar una matriz de opinión favorable. En ese sentido, las leyes ejecutivas sobre los dreamers y la reducción de los costos de la educación recrearon un ambiente de mayores oportunidades.
Ello le posibilitó ganarse el voto de los hispanos. “Según las encuestas realizadas a pie de urna, la comunidad latina le entregó su confianza con una abrumadora mayoría que rondó el 70% de los votos frente a su rival, el republicano Mitt Romney.”[4]
Con estas elecciones Obama se convierte en el segundo líder demócrata en reelegirse luego de la segunda guerra mundial, sólo precedida por Bill Clinton. Nuevamente el líder demócrata fue favorecido por el voto de los latinos (70-30), los afroamericanos (9 de cada 10 por Obama), las mujeres (55-43) y los jóvenes.
Una batalla peculiar, fue desarrollada desde las redes sociales en Internet (RSI), para captar la atención de la juventud. La importancia concedida a estas plataformas digitales y la alta participación que se logró en estas elecciones, denota un cambio en la percepción de los medios y la factibilidad de las TICs para el activismo político. Por estas razones, una vez lograda la victoria, Obama afirmó desde su cuenta en Twitter asus 22 millones de seguidores: "Esto sucedió gracias a ustedes. Gracias"
La cobertura ofrecida por las redes sociales fue impresionante. En Twitter Obama contó con alrededor de 22 millones de seguidores mientras que Romney le era difícil superar los 2 millones.Twitter creó la página especial #Election2012 para seguir en directo toda lo que acontecía de la votación. En Facebook “(…) según los análisis de la empresa de SocialBakers, Romney tiene con 11.9 millones de fans, mientras que Obama puede presumir de más de 31 millones de fans.”[5]
Quedan  así concluidas las elecciones presidenciales de 2012,  sea la Florida demócrata o republicana, la reelección de Obama está asegurada, bajo un clima de polarización e incertidumbre en el Estado-Nación líder del sistema-mundial.
Alejandro L. Perdomo Aguilera


[1] Datos de: Results - General Election - November 6, 2012. En: http://electionresults.gov/resultsSW.
Dato de: Election Rsult. En: The Huffinngton Post http://www.huffingtonpost.com/
Los resultados de la elección en Estados Unidos. En: http://mexico.cnn.com/infografias/2012/11/07/elecciones-en-eu-2012
[2] Nate Silver. El blog de Nate Silver FiveThirtyEight se ha convertido en la Meca de todos los encuestadores, y Barry Sussman considera que es de lectura obligada. En: http://www.nytimes.com/2012/11/07/us/politics/obama-romney-presidential-election-2012.html?hp&_r=1&
[5] Guía práctica para seguir las elecciones de Estados Unidos en internet. En: http://mexico.cnn.com/tecnologia/2012/11/06/guia-practica-para-seguir-las-elecciones-de-estados-unidos-en-internet
Fuentes:
Results - General Election - November 6, 2012. En: http://electionresults.gov/resultsSW.
Datos de: Election Rsult. En: The Huffinngton Post http://www.huffingtonpost.com/
Los resultados de la elección en Estados Unidos. En: http://mexico.cnn.com/infografias/2012/11/07/elecciones-en-eu-2012
Guía práctica para seguir las elecciones de Estados Unidos en internet. En: http://mexico.cnn.com/tecnologia/2012/11/06/guia-practica-para-seguir-las-elecciones-de-estados-unidos-en-internet
Nate Silver. El blog de Nate Silver FiveThirtyEight se ha convertido en la Meca de todos los encuestadores, y Barry Sussman considera que es de lectura obligada. En: http://www.nytimes.com/2012/11/07/us/politics/obama-romney-presidential-election-2012.html?hp&_r=1&

El poderío nacional de los EE.UU y la diplomacia contra las drogas en Latinoamérica

Alejandro L. Perdomo Aguilera          
Resumen
Se aborda cómo los EE.UU. se valen de los instrumentos del poderío nacional  para implementar de forma más consensuada, los intereses de su política exterior y de seguridad en Latinoamérica. En este empeño se analizan los objetivos prioritarios a lograr, viendo como se articulan los instrumentos económicos, políticos, diplomáticos, militares e informacionales, a partir de la diplomacia contra las drogas. Para este análisis se consideran elementos de la diplomacia transformacional, el smart power y las tres D (Desarrollo, y Diplomacia como complemento de la Defensa) como instrumentos claves de su política exterior y de seguridad para la región.Palabras claves: drogas, diplomacia, Estados Unidos, Latinoamérica, dominación, hegemonía.
Los instrumentos fundamentales del poderío nacional de los EE.UU. se articulan en lo fundamental, por los instrumentos militares, políticos, económicos, diplomáticos, ideológicos, culturales e informacionales. Estos se desarrollan a partir de las prioridades que establece el Estado-Nación para lograr sus objetivos estratégicos a nivel internacional. Mediante su combinación efectiva se logra ejercer influencia no sólo con el uso de la fuerza (militar) o la amenaza de la misma, sino también a través del empleo a fondo de los instrumentos económicos, diplomáticos, políticos e informacionales. En este sentido se conforma la política exterior y de seguridad de los EE.UU. para lograr sus objetivos estratégicos.
El uso o combinación de estos instrumentos suele estar condicionado por la coyuntura política, económica o militar que afronte el país, así como por los instrumentos que hayan delineados como preponderantes por cada Administración. No obstante, siempre existe una continuidad entre un gobierno y otro, independientemente de que el partido que este al frente sea demócrata o republicano. A fin de cuentas la clase dominante, la elite de poder[1] es la que impone sus intereses prioritarios y en función de ello es que se articulan los instrumentos del poderío nacional.
Por otra parte, cada administración debe trabajar en base al legado dejado por su antecesor, de modo que al término del gobierno de W. Bush, Obama debió esforzarse por emplear instrumentos políticos, diplomáticos e informacionales que mejoraran la credibilidad y la imagen exterior de ese país, sin prescindir por ello de la fuerza militar. Los instrumentos del poderío nacional se combinan y complementan como un complejo de herramientas a utilizar en cada momento, atendiendo a las circunstancias específicas que se afrontan. Valorando las situaciones, los objetivos e intereses de la elite de poder, así como el contexto interno y las circunstancias internacionales, se aplican los instrumentos, atendiendo a las prioridades que se establecen en la conformación de la política exterior.
El proceso de conformación de la política exterior se comprende, según puntualiza la Dra. Soraya Castro como “(…) el complejo patrón de interacciones entre organizaciones, mecanismos e instituciones del sistema político, que dan origen a decisiones y líneas de acción específicas, tomando en cuenta las orientaciones y objetivos del Estado. Este proceso refleja la esencia y naturaleza del Estado, en el cual se evidencian las ideas y concepciones de las clases que ostentan el poder político del país en cuestión y la interrelación existente con otras clases de la sociedad.”[2]
Debe precisarse que el uso de un instrumento no discrimina a otro, de modo que lo que más se aprecia en la actualidad es la combinación de los instrumentos claves del poderío nacional para hacer posible el liderazgo internacional, buscando la consolidación hegemónica. La hegemonía vista como reto y objetivo, se comprende como una necesidad para alcanzar un mayor poderío nacional. Esta se entiende como la “(…) capacidad de la clase dominante de obtener y mantener su poder sobre la sociedad, no sólo por su control de los medios de producción económicos y de los instrumentos represivos, sino sobre todo porque es capaz de producir y organizar el consenso y la dirección política, intelectual y moral de la misma”.[3]
En el empleo de instrumentos que posibiliten lograr el consenso sin la necesidad del uso de la fuerza, se crean un conjunto de valores y condicionamientos morales y socioculturales, impuestos directa o indirectamente por la clase dominante. Esta clase cuenta con un poder cultural que le posibilita influenciar ideas y matrices de opinión, para lo cual se vale no sólo de un control sobre las instituciones y órganos represivos sino también de los centros de pensamiento y los grandes medios de comunicación. El alcance de los patrones políticos-ideológico y morales de esa élite de poder resulta inmedible, en una era donde la revolución científico-tecnológica hace llegar la información a cualquier lugar del mundo en fracciones de segundos. Con este poder informacional, el ejercicio de influencia rebasa las fronteras nacionales, pretendiendo internacionalizar patrones político ideológicos que faciliten el consenso.
En esta dinámica se aprecia como el soft power y su interrelación con la ideología y la cultura dentro del sistema de dominación estadounidense, busca consolidar y mantener el liderazgo y hegemonía de los EE.UU. a nivel global. Para ello establecen una interrelación entre organizaciones, mecanismos e instituciones del sistema político estadounidense.
El sistema político de los EE.UU. debe ser entendido como un conjunto de instituciones, organizaciones, mecanismos y normas de clase, constituido por elementos organizativos del sistema, así como de Instituciones políticas. El mismo, se concibe como un aparato de poder político de las clases dominantes; como un sistema de coerción, de cooptación y clientelismo.
El sistema político también puede concebirse como el estudio de las relaciones de poder. El objeto de estudio son las relaciones políticas y el estudio de los sistemas. Para el caso de EE.UU. resulta necesario el conocimiento de los instrumentos claves del sistema político no como un ente aislado sino como un país que se entiende como primera potencia mundial. Desde este presupuesto, el sistema político no sólo concibe la necesaria estabilidad política al interior del país, sino también en los lugares de interés allende a sus fronteras. Desde esta perspectiva, es que se analizan las herramientas mediante las cuales se construye su hegemonía.
El soft power, según J. Nye, pretende cambiar el rostro militarista de dominación de los EE.UU. por otro que busca un mayor consenso y participación, que le conceda diplomáticamente la cortina del multilateralismo. De esta forma su participación pretende el liderazgo pero no bajo la imposición declarada sino en coordinación –al menos formal- con otros países.
El soft power puede entenderse como el dominio de los espacios en construcción y reproducción de las ideas, cuyo objetivo se centra en lograr el respaldo de los intereses de la clase dominante. Con ello se ansia el apoyo de la sociedad civil a nivel internacional. En el actual contexto internacional, donde los EE.UU. atraviesan una se sus más graves crisis, que parte de la economía pero se extiende a la política, la cultura y los valores; el desarrollo de otras formas de influencia resulta imprescindible.
La clase dominante entiende la necesidad de aplicar efectivamente instrumentos del poderío nacional como multiplicador de sus intereses y, por tanto; le brindan su apoyo a partir del control que poseen sobre las transnacionales, las ONGs, las fundaciones, los centros de pensamiento, la instituciones internacionales, los grandes medios de comunicación y las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TICs).
Un ejemplo de estos programas multiplicadores de ideologías fue el Proyecto Democracia de Reagan en 1983, cuando se centraliza en la Casa Blanca la Dirección de la Diplomacia Pública. Dentro de los temas priorizados en los instrumentos del poderío nacional se destacan: los derechos humanos, la democracia, la gobernabilidad, la seguridad (narcotráfico, el terrorismo internacional, el medio ambiente etc.) Estos temas se ubican en la opinión pública global, impulsada por el uso de los instrumentos informacionales, política y diplomática, que condicionan las matrices de opinión.
Con el propósito de darle seguimiento a varios de estos temas, surgen instituciones como la USAID, que le de un respaldo político diplomático al verdadero rostro imperial. Los instrumentos del poderío nacional tienen como encargo vincular la ideología, los valores, la cultura e información de la sociedad con la diplomacia y el poderío militar, para lograr los objetivos de de la elite del poder. En este sentido, en la actualidad pudieran incluirse a las Empresas Privadas de Contratación como otros elementos del poderío nacional, en tanto su utilización les arroja menor compromiso político-diplomático.
El instrumento diplomático ha sido tan efectivo que el Departamento de Estado -a partir de la asesoría de eminentes ideólogos- incorporó el concepto de Diplomacia Transformacional, como una necesidad de los nuevos tiempos. En esta “nueva” forma de hacer diplomacia se prepondera el instrumento informacional, a conciencia de su efectividad para llegar a sectores poblacionales que comúnmente no tienen una alta participación política. Con este objetivo se utiliza las TICs como complemento de los medios de comunicación convencionales, para una efectiva propaganda de la diplomacia pública y la ayuda al exterior.
Teniendo en cuenta que los intereses del poderío nacional pretenden preservar el liderazgo y hegemonía de los EE.UU. a nivel global, se refuerzan instrumentos claves como el económico, el diplomático, la fortaleza del Complejo de Seguridad Industrial[4], el poder cultural[5] y el informacional.
El poder informacional tiene un gran impacto en las guerras culturales y en la dominación ideológica por parte de los EE.UU., particularmente hacia Latinoamérica y el Caribe. La evidente asimetría tecnológica, posibilita que el control y las formas de transmitir la información por los grandes medios, faciliten la demonización de los procesos políticos contestatarios que se viven en Latinoamérica.
Dentro de los instrumentos diplomáticos pueden incluirse aspectos de seguridad y economía que adquieren un matiz diplomático. Un ejemplo claro de esta instrumentación se evidencia en la llamada diplomacia contra las drogas, donde se encausan proyectos de dominación tomando por justificación este flagelo. Belén Boville Luca (2007) define que: “La Diplomacia contra las drogas constituye una doctrina político y diplomática que se ajusta perfectamente a los cometidos y las necesidades de los Estados Unidos en su especial relación política, social con América Latina, y sustituye la percepción ideologizada de los presupuestos de la guerra fría.”[6]
Ciertamente la complementación de los instrumentos posibilita la construcción de fachadas político-diplomáticas que intentan encubrir el verdadero rostro imperial del poderío nacional de los EE.UU.
El Poder Nacional de acuerdo a la teoría realista desarrollada por Hans Morgenthau en “Política entre las Naciones. La lucha por el poder y la paz”[7] es el conjunto de elementos que determinan la capacidad de influenciar los acontecimientos que tiene una nación. Asimismo el poder nacional, que constituye la fuerza de un Estado-Nación, se compone según Hartman por siete elementos: el geográfico, el demográfico, el económico, el científico-tecnológico, el histórico sociológico y el organizativo administrativo.
Para el caso estadounidense el Complejo Militar Industrial, pudiera ampliarse al complejo de Seguridad Industrial, pues dentro de los aspectos de seguridad se incluyen otros instrumentos no militares que comprenden el entramado de la seguridad informacional, donde se incluyen las TICs y los medios de comunicación convencionales, enfatizando la compleja interdependencia entre los instrumentos del poderío nacional.
Matías Marini precisa que los “(…) países pueden valerse de sus recursos de soft power (comunicación, información, cultura, medios) para intentar modelar la agenda informativa y orientar las preferencias de otros actores.”[8] J Nye por su parte, define entre los medios: la coerción con al amenaza o uso de la fuerza (militar), los instrumentos económicos y la atracción a partir del soft power.
El soft power intenta re-articular las fortalezas del poderío nacional estadounidense, para el cumplimiento de sus intereses estratégicos. En este afán se emplean los instrumentos que ejerzan una hegemonía simbólica, intelectual y culturalmente, sobre la llamada aldea global, en un intento de internacionalizar los valores estadounidenses.
En esta “suerte” de globalización de los estereotipos estadounidenses, debe considerarse la evolución de los instrumentos del poderío nacional a tono con los cambios que se producen en la arena internacional. La complejidad de las relaciones demanda de una interdependencia compleja -al decir de Keohane- y, por ello, los instrumentos políticos, diplomáticos, culturales e informacionales juegan un rol crucial en la construcción de matrices de opinión, que generen consensos y obtengan el apoyo de terceros países.
Entre los motivos que han generado esta evolución en los usos de los instrumentos del poderío nacional debe señalarse como fundamental, la revolución de las comunicaciones, que ha generado nuevas formas de hacer la diplomacia, producto de la importancia que la opinión pública gana, y las disímiles vías que se crean para su condicionamiento. Bajo las actuales circunstancias, el liderazgo internacional no se resume al predominio militar, político o económico; sino que es preciso condicionar la mente de los hombres y es en este espacio donde juega un rol esencial el instrumento informacional.
Esta situación hace más compleja la emisión de consensos y la falacia de la democracia se complejiza, en las enrevesadas proyecciones de los instrumentos del poderío nacional. Mediante su combinación se construyen enemigos imaginarios, se sobredimensionan peligros foráneos y se acentúan otros latentes, que posibiliten continuar acelerando los gastos militares y la canalización de fondos hacia programas como los de USAID.
A partir de estos instrumentos se hilvanan ideologías como el Smart power, para la consolidación de la política exterior y de seguridad del Hegemón, a partir aspectos claves como la diplomacia y el desarrollo como complemento de la defensa (las tres D). La posibilidad que tienen los medios de incluir temas en la agenda internacional, a partir de las mediaciones y la construcción de consensos los convierten en un actor de peso en las dinámicas político-diplomáticas, al punto tratarse de una diplomacia de los medios.[9]
En este contexto histórico, los usos de los instrumentos del poderío nacional recuerdan las premisas de Hans Morgenthau, al definir la diplomacia como el arte de combinar los distintos elementos del poderío nacional de mayor impacto en el interés nacional.[10] Lo tristemente célebre, es que este interés, instrumentado por el poderío de los EE.UU. suele atentar contra la soberanía, la integridad territorial y la autodeterminación de otros pueblos.
“La intervención a Afganistán primero y la intervención y ocupación de Irak para marzo de 2003 demostró que la fuerza militar y su variable tecnológica como dispositivo cardinal del poderío nacional estadounidense, renace como el instrumento de poder más notable en la política exterior y de seguridad contra aquellos que, unilateralmente, el gobierno de los Estados Unidos define como ´estados villanos´.”[11]
La diplomacia contra las drogas: estrategia de dominación de los EE.UU. en Latinoamérica
El problema contra las drogas debe analizarse desde sus antecedentes históricos, para percibir los cambios que se han producido en el en torno al flagelo de las drogas. “En los últimos cien años la política sobre drogas, que debiera ser una preocupación genuina de los aspectos socio sanitarios ligados a su consumo, se ha ido entremezclando con aspectos geopolíticos, económicos, diplomáticos y militares.”[12]
De esta perspectiva, deben comprenderse los intereses de Estados Unidos en el mantenimiento del negocio de ilícito de estupefacientes. Para ello se articulan los instrumentos de la política exterior y de seguridad de los Estados Unidos, que durante la Administración Obama han tenido un predominio del smart power y las tres D como instrumentos claves para la proyección de sus intereses de geoestratégicos. Para su justificación se valen del poderío informacional por el control hegemónico sobre los medios de comunicación y su alto despliegue en las redes sociales en Internet.
La diplomacia contra las drogas[13] surge como expresión de la articulación de los instrumentos del poderío nacional de los EE.UU. en aras de consolidar sus intereses hegemónicos. Para la política exterior y de seguridad con respecto a Latinoamérica, se han perfeccionado las políticas de las drogas con el curso de los años. Evidentemente las agencias del gobierno estadounidense más relacionadas con este tema, se han visto implicadas en diferentes negociaciones con cárteles de la droga, políticos corruptos y tráfico de armas en aras de, por un lado continuar la guerra contra el llamado narcotráfico y, por otro, consolidar sus intereses económicos, políticos, diplomáticos y militares en la región.
Sin embargo, el hecho de ser los Estados Unidos el primer mercado de estupefacientes a nivel mundial y, por ende, el máximo consumidor, conlleva a un análisis estructural, sobre las bases que alientan la llamada guerra contra las drogas. Cuando el centro del capitalismo mundial vive una de las mayores crisis económicas de su historia, y hasta la propia Wall Street tiene sus ocupas; cuando el desempleo, las hipotecas y la violencia llaman a la irracionalidad; el Complejo de Seguridad Industrial continúa desarrollándose.
En ese ínterin, la diplomacia se exalta para solapar la crueldad de las guerras, intentando otorgar una imagen de credibilidad al gobierno estadounidense. El problema de las drogas no debe limitarse a elementos de seguridad. Los multimillonarios gastos económicas que generan, tanto para criminales como para las agencias estatales y privadas que se dedican a su enfrentamiento; conforman una serie de intereses económicos, políticos y diplomáticos, que conducen a una lectura más exitosa, para los objetivos geoestratégicos de los EE.UU. en Latinoamérica.
 Los momentos de crisis en la periferia, por lo general, generan ganancias para la potencia inmiscuida, y así como detrás de los conflictos en el Medio Oriente y Asia Central, está también la droga; para el caso latinoamericano, el control geoestratégico de zonas de interés (la Amazonía, la triple Frontera y otros) resulta crucial para el gobierno de EE.UU. En ese sentido, la diplomacia contra las drogas ha logrado más éxitos que los que se suelen reportar. Si se aprecian los intereses estadounidenses en correspondencia con la aplicación de sus instrumentos política exterior y de seguridad en la región, podrá considerarse como el beneficio no siempre radica en vencer la guerra; sino que el simple hecho de mantenerla puede generar mayores ganancias.
Obviamente que esta política no obedece a un gobierno u otro, sino que detrás de los políticos, están los objetivos estratégicos de la élite del poder, que no es más que la clase dominante que realmente gobierna el Estado de la Unión. Existen en torno a esta temática, elementos conceptuales que deben considerarse para un análisis de las relaciones internacionales, como es el de política exterior, entendido según Roberto González como: “(…) la actividad de un estado en sus relaciones con otros estados, buscando la realización de los objetivos exteriores que determinan los intereses de la clase dominante en un momento o periodo determinado.”[14]
Si en algún problema de alcance global se aprecia con mayor claridad la combinación de los instrumentos del poderío nacional estadounidense es en el flagelo de las drogas. En el se interconectan los intereses económicos, políticos, diplomáticos, militares e informacionales del hegemón, en aras de consolidar a los EE.UU. como el garante de la seguridad mundial. La política contra el tráfico ilícito de estupefacientes ha manifestado un carácter sistémico, puesto que independientemente del partido que dirija la Administración, se mantienen las bases que hacen de la llamada lucha contra las drogas una estrategia de dominación.
Haciendo un compendio de las posibilidades económicas, políticas, militares y diplomáticas de los Estados Unidos en Latinoamérica, la guerra contra las drogas le ha facilitado el aumento de su poderío militar en la región, logrando un mayor control geoestratégico. Tanto es así que las políticas antidrogas de EE.UU., en vez de contener el narcotráfico de la subregión andina –mediante el Plan Colombia- han permitido la generalización del problema hacia toda la Latinoamérica, con particular énfasis en México y Centroamérica.
Sobre esta situación Noam Chomsky consideró: “No creo que la guerra contra las drogas es un fracaso, tiene un propósito diferente al anunciado (…). El problema de las drogas en América Latina está aquí en Estados Unidos. Nosotros suplimos la demanda, las armas, y ellos (en América Latina) sufren.”[15]
El problema tiene como base un importante trasfondo económico. Primeramente porque el negocio de las drogas es uno de los más rentables a nivel global, no sólo por las ganancias que arroja sino también por las que genera colateralmente el sustento de este negocio. A través del tráfico ilícito de drogas[16] a nivel internacional se ganan más de 320 000 millones[17] de dólares, convirtiéndolo en la segunda actividad económica mundial, con un mercado de unos 200 millones de consumidores a nivel global.[18]
El carácter ilegal del mismo y las políticas militaristas que el gobierno estadounidense receta como “mejor” enfrentamiento; alientan la compra de armamentos y otros insumos de seguridad para otorgar una matiz más beligerante a los cárteles. Esta situación unido al fomento de conflictos entre los cárteles, y  de estos contra los gobiernos latinoamericanos que lo enfrentan; resultan un excelente incentivo para el Complejo de Seguridad Industrial de los EE.UU.
La generación de empleos que provoca el problema de las drogas, unido a las penetraciones político-diplomáticas que posibilita la lucha contra el narco constituye para EE.UU. un excelente objetivo; de allí que sea la diplomacia contra las drogas una de las más eficientes expresiones de los instrumentos de la política exterior y de seguridad de los EE.UU.
La ubicación de bases militares en zonas geoestratégicas y la activación de la IV Flota manifiestan pretensiones más amplias que la lucha antinarcóticos. Los intereses económicos han tenido expresiones evidentes como fue el desvío de “(…) los recursos inicialmente antinarcóticos contenidos en el Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina (que)  también están siendo utilizados para la protección militar del oleoducto colombiano de Caño Limón-Coveñas de propiedad mixta colombiana-norteamericana.”[19]
Sin embargo, la atención a los sectores más pobres de las sociedades latinoamericanas con alternativas que frenen los incentivos del negocio de las drogas, resultan limitadas. “Al desdeñarse los aspectos del desarrollo priorizándose los de la seguridad se perpetúa una situación que favorece la extensión de los cultivos de hoja de coca y la constante provisión de materia prima para la elaboración de la cocaína.”[20]
Definitivamente en la política exterior de los EE.UU. repercuten las problemáticas internas, y en un contexto de crisis, el dinero va canalizado hacia aquellos sectores que puedan generar mayores demandas. Este fenómeno de dependencia de las decisiones en política exterior de las situaciones internas, se debe a que “(…) el papel relativamente autónomo del sistema político interno, es a veces decisivo, en la elaboración de una política exterior determinada, y en todo análisis medianamente serio debe ser tenido en cuenta.”[21] Por estas razones si bien no es objeto de este trabajo la crisis económica que continúa afectando a los Estados Unidos; debe considerarse en todo momento para comprender el trasfondo de muchas decisiones que se toman en política exterior, y la política contra las drogas no es una excepción.
Una manifestación del doble rasero de la diplomacia contra las drogas emprendida por los EE.UU. lo constituyó la escandalosa Operación Rápido y Furioso, mediante la cual ese gobierno suministró armamento a los narcotraficantes. Esta operación mostró como mediante la cruzada antidroga estadounidense, se alienta la venta de armas, a la vez que se aumenta el carácter beligerante de los cárteles con efectos incalculables para la violencia y la inseguridad ciudadana de Latinoamérica. “Una investigación del Departamento de Justicia de EE.UU. determinó hoy (19 de septiembre de 2012) que hubo “graves fallos” en la operación encubierta “Rápido y Furioso” que permitió el contrabando de unas 2.000 armas a México en 2009, pero exculpó al fiscal general, Eric Holder.”[22]
A pesar del desprestigio internacional que significó el descubrimiento de tal operación a la opinión pública, el Congreso y en el Departamento de Justicia han reconocido la Operación Rápido y Furioso como un fallo y no como un error, concluyendo el proceso judicial con penas disciplinaras y no penales (criminales). ”El esperado análisis del inspector general del Departamento de Justicia, Michael Horowitz, recomienda acciones disciplinarias -pero no cargos penales- contra 14 empleados de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, en inglés)”[23]
El destino y las muertes que provoquen las armas de la Operación Rápido y Furioso  y la Náufrago resultan impredecibles. Para la transacción no se le dieron todos los elementos al gobierno de México ni se tuvieron en cuenta los altos peligros que ello ocasionaba a la sociedad civil. Definitivamente los métodos de la guerra antinarcóticos están muy lejos de proveer la paz y la seguridad en Latinoamérica.
La estrategia militarizada de la guerra contra los cárteles
La estrategia militarizada de la guerra contra los cárteles ha conllevado a resultados perjudiciales para la seguridad ciudadana, la corrupción político-institucional y la gobernabilidad. En el Informe sobre las drogas 2011 emitido por el Departamento de Estado de los EE.UU. se calificó a Argentina, como el segundo mercado de las drogas de Sudamérica. Este auge ha coincidido con el aumento de las exportaciones hacia Europa Occidental y Central a través de los países de África Occidental, que fungen como corredores (rutas) de la cocaína. Sin negar la proliferación del negocio de las drogas en el Cono Sur en los últimos años, resulta un tanto sobredimensionada la visión de Estados Unidos respecto al problema, lo que muestra una alerta hacia donde pudieran extenderse las estrategias políticas y militares estadounidenses en el futuro.
En el contexto actual de las relaciones internacionales, EE.UU. ha abogado por una militarización general de su proyección exterior. En esa dirección, el enfrentamiento a las drogas se militariza. Las consecuencias de esa militarización en el enfrentamiento a los cárteles de la droga en América Latina, han derivado en la agudización de los conflictos sociales de los países afectados.  Las dinámicas político-diplomáticas de los países más afectados por el flagelo de las drogas, se ven influenciadas por elementos de seguridad que deben priorizar, debido a las funestas consecuencias de la guerra contra los cárteles.
Por el momento, no se observan intenciones políticas ni económicas en los sectores dirigentes en EE.UU. que se vinculen a la necesidad de reducir la los incentivo del negocio de las drogas en la región, lo que se refleja en la carencia de modificaciones sustanciales a e los objetivos y estrategias ya definidos. En realidad, existen factores políticos y económicos que no permiten una solución definitiva al problema. Hay sobradas pruebas de la creciente implicación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y su responsabilidad en el tráfico ilegal de drogas, especialmente en las zonas donde se despliegan fuerzas militares estadounidenses (sean estatales o privadas).
Para empresas como Chase Manhatan Bank (propietarios de la cadena de televisión ABC); General Electric (propietario de la NBC); o Brown Brothers Harrimen (de la CBS); tener unos diez millones de euros de beneficios netos adicionales derivados del negocio de las drogas, le supondría un incremento en el valor de sus acciones bursátiles de hasta 300 millones de euros; lo que problematiza la situación debido a que estas empresas poseen el control de las principales cadenas de televisión de EE.UU. En este sentido, resulta difícil creer que fueran a presentar noticias que perjudicaran su cotización en la bolsa.[24]
Los graves peligros que entraña a nivel global y para la región de América Latina en particular, denotan la apremiante necesidad de vincular y sensibilizar a los sectores más afectados de la sociedad sobre sus graves consecuencias. El incremento de los efectivos militares y la penetración de fuerzas armadas foráneas y de espionaje bajo el pretexto de lucha contra el “narcotráfico” en estos países, resulta un elemento crucial para la comprensión de esta problemática.
Un ejemplo claro de creciente militarización y expansión de las demandas al Complejo de Seguridad Industrial fue la noticia revelada por The New York Times, que afirmaba: “La agencia antidroga estadounidense tiene cinco comandos[25] operativos que llevan a cabo misiones secretas en países de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. (…) Ese pequeño ejército de operaciones especiales creado hace seis años para combatir el cultivo de opio, por parte de los talibanes, en Afganistán, fue transferido con autorización de la Casa Blanca.”[26]
Esta situación revela una visión mucho más amplia y peligrosa, sobre los verdaderos que se trazan la política exterior y de seguridad de los EE.UU. para la consolidación de su hegemonía a nivel global.
Conclusiones
El gobierno de los EE.UU. ha tenido que ir reestructurando su política en el Departamento de Estado y de Defensa, debido a un contexto histórico-concreto que ha demandado la adecuación de las diferentes vicesecretarías y agencias gubernamentales a los intereses actuales de los Estados Unidos.
El uso del smart power, surge como el arte de combinar el poder suave y el duro, para la consolidación de sus intereses a nivel global. En este sentido, se trabaja en áreas que mejoren la credibilidad y legitimidad del gobierno estadounidense, en un período lacerado por la crisis económica global, y la agudización de la inseguridad ciudadana. Para ello, no sólo basta con el uso de aparatos estatales, sino que tiene una creciente participación las Compañías Contratistas y las ONGs, en busca de una mayor credibilidad de los programas implementados.
La necesidad del afianzamiento de la hegemonía y del liderazgo internacional, en un momento donde la crisis multidimensional del sistema mundo, al decir de Wallerstein, ha llegado a planos donde no sólo la periferia, sino que el centro se ve afectado por esta situación; el gobierno de los Estados Unidos ha debido efectuar cambios en sus políticas, en aras de asegurar y en algunos recuperar los espacios perdidos.
Esta reestructuración se ha expresado en los cambios realizados, no sólo de figuras que dirigían los hilos político-diplomáticos y militares del gobierno, sino también en las estructuras Departamentales que antes existían. Además, se ha realizado un serio trabajo con el poder informacional, donde se desarrollan las áreas de innovación y las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones (TICs), puestas en función de la llamada Diplomacia Transformacional.
En este sentido agencias como la USAID han sido objeto de reformas importantes, en busca de lograr un mayor impacto en las áreas de interés. Para ello se han enfocado en el trabajo con sectores vulnerables de la sociedad en aras de aumentar las diferencias y ponderar nuevos aliados para, conscientes o no, apoyar el sostenimiento de su hegemonía en regiones claves como América Latina.
En estas políticas, existen elementos conceptuales a reconsiderar por su factibilidad para la manipulación mediática, a partir de estrategias que suelen centrar como tema de interés de la agenda de seguridad nacional, problemas que se desatan en otras regiones del mundo. Siguiendo estos propósitos no basta con la validación de intereses económicos, sino que amerita una difusión e influencia de los valores democráticos, políticos e institucionales, que esgrime Washington como patrones de la gobernanza global, amén de las otredades existentes de las diferentes latitudes.
En este aspecto, se reconsideran aquellos problemas globales que se focalizan como amenazas a la seguridad y la paz internacionales y que tienen una incidencia en las estrategias trazadas por el Departamento de Estado y el de Defensa, para la política exterior y de seguridad.
Amenazas como el terrorismo, el tráfico ilícito de drogas, la ciberguerra, la inseguridad informática, las violaciones a los Derechos Humanos, entre otras, suelen ser atraídas a la agenda nacional, como objetivos de seguridad nacional, para la dominación de las zonas de interés geoestratégico.
Todo ello ha demandado de cambios a nivel doctrinal y estructural en la conformación de la política exterior estadounidense, que ha conllevado a reformas importantes en el gobierno, que se ajustan a las circunstancias internacionales y domésticas y a lo que prevén que puede suceder en el escenario internacional. Estas reformas repercuten en los objetivos nacionales de ese país, en interés de mantener el liderazgo a nivel global.
La política exterior y de seguridad de los EE.UU. ha continuado promoviendo la instalación de bases militares, seguidas por la reactivación de la IV Flota y el fortalecimiento del Comando Sur. En el orden informacional, se han perfeccionado las campañas de dominación mediática, incentivadolos planes desestabilizadores contra gobiernos contestatarios como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Asimismo, agencias como la USAID y la NED han incrementado sus acciones de influencia y desestabilización en la región. El Golpe de Estado en Honduras, el intento golpista contra Rafael Correa y las campañas contra la Revolución Bolivariana y el ALBA-TCP, son expresión de ello. Por otra parte, continúan las políticas separatistas, para debilitar los procesos de integración, con acciones que pretenden incrementar las contradicciones histórico-políticas.
Evidentemente la permanencia de procesos contestatarios al régimen imperial y la emergencia de Brasil como potencia emergente han sido temas de preocupación, que unido a los recursos energéticos con que cuenta la región, son incluidas entre los intereses de la política exterior norteamericana hacia el Hemisferio Occidental.
En estos proyectos, la figura de Obama se ha visto apoya por importantes sectores de las élites de poder como la Comisión Trilateral; la Fundación Ford; el Consejo de Relaciones Internacionales; el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales; la Comunidad de Inteligencia; el Complejo de Seguridad Industrial. Además Obama se ha visto beneficiado por el apoyo del figuras de los centros de pensamiento, como Zbigniew Brzezinski; Joseph Nye; George Soros; Henry Kissinger ; Madelaine Albright; Carla Hill; Sam Nunn, entre otros.
En fecha tan temprana como noviembre de 2007 el señor Obama anunció: “(…) Si yo llego a ser el rostro visible de la política exterior y el poder en EE.UU. Tomaré las decisiones estratégicas con prudencia y manejaré la crisis, emergencias y oportunidades en el mundo, de manera sobria e inteligente.”[27]
Tiempo después la estrategia de Seguridad nacional de EE.UU. aseguraba:“Nosotros trabajaremos, en una alianza entre iguales, para hacer avanzar la democracia y la inclusión social, garantizar la tranquilidad ciudadana y la seguridad, promover la energía limpia y defender los valores universales de las personas del hemisferio”.[28]
Asimismo, detallaba para la región“Estados Unidos continuará trabajando para alcanzar un Hemisferio Occidental seguro y democrático, mediante el desarrollo de la defensa regional y la colaboración contra las amenazas domésticas y transnacionales, como son las organizaciones narcoterroristas, el tráfico ilícito y la pobreza social.”[29].
En este sentido el smart power ha tenido un gran aliado para la promoción de ideas y valores en TICs, espacio donde Obama se ha desempeñado con gran éxito; reconociendo el impacto de estas en las relaciones políticas internacionales, y su factibilidad para la manipulación de las matrices de opinión pública y la atracción de sectores tradicionalmente “apáticos” a la participación política.
En el actual contexto internacional, se aprovecha la interactividad de las plataformas digitales para interactuar desde nuevos códigos de comunicación, con actores internacionales que emergen con fuerza como Brasil, haciendo un trabajo pormenorizado con la sociedad civil de la región, concentrándose en los sectores más vulnerables. En este sentido se potencia la mediatización de los procesos políticos más progresistas de Latinoamérica, a través de los grandes medios de comunicación y de las TICs.
No obstante, no se descarta la utilización del poder duro, siempre con la combinación las herramientas político-diplomáticas e informacionales, para justificar las políticas imperiales, convocando para estas empresas a otras potencias centrales, en aras de colectivizar los intereses de política exterior y de seguridad.
En documentos rectores como las Estrategia de Seguridad nacional de 2010, El Informe Cuadrienal de Diplomacia y Desarrollo, los Lineamientos de USAID 2011-2015 y el PPD 16 se corrobora el trabajo con el poder civil, implementado a partir del smart power y las tres D.  En el Reporte de Revisión Cuadrienal de Defensa 2010 se señala: “Nuestra postura defensiva en el Hemisferio se apoyará en las capacidades inter-agencias dirigidas a combatir aspectos críticos, que incluyen el control del tráfico ilícito (…)”[30]
Además, continúan las estrategias de antaño destinadas al fortalecimiento de: estado de derecho, la convivencia democrática, el fortalecimiento de los Estados fallidos, la institucionalidad, la gobernabilidad, la libertad de asociación y expresión, los Derechos Humanos y la seguridad ciudadana y humana; está última recientemente ampliada al término de seguridad civil, para lo cual se ha creado una vicesecretaría en el Departamento de Estado.
La Diplomacia, prioriza el trabajo con agencias gubernamentales y nuevos actores, corporaciones, ONGs, grupos religiosos y otros sectores privados de influencia internacional, donde desempeñan una participación creciente las Compañías Privadas de Seguridad y otros servicios internacionales.
En esta dinámica, se adecua la diplomacia a los nuevos tiempos, identificándose oportunidades de influencia económica, política, diplomática y militar, para atender los problemas de seguridad, desarrollo económico y estabilidad política. Entre los retos que se destacan a su hegemonía, tienen un carácter central en Latinoamérica: la seguridad ciudadana, los derechos humanos y el tráfico ilícito de drogas (TID) y otros delitos conexos.
Respecto al desarrollo se apoyan los nexos con los empresarios y las trasnacionales, promoviendo las relaciones de mercado, las inversiones de las corporaciones trasnacionales afines y los TLC. Asimismo, se incentiva el desarrollo de la innovación en las esferas científicas y tecnológicas (economía del conocimiento). Otro elemento de particular interés para los EE.UU. en la región es el control de los recursos naturales. Para ello se priorizan territorios como la Amazonía, para controlar recursos estratégicos.
Como parte de la consolidación de su liderazgo en la región, se alientan las contradicciones internas que debiliten los proyectos integracionistas regionales, en aras fortalecer la dependencia financiera y comercial, buscando mitigar la consolidación de los actores extra-regionales de importancia (China y la UE).
Finalmente, puede considerarse que los EE.UU. se valen del smart power y las tres D para implementar de forma más consensuada, políticas de dominación ideológica, económica, diplomática y militares, que consoliden su liderazgo y perpetúen su hegemonía en Latinoamérica. Como parte de esa estrategia de dominación se utiliza el flagelo de tráfico ilícito de drogas en la región, como justificación para la penetración político-diplomática y militar, bajo la cortina de humo de la llamada guerra contra las drogas.
Alejandro L. Perdomo Aguilera
Bibliografía
Aron, Raymond. Pensar la guerra, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1988.
Aron, Raymond. EE.UU. como República Mundial. Sistema político de origen republicano.
Alzugaray Treto, Carlos. De la Fruta Madura a la Ley Helms-Burton: Auge, decadencia y fracaso de la política imperialista de EE.UU. hacia Cuba. Editorial Universitaria de Panamá, 1997.
Boville Luca de Tena, Belén La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En: Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research.
Benítez, Horacio: Globalización, hegemonía imperialista y guerra asimétrica. En: http://www.rebelion.org y en: http://www.elzenzontle.org/boletin/globalizacionHegemoniaGuerra.html
Castro Mariño, Soraya.Análisis de la codificación del bloqueo económico, comercial y financiero a la República de Cuba por la ley Helms-Burton. Centro de Estudios Sobre Estados Unidos, Universidad de La Habana Abril 1999.
Castro Mariño, Soraya: “Papel y lugar de la Rama Judicial en el Sistema Político de Estados Unidos”, Mecanografiado, CESEU, Universidad de La Habana, Mayo 1990.
Castro Mariño, Soraya y otros. El proceso de conformación de la política exterior de los estados unidos.Centro de Estudios Sobre Estados Unidos, Universidad de La Habana, 1998.
Castro Mariño, Soraya. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos después de la invasión a Iraq. En: Los EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, p.435.
Ceceña, Ana Esther. ¿Hegemonía o emancipación? En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140986
Chomsky, Noam: Nuestra Pequeña Región de por Aquí: Política de Seguridad de los Estados Unidos, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1988; pp.143-176.
Hartman: Introducción a las relaciones internacionales.
Foucault, Michel. Microfísica del poder. Madrid, 2ª edición de las Ediciones de la Piqueta, 1979.
Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. España, Madrid, Editorial Alianza (Alianza Editorial, s.a.) 1995.
Martínez Hernández, Jorge: Seguridad Nacional y Política Latinoamericana de Estados Unidos, CESEU, Universidad de La Habana, 1989.
Hernández Martínez, Jorge. EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008.
Morgenthau, Hans. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.
Jack Plano y Roy Olton. Diccionario de Relaciones Internacionales. México: Editorial Limusa, 1975
González Gómez, Roberto. Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1990.
Vásquez,John A. Relaciones Internacionales: el pensamiento de los clásicos. México: Editorial Limusa, 1994.
La internacionalización del capital y sus fronteras tecnológicas, México, Ediciones El Caballito, 1995. Coordinadora.
Valdés Gutiérrez, Gilberto. “La hegemonía como desafío. Los nuevos gobiernos y el movimiento social popular en América Latina”. En: Razón, Utopía y Etica de la Emancipación. Barcelona: Editorial Leartes. 2011
Marini, Matías: La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales. En: http://www.diplomacia-publica.org/?p=16
Nieto, Alfonso. La Diplomacia Pública: Los Medios Informativos y la Cultura como Instrumentos de Política Exterior. En: http://www.diplomacia-publica.org/?s=instrumentos+del+poder+nacional
Wright Mills, Charles. La elite del poder.Fondo de Cultura Económica, México, (e.o., 1956/1987).
-……….—–………………..————-………………———————————-….
Charles Wright Mills. La elite del poder. Fondo de Cultura Económica, México, (e.o., 1956/1987), p.12.
Soraya Castro Mariño. El sistema político y el proceso de conformación de la política exterior. en: El proceso de conformación de la política exterior de los Estados Unidos, 1998, p, 13. En: http://www.uh.cu/centros/ceseu/BT%20-%20Estados%20Unidos%20y%20los%20Procesos%20Sociopol%EDticos/ISC07.pd
Jorge Luis Acanda. 2002. Sociedad Civil y Hegemonía. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cuba “Juan Marinello”. pp.251
Michel Foucault. Microfísica del poder. Madrid, 2ª edición de las Ediciones de la Piqueta, 1979. Y Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. España, Madrid, Editorial Alianza (Alianza Editorial, s.a.) 1995.
Hans Morgenthau. “POLÍTICA ENTRE LAS NACIONES”. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.
Matías Marini: La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales. En: http://www.diplomacia-publica.org/?p=16
David Brooks. Las fallidas consecuencias de la lucha contra el narco. En: http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/05/14/las-fallidas-consecuencias-de-la-lucha-contra-el-narco
Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research.
[1] Daniel Estulin. “Los secretos del Club de Bindelberg. En documento Word Pág. En: http://www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf
EE UU tiene cinco comandos antidroga operativos en Latinoamérica. En: http://internacional.elpais.com/internacional/2011/11/08/actualidad/1320728173_644511.html
Barack Obama. New York Times, 4 de noviembre de 2007.
Estrategia de seguridad nacional estados unidos 2010
Reporte de Revisión Cuadrienal de Defensa 2010
[1] “El camino para comprender el poder de la minoría norteamericana no está únicamente en reconocer la escala histórica de los acontecimientos ni en aceptar la opinión personal expuesta por individuos indudablemente decisivos. Detrás de estos hombres y detrás de los acontecimientos de la historia, enlazando ambas cosas, están las grandes instituciones de la sociedad moderna. Esas jerarquías del Estado, de las empresas económicas y del ejército constituyen los medios del poder; como tales, tienen actualmente una importancia nunca igualada antes en la historia humana, y en sus cimas se encuentran ahora los puestos de mando de la sociedad moderna que nos ofrecen la clave sociológica para comprender el papel de los círculos sociales más elevados en los Estados Unidos.” Véase en: Charles Wright Mills. La elite del poder. Fondo de Cultura Económica, México, (e.o., 1956/1987), p.12.
[2] Soraya Castro Mariño. El sistema político y el proceso de conformación de la política exterior. en: El proceso de conformación de la política exterior de los Estados Unidos, 1998, p, 13. En: http://www.uh.cu/centros/ceseu/BT%20-%20Estados%20Unidos%20y%20los%20Procesos%20Sociopol%EDticos/ISC07.pdf
[3] Jorge Luis Acanda. 2002. Sociedad Civil y Hegemonía. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cuba “Juan Marinello”. pp.251
[4] Se asume este concepto comprendiéndolo más abarcador que el Complejo Militar Industrial, que los educe a aspectos estrictamente militares y la industria de la seguridad resulta más abarcador.
[5] Véase: Michel Foucault. Microfísica del poder. Madrid, 2ª edición de las Ediciones de la Piqueta, 1979. Y Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. España, Madrid, Editorial Alianza (Alianza Editorial, s.a.) 1995.
[6] Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research, p.28.
[7] Hans Morgenthau. “POLÍTICA ENTRE LAS NACIONES”. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.
[8] Matías Marini: La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales. En: http://www.diplomacia-publica.org/?p=16
[9]El italiano Alberto Bruzzone (2005), comprende a la diplomacia pública tanto para actividades culturales, como de información y de propaganda internacional. “La política pública coordinada desde un gobierno que diversifica su rol de transmisor a través de los actores privados. Se promueve el interés nacional del país mejorando su percepción exterior; su destinatario es la opinión pública de naciones extranjeras que formen parte de un selecto grupo para los intereses del Estado emisor. Asimismo, esta diplomacia propende a establecer y mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más países.”
[10] Hans Morgenthau. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.
[11] Soraya Castro Mariño. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos después de la invasión a Iraq. En: Los EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, p.435.
[12] Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research, p.24.
[13] Droga: Se asume el concepto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la define como toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, produce, de algún modo, cualquier alteración del funcionamiento del sistema nervioso central del individuo, y es además susceptible de crear dependencia psicológica, física o ambas. Véase en: http://www.drogas.cl/drogas_detail.htm
[14] Roberto González Gómez. Teoría de la política Internacional (1ª Parte). Folleto, Universidad de La Habana, Facultad de Filosofía e Historia, sf, p.22.
[15] David Brooks. Las fallidas consecuencias de la lucha contra el narco. En: http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/05/14/las-fallidas-consecuencias-de-la-lucha-contra-el-narco
[16] El tráfico ilícito de drogas es una industria ilegal mundial que consiste en el cultivo, manufactura, distribución y venta de drogas ilegales que opera de manera similar a otros mercados subterráneos y se produce a escala global. El producto final alcanza un gran valor en el mercado negro. La drogadicción acarrea importantes consecuencias sociales: crimen, violencia, corrupción, marginación. Por ello, la mayoría de los países del mundo prohíben la producción, distribución y venta de esas sustancias.
[17] Véase: Word Drug Report de 2011. En: http://www.unodc.org/documents/southerncone//Topics_drugs/WDR/2011/Executive_Summary_-_Espanol.pdf . Otras Instituciones y autores reflejan crifras superiores que oscilan desde 400 mil a 700 mil millones de dólares.
[18] Daniel Estulin. Los secretos del Club de Bilderberg. En: http://www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf
[19] Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research, p.28.
[20] Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research, p.29.
[21] González Gómez, Roberto. Ob;cit, p.25.
[22] Informe revela “graves fallos” de “Rápido y Furioso” y exime a Eric Holder. En: http://efe.vistasemanal.com/25_inmigracion-e-hispanos/1751219_informe-revela-graves-fallos-de-rapido-y-furioso-y-exime-a-eric-holder.html
[23]Ídem
[24] Daniel Estulin. “Los secretos del Club de Bindelberg. En documento Word Pág. En: http://www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf
[25]Fue el expresidente George W. Bush quien creó los cinco comandos secretos bajo el nombre de Equipo de Apoyo y Asesoramiento de Despliegue Extranjero (FAST, por sus siglas en inglés). Cada escuadrón cuenta con 10 soldados (…) el actual presidente Barack Obama quien autorizó, después de su llegada al poder en 2009, el despliegue de esos cinco escuadrones de la DEA en Latinoamérica, más allá de las zonas de cultivo de opio en Afganistán. La Casa Blanca no ha admitido abiertamente ese cambio en operaciones. El entrenamiento y el material de los soldados está a cargo del Pentágono.
[26] EE UU tiene cinco comandos antidroga operativos en Latinoamérica. En: http://internacional.elpais.com/internacional/2011/11/08/actualidad/1320728173_644511.html
[27] Barack Obama. New York Times, 4 de noviembre de 2007.
[28] Estrategia de seguridad nacional estados unidos 2010
[29] Reporte de Revisión Cuadrienal de Defensa 2010
[30] Reporte de Revisión Cuadrienal de Defensa 2010

Entre la corrupción y las drogas en el “nuevo mundo” americano

Por  Alejandro L. Perdomo Aguilera
alejandro.perdomo91@gmail.com
twitter: @AlejandroLPerdo
Este trabajo pretende realizar un acercamiento al estado del lavado de dinero y los paraísos fiscales en el continente americano, relacionado con el crimen organizado trasnacional, particularmente con el vinculado al tráfico ilícito de drogas (TID)Para ello se hace un breve análisis sobre los paraísos fiscales en América y su relación con el lavado de dinero, proveniente en lo fundamental del TID y otros delitos conexos (tráfico ilícito de personas, órganos y armas), para desde allí abordar la situación de dependencia y dominación en que mantiene los EE.UU. a nuestra América, en el contexto de crisis de la economía mundial.
Palabras claves: drogas, crisis económica, lavado de dinero, paraísos fiscales, Latinoamérica, EE.UU.
La historia de los paraísos fiscales y el lavado de dinero en Latinoamérica, parece una historia romántica donde la conspiración, las alianzas entre élites de poder económico trasnacional parece no hallar racionalidad. En un contexto pletórico de burbujas financieras, donde el tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos, consolidan las alianzas entre el empresariado y sectores de la “alta” política, para el blanqueo de las ganancias y la evasión de altos impuestos.
Parce ser que el mundo incivilizado suele imponerse para los países de nuestra América. El TID si bien en materia jurídica es seriamente penado por las autoridades norteamericanas, desde el orden económico, financiero y comercial, son muy bien aprovechados los dividendos provenientes de ese flagelo. Digamos que cuando se sigue la ruta del dinero, puede percibirse el punto de encuentro entre los intereses de los narcotraficantes, el empresariado transnacional y los altos funcionarios políticos latinoamericanos y estadounidenses, en el lavado de dinero y la evasión de impuestos; para lo cual utilizan hábilmente los paraísos fiscales de la región y, también, del territorio de los EE.UU.
Los paraísos fiscales no son necesariamente ilegales, a pesar de que en muchos casos se les relacione con el blanqueo de dinero, la fuga de capitales o la evasión de impuestos; ciertamente se pueden obtener ventajas sin cometer ningún delito, aunque moralmente dejen mucho que desear.Existe también un problema ético aunque no deja de ser legal cuando los ciudadanos o empresas trasladan sus capitales hacia otros países en aras de evitar los altos impuestos en su país de origen.
El dinero negro puede derivarse tanto de actividades económicas ilícitas como de aquel que no se declara en hacienda, tanto para la evasión de la Justicia en términos criminales como la evasión de los altos impuestos. En este trabajo interesa destacar aquel dinero blanqueado por tráfico de drogas y otros delitos conexos. La problemática parte en este caso, cuando el individuo acumula una suma de dinero la cual no puede justificar y, por tanto, utilizar libremente para el comercio.
Desde la época de Al Capone[1] el crimen organizado utilizada esta terminología, cuyo término de blanqueado de dinero o lavado, se originó cuando dicho gánster adquirió una cadena de lavanderías para legitimar la procedencia de sus dinero con un negocio de segunda, el cual, evidentemente no era el fruto de sus grandes riquezas pero sí un cauce por donde legitimar algunos de sus fondos.
Actualmente es muy común la inversión el sector turístico, sobre todo en la construcción. Por ello los países o regiones con economías de servicios suelen ser muy atractivos para el lavado de dinero del crimen organizado. Sin embargo, en las listas de la OCDE nunca se reconoce este tipo de actividades en los países de primer mundo. Tal es el caso de los Estados Unidos donde existen varios Estados donde es clásico el lavado de dinero. En esta actividad, es muy llamativo el caso del Estado de la Florida, donde Miami ha cumplido un rol crucial en esta actividad por décadas. “Un estudio realizado por el Departamento de Robos de la policía de Miami, a mediados de la década del 80, indicó que de 100 billetes de un dólar analizados, 99 tenían rastros de cocaína.”[2]
Es muy común ver como grandes capos de la droga en Colombia y México lavan sus dineros en Miami, invirtiendo en casas, hoteles y otras construcciones; contando con la complicidad de empresarios y bancos que se encargan de lavar el dinero. “Algunos opinan que los bancos miamenses irían a la ruina si dejaran de lavar dinero del mercado de drogas y que se depreciarían a niveles insospechados los precios de bienes raíces si los narcotraficantes suspendieran las compras de propiedades”[3]
Losparaísos fiscales suelen tipificarse por su baja tributación y el requerido secreto bancario. Debido a estas circunstancias la OCDE suele elaborar listas de paraísos fiscales, listas offshore, listas grises[4], o las llamadas listas españolas[5], que se utilizan para “desacreditar” a algunas jurisdicciones. Curiosamente en estas listas no aparecen bancos radicados en algunos Estados de la Unión que realizan similares prácticas.
Sin embargo, el sistema de listas de la OCDE, a mi consideración, crea más confusiones que soluciones ya que su sistema de confiabilidad se basa en la firma de acuerdo para intercambio de información y llegado determinado estándar internacional, es eliminado de la lista de paraísos fiscales, cuando en la práctica puede seguirlo siendo.
El fraude fiscal, que los paraísos hacen posible, afecta las políticas sociales, producto de la evasión de impuestos de la cual, se supone, salen parte de los fondos para ese tipo de medidas. Desde este punto, se puede comprender cómo la evasión de impuestos que alientan el lavado de dinero y los paraísos fiscales, afecta directamente a un sector tan sensible e importante de la sociedad como la clase media, tanto por su influencia política como por su estatus de paradigma de vida político-cultural y económico al interior de las sociedades, aunque esta situación no es del todo homogénea. En ese sentido, “(…) la lucha contra la austeridad presupuestaria, contra las deudas ilegítimas, evasión y fraude fiscal, contra los paraísos fiscales, es la lucha por el Estado de derechos sociales (mal denominado de bienestar). La misma lucha.”[6]
Si nos dejamos guiar por las artimañas burocráticas en torno a los parámetros de control pudiera pensarse que las recientes reducciones de las listas de paraísos fiscales que realiza la OCDE y otras Instituciones es un tema en el que se ha obtenido éxito, pero lamentablemente los paraísos fiscales, la evasión de impuestos y el lavado de dinero son problemas que continúa vigentes.
En realidad el sistema de listas de la OCDE funge más como pantalla pública que como barrera contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero; ensombreciendo la realidad a través de una condena pública a un hecho que evidentemente, no se resuelve aún a nivel global y mucho menos en el continente americano; sumergido en guerras fratricidas entre narcotraficantes y el gobierno norteamericano, que vienen a constituir otra prueba de la pervivencia de los fenómenos del lavado de dinero y los paraísos fiscales en una región estremecida por la oleada de violencia, con que operan los carteles de la droga.
Pero al problema no se le proyectan soluciones definitivas, ya que más allá de las noticas de crónica roja y las políticas antidrogas del imperio, existe un interés económico, financiero y comercial sobre el frondoso monto de capitales que genera dicho negocio.
Ahora bien, este ejercicio no sólo limpia el dinero del crimen organizado sino que se inserta también en el sistema monetario internacional, atrayendo a las élites de poder concentradas en los EE.UU., que buscan con estas prácticas la evasión de sus impuestos. Con esa evasión, se perjudican los programas de asistencia sociales ya que ni pagan impuestos ni cotizan a la Seguridad Social. Obviamente, evadir estas responsabilidades se transfiere en miles de millones de dólares que se mueven en el sistema económico comercial mundial, gracias al lavado de dinero y a la discrecionalidad condicionada de los paraísos fiscales o centros offshore.
La OCDE pidió la firma de doce acuerdos de intercambio de información fiscal con otros tantos países. Pero, como denuncia Juan Hernández Vigueras, el truco consiste en que los paraísos fiscales han firmado doce acuerdos con territorios sin gran relevancia o entre sí, es decir comprometiéndose cada cual en su complicidad sobre la existencia o no de evasión fiscal. De esta forma, se consolida la idea de que los paraísos fiscales constituyen el instrumento ideal de la delincuencia transnacional, necesitada de lavar sus capitales y evadir impuestos.
El dilema de las listas de la OCDE se resuelve con un ejercicio de comparación entre algunas listas. Por ejemplo si revisamos el listado de paraísos fiscales de América según la OCDE en el año 2000 figuraban: Antillas Neerlandesas, Aruba, Anguilla, Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Bermudas, Islas Caimanes, República de Dominica, Granada, Jamaica, Islas Malvinas, Montserrat, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Islas Turks y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de EE. UU., República de Panamá.[7]
La versión del 15 de Diciembre de 2011[8],ha ocurrido una gran simplificación, comenzando por el caso Uruguayo. Finalmente para la OCDE Uruguay ha dejado de ser un paraíso fiscal cumpliendo con una serie de acuerdos que le posibilitan, al menos en lo formal, salir de la angustiosa lista de paraísos fiscales elaborada por esa organización. La firma de 7 nuevos acuerdos de intercambio de información, eleva el número de convenios del país sudamericano a 18, cuando los requeridos son sólo 12. Esto son seis acuerdos más de los requeridos fueron suficiente para considerar transparente sus transacciones y, por tanto, eliminarlo de la “lista gris” de la OCDE, donde Uruguay estaba en la categoría de “otros centros financieros”.[9]
Gracias a estos requisitos burocráticos algunas de las jurisdicciones más clásicas como las Islas Vírgenes Británicas (BVI), Antigua y Barbuda, Belize, Bahamas, entre otras, fueron sacadas de la “lista gris”. De este modo, para los primeros días de 2012 sólo constituían las lista Niué y Naurú. La OCDE además también creó el llamado grupo de “otros centros financieros” el 15 de Diciembre de 2011.[10]
Sin embargo, la inmensa mayoría de los países que abandonaron la lista posiblemente sigan manteniendo las preferencias para no residentes y el necesaria confiablidad que le asegura las comisiones, en otras palabras, continúa la pervivencia de paraísos fiscales con las condiciones propicias para el lavado de dinero y la evasión de impuestos.
La crisis mundial en contraste con el lavado de dinero y los paraísos fiscales
En el contexto de crisis global y los recortes presupuestarios que se profundizan en varios países afectan a los organismos tributarios y la lucha contra la evasión. De acuerdo a las cifras que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONU, se lavan anualmente más de 600 mil millones de dólares conseguidos por el delito organizado en todo el mundo y esta operación ocurre bajo la anuencia del sistema bancario legal.
La concentración del poder de los bancos es tal, que sólo 20 de los mayores bancos del mundo están a cargo del 75 por ciento de las transacciones financieras de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra. A esta realidad debe sumársele que los EE.UU. no cuentan con un Banco Central real, sino que dicho Banco es una empresa privada formada por grandes Bancos de los Estados Unidos. Por tanto, la Reserva Federal es un ente privado, resultado de una asociación de Bancos de carácter estatal y de orientación nacional –según su acta constitutiva- con interés de lucro; por lo que dicha reserva responde a los intereses de los bancos que la constituyen. Como si no bastara, los mandatos de los presidentes de la Reserva son más largos que los del presidente de los EE.UU., de modo que el presidente entrante de los Estados Unidos no elige al presidente de la Reserva Federal.
Un famoso lavador como Kenneth Rijock, conocido ahora como un muy lucrativo conferencista sobre estos temas, precisó que las razones siguen haciendo atractiva a la banca para los lavadores, son la inexistencia de un impuesto sobre la renta, ni de impuestos de sucesiones, ni sobre el beneficio empresarial, eliminándose así los controles legales de cambio bajo el supuesta confraternidad profesional del secreto.
Por estas razones los paraísos fiscales resultan cada día más difíciles de perseguir y controlar, con consecuencias cada vez más incalculables. “El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Larry Summers, ha señalado que las compañías supranacionales, que son unas 60 mil, junto con grandes organizaciones de auditorías y algunos bancos de inversión, vehiculizan una evasión fiscal que le está costando a su país, sólo por las actividades en los refugios fiscales, 10 mil millones de dólares al año”.[11]
De esta forma el propio sistema esta evadiendo impuestos. De hecho como la propia Reserva Federal no es un su totalidad un ente estatal, resulta muy lógico que prefieran canalizar parte de sus fondos varios bancos norteamericanos a paraísos fiscales para así obtener un interés que perderían en la Reserva Federal; de manera que no se ven obligados a depositar todo su capital en la Reserva. La incógnita sería quien desconoce este hecho y por qué no se toman medidas efectivas contra el mismo y la realidad es que todos lo saben y nadie hace nada.
La Reserva Federal es teóricamente pública, porque es como el Banco Central de de los Estados Unidos; constituyendo por tanto máxima la autoridad monetaria. Ello a faculta para poder regir la política monetaria y el funcionamiento del sistema bancario estadounidense (tasas de interés, encaje legal, impresión de dinero, etc.) Sin embargo, mediante el encaje legal puede retenerse una determinada proporción de los depósitos del sistema bancario, de procedencia privada y no tiene el poder absoluto sobre su revaluación o no, debido a que el dólar como divisa internacional debe atenerse a otras condicionantes. Si le preguntáramos a al gobierno de China, por ejemplo, como máximo acreedor de ese EE.UU., tampoco le resultaría factible la devaluación del dólar.
En este contexto, la evasión de impuestos y a búsqueda de paraísos fiscales con mayores preferencias, amerita un mayor control debido a las pérdidas millonarias que puede significar para las economías “nacionales”. Para que se tenga una medida de cuanto puede perderse con la evasión de impuestos, vale la pena remitirse al período de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay. “Estimaciones formuladas tras la caída del stronismo dan cuenta que la corrupción de la dictadura le costó al país por lo menos unos 6.000 millones de dólares americanos. Dadas las dimensiones de esta enorme cifra, es fácil concluir las oportunidades de desarrollo de las que se privó miserablemente al Paraguay en términos de orientación de la inversión pública hacia la educación, la salud, la vivienda y la infraestructura de todo tipo.”[12]
No obstante, si bien para la clase trabajadora es muy perjudicial la evasión de impuestos, para la clase alta resulta un muy lucrativo negocio aunque, paradójicamente, son ellos los que menos impuestos pagan, ya que se considera que es la clase que tiene grandes capitales y, por tanto, posibilidades de invertir. Esta situación ha sido tan discutible que uno de los mayores millonarios de los Estados Unidos ha llegado a reclamar ante el Congreso, que le cobren más impuestos. Los paraísos fiscales tienen entre otros beneficios, la posibilidad de lavar dinero de procedencia ilícita, que sólo sería posible bajo los agradables secretos bancarios que suelen conceder.
El dinero sucio puede derivarse tanto de actividades económicas ilícitas como de aquel que no se declara en hacienda, tanto para la evasión de la Justicia en términos criminales como la evasión de los altos impuestos. La problemática se origina, cuando el individuo acumula una suma de dinero la cual no puede justificar y, por tanto, utilizar libremente para el comercio.
Entre las formas de lavado de dinero está el trabajo hormiga, donde una serie de individuos se dividen diversas sumas de dinero reduciéndolas a una suma, la cual no es registrada como sospechosa y, por tanto, el dinero puede ser utilizado sin necesidad de justificar ante la Ley, debido a que esas transacciones no son registradas.
Esta gran vulnerabilidad provocó que en 1998 la ONU realizara el primer acuerdo para la lucha contra de lavado de dinero, estipulándose los principios jurídicos internacionales para la “lucha” contra este delito, entendiéndolo como un fenómeno inherente al mundo actual. “La globalización liberal requiere los “paraísos fiscales” como la familia tradicional requería los prostíbulos, como compensación equilibrante de los matrimonios indisoluble. La lectura de lo que son y de su funcionamiento habla mucho más sobre el capitalismo contemporáneo que centenas de inocuos manuales de economía y finanzas.”[13]
Los paraísos fiscales son micro-territorios o Estados con legislación fiscal floja o inexistente, que practican la recepción anónima de capitales. “Ese lavado, según el FMI, representa entre el 2 y 5% del PIB mundial. La mitad de los flujos de capitales internacionales transita o reside en los ´paraísos fiscales´, en un monto que oscila entre los seiscientos millones y mil quinientos millones de dólares sucios que circulan en esos circuitos. Para tener una idea de lo que significa ese monto, basta decir que las deudas públicas en todos los mercados internacionales llega a los cinco mil millones de dólares.”[14] La evasión fiscal se vale de los centros llamados “offshore” o bancos extraterritoriales, que atraen a quienes buscan evadir el pago de impuestos por sus fortunas. El conjunto de actividades de los paraísos se ha convertido en parte esencial del sistema económico global.
Aunque ya ha pasado de moda hablar del neoliberalismo y sus tantas falacias, la desregulación del sistema económico, financiero y comercial se acentúa. Y como este fenómeno le viene de mil maravillas a políticos, empresarios y criminales, los requisitos que les proponen los organismos internacionales como coto son tan formales que suelen quedar en los listados, paraísos de tan poca relevancia que cuesta trabajo creer que las actividades de lavado y evasión se resumen a paraísos como el de Nauru. Sucede que, estos paraísos, son el nicho en el que concursan, desde el más sencillo político regional de algún territorio colombiano, hasta la élite política del continente, con la amañada forma en que protegen de la luz pública sus suntuosos dividendos, políticos millonarios como el presidente chileno Sebastián Piñera y el candidato republicano, de mayor competencia para Obama, el exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney[15].
En un contexto de crisis, bajo un sistema monetario global, sobrecargado de la circulación de capitales, donde las monedas catalogadas como “fuertes” (euro, dólar) no tienen más referentes sino la comparación entre sí mismas o, en todo caso, su representación virtual en bits; la generalización de prácticas de lavado de dinero y evasión de impuestos, bajo la pervivencia de los paraísos fiscales, denota un panorama de inseguridad financiera, económica y comercial, que se ampara en una inseguridad jurídica; toda vez que los mecanismos internacionales creados para su control, pecan de ineficacia, cuando se simplifican las listas de la OCDE en un momento crisis sistémica y efervescencia del narcotráfico en Latinoamérica.
La economía internacional entre el negocio de las drogas y lavado de dinero
Una de las grandes incógnitas es la cantidad de dinero generado anualmente por el tráfico ilícito de drogas (TID). El negocio del TID, es el segundo en movimiento de capitales del mundo después del petróleo, por las ganancias extraordinarias que provee. Según la ONUDC su comercialización genera alrededor de 320 000 millones[16] de dólares anuales, con un mercado que anda por los 200 millones de consumidores a nivel global. Esta economía genera “(…) 300,000 empleos para campesinos de los Andes sudamericanos que participan como proveedores de materia prima: coca (200,000 has), amapola (1,500 has) y marihuana (no menos de 1,000 has), que proveen para los mercados regionales internacionales.”[17]
Como los datos de la ONUDC y otras instituciones resultan demasiado oficiales como para reflejar toda la realidad, resulta muy conveniente compararlos con las cifras que maneja Daniel Estulin en uno de sus libros sobre el Club de Bilderberg para conocer, a consideración de“(…) un experto en lavado de dinero que ostenta un alto cargo en la agencia del gobierno estadounidense encargada de vigilar las transacciones internacionales de capital me dijo una vez (a Estulin) que ´en números redondos debe tratarse de una suma de unos 590 mil millones de euros anuales libres de impuestos´”[18]
Las cifras varían entre 320 mil millones y 700 mil millones, en dependencia de las agencias e Instituciones que se consulten, lo cierto es que todos manejan cifras multimillonarias las cuales, obviamente, no entrarían en el sistema monetario internacional sin el concurso de los políticos y empresarios de mayor influencia global. Atendiendo a esa realidad nos podemos percatar que el dinero proveniente del TID desempeña un rol crucial en el sistema bancario y monetario internacional, pues, como afirmara el ex agente de la LAPD Michael C. Ruppert, de allí provienen los papeles con que se realizan los “(…) ´pagos mensuales mínimos de las grandes acciones y de las burbujas de derivados y de inversiones en Estados Unidos y Gran Bretaña´ (…). En 2000, Le Monde Diplomatique estimó el total anual generado por el narcotráfico en unos 420 mil millones de euros.”[19]
Pero aún más alarmante resulta la consideración de Caterine Austin Fitts editora de From The Wilderness quien afirmó “(…) que esos 590.000 millones de euros generarían transacciones económicas seis veces mayores que ese valor para blanquear el dinero, de modo que el impacto real del negocio de las drogas en las finanzas internacionales se convertiría en transacciones por valor de 3 billones y medio de euros.”[20]
Estas cifras millonarias generadas por el TID, interactúan con el sistema comercial mundial, inyectándolo de papeles o bits, como puntualiza el profesor Casals; apoyando la especulación financiera y la lógica del capital con la concentración tanto de las riquezas como de su apropiación. En ese sentido, la mafia actual sigue la lógica de antaño, aquella que comprende la sinergia del sistema, se adecúa y participa en el mismo, no como su contraparte sino como su soporte ilegal. Por ello vale la pena recordar la famosa frase del gánster Al Capone al acusársele por evasión de impuestos: “Esto es absurdo. ¡Ustedes no pueden cobrar impuestos sobre ingresos ilegales!”[21]
Imaginemos entonces como se traducen estos fondos en las bolsas de valores. Entendiendo que en las bolsas se negocian acciones, participación en las ganancias, en la rentabilidad de una empresa, determinada por las utilidades que reparte dicha empresa. El llamado Carry Trade o diferencial de rentabilidad esperada se alimenta de liquidez, proveniente del balance de las empresas, la reserva de los bancos centrales y los sospechosos grupos de capital privado. En este sentido, los dineros que están en los bancos centrales también están en movimiento, entendiendo la concepción del capital como dinero que genera dinero.
Conjugando esta realidad con la participación del dinero proveniente del TID, se comprende mejor, como el “(…) valor de las acciones de las empresas que cotizan en Wall Street se basa en beneficios netos anuales. El sistema conocido como bonos de beneficio, hace que éstos se reflejen en el valor de la empresa cotizada en bolsa multiplicado hasta por 30. Para empresas como Chase Manhattan Bank (…) tener unos 10 millones de euros en Beneficios netos adicionales derivados del tráfico de drogas le supondría un incremento neto en el valor de sus acciones en bolsa de hasta 300 millones de euros.”[22]
Otra de las complejidades de las operaciones de lavado de dinero y los paraísos fiscales en el sistema económico comercial actual, es la presencia de una plusvalía virtual a partir de una ganancia virtual, que se produce en la esfera de la circulación y no, como reflejaran los clásicos, aquella plusvalía real originando riqueza desde la producción. Aparecen los derivados financieros dada la ausencia de una plusvalía real. Esta llamada plusvalía virtual –como afirma el profesor Jorge Casals Llano- se produce esencialmente en la esfera de la circulación y es precisamente en esa esfera donde entran en juego los dividendos obtenidos por el negocio ilícito de las drogas y otros delitos conexos, por su necesidad de ser lavados para poder entrar en circulación.
Definitivamente los bancos norteamericanos y, más que los bancos, la élite empresarial, “apuesta” con el dinero de todos, beneficiándose en todo este proceso del lavado de dinero procedente del crimen organizado, particularmente el relacionado con el TID.
En este complejo entramado entran en acción, como otro de los elementos perjudiciales que suelen dirigirse a los paraísos fiscales, los llamados Capital Golondrina, caracterizados así por la inestabilidad de la permanencia del capital en un lugar. Este consiste en depósitos de capital efímeros, es decir que se condicionan a corto plazo y con rendimientos muy variables, otorgándole mayores posibilidades de movilidad. Este capital concurre hacia los países o regiones donde pueden obtener mayores ganancias, de forma coyuntural, para luego dirigirse hacia otros que le ofrezcan mejores condiciones. De esta manera se aseguran el no comprometimiento con el destino de los países donde han hecho depósitos ni con las consecuencias que acarrea para los mismos, las características de sus actividades.
En este sentido, los capitales golondrinas pudieran comprenderse como una de las tantas expresiones negativas de la globalización neoliberal de la economía. Con ello nos percatamos de otra de las falacias de ver dogmáticamente correcto, aspectos como la inversión extranjera, las cuales sin condicionamientos ni regulaciones financieras y jurídicas que protejan a los países donde se realizan, pudieran beneficiar los intereses privados sobre el interés nacional, lo que agudizaría las relaciones de dependencia y dominación históricamente ancladas en la relación de los EE.UU. con América Latina y el Caribe.
Por otra parte, los capitales golondrinas depositados de manera coyuntural y condicionada, pueden producir una peligrosa revaluación en la moneda local; perjudicando las condiciones de vida de los lugares donde hacen depósitos, unido a inversiones extrajeras que lejos de ir a la economía real, al sector productivo, van hacia la obtención de grandes ganancias, durante el período en que los paraísos fiscales le ofrezcan mayores posibilidades de evasión fiscal y otros nichos de ganancias, para luego trasladarse hacia otros lugares donde las ventajas comparativas que persiguen sean mayores; dejando perjudicada a las economías de los países donde habían hecho depósitos.
Los capitales golondrinas, a su vez, pueden producir un aparente fortalecimiento de las monedas locales, producto de la abundancia de capital que pueden mostrar coyunturalmente. Por ello, el empleo regulaciones financieras y jurídicas más estrictas, resulta una necesidad para dar mayor estabilidad a estas economías y no exponerlas acríticamente este tipo de actividades e inversiones de capitales, que están muy lejos proveer un desarrollo sostenible para los países latinoamericanos y caribeños donde se desarrollan este tipo de actividades.
La desenfrenada emisión de papel se “respalda” en activos y por bancos que tienen fiducia, en otras palabras, confianza de que van a pagar. La compra de activos por el Banco Central suele traducirse en un aumento de la demanda interna, así como la venta de activos en su disminución. En los Estados Unidos, donde un ente privado hace de Reserva Federal, el financiamiento de la deuda pública Federal realizada por otros países (y actores) asciende a 14 billones de dólares. Por tanto, un incremento de la oferta monetaria reporta un efecto expansivo sobre la economía.
En este análisis no debe perderse de vista que el dólar como divisa internacional, produce un descontrol en la medida en que los Estados que la asumen, pierden una determinación sobre la moneda, por lo que el precio de dicha divisa se “determina”, además de por la relación entre oferta y demanda, por la rentabilidad esperada. La existencia de una desregulación del sistema financiero internacional acentúa todas estas problemáticas.
En el precio del dólar (tasa de cambio) o el precio del dinero (tasa de interés), influyen múltiples factores, pero en general los mecanismos son de mercado, por tanto de oferta y demanda, aunque hay instrumentos que puede manipular el banco central (Reserva Federal) para influir sobre ellos como son la tasa de interés y la emisión monetaria.
El lavado de dinero contribuye a la inflación cuando hay exceso de liquidez (exceso de dinero en circulación). Cuando hay exceso de dinero en circulación se contribuye a la inflación, porque indica que hay una mayor demanda de bienes y servicios y no tiene un correlato en la oferta de estos, lo que puede producir un repentino incremento de los precios, debido a que la oferta no cubre la demanda.
El exceso de moneda en circulación, hinchada también por los dividendos provenientes del lucrativo negocio del lavado de dinero, contribuye también a la inflación, (exceso de liquidez). Ello debe verse aparejado a que, por lo general, cuando los bancos bajan la tasa de interés inyectan dinero en circulación, traduciéndose en una política monetaria expansiva. Para ello hay múltiples mecanismos, que pueden ir desde subir directamente la tasa de interés, imprimir más dinero o reducir el encaje legal.
Una de las falacias sobre el lavado de dinero y el TID, consiste comprender estas actividades como la solución divina para el desarrollo repentino de las economías de Latinoamérica y el Caribe. El mito se derrumba cuando nos percatamos de que la mayor parte del dinero proveniente del crimen organizado transnacional que operan en la región suele dirigirse hacia los Estados Unidos; alentados por la aspiración del american way of life, inspirados en una concepción del buen vivir que está más enfocado hacia la pacha Miami que a la pacha mama.
Los Estados Unidos como país que concentra las riquezas de los narcos, ya no sólo como paradigma cultural, sino que también sus bancos y sucursales son reconocidos por el crimen organizado como un buen destino para sus dividendos. Es allí donde se concentra parte importante de las riquezas extraídas de Latinoamérica, reproduciéndose la lógica de dependencia y dominación que precede la romántica relación entre el norte y el sur americano. “Se estima que solo en Estados Unidos las ganancias que arrojan estos delitos ascienden alrededor de US$275.000 millones, excluida la evasión fiscal.”[23]
De esta forma, los Estados Unidos de Norteamérica y en particular, el sur de la Florida, resulta especialmente atractivo para que el crimen organizado gaste sus ganancias en una economía de servicios, que se adecúa perfectamente a los intereses de lavado e inversión de estos sectores.
De estas “ganancias”, lo que llega a las economías latinoamericanas es un muy deprimido por ciento el cual, no obstante, logra atraer a amplios sectores rurales y urbanos que participan en algunas fases del negocio por pequeñas comisiones, ante la difícil situación socioeconómica que viven estos países.
La concepción del Estado nacional en su versión primigenia se va perdiendo en cuanto a interés económico. Las ganancias de los negocios ilícitos de la droga y otros delitos conexos fluyen de toda Latinoamérica y el Caribe hacia los EE.UU.; corriendo a favor de los intereses del gran capital transnacional. “Si tiempos hubo en la historia en los cuales el estado regulador, mediante su intervención, podía paliar los ´efectos no deseados´ del ´libre juego´ de la oferta y la demanda en los mercados, hoy no existe estado en el mundo que pueda ´regular´ la actuación de las grandes empresas transnacionales, algunas de ellas con mayor fuerza económica que continentes enteros.”[24]
Las países latinoamericanos dependientes tras siglos coloniaje y deformación estructural de sus economías; distraídos ideológicamente por la influencia de la hegemonía cultural estadounidense, suelen reconocer como alternativa contra la crisis actual, la “atractiva” triada del negocio de las drogas, el lavado de dinero y los paraísos fiscales. Sin embrago, si se realiza un análisis profundo sobre estos fenómenos no hacen más que diluir a la región entre la narcoeconomía y la dominación perpetua del imperio estadounidense, está vez a través de un negocio al cual concurren, extrayendo los mayores beneficios para el sostenimiento del sistema capitalista global, limpiando los grandes volúmenes de dinero sucio, para el sostenimiento de las falacias del sistema capital mundial.
De manera general, el lavado de dinero aumenta y el incremento de las incautaciones de drogas de algunos países de Latinoamérica no hace más que evidenciar la perpetuidad del negocio.
El “narcotráfico” amenaza la estabilidad de la región, por su relativa funcionalidad para fungir como colchón de los países más pobres, sobre los efectos de la crisis económica global, representando un por ciento considerable del PNB, así como por las fuentes de empleo que genera. De igual forma, ha sido acogido por empresarios en declive para recapitalizar sus finanzas.
Por otra parte, las economías latinoamericanas desmoralizadas ante el auge de prácticas ilegales de comercio, acuden a un proceso enajenante, reconociéndose ya no sólo desde el norte sino también en el sur, la presencia de fenómenos morbosos –al decir de Gramsci- en una época de crisis del sistema mundial. Por ello, independientemente de las teorías de Francis Fukuyama en su dilema del fin o, más recientemente, el futuro de la historia, lo que ciertamente estamos presenciando no es una época de cambios sino un cambio de época, donde la homogeneidad y el unipolarismo han dado paso a sistemas más complejos que no se pueden comprender sin la consideración de todos los actores que confluyen en él.
Resulta entonces, el análisis del lavado de dinero, los paraísos fiscales y el negocio de las drogas, procesos estrechamente relacionados que ganan espacio, dentro de ese gran sistema económico, comercial y financiero a nivel mundial.
Este proceso desmoralizador comienza por la economía pero se expande al espectro político, social y cultural de un mundo globalizado y, aunque ya no esté muy de moda, reformado bajo la tutela teórica del neoliberalismo, en una crisis multidimensional de la cual el sistema capitalista no acaba de hallar salida y acude para su permanencia, a fenómenos morbosos como el crimen organizado trasnacional asociado al delito de TID, el lavado de dinero y los paraísos fiscales en el “nuevo mundo”.
No por gusto Galeano expresó en su paradigmática obra Las Venas abiertas de América Latina: “La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado”[25] Evidentemente esta idea no sólo continúa vigente sino que se acentúa en nuestra realidad. Cuando las economías latinoamericanas se ven más dependientes del sistema económico global y las crisis originadas por los Estados Unidos y otras potencias occidentales, suelen hacerse sentir más en los países del llamado Tercer Mundo; vale la pena acercarse al mundillo los paraísos fiscales y seguir -a la usanza de Walter Martínez- la ruta del dinero, que casi siempre ayuda a dilucidar mejor quienes son los autores intelectuales de lo que sucede hoy con el crimen organizado trasnacional, el lavado de dinero y los paraísos fiscales, que tanto corroe al “nuevo mundo” americano.
Conclusiones
Los paraísos fiscales, el lavado de dinero y el alto tráfico ilícito de drogas existente en el continente denotan, en el actual contexto de crisis económica global:
Fracaso del sistema de regulación financiera.
Expresión de la crisis sistémica y multidimensional del sistema capitalista neoliberal.
Otra manifestación de la crisis de la hegemonía de Estados Unidos sobre Latinoamérica.
Denota la crisis de credibilidad de los EE.UU. en un contexto donde la Internet, las nuevas tecnología y las redes sociales on line, dan mayor libertad de información.
Vulnerabilidad institucional de los organismos internacionales, al permitirse los grandes montos de blanqueo de capitales del crimen organizado trasnacional, así como un alto índice de evasión de impuestos.
La existencia e internacionalización de problemas de seguridad como el tráfico ilícito de drogas, los paraísos fiscales y el consecuente lavado de dinero, es inyectado por los Estados Unidos y, a la vez, reporta enormes beneficios la lucha contra estos males como pretexto para otras guerras imperiales que alimenten su insaciable Complejo Militar Industrial.
La pervivencia de los problemas asociados al lavado de dinero y los paraísos fiscales pudiera reconocerse como el cáncer del sistema capitalista imperial que necesita del crimen organizado trasnacional para mantener las burbujas financieras y los estrepitosos índices de movimiento de capitales sólo respaldados, que sólo son posibles de respaldar por la criminalidad internacional y su poder para emitir papeles y bits, en eurodólares.
El fraude fiscal, que los paraísos hacen posible, afecta las políticas sociales, producto de la evasión de impuestos de la cual, se supone, salen parte de los fondos para ese tipo de medidas.
El lavado de dinero y los paraísos fiscales, afecta directamente a un sector tan sensible e importante de la sociedad como la clase media.
El sistema de listas de la OCDE funge más como pantalla pública que como barrera contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero.
Más allá de las noticas de crónica roja y las políticas antidrogas del imperio, existe un interés económico, financiero y comercial sobre el frondoso monto de capitales que genera dicho negocio.
En el contexto de crisis global, cuando los recortes presupuestarios se profundizan en varios países, se afectan a los organismos tributarios y la lucha contra la evasión.
Los bancos norteamericanos se benefician en todo este proceso del lavado de dinero procedente del crimen organizado, particularmente el relacionado con el TID.
Escenarios más probables
En los países con mayores actividades de TID y otros delitos conexos, la corrupción vulnera al sector bancario, en busca de medios para lavar dinero, con la participación de funcionarios de entidades públicas o privadas. Ello agudizará la relación existente entre la corrupción y el TID, la cual no es exclusiva de los países pobres.
La guerra de los cárteles en la lucha contra el gobierno, supera la capacidad de algunas instituciones, de los países subdesarrollados para enfrentar este fenómeno, lo que justificará la penetración de las fuerzas de las potencias occidentales y de los contratistas a su servicio.
La corrupción será alentada por las ganancias del TID, lo cual posibilitará la influencia política de los cárteles, en tanto logren corromper a funcionarios políticos o ubicar algunas de sus figuras en los estamentos gubernamentales.
La corrupción será alentada por las ganancias del TID, lo cual posibilitará la influencia política de los cárteles, en tanto logren corromper a funcionarios políticos o ubicar algunas de sus figuras en los estamentos gubernamentales.
[1] Al Capone o Scarface por su cicatriz en la mejilla (1899-1947), fue un gánster estadounidense de origen italiano, quién hizo fortuna en la época de la prohibición de la venta de alcohol. Fue acusado de evasión de impuestos en 1931 y condenado a 11 años de cárcel, aunque fue liberado en 1939.
[2] Jesús Arboleya Cervera: La ultraderecha cubano-americana de Miami. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2000, p. 24.
[3] Jesús Arboleya Cervera: Ob; cit, p. 23.
[4]La Lista gris de la OCDE se compone de los países considerados centros financieros que se han comprometido a adoptar los estándares acordados a nivel internacional en materia fiscal, los países considerados centros financieros dicen adoptar los parámetros establecido a nivel internacional en materia fiscal, pero que en la práctica no lo han realizado.
[6]Xavier Caño Tamayo. Impunes y famosos defraudadores fiscales. En: http://www.ellibrepensador.com/2012/01/07/impunes-y-famosos-defraudadores-fiscales
[8] Lista de paraísos fiscales. La clasificación oficial de la OCDE. En: http://www.paraisos-fiscales.info/lista-paraisos-fiscales.html
[9] Uruguay ya no es paraíso fiscal (según la OCDE). En: http://paraisos-fiscales.info/blog
[10] lista de paraísos fiscales, la clasificación oficial de la OCDE. En: http://www.paraisos-fiscales.info/lista-paraisos-fiscales.html
[11] Guido Braslavsky. Jaque a los Paraísos fiscales. Los paraísos fiscales ocultan un tercio de todos los fondos del sistema bancario mundial.
[12] Los paraísos fiscales son refugios de delincuentes. En: http://www.abc.com.py/nota/los-paraisos-fiscales-son-refugios-de-delincuentes-1918
[13]Emir Sader. “Paraísos fiscales”: Prostíbulos de la globalización. En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=1329
[14]Ídem
[15] Mitt Romney se ha resistido a exponer los datos de su declaración de la renta, explicando que las autoridades se quedan con alrededor de un 15% de sus ganancias anuales, lo cual resulta bien discreto si consideramos que la fortuna de Romney oscila entre 150 y 200 millones de euros. Véase en: Mitt Romney por fin lo dijo… paga pocos impuestos. Tomado de: http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/01/17/mitt-romney-por-fin-lo-dijo-paga-pocos-impuestos
[17] Ricardo Soberón. Las tendencias del narcotráfico en América Latina. En: http://www.tni.org
[18]Daniel Estulin. Los secretos del Club de Bilderbeg. http://www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf, p. 77.
[19]Ídem
[20]Ídem
[21]Resumen – Lavado de Dinero. En: http://www.irs.gov/espanol/article/0,,id=238185,00.html
[22]Daniel Estulin. Los secretos del Club de Bilderbeg. En: http://www.apitox.es/docs/Los_Secretos_Del_Club_Bilderberg.pdf, p. 77.
[23] Drogas, joyas y efectivo: La labor del FMI contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. En: http://blog-dialogoafondo.org/?p=1029
[24] Jorge Casals Llano. La crítica al “capitalismo salvaje”. En: Semanario Manos, Junio 1999.
[25] Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina. Montevideo, El Chanchito, 1987, p. 438.

Entrevista a Junior Garcia Aguilera