WASHINGTON.—
En diciembre y durante algunas horas, los
parlamentarios estadounidenses debatieron
públicamente acerca de la ley que rige el programa
de vigilancia de Internet, PRISM, cuya revelación
por Edward Snowden la semana pasada, desató un
escándalo planetario.
Los
principios de ese programa eran de conocimiento
público desde hace años. Snowden, exsubcontratista
de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), no ha
hecho en realidad más que revelar a The Washington
Post y a The Guardian el modo operativo del
programa, dejando al descubierto la facilidad con
que la NSA accede a las comunicaciones que transitan
por nueve sitios de Internet, entre ellos Google,
Facebook y aquellos que pertenecen a Microsoft.
"No
solo el Congreso está al tanto, sino que la justicia
debe autorizar" los controles, dijo el viernes el
presidente Barack Obama.
Los
sitios de Internet desmintieron al unísono haber
concedido "acceso directo" y total a los espías
estadounidenses, pero indicaron que obedecían a los
pedidos de cooperación avalados por la justicia.
La
base legal se encuentra en el artículo 702 de la ley
llamada "FISA Amendment Act", del 2008, cuya
validez el Senado extendió hasta el 2017 por una muy
amplia mayoría de votos (73 a 23) el 28 de
diciembre.
Esta
norma había sido votada para reemplazar y dar marco
legal al programa de escuchas secretas y sin mandato
de justicia creado bajo la presidencia de George W.
Bush tras los atentados del 11 de septiembre del
2001. Reveladas por The New York Times en el 2005,
las escuchas fueron luego colocadas bajo control del
Congreso y del poder judicial.(AFP)