Hillary
Clinton, puntera en las encuestas preliminares con miras a la elección
presidencial de 2016. (AP)La idea
de una candidatura presidencial de Hillary Clinton en las elecciones del 2016
sube de temperatura. Ciertamente nunca ha estado en duda la posibilidad de su
postulación, aunque ella no ha dado públicamente ninguna indicación en ese
sentido. Pero desde que perdiera la nominación demócrata en el 2008 ante el hoy
presidente Barack Obama y concluida voluntariamente su gestión como secretaria
de Estado, Clinton es la figura política número uno en la aún incipiente
carrera por suceder a Obama.
Varios factores contribuyen a la posición
puntera de Clinton entre los posibles aspirantes tanto del Partido Demócrata
como del Republicano. Uno es la fragmentación republicana, que tras dos
derrotas en elecciones presidenciales consecutivas no cuenta aún con una figura
descollante y, además, el partido parece desgarrado entre las facciones más
radicales como el Tea Party y los conservadores clásicos del establishment
republicano.Pero el principal factor es la propia Clinton y su posición de influencia y reconocimiento dentro del Partido Demócrata. Antes de 2008, esa confianza la tenía como la preferida de amplios grupos demócratas pero la aparición y auge de Obama, con su idea de cambio y renovación, finalmente se impuso. Pero el prestigio de Clinton se ha mantenido y su institucionalidad al servir en el gabinete de su rival acrecentaron sus calificaciones. Además, probablemente ninguna otra figura política, demócrata o republicana, tiene el arrastre y la aceptación de Clinton entre el electorado femenino y minorías clave como la hispana y afroamericana al tiempo que mantiene un amplio soporte entre el electorado anglo y otros estamentos tradicionales de poder.
Encuestas favorables
Hay datos y voces que ilustran esta situación. Quizá la más emblemática, por provenir de un ‘rival histórico’ es el reconocimiento de Newt Gingrich, quien como líder de la Cámara de Representantes en la década de 1990 luchó contra el plan de reforma de salud del presidente Bill Clinton que fue impulsado personalmente por su esposa Hillary. Gingrich reconoció que Hillary Clinton será muy difícil de vencer en 2016. Pero también hay datos fríos. Una encuesta reciente de Quinnipiac University indicó que Clinton vencería con facilidad en Florida a dos políticos republicanos que han sonado para 2016: el senador Marco Rubio y el exgobernador Jeff Bush, hijo y hermano de presidentes. Clinton le ganaría con 50% contra 43% a Bush y con 54% contra 41% a Rubio. Florida es un estado clave en las aspiraciones presidenciales de cualquier candidato. En esa misma encuesta, en contraste, el vicepresidente Joe Biden –otro posible aspirante demócrata– estaría detrás (en empate técnico) de Bush y Rubio. Otra encuesta anterior de la misma institución, pero de alcance nacional, coloca a Clinton arriba del senador Rand Paul (49%-41%) y de Jeff Bush (48%-40%).
En general, el nivel de aceptación de Clinton entre la ciudadanía en Estados Unidos es considerable, situándose en el rango del 60%. Y si bien es previsible que una vez que empiece el golpeteo político con miras a 2016 ese porcentaje disminuya, ya lo ha hecho algunos puntos según cifras de Gallup, Clinton sigue siendo una puntera en las preferencias. Una encuesta temprana en torno a la primaria demócrata en New Hampshire, un estado que generalmente es usado como referencia en los arranques de estos procesos, coloca a Clinton con el 61% de las preferencias demócratas, con Biden en un lejanísimo 7%. Los gobernadores de Nueva York Andrew Coumo y de Maryland Martin O’Malley recogen apenas 5% cada uno, según la mencionada encuesta, realizada por la Universidad de New Hampshire.
Dinero y grupos de apoyo
Figuras políticas y grupos de peso en el Partido Demócrata han comenzado a manifestarse en favor de Clinton. Claire McCaskill, senadora de Missouri y seguidora de Obama en 2008, ha manifestado ya su apoyo a Clinton para buscar la candidatura de 2016. Es la primera congresista en hacerlo, Esto, junto a la creciente actividad de un nuevo comité de acción política (grupos llamados PAC) en la recaudación de fondos en apoyo a Clinton, son indicadores claros de que las aguas comienzan a moverse. El PAC llamado Ready for Hillary, impulsado por McCaskill, pide ya abiertamente dinero en apoyo de Clinton, con apoyo de importantes figuras en el mundo de la recaudación de California y Texas.
En internet también hay novedades. La nueva cuenta de Twitter de Clinton, con tan solo cuatro mensajes desde su lanzamiento, tiene ya 534,000 seguidores. En Facebook un perfil de Clinton tiene también más de medio millón de ‘likes’ y el grupo Team Hillary Clinton en esa red social difunde constantemente mensajes relacionados a ella. Esa actividad tenderá a incrementarse.
Para muchos, Clinton parece en cierta manera la opción imparable rumbo a 2016. Con todo, tal situación tiene un lado negativo, que es la incapacidad aparente del Partido Demócrata de generar figuras internas nuevas y diferentes que sean capaces de alcanzar soporte y arrastre nacional. Obama habría sido la excepción antes de 2008 pero el hecho es que durante su presidencia no se ha dado esa renovación a la escala de los aspirantes a la Casa Blanca. Por ello, los demócratas tienen la misma figura líder que en 2007 y 2008: Clinton. Con todo, considerando que los republicanos están tanto o más fragmentados hoy que antes y que carecen también hasta el momento de un personaje con el tamaño y el carisma que pueda hacer sombra, Clinton se mantiene como la aspirante con mayores posibilidades de éxito.
Los tiempos son
aún jóvenes y mucho puede suceder. De allí la discreción de Clinton, que no se
ha subido personalmente al barco de la campaña política, si bien ha comenzado
ya a calentar motores y a prepararse para una contienda que será difícil y en
la que aún queda mucha fricción por resistir.