Un nuevo informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA)
reconoció el aumento en las amenazas que enfrentan los migrantes en
México, y proporcionó nuevos datos sobre la impunidad de la que gozan
las organizaciones criminales cuando se trata de juicios que involucran a
migrantes.
El informe, publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, fue compilado a petición del gobierno mexicano. Si bien el tema no se limita al crimen organizado, en el México de hoy es imposible examinar las amenazas a los migrantes sin tener en cuenta el papel de grupos como los Zetas.
La inmigración indocumentada a lo largo de México ha dependido durante mucho tiempo de los "coyotes" o "polleros", los guías ilegales que prometen a sus clientes un viaje a través del territorio mexicano y a través de la frontera con Estados Unidos. Necesariamente, estos coyotes siempre han operado fuera de la ley, pero en los últimos años la incursión de grupos criminales más grandes en el comercio coyote ha revolucionado la industria.
El creciente papel que juegan los grupos criminales organizados en el tráfico de personas -en lugar de coyotes más independientes- ha aumentado la escala de estas operaciones, lo que ha provocado crímenes más impactantes. Un ejemplo de esto, citado en el informe de la OEA, fue el descubrimiento en dos trailers de más de quinientos inmigrantes de todas partes del mundo en condiciones infrahumanas, en el estado fronterizo de Chiapas, hace unos tres años. Los informes periódicos de masivos asesinatos de migrantes en el estado de Tamaulipas -la mayoría de los cuales han sido atribuidos a los Zetas- ofrece una prueba más de este cambio.
Por ejemplo, los autores del informe analizaron la impunidad con la que operan los traficantes. Señalaron que "el negocio" de la migración es atractivo para las organizaciones criminales pues ofrece altos beneficios a cambio de un "bajo nivel riesgo" de repercusiones.
Las cifras obtenidas por la OEA arrojan más luz sobre el alcance de la impunidad que involucra este tipo de delitos. Entre 2008 y 2011, los tribunales mexicanos emitieron fallos en sólo cuatro casos de homicidio que involucraban a migrantes. Sólo hubo un fallo por un caso de extorsión y sólo cinco casos por tráfico de personas.
El mayor papel de los grupos criminales en el tráfico de personas ha aumentado debido a la impunidad. Los grupos del crimen organizado de México tienen conexiones de larga data con la policía y en los distintos niveles de gobierno, bolsillos más profundos en los cuales pueden escarbar para sobornar a funcionarios, y una mayor capacidad para intimidar a los agentes del gobierno. Como resultado, hay menos apoyo gubernamental para los migrantes que son victimizados y menos impedimentos para aquellos que asedian a los migrantes. De esta manera, el ciclo de la impunidad se perpetúa.
Los grupos criminales mexicanos se trasladaron al tráfico de personas en parte para diversificar las actividades que les proporcionaban ingresos -el mismo ímpetu que los llevó al secuestro, la extorsión y a cometer otros delitos. El informe de la OEA reconoció esta diversificación. Incluso llamó a la migración "una de las principales fuentes de ingresos para el crimen organizado en México".
El aumento en el enorme mercado para el tráfico de personas en México es una muestra de los problemas más amplios que alimentan el crimen organizado: debilidad institucional, millones de jóvenes marginados, y sistemas económicos no registrados. Esto sugiere que la mejor manera de proteger a los migrantes es también atacando los factores más amplios que alimentan la inseguridad. Esto es, desafortunadamente, una enorme tarea, sin pasos obvios que podrían producir mejoras inmediatas.
El informe, publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, fue compilado a petición del gobierno mexicano. Si bien el tema no se limita al crimen organizado, en el México de hoy es imposible examinar las amenazas a los migrantes sin tener en cuenta el papel de grupos como los Zetas.
La inmigración indocumentada a lo largo de México ha dependido durante mucho tiempo de los "coyotes" o "polleros", los guías ilegales que prometen a sus clientes un viaje a través del territorio mexicano y a través de la frontera con Estados Unidos. Necesariamente, estos coyotes siempre han operado fuera de la ley, pero en los últimos años la incursión de grupos criminales más grandes en el comercio coyote ha revolucionado la industria.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de México
Muchas de las amenazas que enfrentan los migrantes hoy en día son las
mismas que siempre han enfrentado, siendo el robo y la violación dos de
las principales. Sin embargo, hay otras amenazas que reflejan la
dinámica criminal más reciente de México. El informe analiza, por
ejemplo, el secuestro de inmigrantes adolescentes quienes son obligados a
servir como soldados rasos en los grupos criminales.El creciente papel que juegan los grupos criminales organizados en el tráfico de personas -en lugar de coyotes más independientes- ha aumentado la escala de estas operaciones, lo que ha provocado crímenes más impactantes. Un ejemplo de esto, citado en el informe de la OEA, fue el descubrimiento en dos trailers de más de quinientos inmigrantes de todas partes del mundo en condiciones infrahumanas, en el estado fronterizo de Chiapas, hace unos tres años. Los informes periódicos de masivos asesinatos de migrantes en el estado de Tamaulipas -la mayoría de los cuales han sido atribuidos a los Zetas- ofrece una prueba más de este cambio.
Análisis de InSight Crime
Una palabra que surge repetidamente a lo largo del informe de la OEA es "vulnerabilidad". Al considerar todas las formas en las que el crimen organizado se ha involucrado más en permitir los flujos migratorios, el resultado final ha sido hacer más vulnerables a los migrantes.Por ejemplo, los autores del informe analizaron la impunidad con la que operan los traficantes. Señalaron que "el negocio" de la migración es atractivo para las organizaciones criminales pues ofrece altos beneficios a cambio de un "bajo nivel riesgo" de repercusiones.
Las cifras obtenidas por la OEA arrojan más luz sobre el alcance de la impunidad que involucra este tipo de delitos. Entre 2008 y 2011, los tribunales mexicanos emitieron fallos en sólo cuatro casos de homicidio que involucraban a migrantes. Sólo hubo un fallo por un caso de extorsión y sólo cinco casos por tráfico de personas.
El mayor papel de los grupos criminales en el tráfico de personas ha aumentado debido a la impunidad. Los grupos del crimen organizado de México tienen conexiones de larga data con la policía y en los distintos niveles de gobierno, bolsillos más profundos en los cuales pueden escarbar para sobornar a funcionarios, y una mayor capacidad para intimidar a los agentes del gobierno. Como resultado, hay menos apoyo gubernamental para los migrantes que son victimizados y menos impedimentos para aquellos que asedian a los migrantes. De esta manera, el ciclo de la impunidad se perpetúa.
Los grupos criminales mexicanos se trasladaron al tráfico de personas en parte para diversificar las actividades que les proporcionaban ingresos -el mismo ímpetu que los llevó al secuestro, la extorsión y a cometer otros delitos. El informe de la OEA reconoció esta diversificación. Incluso llamó a la migración "una de las principales fuentes de ingresos para el crimen organizado en México".
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre tráfico humano
Aunque eso podría exagerar un poco el caso -el tráfico de drogas
sigue siendo mucho más lucrativo según la mayoría de los cálculos- no
hay duda de que los beneficios son sustanciales, y son suficientes para
apoyar una clase de grupos criminales sofisticados y peligrosos. Grupos
como los Zetas y el Cartel del Golfo (que aparecen con mayor frecuencia
en el informe de la OEA que cualquier otro grupo de tráfico) también han
aprendido a aprovechar los cambios en las políticas gubernamentales en
ambos lados de la frontera. El informe señaló que estos dos grupos
criminales están "teniendo un gran impacto sobre los migrantes
deportados desde Estados Unidos", amenazándolos con "el secuestro, la
extorsión y otros delitos".El aumento en el enorme mercado para el tráfico de personas en México es una muestra de los problemas más amplios que alimentan el crimen organizado: debilidad institucional, millones de jóvenes marginados, y sistemas económicos no registrados. Esto sugiere que la mejor manera de proteger a los migrantes es también atacando los factores más amplios que alimentan la inseguridad. Esto es, desafortunadamente, una enorme tarea, sin pasos obvios que podrían producir mejoras inmediatas.
Por Philip Wallach
El 6 de noviembre de 2012, los electores en los estados de Washington y Colorado tomaron la trascendental y casi totalmente innovadora decisión de legalizar y regular el cannabis para uso recreacional. Aunque en muchos países se ha intentado aplicar formas de descriminalización o de uso médico legalizado del cannabis, ninguno se había aventurado a legalizar la producción, distribución y consumo recreacional de la droga, menos aún a erigir un sistema regulatorio integral y dirigido por el estado para supervisar el mercado. Pese a la falta de experiencia, y no obstante el claro conflicto con la ley federal sobre drogas, sólidas mayorías de votantes en Washington y Colorado decidieron que sus estados serían los pioneros de la experimentación. (En 2013, Uruguay les seguiría los pasos). La apertura de puntos de venta de cannabis legal se hizo realidad en Colorado desde enero de este año, y en Washington desde el 8 de julio pasado.
Mientras que Colorado viene capturando titulares por su rápido (y, en muchos aspectos, impresionante) despliegue de la legalización2, se puede afirmar que Washington está emprendiendo la reforma más radical y amplia. Esta reforma busca, en efecto, cambiar no solamente la manera en que el estado regula el cannabis, sino también desarrollar herramientas mediante las cuales se evalúen las reformas, y mostrar que dichas herramientas pueden ser relevantes en medio del tumultuoso debate político partidario. Washington ha lanzado dos iniciativas. Una de ellas se refiere a políticas sobre drogas; la otra trata del conocimiento. En el mundo de las políticas sobre drogas y, de hecho, en el mundo de la administración pública de modo más general, este enfoque es sumamente novedoso.
Esta segunda reforma, aunque menos pregonada que la legalización que domina los titulares, resulta de muchas maneras tan audaz como la primera. El gobierno del estado de Washington está tomando muy en serio su papel como laboratorio de la democracia, incrementando sus herramientas y dedicando recursos para dar seguimiento a su experimento de una manera inusualmente meticulosa. Varias características innovadoras resultan particularmente dignas de mención:
Este documento describe los experimentos paralelos que tienen lugar en Washington: el experimento sobre el cannabis y el referido al conocimiento. El documento sopesará el potencial y los obstáculos del experimento estatal referido al conocimiento. Y ofrecerá algunas reflexiones sobre cómo aprovechar al máximo las innovaciones planteadas en Washington—tanto por quienes están más interesados en las políticas sobre drogas, como por aquellos que buscan mejorar la manera de realizar reformas de políticas de cualquier tipo.
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